Cariló: siete sencillos instantes épicos para vivir en el destino más top de la costa argentina

Cada vez más y mejores propuestas, pero sin perder su esencia tranquila y esa elegancia natural/Desde un ceviche con spritz sobre el mar hasta un «alto vacío» con papas fritas en la parrilla rutera más codiciada por los locales/Además: un sendero secreto entre vegetación alejado de la contaminación de motos y camionetas.

Ya es la tercera temporada del hotel boutique La Galería con un pool bar que invita al Aperol de tardecita.

Cariló: siete sencillos instantes épicos para vivir en el destino más top de la costa argentina. Por María Paz Moltedo para MALEVA.

Un lugar que “se pasa” de lindo. Demasiado lindo, haciendo el uso más literal posible de esa expresión. Una especie de cuento encantado – pero con casas de diseño premiadas y una atmósfera de exclusividad única en el mar argentino -, donde al entrar, te perdés entre árboles centenarios, calles de arena, obras vanguardistas como la Casa Invisible, cubierta de espejos que reflejan y multiplican el verde, y grandes y nuevas construcciones que mantienen la estética y la magia de un pueblo costero que sobre todo, es bello, además de ser por ley un Paisaje Protegido (Cariló es, por cierto, el bosque más antiguo de las playas del país). 

«Una especie de cuento encantado – pero con casas de diseño premiadas y una atmósfera de exclusividad única en el mar argentino -, donde al entrar, te perdés entre árboles centenarios, calles de arena, obras vanguardistas como la Casa Invisible, cubierta de espejos que reflejan y multiplican el verde…»

La ciudad crece temporada tras temporada, con cada vez más y mejores propuestas. Más allá del crecimiento mantiene la esencia tranquila y esa elegancia natural. “Cariló creció un montón en cuanto a obras, a apertura de loteos nuevos, y sigue avanzando hacia el sur. A nivel hotelería y gastronomía hay ofertas nuevas y muy piolas. Pero se mantiene la exclusividad, la tranquilidad; no hay despelote, boliches, no hay vida nocturna. Doce y media de la noche la gente termina de comer, de pasear, se van a dormir y es un placer, no vuela una mosca…”, le cuenta a MALEVA Joaquín Berro Madero, de una de las inmobiliarias más tradicionales y referentes de Cariló, Jorge Guerrero, Inmobiliaria & Construcciones.

En esta selección, seis momentos que podrían ser retratos de buenos momentos imperdibles para vivir en esta reserva natural de bosque, dunas y playa.  

1) Un ceviche con Spritz en Zur, el restaurante del Parador Divisadero/ Acacia y Playa.

«Tomar un Spritz en la barra, bautizada con el sello de calidad y creatividad de Tato Giovannoni, con un ceviche, un tiradito, o alguna de sus opciones de pesca que hacen honor a los sabores andinos, es siempre una buena forma de dedicarse a contemplar la playa y el mar…»

Un parador histórico, que sigue desde sus inicios el legado de los fundadores de Cariló: “crear, construir, cuidar y empatizar con el medio ambiente para poder disfrutarlo”, cuentan sus dueños. Año a año Divisadero se renueva en armonía con la belleza natural del lugar, confundiéndose con la arena. Un instante ideal es el que se inicia después del mediodía, cuando abre sus puertas Zur. Tomar un Spritz en la barra, bautizada con el sello de calidad y creatividad de Tato Giovannoni, con un ceviche, un tiradito, o alguna de sus opciones de pesca que hacen honor a los sabores andinos, es siempre una buena forma de dedicarse a contemplar la playa y el mar. Cuando cae la tarde, el bar de la terraza se vuelve el punto estratégico para ver la luna salir desde el mar, con dj de fondo, y gin en mano. 

2) Un bife de chorizo en el nuevo local de La Cabrera / Boyero 1840.

La mítica casa de carnes que ya está presente en distintas ciudades del mundo, desembarcó en el corredor gourmet en esta temporada. Para inaugurar su nuevo éxito, días atrás Gastón Riveira creó un menú de cinco pasos “a seis manos”, junto a sus grandes amigos Osvaldo Gross, y Madame Papin. Este punto de encuentro para juntarse con grupos grandes, en familia o con amigos, tiene al bife de chorizo como uno de sus hits, y también al ojo de bife, que tiene un marmolado y una conformación única: el corte comprende a la ceja y al lomo de bife. Maridarlos con algún vino de su cava especial, es una idea impecable para un domingo a la nochecita.

3) Un atardecer en el Pool Bar del Hotel La Galería: un hotel boutique que sorprende después de su remodelación/ Albatros y Jacarandá.

En 2020 Santiago y Gastón Ibarra adquirieron este hotel ubicado a 50 metros del mar y del bosque. Después de toda una pandemia y 18 meses en obra, que dieron como resultado una súper remodelación, en 2022 empezaron a recibir gente. Esta es su tercera temporada y es un lugar en el que los turistas se hospedan todo el año, y donde quienes van, vuelven. Desde sus piletas interiores y exteriores, hasta su pool bar que abre en verano para recibir a sus huéspedes con Aperol cuando cae el sol, todo está hecho con amor y diseño; más allá de la sofisticación de la arquitectura y el criterio bien boutique, La Galería es pet friendly: quien quiera puede llevar incluso a su perro a hospedarse. “Nosotros mismos cuando viajamos llevamos a nuestras mascotas, por eso es un placer poder recibirlos”, cuenta Santiago.

4) Un alto vacío en La Colorada, el secreto de los locales/ Ruta Interbalnearia – Acceso a Cariló.

«Con vistas a los campos madariaguenses y a la ruta, la parrilla abre todo el año, y la gente va siempre en busca de su vacío, y sus papas fritas “de verdad”: pelan papas, las cortan, las marcan y después las fríen en el momento para que salgan siempre crocantes…»

Las parrillas sobre la ruta tienen una mística diferente. Hay algo medio ritualesco para muchos, en llegar a comer tras un viaje, hacer parada obligatoria, o comer algo al paso y seguir de viaje. Pero este restaurante rutero ya es un punto de llegada, para muchos locales que salen de Cariló en busca de su asado, y para otros que se acercan desde lugares costeros como Gesell, Pinamar, Mar de Ajó, San Bernardo, y hasta Mar del Plata. Sus dueños tenían servicios de catering para hoteles, y un restaurante súper elegante, Renate Bistró, donde pusieron mucha dedicación y estrés. Después de unos años, se replantearon patear el tablero: pensaron en irse a vivir al medio del campo hasta que llegó La Colorada a sus vidas.

Antes era una casita azul donde un amigo de ellos alquilaba motos. Les ofreció el lugar y no lo dudaron: “quisimos abrir tranqui, en otro plan, relajados, sin manteles, sin las servilletitas, ni nada de eso. Con muy baja expectativa” cuenta su dueña. Con vistas a los campos madariaguenses y a la ruta, la parrilla abre todo el año, y la gente va siempre en busca de su vacío, y sus papas fritas “de verdad”: pelan papas, las cortan, las marcan y después las fríen en el momento para que salgan siempre crocantes.

5) El desayuno con pastelería francesa en Massé/ Boyero 1480.

“La esencia es el tiempo”, clama la vidriera de este bistró que es un viaje a Francia en todos los sentidos. Su pattiserie es la gran estrella, y desayunar es un plan que invita a realmente detenerse un rato, y disfrutar las texturas, los sabores y los aromas de la pastelería francesa: croissants clásicas, con almendra, o con un care de limón, pain au chocolat, pan suisse, macarons de todos los colores, huevos benedictinos. Sus variedades de panes, –desde el de yogur, hasta el de masa madre con nuez– son ideales para llevarlos y armar un súper brunch playero. De noche también está abierto, para probar platos como el salmón con alcaparras y eneldo, a cargo de la chef, Pamela Genaro.

6) Una pizza napoletana con vermú en Peppe Napoli / Paseo Las Alondras (Pizzería) – Paseo Las Victorias (Cantina Peppe Napoli Rosso).

“La primera pizzería napolitana de toda la Costa Atlántica. Yo fui el primero, eh.” Aclara uno de sus dueños, Mauricio Ibarra, orgulloso de haber sido pionero en honrar la vera pizza napoletana de Nápoles, en pleno centro de Cariló. “Es un producto con denominación de origen, la madre de todas las pizzas, nació en el año 1600”. Su pasión por Italia se ve reflejada en la autenticidad de la propuesta: la mayoría de sus productos (que venden en su Mercato para llevar) son traídos de allá: desde la salsa hecha a base de tomate Strianese, de la región de San Marzano, hasta el Prosciutto Italiano San Daniele, las cervezas, los alcauciles en aceite. Incluso su propia línea de vino, Peppe Napoli: todo está pensado para homenajear a la dolce vita.

De sus hornos a leña italianos marca Alfa, salen pizzas con muzzarella de pulpeta fresca Fior di Latte, en solo 90 segundos. “Usamos harina especial italiana doble cero, y nuestra masa tiene una maduración de entre 24 y 48 horas para que sea más liviana y de mejor calidad”. Todo esto acompañado con noches de música italiana en vivo.

7) Una caminata por el sendero secreto de calle Carpintero.

Acá va otro “secreto”, al finalizar la calle Carpintero al sur, a pocas cuadras de la Iglesia de Cariló, se inicia un sendero en pleno bosque, de media hora de extensión (ida) que atraviesa “vallecitos” divinos de coníferas, álamos, acacias, eucaliptos e incluso especies vegetales traídas desde Nueva Zelanda. La traza – ideal para caminar tranquilos o un trote -, culmina en una duna junto al océano. Tiene la ventaja este sendero que las motos, cuatriciclos y UTV (todo un desastre en la costa por su falta de modales y por la espantosa contaminación ambiental que producen) no acceden.

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Las fotos: son todas gentileza para prensa de los lugares mencionados.