Lo dulce siempre será tendencia, y si es instagrameable, más todavía / Desde un plato bomba con mucho chocolate, hasta una apertura de helados que la rompe / Coordenadas de take away o restaurantes súper elegantes, todos dejan lugar para las delicias azucaradas / Top 5 de platos imperdibles para dulceros
Los pasteles de nata más populares de Portugal tienen dos rincones porteños imperdibles para todo dulcero
Dulce e instagrameable: cinco delicias a puro azúcar que la rompen
Si es dulce y bello, es dos veces dulce (y rico). Esa es la máxima que parecen seguir algunos de los protagonistas detrás de las delicias porteñas que mejor posan frente a una cámara, ya sea desde los más informales take-aways hasta elegantes mesas de restaurante.
1. JUAN PEDRO CABALLERO: LAS MIL CARAS DEL CHURRO (LA ESTRELLA, EL DE LEMON PIE) / THAMES 1719
El año pasado vio el florecimiento de nuevos enfoques sobre la cocina tradicional argentina de la mano de propuestas que buscaron envolver las raíces con aire fresco. Desde la milanesa de tapa de asado de Mengano hasta el vermut premium de La Fuerza, los clásicos hallaron renovado combustible para su rodaje. En esa misma ruta se inscribe Juan Pedro Caballero, que nació buscando darle a otro producto muy arraigado en la cultura argentina, el churro, una vuelta de tuerca.
Sus creadores, Pedro Peña y Germán Sitz – el mismo dúo detrás de pesos pesados como La Carnicería, Chori y Niño Gordo – quisieron utilizar esa dulzura frita como base para la recreación de postres clásicos. De esta manera, en la carta de Juan Pedro Caballero hay churros al estilo cannoli con ricotta y pistacho, con maní y chocolate, y con banana y dulce de leche. Sin embargo, de acuerdo a Sitz y Peña, el éxito del local es el de lemon pie, que balancea el azúcar de la masa con curd de limón, coronado con merengue italiano flambeado y cascaritas de naranja.
2. CASA CAVIA: CHOCOLATE, CHOCOLATE Y MÁS CHOCOLATE (¿QUÉ PUEDE SALIR MAL?) / CAVIA 2985
¿Chocolate con más chocolate? ¿Acaso es un sueño? No, para nada: gracias a la voluntad de la chef Julieta Caruso de ponerle un toque de juego y chispa a la carta de Casa Cavia, tal combinación es una dulce realidad. En sus platos, la experta forjada en el Mugaritz francés se inspira en clásicos del rock y la música popular argentina. Tomando la canción ¨Plegaria para un niño dormido¨, de Luis Alberto Spinetta como pasaje a la imaginación, forjó un postre que refiere directamente a la infancia retro.
Se basa en tabletas de chocolate Valrhona templado y moldeado en la cocina del restaurante, a las que se les suma un piso de bretona de chocolate para darle solidez y textura. Colocadas sobre el plato, forman una prolija construcción donde la elaboración resulta en superficies tersas y lustrosas.El toque final llega con helado de crema casero y más chocolate, esta vez amargo, como baño final en la mesa. Alegría pura.
3. DONUT THERAPY: MUCHO CHOCOLATE, VAINILLA Y CANELA EN UNA RECETA TRAÍDA DESDE VENEZUELA (EL PARAÍSO DE HOMERO SIMPSON) / THAMES 1999
Cansado del trajín de las cocinas, Gustavo Castillo quiso manejar sus propios tiempos, recordó las donas de estilo norteamericano que comía en su Venezuela natal y quiso replicarlas en Buenos Aires. Los experimentos caseros dieron tan buen resultado que pronto sus confecciones comenzaron a venderse en la puerta de un local de tatuajes palermitano y a aparecer en pop-ups. Ahora, tienen local propio.
Allí, apoyadas en masa madre con 12 horas de reposo en frío, las donas se hacen en el día y salen en versiones que van variando de acuerdo a los materiales con los que Gustavo se choca. Si la semana le depara buenos arándanos o si el ananá vino particularmente dulce, terminarán sumándose al producto final. Jarabe de maple, mantequilla de maní y chispitas importadas: todo sirve para apuntar a la doble meta de calidad y frescura.
Donut Therapy construye así un arco de sabores donde los tradicionales como el chocolate, la vainilla y la canela siempre están -imperdible la dona al estilo Reese’s Cup, con mantequilla de maní y chocolate- pero hay espacio para la aventura: no por nada su público adora las donas de cheesecake de maracuyá.
4. NATARIA PORTUGUESA: UNA TRADICIÓN DEL VIEJO MUNDO A PURA NATA LLEGA A BUENOS AIRES / VICENTE LÓPEZ 1628 Y CARLOS PELLEGRINI 867
El pastel de nata -también llamado pastel de Belém-, es para los portugueses lo que el alfajor es para un argentino: una dulzura omnipresente en todo rincón del país. Populares también en Brasil, ahora buscan enamorar a los porteños a través de los dos locales de Nataria Portuguesa, emprendimiento comandado por Luis Infante da Cámara, quien llegó a nuestro país desde Portugal hace poco más de dos décadas.
Su receta está hecha de retazos aprendidos de distintos pasteleros portugueses que le transmitieron su oficio y, luego de sortear las diferencias de origen entre las harinas y las mantecas, logró ensamblar el perfecto juego entre lo crujiente y lo cremoso.
En el producto final, un corazón de crema de leche batida con huevos, limón y canela, es abrazado por un contenedor de hojaldre coronado por los colores acaramelados del gratín, redondeando un auténtico paraíso para todo goloso.
5. HELADOS ITALIA: UNA NOVEDAD HELADERA QUE VENDE PALITOS DE MASA CROCANTE RELLENOS DE HELADOS MUY BOMBA / EL SALVADOR 4795
La noticia de la llegada de Helados Italia a Palermo entusiasmó a muchos entusiastas porteños: el local original de Mar del Plata lleva más de 45 años deleitando a locales y turistas no sólo con especialidades como el súper sambayón y la ciocolatta della nonna -chocolate amargo con frutas silvestres, mandarina y almendras bañadas- sino también con el que sin dudas es el sello de la casa: el cannoli helado en explosivísimas versiones.
Era inevitable que el símbolo siciliano de la pastelería italiana influyera en José y Francisca Tramontana, fundadores de Helados Italia: ambos son originarios de Calabria, separada de la tierra del nacimiento del cannoli sólo por el angosto estrecho de Messina.
Decidido a lanzar una serie de helados de palito por sugerencia de su hija, José no se conformó con los modelos típicos: rellenó una masa crocante con helados de diferentes sabores -hay de sambayón, de chocolate y de dulce de leche- y lanzó a rodar su imaginación al momento de darles el revestimiento final. El Rocco, por ejemplo, viene cubierto con trocitos de marroc, el Dolce con burbujas de dulce de leche, y también hay versiones que agregan nueces o almendras al baño de chocolate.
Fotos: gentileza restaurantes mencionados