DOLORES CÁCERES: LA ARTISTA CORDOBESA QUE PATEA AL TABLERO (Y QUE NO DEJA INDIFERENTE A NADIE). / POR GONZALO BECCAR VARELA. FOTOS: GONZALO VIRAMONTE, TRIANA DELGADO (GENTILEZA DOLORES CÁCERES).
Viajé a Córdoba invitado por la artista Dolores Cáceres a la inauguración de su muestra #SinLimite567, en el Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Caraffa: el MEC. Viajé toda la noche, llegué a las seis am. dormí un rato y salí a conocer la capital de Córdoba. Visité el Museo Palacio Ferrerya que no conocía y me sorprendió no encontrar obras de arte contemporáneo, salvo las de la colección de Patricia Rizzo, prestada temporalmente en el marco del “ Programa Colecciones” que se realiza en las salas del subsuelo del museo modificando su contenido según a qué coleccionista se invite. En ese subsuelo me encontré con un grupo de estudiantes de colegio secundario haciendo preguntas a un estudiante de Bellas Artes. Miraban una obra que no les gustaba, se trataba de una soga de barco colgada del techo cubierta con algún mineral. El estudiante de Bellas Artes dijo: esto no es arte.
«Dolores es abogada, licenciada en literatura y en artes visuales. Del centro de esas tres puntas surge su obra, siempre conceptual, utilizando la palabra y especialmente denotando y detonando una situación, un conflicto, un desequilibrio y un equilibrio. Vive en Villa Allende en las afueras de Córdoba capital en una casa que nada tiene que envidiarle a la de Frida Kahlo y Diego Rivera.»
Me encontré con Dolores un rato antes de la inauguración en el café del Museo Emilio Caraffa, nos entregó el catálogo de la muestra:
Página 1, A mis hijos…
Página 2, Un texto corto explicando el significando del # hash-tag.
Siguientes paginas (Doce hojas) en blanco.
Tres páginas con las dimensiones de las tres salas que ocupaba la muestra, las salas 5,6 y 7 .
Ultimas páginas, autoridades del museo agradecimientos.
No entendí, creí que cuando llegara a la muestra me encontraría con una consigna participativa que completaría esas páginas en blanco.
Para entrar a la muestra caminamos sobre un plano largo, una alfombra de vinilo blanco inmaculado. Atravesamos el espacio que unía la rampa por la que caminábamos con la parte “nueva” del museo. Estaba pintado de negro, y todavía se sentía la pintura fresca. El color dejaba de existir, todo se tornaba monocromo.
«Entré en la sala mas grande y sentí mucha emoción. Dolores Cáceres una vez más pateaba el tablero. Dolores rompió el limite. Lo había corrido al espacio infinito. Había borrado TODO. Algunos comentaban, «se robaron las obras…», otros estaban un tanto enojados e incómodos y se iban. La obra de Dolores no era misteriosa, era letal, directa…»
No sabía con que me iba a encontrar, el catálogo había generado mucha incertidumbre.
Llegamos: las salas estaban vacías, en silencio, recién pintadas de blanco y bien iluminadas. Cada sala tenia en la entrada un foamboard apoyado en la pared con el plano/planta y vista arquitectónica de la sala y sus dimensiones. Las salas estaban ocupadas cada una por cuatro bancos blancos, y nada más, nada colgado, ninguna instalación, ninguna obra, ninguna pintura, ni una línea, ni un punto. Nada de Nada.
Entré en la sala mas grande y sentí mucha emoción. Dolores Cáceres una vez más pateaba el tablero. Dolores rompió el limite. Lo había corrido al espacio infinito. Había borrado TODO. Algunos comentaban, «se robaron las obras…», otros estaban un tanto enojados e incómodos y se iban. La obra de Dolores no era misteriosa, era letal, directa y con un mensaje y un sentido político muy concreto: el de replantear la situación del arte, los artistas y las instituciones en Córdoba.
Por las líneas que dibujan un #hashtag o “el numeral” como solíamos decirle, se extiende un significado, una etiqueta, lo que posiblemente esté encerrado en ese cuadrado blanco delimitado por esas cuatro líneas paralelas y perpendiculares y en este caso el #hash-tag etiquetaba la falta de limites de ese espacio vacío, se etiquetaba a si mismo: el sin-limite de un espacio en blanco, y no un espacio cualquiera, las tres salas mas importantes del museo.
«Para entrar a la muestra caminamos sobre un plano largo, una alfombra de vinilo blanco inmaculado. Atravesamos el espacio que unía la rampa por la que caminábamos con la parte “nueva” del museo. Estaba pintado de negro, y todavía se sentía la pintura fresca. El color dejaba de existir, todo se tornaba monocromo.»
Dolores nombró su muestra: #Sinlimite567 con la intención de que el diálogo que pudiera entablar el hecho de dejar tres salas en un intervalo vacuo e indómito trascienda el museo de manera virtual y presione desde fuera esas mismas líneas, tensando esa misma situación. A su vez, la artista organizó una agenda de conversaciones con colegas, críticos y curadores de arte. Lo que suceda durante los días de en que dura la exhibición completará la obra y las doce hojas en blanco del catálogo, estableciendo posiblemente nuevos rumbos o al menos preguntas a la institución “arte” en Córdoba.
Parte de el texto en el catálogo dice:
La denominación de la muestra está antepuesta por el signo numeral para señalar la plataforma digital como comunicación virtual. El hashtag (del inglés hash almohadilla o numeral y tag etiqueta) es un track de Twitter. Se utiliza para crear keywords y topics. La muestra tiene la posibilidad de circular por las redes utilizando esta multiplataforma (Twitter, Instagram, Pinterest, Facebook, etc. Es por tanto que una etiqueta “metadatos” que hace que el sistema y el usuario lo identifiquen en forma rápida. Se omiten los acentos.
Volví con varias sensaciones y con mucho que pensar. El estar en esas salas vacías me hizo reflexionar acerca de la salida. ¿Hay salida de algo sin limite? Muchas veces creemos que dejar de estar en un lugar, de determinado modo o con determinada problemática tiene que ver con irse. Pensé que la salida, a la problemática planteada por Dolores se encontraba dentro de la misma sala, en todas sus posibilidades y abordajes, en todas las exhibiciones pasadas y sobre todo en las próximas.
«Pienso que en el caso de las instituciones e incluso en la institución “ser”, si se puede decir que es una institución, a veces es necesario replantearlo todo, borrar, vaciar, dejar espacio, ganar distancia, volver las cosas al principio, renacer muchas y cuantas veces sea posible.»
Pienso que en el caso de las instituciones e incluso en la institución “ser”, si se puede decir que es una institución, a veces es necesario replantearlo todo, borrar, vaciar, dejar espacio, ganar distancia, volver las cosas al principio, renacer muchas y cuantas veces sea posible. La salida muchas veces se encuentra sin salir, la salida muchas veces existe solo en clave de transformación.
Hace un tiempo participé en un seminario dónde se discutía “el arte después del arte”, el arte y la virtualidad y una de las hipótesis mas interesantes era la siguiente: Si la política tomó como referencia y herramienta el poder del misterio, “lo desconocido” como mecanismo para la construcción de su propio discurso, entonces el arte quién se ocupaba de dicha referencia debe por oposición ser político, con mensajes claros y exhibiciones que generen preguntas que repercutan directamente en la realidad común y en la realidad de las instituciones.
Dolores es abogada y cursó estudios de literaturas y artes visuales. Del centro de esas tres puntas surge su obra, siempre conceptual, utilizando la palabra y especialmente denotando y detonando una situación, un conflicto, un desequilibrio y un equilibrio. Vive en Villa Allende en las afueras de Córdoba capital en una casa que nada tiene que envidiarle a la de Frida Kahlo y Diego Rivera y planea un futuro similar al de Georgia O’keeffe, en el centro de sí, en la inmensidad de la conciencia.
Pueden conocer mas sobre Dolores Cáceres y sus obras en: http://www.doloresdeargentina.com/
Museo Emilio Caraffa: http://www.museocaraffa.org.ar/
TODAS LAS FOTOS SON GENTILEZA DE DOLORES CÁCERES
