Cortémosla con la queja: esa actitud derrotista

CC THRIOL
La fuerza de voluntad – que no todos practican – es el motor de todo

 
La fuerza de voluntad es el motor de todo. Para crecer, para autosuperarse, para poder. Voluntad para realizar, para esperar, para crear, para fortalecer, para ayudar, para estudiar, para construir. Para evitar conflictos. Voluntad para todo. ¿Será que podemos administrar el poder de nuestros deseos?
Estamos acostumbrados a la satisfacción inmediata, y cualquier esfuerzo a medio o largo plazo parece, como mínimo, inconveniente en nuestro contexto social. Es por eso que me sigue emocionando el compromiso profundo, porque exige irrevocablemente una voluntad férrea. Y esto demanda, sin duda, conocerse, para descubrir los propios límites y contornearlos sin forzar, amablemente con uno mismo y con los demás.

«En estos días percibí que a nuestro alrededor se afianza una actitud derrotista, que gana cada vez más lugar: la queja. Hace falta una gran fuerza de voluntad para interrumpir el círculo vicioso del reclamo y transformarlo en el virtuosismo de la acción. Porque ¿para qué reclamar si no estoy haciendo nada para cambiar las cosas?»

Obstáculos y dificultades son parte de la vida, y la vida es el arte de superarlos, dice uno de mis autores preferidos, el escritor DeRose.
Esta reflexión nace porque en estos días percibí que a nuestro alrededor se afianza una actitud derrotista, que gana cada vez más lugar: la queja. Hace falta una gran fuerza de voluntad para interrumpir el círculo vicioso del reclamo y transformarlo en el virtuosismo de la acción. Porque ¿para qué reclamar si no estoy haciendo nada para cambiar las cosas?
Entonces, comparto mi cuota de inspiración del día de hoy: menos queja, más acción. Voluntad para transformar y transformarnos, compromiso y autosuperación. Encendamos este motor y… ¡a cambiar el mundo!
Foto: CC-Thriol