La creatividad está presente en cada cosa que hacemos, seamos o no conscientes de…
¿Por qué seguir una secuencia que no elegimos?
Una vez me di cuenta de que luego de despertarme (un lunes como hoy, por ejemplo) tiendo a repetir la misma secuencia, día tras día. Todo bien –hasta genial, diría– si no fuera porque ese día también noté que algunas cosas de esa secuencia yo no las estaba eligiendo. Estaban allí, simplemente instaladas, casi irreversibles. La manera de salir de la cama. Cómo te lavás los dientes. El orden en que te bañás. Y te secás. El desayuno, en cantidad, calidad y, nuevamente, en orden (para mí era siempre primero la tostada, después el mate o el café). La manera de vestirte, la secuencia previa a salir de casa (todos los checks y revisiones, conscientes o no).
Subamos algunos pisos juntos (vamos a disfrutar del paisaje)
Hace varios años que mi vida baila alrededor de algunos conceptos que pueden sonar algo abstractos, pero tienden a hacerse bien concretos cuando vivís inmerso en ellos. Cosas de las que muchos hablan y que sin embargo no tantos aplican. Por ejemplo: la calidad de vida. Hace unas semanas tuve que hacer un trámite en un gigantesco edificio en el centro porteño. El lugar era realmente imponente, así que decidí subir algunos pisos por la escalera para admirar mejor la construcción y evitar los atestados ascensores. Un guarda de seguridad sonriente y grandote se me acercó corriendo: ¿a dónde vas por la escalera?