De Philippe Starck a Isay Weinfeld: recorrido por la increíble historia arquitectónica de lujo detrás de cada hotel Fasano en Brasil y Uruguay

Ninguna cadena de hoteles del mundo (y tan cercana a la Argentina) ha logrado tener tal nivel de prestigio en su arquitectura. Desde Punta del Este hasta Salvador, cada exponente de Fasano tiene su propia identidad y encanto/¿Qué arquitectos célebres hay detrás de cada obra? ¿Por qué apostaron por un line up de diseño a ese nivel?

Fasano Angra Dos Reis, minimalismo y modernidad brasileña. 

De Philippe Starck a Isay Weinfeld: recorrido por la increíble historia arquitectónica de lujo detrás de cada hotel Fasano en Brasil y Uruguay. Por Vicky Guazzone di Passalacqua para MALEVA.

En 1902, un italiano oriundo de Milán arribó a Brasil y decidió poner una brasserie en San Pablo. Lo hizo en el centro histórico Antônio Padro, una zona muy elegante de la ciudad. Ese buen tino lo tuvo Vittorio Fasano, quien dio el puntapié inicial para la posterior creación de Grupo Fasano, una de las cadenas hoteleras más lujosas y exitosas del mundo.

La historia continuó con su hijo menor, Ruggero, quien fue enviado a Italia a estudiar, y al regreso, en 1937, decidió relanzar el negocio familiar en otra calle muy transitada, Vieira de Carvalho. A esa locación le siguieron varias, y Fasano pronto se convirtió en uno de los nombres más buscados por la alta sociedad brasileña. Por sus locales pasaron referentes internacionales como Nat King Cole, Marlene Dietrich, el príncipe de Gales, Ginger Rogers y Dwight Eisenhower.

«Fasano Río de Janeiro marcó el primer edificio construido en la ciudad por el francés Philippe Starck. Ubicado en primera línea frente al mar, una de sus postales más famosas es la pileta infinita que mira a la siempre idílica Ipanema, con vista directa a Arpoador, el Corcovado y el morro Dois Irmãos. ¿Y qué se pensó para este proyecto? Rendir homenaje al diseño brasileño de los años 50 y 60, la era gloriosa de la bossa nova…»

Los años siguieron pasando, pero la familia nunca se durmió en los laureles. Con cada nueva generación que asumió el mando llegaron cambios e innovaciones. El hijo de Ruggero, Fabrizio, invitó a su propio hijo, Gero, a abrir un nuevo restaurante dentro del shopping Eldorado. Fue una apuesta distinta que pagó bien. Le siguió un local más chico y elegante en la calle Amauri, que a los tres años se mudó y puso un énfasis en su arquitectura que sentó precedente tanto para la compañía como para la ciudad y el panorama gastronómico.

En 2003 abrió el Hotel Fasano San Pablo, y este restaurante fue transferido a su interior. Fue el comienzo de un nuevo desafío, pero con el que en poco tiempo demostraron estar muy a gusto: en 2007 abrieron en Río de Janeiro; en 2010, en Punta del Este; en 2011, en las afueras de San Pablo; en 2017, en Angra dos Reis; en 2018, en Belo Horizonte y Salvador; y en 2021 en Trancoso. Y a pesar de ser una cadena, en cada uno se respira una propia personalidad y encanto, con una arquitectura digna de mención especial. Y para eso mismo está esta nota.

1) San Pablo Jardins: el sueño inicial (diseño de Isay Weinfeld, interiorismo de Marcio Kogan).

Aquí nació la semilla de la gran cadena hotelera. Para darle vida, se llamó al ingenio y maestría de Isay Weinfeld, cuyo estudio multidisciplinario ha creado algunos de los locales comerciales y hoteles más bellos de Brasil. Hizo equipo para el interiorismo con Márcio Kogan, y la premisa fue crear un espacio “con personalidad y excelencia”. “Este es un hotel con alma. Nuestra intención era generar el ambiente más elegante y acogedor de la ciudad”, apunta Gero Fasano, bisnieto de aquel mítico Vittorio, quien asegura que lo soñó por más de 10 años (el tiempo que se tomó en construirlo). “Salió de mi deseo, pero también es un desarrollo natural de nuestra historia, ya que un restaurante de calidad se complementa con un buen alojamiento”, agrega.

Fasano lo define como un lugar con el espíritu de los años 30. Aquí el diseño contemporáneo se une a la riqueza de detalles clásicos como muebles de época y una imponente fachada de ladrillo al estilo inglés. Por dentro se lucen suelos y chimeneas de travertino, cortinas de lino, alfombras persas tejidas a mano, jarrones de Murano y sillas de piel francesa. Esta idea del ladrillo ya estaba presente en la primera reunión que Gero tuvo con Weinfeld: “el día que tocó a mi puerta, traía un ladrillo bajo el brazo que había tomado de un viaje a Inglaterra. Era su inspiración”, compartió el arquitecto.

2) Punta del Este: acompañar la fuerza del paisaje (diseño de Isay Weinfeld y Carolina Proto).

Fue el primer desembarco en tierras extranjeras. Tal vez por eso sea uno de los más impactantes en lo que concierne a arquitectura. Su proyecto también fue pensado por Isay Weinfeld. Y en este caso tampoco defraudó: su idea interactúa sin esfuerzo con la magia del paisaje, tan dramático como deslumbrante entre piedras y verde, y así logró convertirse en uno de los resorts más celebrados del mundo. “Es uno de los lugares más hermosos que he visto. Un paisaje único, mezcla de la toscana y la campiña inglesa, y todo esto cerca del mar”, describe Gero Fasano.

Con vista al arroyo Maldonado, el hotel ocupa una reserva de 480 hectáreas en el corazón de La Barra. En la primera visita de reconocimiento del terreno, Weinfeld descubrió que el antiguo propietario había levantado, con las mismas piedras del lugar, su casa y un anexo, y entendió de inmediato que esas construcciones debían ser preservadas. El estudio propuso entonces un asentamiento disperso de las unidades que componen al complejo, concebidas como módulos aislados que están “posadas” naturalmente sobre el terreno, como las mismas piedras. Esta es una solución que buscó evitar construir grandes predios de volúmenes que interfirieran con el paisaje. En aquella antigua casa del propietario se ubicó la recepción del hotel y el restaurante Las Piedras, y en el anexo el restaurante Fasano. 20 cabañas, un spa, una pileta, un bar y un lounge para fiestas fueron construidos con el mismo concepto de simular las piedras distribuidas por la propiedad. En una siguiente etapa llegó Locanda Fasano. Carolina Proto diseñó 10 nuevos apartamentos y suites para seguir equipando la propuesta, que cada vez tiene más convocatoria.

3) Río de Janeiro: al son de la Bossa Nova y un homenaje al diseño de los 50 y 60 (es la primera obra carioca de Philippe Starck).

En esta locación, el talento convocado fue el del reconocido diseñador francés Philippe Starck. Y de hecho, Fasano Río de Janeiro marcó el primer edificio construido en la ciudad por este profesional. Ubicado en primera línea frente al mar, una de sus postales más famosas es la pileta infinita que mira a la siempre idílica Ipanema, con vista directa a Arpoador, el Corcovado y el morro Dois Irmãos. ¿Y qué se pensó para este proyecto? Rendir homenaje al diseño brasileño de los años 50 y 60, la era gloriosa de la bossa nova. Para transmitir este mensaje, Gero viajó a Londres y le llevó a Starck varios libros sobre arquitectura y muebles brasileños de la época. “Quería recobrar el espíritu de ese apogeo”, relata. Y cuenta que el diseñador lo escuchó con atención y, cuando terminó, simplemente sacó un vino de la heladera y le dijo “brillante, hagámoslo”.

Hoy esa intención descansa en la madera, el cristal y el mármol griego como los elementos principales, y se replica en muebles que fueron diseñados ad hoc por Starck para este proyecto bajo la línea de los 50 y 60 (y no fue lo único, hasta se diseñaron uniformes vintage). Otros elementos que lo distinguen fueron traídos de distintas partes del mundo: ónix amarillo de China, palo fierro del norte de Brasil y hasta ladrillo rojo del siglo XIX de Argentina. La experiencia es memorable desde el mismo inicio: un tronco de 6 toneladas de pekia certificado constituye la recepción.

4) Belo Horizonte: honrando la riqueza colonial (diseño del estudio Bernades).

En Belo Horizonte la alianza fue con el estudio Bernardes Arquitetura, con el que Grupo Fasano cuenta tener una gran afinidad. ¿Las guías rectoras? La discreción, que se traduce en un lujo sofisticado. Ubicado en la zona de Lourdes, nace de la mezcla de influencias de las ciudades históricas de Minas Gerais, y se despliega en una paleta de colores y texturas que va del terracota a las vasijas de barro, el cobre de las ollas, los telares, la madera y la pátina de los muebles coloniales. La intención fue combinar la riqueza artesanal con la vida urbana y contemporánea.

El edificio fue diseñado sobre uno ya existente. Conecta dos calles y forma una L, a la cual se anexó un solar para crear un imponente lobby de gran altura y profusión de luz natural. La bienvenida se da a través de un muro perforado en ladrillos de arcilla y levemente inclinado hacia el interior, invitando a los huéspedes a ingresar al universo del restaurante insignia del hotel, Gero. Por encima, láminas de aluminio revisten la torre en la que se elevan las habitaciones.

5) San Pablo Itaim: contraste de volúmenes y un «homenaje» a Milán (diseño de estudio aflalo/gasperini en colaboración con Márcio Kogan).

Gero Fasano describe esta locación como “un homenaje a nuestra herencia milanesa”. Realizado por el estudio aflalo/gasperini en colaboración con Márcio Kogan para los interiores, se erige en la Rua Pedroso Alvarenga y es el primer desarrollo mixto de la cadena hotelera. Es que aquí no solo tuvieron en cuenta la faceta de hospedaje, sino que también diseñaron oficinas y departamentos residenciales, así como locales comerciales en la planta baja y con acceso desde la calle.

Por esto, el proyecto cuenta con dos edificios. Uno residencial de 37 pisos con vista a los jardines y sobre la parte trasera del terreno. Y el Hotel Fasano propiamente dicho, con un volumen más chico y que contrasta con el superior, generando una composición que se integra con el entorno. El hotel ocupa una calle lateral y fue concebido siguiendo las líneas del estilo contemporáneo, donde hay lugar para pisos de pizarra, techos de listones de madera y paredes cubiertas con nogal, así como paneles de vidrio y chimeneas de mármol.

6) Trancoso: sobre la playa virgen (diseño de Isay Weinfeld).

En uno de los destinos más celebrados de Brasil, Grupo Fasano volvió a convocar a Isay Weinfeld para proyectar 40 bungalows en los que prima el lujo de lo simple. En la playa de Itapororoca y en un área de 300 hectáreas (de las cual 100 son preservadas), la selva exuberante de frutales y cocoteros y el ruido del mar acunan esta construcción que buscó respetar la esencia de la comunidad local. “Es el único hotel del lugar. Esto garantiza privacidad y contacto con la naturaleza, e Isay hizo un proyecto hermoso”, describe Gero.

¿Y cómo se logró esta idea de lujo simple? Apelando a materiales nobles y poniendo al entorno como máximo protagonista. Así, los bungalows de lujo están escondidos entre las palmeras (algo que también aporta intimidad, otro valor fundamental) y un muelle de arena otorga una vista privilegiada al mar de Bahía. Las habitaciones combinan tonos rústicos y muebles de madera elaborados localmente con confort de primer nivel, y en muchos casos suman terrazas y hamacas para seguir disfrutando el paisaje.

Como extensión del hotel también se construyó la Reserva Trancoso, donde Bernardes Arquitetura fue convocado para crear Villas Fasano y Villas Gálvez & Márton, unidades residenciales que tienen acceso al hotel y los servicios.

7) Salvador: una joya art déco (diseño de Isay Weinfeld).

En un edificio que es patrimonio histórico y data de los años 20, Fasano construyó lo que Gero denomina “un proyecto magnífico”. Nuevamente, la tarea cayó en manos de Isay Weinfeld, quien trajo a Salvador el glamour de la era dorada . Está ubicado en lo que supo ser la redacción del diario “A Tarde” por 45 años y hoy es herencia cultural de Bahía.
De clara impronta art déco, la propuesta respetó el legado y trabajó con él para lograr dotarlo de nueva vida y dinamismo en este siglo. Puertas, molduras, adornos en paredes y techos y mosaicos de mármol fueron recuperados e integrados. Se combinaron a su vez con agregados como la madera de Jacarandá-da-Bahia (hoy desgraciadamente en extinción), los linos y el encaje en la decoración y un azul Bahía de granito para la pileta que hace sentir que el mar se extiende en la distancia. La premisa de lograr un ambiente cálido y relajado fue lograda a la perfección.

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Las fotos son todas gentileza de Fasano.