Benditas barras: ocho que la rompen para volver a salir en Buenos Aires

Porque hay que celebrar que de a poco, pero con ganas y ese no se qué que la hace única, la noche porteña vuelve a pedir pista y son un montón los bares a los que vale la pena hacerles una visita/En esta investigación ardua y placentera, algunas propuestas que no fallan: desde un universo paralelo al que se entra por una heladera (literal) hasta un bar que fue elegido entre los mejores del planeta.

«Ni el placer ni el whisky tienen género», dicen los bartenders de Sede Whisky

Benditas barras: ocho que la rompen para volver a salir en Buenos Aires. Por María Paz Moltedo.

Por su historia, por su originalidad, por su buena energía, por la búsqueda, o el concepto, por abrir en plena pandemia; Porque hoy se puede volver a salir más, y nos gusta celebrarlo, desde MALEVA hicimos una investigación tan ardua como placentera en el mar de lugares y propuestas que invaden la ciudad, para encontrar bares que son toda una experiencia apta para cualquier malevense con curiosidad.

1) The Hole: una dulce condena. / Armenia 1743 – Palermo Viejo. 

Nadie desearía ir a la cárcel siquiera por unas horas, pero en este lugar realmente vale la pena caer preso. Entrás por una puerta negra y se enciende una pantalla para dar pie al video de bienvenida. Te recibe el dueño de una penitenciaría, con una sonrisa picaresca y diabólica. El sonido te envuelve y sentís que ya no vas a poder escapar. Martín Brena, creador de The Hidden Group, viajó a Alcatraz para inspirarse y crear esta réplica en Buenos Aires, donde los presos somos aquellos que nos dejamos seducir por este universo de película: un auto negro brillante antiguo en la entrada, una celda de tamaño real que homenajea a Al Capone, celdas que se transforman en mesas, una zona para hacerte fotos como si te hubieran detenido recientemente, y una carta de tragos que cuenta historias de delincuentes.

Cada trago es un delito: Están los “dangerously sexies”, los “gently dangerous”, “the intimate elite” y los “pirate breeze”. El Chapeau por ejemplo, viene escondido en un sombrero, que al abrirlo tiene una reversión de un Negroni infusionado con chocolate, del que sale humo. El Most Wanted, representa a un tal “Baby Face Nelson” (su cara le hace honor al nombre), y lleva Vodka Sernova, Ginger Juice, Passion Fruit Cordial y Rosemary. Para comer, entre las “dinning room regulations”, están las mob sweetbread: mollejas crocantes con salsa criolla y limón asado; el sushi y el Godfather of Harlem: un ojo de bife a la plancha con papa gratinada con parmesano y provoleta. También tienen propuestas vegetarianas como los great meadow brussels (repollitos de bruselas salteados con frutos secos). Cuando salís al mundo exterior, sentís que saliste en libertad, pero también, cierto deseo de volver a quedar detenido en esta prisión de lujo.

2) Puente G: la joya de Mona Gallosi (los tragos están inspirados en puentes icónicos del mundo) / Fraga 93 – Chacarita. 

Atravesar un puente siempre es una especie de viaje, es trascender algo. Por eso Mona Gallosi, que ha viajado gracias a la coctelería, y pasó por miles de barras y experiencias, reabrió en junio este mega espacio que ella describe como “una representación del deseo en todas sus manifestaciones, un espacio académico, cultural, social y gastronómico”, con una barra de 8 metros de largo, y una carta de tragos y platos (a cargo de Daniel García) inspirada en siete puentes icónicos del mundo: Tower Bridge (Inglaterra), Golden Bridge (Vietnam), Pont Neuf (Francia), Ponte Vecchio (Italia), Puente de Brooklyn (Estados Unidos), Puente de La Mujer (Argentina) y Yavuz Sultan Selim (Turquía). Podés elegir cuál de todos querés transitar, y tener una guía para el recorrido. Como en “Elige tu propia aventura”; si elegís Ponte Vecchio, el menú ideal son las aceitunas fritas rellenas de queso, el risotto de hongos con parmesano y limón, y el tiramisú de mascarpone y café. El cocktail, el Medici Florentia, con brandy, Averna, té de flores y dressing de frambuesas.

3) Invernadero BA: Gin & Clorindo Testa / Biblioteca Nacional, Agüero 2502 – Barrio Norte.

El edificio de la Biblioteca Nacional es una obra de arquitectura que te sorprende cada vez que la mirás. Siempre hay un ángulo nuevo para contemplar, una arista de esa especie de nave espacial que está a punto de despegar. Semejante estructura merecía un bar que la acompañe. Y así fue como el grupo BLA Food Group decidió crear el primer bar de gin tonic tirado del país a los pies de la Biblioteca. “Un espacio mágico que emerge del cruce absoluto y brutal de la naturaleza con el hombre”; así lo definen ellos, y así se siente al atravesar los jardines de la Plaza del Lector, entre cuernos de alce, suculentas y cactus, y llegar a este oasis del gin. Tienen su propio gin artesanal almacenado en barriles, con el que hacen cocktails de autor inspirados en libros como Casa Tomada (Pétalos de rosa, pepino), Vivir Para Contarla (frutos rojos y tabasco), o el Ocampo (con maracuyá y anís estrellado quemado). Además tienen etiquetas del mundo como Rocku (Japón), The Botanist (Escocia) y Monkey 47 (Alemania). Las tapas son otra celebración: desde una carne argentina a caballo, o un cambembert frito hasta taquitos de langostinos, ceviche de salmón y buñuelos veganos. No dejes de probar el cheesecake de stracciatella de postre.

4) Tres Monos Bar: el rockero por excelencia (elegido entre los cien mejores bares del planeta) / Guatemala 4899 – Palermo Viejo.

Un lugar que no “se hace”, es, uno de los bares con más personalidad de Palermo, y lo mejor de todo, es que no tuvieron que pensar una temática particular, o un concepto decoroso. Sebastián Atienza y Charly Aguinsky son sus creadores, y el sello de su coctelería les valió, en plena pandemia, el puesto 85° en la lista de The World’s 50 best bars y el cuarto lugar en Tales of the Cocktail, una plataforma que rankea bares de todo el mundo. En su barra la sostenibilidad y los productores locales son protagonistas. Además de ser un bar, también es espacio de investigación y una escuela de coctelería, donde dan cursos teóricos y prácticos. La música que pasan siempre transforma todo en una fiesta. Algunos de sus tragos insignia: el Grosera (Vodka Pan, Carpano Bianco, grosellas blancas de la Patagonia y sidra Pulku de pera) y el Milkicilin (Whisky escocés, whisky single malt, especias, jengibre y limón clarificado). También tienen mocktails como el Refrescollins, el Limonadicilin y el Sintonic. Para comer, platitos como el Palito de Haulomi, el sandwich de bondi, y el vende hummus de castañas de cajú.

5) Oleada: la nueva barra mexicana / Fitz Roy 1722 – Palermo Viejo. 

Entrar en este nuevo restaurant plant based creado por Marcelo Boer y Matthew Kenney (el referente mundial de esta tendencia) te hace viajar a México. El espíritu del lugar, el gran cactus de tres metros de altura que te recibe, las mesas altas, te transportan a una playa de Tulum, y más sentarte en su barra a probar las creaciones de Alejandro Caia. En sus cuarenta vasijas de barro sirven tragos de autor elaborados con agua de mar, fermentos naturales, licores hechos a base de plantas y jugos naturales sin azúcares. Además, tienen tequilas de maíz, de cacao amargo, de aguacate, pimienta rosa, morrones ahumados y chiles, que elevan la vara de sus Margaritas: Margarita de Olas (Tequila de aguacate, Triple Sec Carajo y Mix de Limones), Margarita de Tomates y fresas (Tequila de cacao amargo, cordial de tomates asados y fresas) son algunos. Otro que vale la pena probar, el Mojito de Fruta de la Pasión y Coco (con Ron de guaraná, Kombucha de tepache y mix de passon fruit y coco milk). Tienen propuestas sin alcohol súper interesantes como el Agua Oleada de Horchata (Leche de arroz, amasake, cajú, canela y vainilla).

6) Sede Whisky: un club sin derecho de admisión / Guevara 421 – Chacarita.

Su estrella es el whisky, pero lo que más invita a esta sede social, son las ganas de encontrarse, bailar un poco y sentarse a tomar algo en su barra de mármol, para ver a los bartenders hacer su magia. Un lugar que socializó aún más esta bebida: “Tomar whisky es para cualquiera que lo disfrute. Como el placer no tiene género, el whisky tampoco”, cuentan sus dueños. Mientras escuchás temazos (desde Miranda hasta rock de los ‘80, todo puede pasar a nivel musical), podés tomarte su reversión de old fashioned, un whisky sour (Jim Beam White, Jugo de limón, Clara y azúcar), o directamente probar una cata entre varios: tienen un Viaje por Escocia, otro por Norteamérica y un ABC por origen. Además, hay varios vinitos y medidas de blended scotch, blends del resto del mundo, bourbon, irish whisky, blend grain, blend malt y single malt. El picoteo es el rey: desde coliflor crocante hasta carpaccio de lomo.

7) El Purgatorio: un universo paralelo / Dirección secreta (en algún lugar de Buenos Aires). 

No sabemos qué hay en el otro plano. Lo que sí es sabido, es que para llegar a este purgatorio en vida, hay que atravesar una serie de pruebas. La primera es llenar un formulario con siete preguntas clave, y “rezar” para recibir la admisión. Aseguran que hay más de 50 mil solicitudes desde que el bar abrió, y solo unos pocos lograron entrar a Unum, una sociedad secreta, que tiene como lugar de encuentro, este espacio escondido detrás de una chocolatería en Palermo. Una vez que te admiten, tenés que acercarte al mostrador y decir una palabra clave para poder pasar para el otro lado. Si acertás, una falsa heladera se abre para dar paso a este lugar que parece salido de un cuento: mesas largas, candelabros, terciopelo, mucha madera, y una tarotista que te tira las cartas para recomendarte qué tomar. Te puede tocar La Muerte, La Emperatriz, El Loco. Cada carta tiene su cocktail acorde, servido en una calavera, un taco, la cabeza de Donald Trump. El sushi, su especialidad, llega envuelto en una nube de humo blanco. La vajilla y las botellas son traídas de diferentes partes del mundo. Luciano Brotman es el chef y Francisco Gauna el head bartender.

8) Cochinchina: Inés de los Santos y una experiencia franco – vietnamita / Armenia 1540 – Palermo Viejo. 

Inés de Los Santos abrió su bar en plena pandemia, y reflejó las ganas de viajar contenidas en cada uno de los espacios de este mágico espacio, que de la mano de la diseñadora Eme Carranza, te invita a querer contemplarlo y probarlo todo: Un deck de entrada con techo plagado de sahumerios rojos, una barra gigante hecha con resina y cáscaras de huevos, inspirada en técnicas vietnamitas, y una pared llena de peceras falsas en bolsas de nylon, en las que ya unos cuantos se sacaron foto para instagram. Los estímulos visuales se acompañan de sabores franco-vietnamitas reversionados por Máximo López May, como las rabas con chile, cilantro, alioli de ajos confitados y lima empanados en harina de arroz, o sus tablas de fiambres con terrina de rabo, pickes, manteca con sal y uvas, lengua encurtida. Y los cocktails de Inés, que son otro viaje: Desde el Martini Umami (Dry Martini tratado con un proceso particular, vermú macerado en algas, tomillo y piel de limón), el Floreado (pisco, gin de naranja, kefir de manzanilla, tintura de flores y lima kefir), hasta el Coco Cilantro Lima, y su gran variedad de mocktails.

9) Presidente: un clásico que se renueva al aire libre. / Quintana 188 – Recoleta. 

El Petit Hotel que tiene como anfitrión de lujo al gran bartender Sebastián García, premiado y reconocido en rankings de todo el mundo, hoy tiene nuevos espacios mágicos al aire libre, como un jardín con deck de madera y plantas, y una vereda en la que podés sentarte a tomar, además de un súper cocktail, un café de especialidad o disfrutar de un buen brunch, tapeos. A la tarde y noche su barra sigue intacta con insignias como el Calavera No Chilla (servido en una calavera), el Entre Las Nubes (¡Viene en un mini globo aerostático!) y el Jardín Inusual (un auténtico jardín zen en miniatura).

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Fotos: son todas gentileza para prensa de los bares seleccionados.