Arroyo Pajarito: el secreto a voces que se convirtió en uno de los territorios más candentes del Delta / Polo foodie y alojamientos de diseño

A sólo diez minutos «de tierra firme» y protegido de los vientos, en el último tiempo se fue volviendo – en palabras del gran regatista Santiago Lange a MALEVA – un polo «muy interesante»/Desde bistrós hasta parrillitas con mucha onda/¿Dónde tomarte una Caipi? ¿Qué pedirte en cada local?/Además: el broche de oro, dormir en un genial lodge de diseño ¡con playita a tus pies!

Río Bar: un Bistró querido por los habitués y que sorprende por su fusión de platos. 

Arroyo Pajarito: el secreto a voces que se convirtió en uno de los territorios más candentes del Delta / Polo foodie, fondeo a puro relax y alojamientos de diseño. Por Azul Zorraquin (texto y fotos desde Arroyo Pajarito).

Este Arroyito próximo a Tigre, se fue convirtiendo en el secreto a voces de uno de los territorios más candentes del Delta, que con sus 320 km y catorce mil kilómetros cuadrados pareciera inabarcable, pero es cuestión de andarlo. Tanto sus habitués como quienes han emprendido en sus aguas, afirman que este arroyo es uno de los spots más prometedores por el polo gastronómico que se formó sobre sus orillas, por la onda del ambiente e incluso por algunos alojamientos con mucho estilo en sus inmediaciones. 

Ubicado a sólo diez minutos de la tierra firme, en el arroyo Pajarito hay una vasta oferta gastronómica: una pizzería, un bistró y dos parrillas, en zona de fondeo y refugiado de los fuertes vientos. Si bien la mayoría existe hace muchos años, la zona no siempre fue lo que es hoy.

Según le cuenta Santiago Lange a MALEVA, el regatista argentino que ha ganado la medalla de oro en los Juegos Olímpicos, y habitué del Pajarito: “uno cuando curte el Delta se da cuenta de que, a pocos minutos de una ciudad frenética como Buenos Aires, hay una reserva natural maravillosa; creo que el Pajarito es un embajador del Delta, y le da la oportunidad a mucha gente que no es de ahí, de poder disfrutar de sus aguas. Si bien El Pajarito existe hace mucho, fueron llegando varios y se ha formado un polo muy interesante». Para Germán Vigil, al mando del muy bello lodge “Isla Verde”, El Pajarito “es un primer paso para sumergirse en el mundo de la Isla, y una oferta muy tentadora”.

“Santiago Lange a MALEVA: uno cuando curte el Delta se da cuenta de que, a pocos minutos de una ciudad frenética como Buenos Aires, hay una reserva natural maravillosa; creo que el Pajarito es un embajador del Delta, y le da la oportunidad a mucha gente que no es de ahí, de poder disfrutar de sus aguas. Si bien El Pajarito existe hace mucho, fueron llegando varios y se ha formado un polo muy interesante…»

Si bien hay muchos arroyos en el Delta, recreos y tipos de oferta, ninguno tiene la cercanía del Pajarito, el reparo de fuertes vientos, y la vasta oferta gastronómica que se destaca. No sólo abre de día, sino también de noche, y en verano, es un auténtico hit. Se llega sólo con embarcación privada o lanchas taxi, pero no la Colectiva.

1) El Pajarito: pizzas, omelettes con nombres náuticos y tragos (lo que más salen son las caipis con frutos rojos).

Este emprendimiento, que lleva el nombre del arroyo, es el primero que aparece en el canal, y es una pizzería. “Mis viejos vinieron a vivir acá en busca de una alternativa de vida más tranquila y alejada de la ciudad”, cuenta Carmela, la dueña, que aterrizó hace más de dos décadas. El emprendimiento arrancó como un chiringuito, con un horno de cocina típico y pizzas para el que necesitara: “eran 3 chapas, dos banquetas y nosotros estábamos en casa; cuando pasaba una lanchita, le ofrecíamos algo fresco”, recuerda Carme. Y así, con los años, el arroyo se fue convirtiendo en un boom.

En el Pajarito, hay pizzas, pero también picadas, ensaladas, omelettes, wraps y especiales del día como “guiso de lentejas con chorizo”, y la deliciosa “sopa de calabaza”. Dentro de las pizzas, hay una opción vegana (colchón de hummus, salteado de verduras y semillas), y las típicas: Margarita, Napolitana, Fugazzeta, Provolone, Roquefort y Calabresa; “La reina de la casa, el plato por el que todos vienen, es la de rúcula completa, parmesano, tomates secos, queso brie y jamón crudo”, cuenta la dueña. Los omelettes llevan nombres de nudos náuticos: As de guía y Ballestrinque. Para beber, además de cafetería y gaseosas, hay cerveza, vino y tragos: “lo que más sale son las caipis, con maracuyá y frutos rojos, pero también daiquiri de frutilla, frutos de estación, mojito, Aperol, y también otros cócteles básicos como el Fernet y Campari”, amplía Carmela. Si bien en invierno abre solo de viernes a domingo, y de día, en cuánto suba la temperatura, se suma el miércoles y jueves, y el horario nocturno.

2) Río Bar: un bistró que creció de a poco y hoy enamora con sus platos (como su ceviche y sus pastas caseras).

Este pintoresco bistró, es una fusión de cocinas que tiene cierto parentesco con El Pajarito: “Mis viejos llegaron acá en la época en la que se esquiaba con las zapatillas atornilladas a la tabla”, cuenta Verónica, que si bien nació en tierra firme, se considera del río de toda la vida. “El emprendimiento familiar comenzó con mi hermana haciendo pizzas en la Isla Santa Mónica, y hace doce años se comenzó a armar Río Bar, con esfuerzo y sacrificio; primero hicimos la escalera, después el muelle, y todos los años íbamos agregando algo. Cuando llegamos no había ni luz, la trajo mi viejo”, detalla. También recuerda que la línea de Cipreses calvos, los plantó un íntimo amigo de su viejo, el propietario original de las tierras. “El éxito del Pajarito radica en que es muy cerca y está refugiado de las sudestadas”, explica, “si bien el San Antonio tiene varios lugares, muchos son lejos y están expuestos al viento”.  

Uno de los platos más populares de Río Bar, es el ceviche de salmón, rocoto, cilantro, y leche de tigre, pero también hay pastas caseras y tanto platos vegetarianos como veganos. Los langostinos empanados en panco con salsa de maracuyá también son un hit. De entrada, también hay gambas al ajillo, nachos con cheddar, papas fritas, y bruschettas, y de principales fajitas, panzottis, filet de pescado y sándwiches. Todos los años, Verónica lanza dos o tres platos nuevos, para ir variando y que la gente “tenga algo de novedad”. ¿De postre? Crocante de manzana, queso y dulce, frutas, brownies, panqueques y mousse.

3) El Camoatí: ¿quién dijo parrillita y Gin Tonic? Brasas con historia y porciones abundantes.

Esta encantadora parrilla, al mando de Bertha, tiene ya tres décadas; “cuando compramos el lote, había un muelle abandonado y un nido de camoatíes”, cuenta, y hete aquí el origen del nombre. El restaurante está orientado a un target “más familiar”, aunque también llegan jóvenes en grupo, citas, y amigos. Es el único de los restaurantes de la zona que cuenta con una rampa para discapacitados, y ofrece un servicio de lancha-taxi.

Hay empanadas, de masa casera, ensaladas y la especialidad de la casa: el ojo de bife y la entraña.En cuanto a los cócteles, lo que más sale es el Gin Tonic y las Caipiroshkas”, cuenta Bertha. Las porciones son abundantes, y los postres son todos caseros.

Abre de miércoles a domingo, a partir de las 12:30 hasta las 16:30, y de noche, una vez al mes, ¡en luna llena!

 4) El Tornado: un rincón sabroso y tranquilo.

Al fondo del arroyo, aparece la última y más novedosa opción: una parrilla de unos ocho años de vida. Los padres de Jessica, eran caseros de una quinta y después de mucho trabajo, decidieron invertir su dinero en este establecimiento. “Este es un lugar especial porque está cerca, es tranquilo y es zona de fondeo. No pasan tantas lanchas, la colectiva no pasa, es silencioso y súper tranquilo, a diferencia de otros restaurantes del Delta”, explica Jessica, una de las dueñas. De los platos que ofrecen, el más destacado es la entraña y la tortilla. También hay tira de asado, provoleta, papas a la provenzal, y de postre clásicos como el flan con dulce de leche y el budín de pan con pasas.

Abren de miércoles a domingo, desde el mediodía hasta las 6pm, y por el momento de noche no abren. En temporada, sí, ¡a estar atentos!

5) Isla Verde: una noche en un lodge de diseño con playita propia y decks fantásticos para relajar.

Para coronar la experiencia, uno puede dormir en el lodge de diseño Isla Verde, un lugar “que está sumamente emparentado con el público del arroyo Pajarito”, según le cuenta Germán, el dueño, a MALEVA. Es un refugio natural, y cuenta con distintos tipos de cabaña para todos los gustos; La Cantorrana, la más grande, cuenta con espacio para albergar a 5-6 personas. El programa es ideal para relajar en el deck, practicar avisaje de aves, pescar y bañarse en el río. Y por si fuera poco, algunas cabañas tienen playita propia. 

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Dato: las lanchas taxis cobran entre mil pesos y dos mil pesos (por tramo) por persona hasta Pajarito.

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En MALEVA hacemos fotos y videos para nuestras coberturas y notas con los equipos de MOTOROLA Edge 30, Moto g200 5G, Moto g52 y moto g41.