Así es la genial muestra de pinturas neoyorkinas de Rómulo Macció en el museo Fortabat / Recorrida junto a su curadora

Recorrimos junto a su curadora (Florencia Battiti), la fascinante muestra del Museo Fortabat «Crónicas de New York» sobre las pinturas que hizo sobre la icónica ciudad este genial artista argentino/La influencia publicitaria y la ciudad cómo excusa/¿Hasta cuando puede visitarse?

La muestra de Macció, quien fue un autodidacta brillante, puede visitarse hasta el 23 de febrero

Así es la genial muestra de pinturas neoyorkinas de Rómulo Macció en el museo Fortabat / Recorrida (y entrevista) junto a su curadora. Por Azul Zorraquin (texto y fotos)

Este recorte temporal muy preciso es producto de su estadía intermitente en la Gran Manzana entre fines de la década del ’80 y fines de los ’90, una época bisagra. La selección y disposición de las obras, a cargo de la perspicaz curadora Florencia Battiti, nos permite sumergirnos en sus pinceladas y entender que la ciudad, para el artista, significa solo una excusa para componer.

En las imágenes de paraguas rotos en Wall Street después de una tormenta virulenta, las calles nevadas en Uptown, las marquesinas y los monstruosos edificios, Macció resignifica todas las imágenes de New York que galopan en nuestra memoria, a través de un excelente manejo de recursos. Un tópico explorado hasta el cansancio, adquiere una nueva identidad en los trazos inconfundibles del artista.

Macció, quien fue autodidacta, vivía la pintura como una práctica solitaria, u oficio mudo. No cabe duda de que pintaba porque le era inevitable, New York no es la única ciudad que retrató; ha hecho conocidas sus obras sobre Buenos Aires, y muchas otras ciudades que visitó. Todas sus obras son testimonios de lo que solía machacar: «en la pintura, la pintura es lo más importante».

«En las imágenes de paraguas rotos en Wall Street después de una tormenta virulenta, las calles nevadas en Uptown, las marquesinas y los monstruosos edificios, Macció resignifica todas las imágenes de New York que galopan en nuestra memoria, a través de un excelente manejo de recursos…»

MALEVA recorrió la muestra junto a la curadora Florencia Florencia Battiti, encargada de seleccionar las obras y presentar la exposición en el museo de Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat, en la zona de Puerto Madero. Puede visitarse hasta el 23 de febrero, de martes a domingos de 12 a 20.

¿Cómo es la New York que retrata Macció?

Florencia Battiti: «New York, como cualquier ciudad, es una excusa para Macció. Lo importante no es la ciudad en sí, ni su relación con ella, sino la pintura. A él le interesa la práctica pictórica, poder regodearse con ella. Tenía unos recursos enormes, muy variados; era un «pintorazo». Lo que veo, particularmente de esta serie, es que la ciudad de NY a Macció le permitió hacer uso de un cierto conocimiento del mundo de la retórica publicitaria, que él manejaba muy bien, porque trabajó durante mucho tiempo en agencias de publicidad».

¿Cómo viró de la publicidad a la pintura?

Florencia Battiti: Fue simultáneo. Él, como pintor, es autodidacta. En la década del ’50 y ’60 era muy común que los artistas tuvieran otras profesiones antes de meterse de lleno a la pintura como forma de vida. Macció trabajó en cargos importantes en publicidad, y ese lenguaje, lo traspoló a sus obras. Juega con elementos que le son familiares.

¿Sus obras son reflejos reales de la emblemática ciudad?

Florencia Battiti: Esta es una de las cuestiones más interesantes de la muestra. Macció sacaba fotos de la ciudad, y luego revelaba y usaba esas imágenes como puntos de partida. Tomaba algunas cuestiones de la realidad y desechaba otras, de las fotografías que él mismo tomaba. En la muestra se pueden ver estas imágenes que funcionan como bocetos para el artista.

«…Lo que veo, particularmente de esta serie, es que la ciudad de NY a Macció le permitió hacer uso de un cierto conocimiento del mundo de la retórica publicitaria, que él manejaba muy bien, porque trabajó durante mucho tiempo en agencias de publicidad…»

Entonces, hace una doble lectura…

Florencia Battiti: Exacto. Parte de imágenes que son propias, porque la fotografía de por sí ya significa un encuadre propio, una forma de mirar particular y una toma de decisiones, y sobre ella, vuelve a crear una obra. A él le interesaba pasar al plano pictórico.

En el recorrido, ¿cómo hiciste para conectar las obras figurativas y las abstractas?

Florencia Battiti: Son y no son. Hay una tensión. Las obras que parecen abstractas en verdad son reflejos sobre los edificios, pero Macció juega con ciertos colores y manchas que son difíciles de reconocer. Esta serie es una de las más narrativas y figurativas del artista, pero en algunas juega con la tensión o equilibrio entre figuración y abstracción. Es intencional.

¿De quiénes son los únicos retratos?

Florencia Battiti: hay dos y los dispusimos juntos. El primero es Bad Boy, un niño oriundo de un barrio históricamente marginado y under, The Bowery, que supo ser punk y hoy los yankees lo consideran posh. El otro, el Italian Icecream, retrata a una moza italiana, inmigrante, en Little Italy«.

Veo varias citas a la historia del arte.

Florencia Battiti: Sí, desde Trinity Church y P. J. Clarke’s, hasta el guiño que hace a un pintor muy importante como es Edward Hopper. Aparece la idea de que los artistas miran otros artistas. Incluso se cita a sí mismo, en el nombre de una pinturería».

¿Cómo hiciste para curar e interpretar la obra de un artista que no vive?

Florencia Battiti: Mirá, a veces con los vivos es más difícil (se ríe). Cuando el artista no está, tratás de interpretarlo. En este caso en particular, yo tuve la suerte de trabajar con la galerista que lo representa, y que además fue su última pareja: Marina Pellegrini. La hija de Rómulo Macció, Tristana, es la dueña de varias de las obras de la serie y también estuvo de acuerdo con la curaduría. Pero a veces no pasa, y haces tu trabajo lo mejor posible, con respeto, de manera profesional, e invocas al artista.

¿Un pendiente curatorial?

Florencia Battiti: haría una exposición que relacione la obra de Marcia Schvartz y la de Egon Schiele. Veo puntos en común y creo que podría ser muy interesante. Se me ocurren muchas relaciones fascinantes entre artistas, pero es difícil, sobretodo presupuestariamente».

FOTOS: en #MALEVA las sacamos con los celulares #OneVision y #OneAction de MOTOROLA 

Galería: