Descubrimos joyitas por Buenos Aires para comer entre plantas, al pie del río o rodeados de historia, y sumergirnos por un rato en un paraíso natural/Un Edén: ese espacio que, ni bien ponés un pie, te abstrae de todo, te cautiva, te sorprende y te relaja/Para tener en cuenta especialmente en esta época de primavera-verano.
En Maíz, el primer restaurante de Feli Pizarro, conviven un vivero, un horno de barro, una cava y el tercer local de La Valiente.
«Buenos Edenes»: espacios con vida propia que te hacen sentir de vacaciones dentro de Buenos Aires / 5 spots que son una joya. Por Lenchu Rodríguez Traverso.
“Paraíso terrenal creado por Dios para que fuera habitado por su primera creación humana”. Así se define al “Edén”, el mítico jardín bíblico repleto de abundancia, de belleza y de perfección, del que terminaron siendo expulsados Adán y Eva, según el relato, por comer del árbol prohibido. Hoy, si nos describen un lugar como “un Edén”, caemos en la tentación de querer ir a conocerlo: sabemos que dentro de todo Edén hay un encanto asegurado.
Buenos Aires está repleta de jardincitos, patios y terrazas que ayudan a escapar del agobio de la gran ciudad. Pero son pocos los que entran en la selecta categoría de “Edén”. Qué los hace merecedores de esta distinción, se preguntarán… no es algo fácil de describir con palabras. Es más bien una sensación de abstracción absoluta combinada con el asombro de sentirse envuelto en la magnífica calma de lo natural. Porque, si hay algo que todos tienen en común es que la naturaleza tiene un rol protagónico.
Con MALEVA descubrimos cinco espacios que cautivan al instante en que ponés un pie adentro. Sobre el río, dentro de un vivero o en una de las terrazas de una casona con siglos de historia: todos garantizan aunque sea un instante de fascinación y calma, con un plato o un café de por medio.
1) Maíz: entre plantas y fuegos en una intimidad absoluta/ Bolaños 1654, Rincón de Milberg.
Comer sumergido entre plantas, con una etiqueta de vino boutique, mientras ves cómo entra y sale la comida del gran horno de barro con esa danza hipnótica de los fuegos; eso sí que es un Edén.
El primer proyecto gastronómico de Feli Pizarro y su marido es una unión de sus dos esencias y pasiones: vivero, cava, fuegos, quesos y charcutería. El espacio amplio que comparten con el tercer local de La Valiente, en Nordelta, tiene dos momentos muy distintos. De día, un refugio entre verdes, cielos celestes y fibras naturales. De noche, una experiencia más íntima, con una iluminación escondida entre los jardines que cautiva y marida ideal con el protagonismo del fuego.
2) Mostrador: sobre el río se vive de vacaciones todo el año / Juan Bautista Alberdi 25, Olivos.
Hay una energía en el río que tiene algo magnético. Comer cerca del agua es casi como hacer natación; con solo mirarla entrás en una especie de trance físico y mental. Eso mismo genera sentarse en Mostrador Santa Teresita, el spot de Fernando Trocca sobre el puerto de Olivos, donde se respira ese aire de calma y “mood vacaciones” los 365 días del año.
La vista no solo es un beneficio para los que se sientan afuera sino que también se disfruta adentro, gracias a sus inmensos ventanales que te hacen parte de esa pileta natural infinita. Su mostrador – con comida fresca y variada para que te armes el plato a medida – acompaña el escenario generando una sensación de vacaciones de verano durante toda la experiencia. Ni hablar si tenés suerte y te toca una de las mesitas sobre el agua, donde almorzás literalmente sobre el brillo del agua.
3) Paul French Gallery: el tesoro mejor guardado de Palermo / Gorriti 4865, Palermo.
Solo los conocedores del barrio (y los caminantes curiosos) saben qué hay detrás del portón de la calle Gorriti al 4862. Y es que al final de ese misterioso pasillo frondoso se esconde uno de los oasis más exclusivos de la ciudad: Paul French Gallery. El local de Pablo Chiappori – ganador del Gia Award a Mejor Local de Retailing de Argentina – convive en una armonía agradable con Cocu Boulangerie, la casa de té Tealosophy, Liquid Emotions – también de Inés Berton -, y la florería Anette. En ese Edén se respiran aromas a flores, hierbas y café; y cualquiera que entre a recorrer la tienda de decoración o sentarse a tomar algo, tiene un rato de paz y belleza visual aseguradas.
4) Atis Bar: un túnel del tiempo instantáneo en el corazón de San Telmo / Perú 1024.
Hay un encanto innato en los lugares con historia. Los cientos de años de vida que ya lleva la casona donde se aloja hoy Atis Bar, en San Telmo, son un atractivo diferencial. De convento jesuita, a residencia de inmigrantes, a hotel, a feria de artesanos y ahora a un restaurante: la construcción de patios abiertos es un túnel del tiempo a fines del siglo diecinueve.
El concepto de Edén encastra perfecto con este lugar que irradia algo mítico – entre sus esculturas, lámparas, azulejos y columnas tradicionales – y las más de 500 especies de plantas que transforman los tintes del ambiente según cada estación. Para disfrutar inmerso en el jardín del Edén: platos clásicos de la gastronomía argentina, donde se destacan las carnes y pastas.
5) Yunga: Botánico desde entorno hasta el plato / Chubut 400, Pilar.
Yunga es una oda a las plantas y a su ciclo de vida. El café coexiste en una sinergia divina con Herbarium, el vivero que destaca en Pilar, con algunas de sus mesitas dispersas entre las plantas, y otras descansando bajo la pérgola blanca estilo invernadero que corona el espacio verde. La propuesta gastronómica condice con el ritmo natural de las plantas: los platos varían cada estación y son 100% botánicos y gluten free, así también su pastelería que tiene muchas opciones raw como su icónico cheesecake de queso de cajú y frutos rojos. Un boom: el brunch de estación los sábados y domingos para desconectar por completo entre la vitalidad de las plantas.
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Fotos: gentileza de prensa de Mostrador, Paul French Gallery y Atis Bar.