Alfredo Pernía: el creador de una de las mejores barras de Barcelona, Solange / Entrevista (y charla imperdible)

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El rey de la casa delante, detrás con tiradores el bartender argentino Gus Darrigo, quien se formó en las barras más top de Buenos Aires

 
Alfredo Pernía es dueño de Solange Cocktails & Luxury Spirits ubicado en la calle Aribau 143 de Barcelona, donde encontraremos un Vesper Martini acompañado de Ostras Fine de Claire No.3 o un Champagne Bollinger La Grande Année 2004 con Caviar Beluga “000.”  Después del paso de Fede Cuco por Solange el último domingo 10 de octubre, muchos argentinos amantes de la buena vida y el cocktail quedaron pegados a la pantalla y buscando tickets de avión para volar a Barcelona, ayer.  Para calmar nuestras ansiedades, Alfredo le abre las puertas a las cinco de la tarde a MALEVA, con una remera y de cortos, relajado, contento, sirve dos vasos de agua fresca en delicada cristalería.  
Nos sentamos en lo que es el living de su vocación y charlamos…
¿Cómo empezó todo?
El local en sí era un Harris Bar desde 1985 y en enero 2014 nos lo quedamos nosotros.  Existe un Harris Bar en París y Venecia, es una marca muy utilizada para llamar a una coctelería, por eso cuando nos lo quedamos le cambiamos el nombre porque queremos llegar lejos, queremos llegar a un nivel internacional y hacer de Solange, una marca.  
¿Quién es Solange?
Solange es la primera chica Bond.
¿James? ¿Agente 007?
(Ríe) No soy un fanático de James Bond.  Todo el mundo me lo pregunta.  Pero el cine es una ficción, yo cuando veo cine hay lugares que me parecen idílicos y por ejemplo James Bond es un personaje que vive de una manera que me gustaría vivir a mí.  Es decir, no pago nada, tengo dinero que no se me acaba, puedo viajar por el mundo conociendo lugares increíbles, puedo matar a alguien y no pasa nada, puedo andar con chicas increíbles, puedo ir con un coche tremendo de altísima gama y no pasa nada porque si pasa, me dan otro.  Es la vida que creo que todo el mundo, cuando ve una película de James Bond, o al menos nosotros los hombres, dice: “Joder yo quiero ser este tío.”  Y eso también es atractivo para las mujeres, ¿no? Un gentleman que sabe pedir una champaña del 74, sabe a qué sitio tiene que ir, qué hay que pedir o sea es un bon vivant y además tiene licencia para matar.  Esa mezcla entre golfo y señor.  Para mí siempre ha sido un embajador de los lugares de lujo y del cocktail.  En fin, James Bond es un catálogo de moda.  Y todo el mundo quiere estar ahí.
¿cómo se inserta Solange en Barcelona?
Dentro de todo hemos creado un producto de lujo sin llegar al extremo de lujo inalcanzable.  No estamos en Londres, es decir, no vamos a tener un Bentley, un Lamborghini y un Aston Martin en la puerta porque el catalán es más austero.  El comportamiento de dar a enseñar a todo el mundo que eres rico no está bien, es exhibicionismo.
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El entrañable Fede Cuco de Verne en una noche de tragos porteños en Solange para la que viajó especialmente a la capital catalana

 
¿Qué te inspiró a hacer Solange?
Cuando creamos Solange pensé ¿dónde quiero estar? Resultó ser que cuando estaba en Roma entré a la tienda de Gucci y al momento de entrar dije: “Madre mía, yo aquí pongo tres barras, cuatro barmans espectaculares, monto aquí un festival con un DJ…” Pero bueno, me quedé con esa idea y me quedé con estas barras, con la madera de palisandro, con la moqueta, con las tapicerías.  Y pensé: “El próximo bar que monte tiene que ser así.”
Tengo entendido que esta vocación y pasión no viene de la nada, tu familia tiene uno de los bares míticos de Barcelona, el Tandem.  ¿Cómo te influyó?
Bueno, mi padre trabajaba en la banca, pero era un apasionado por el alcohol.  Él trabajaba en Plaza Catalunya y su despacho lo tenía en una coctelería que se llamaba Boadas y desde pequeñito, yo tenía seis o siete años, mi padre nos llevaba a Boadas o a Victoris, las dos coctelerías más reconocidas de Barcelona.  Yo entraba a este sitio donde al mediodía me encontraba todos señores y señoras de traje, me sentaban en la barra y yo veía como todos saludaban a mi padre.  Y yo pensaba: “Mi padre es la hostia” o “qué simpática que es toda esta gente.”  Claro, cuando crecí me di cuenta que todos eran simpáticos porque bueno (se ríe), estaban todos colocados al mediodía.  Pero me daban berberechos, almejas y galletitas.  Todos se reían y nosotros estábamos ahí con mis dos hermanos, observando, como señoritos.  Como quien mira una película.
¿Y cuál es la diferencia entre Tandem y Solange?
Con Solange queríamos hacer algo más femenino, Tandem es más clásico, más masculino.  La actitud del hombre y la mujer en un bar es muy distinta.  Pocas veces las mujeres se sientan en una barra, por ejemplo.  Y Tandem es el bar de la familia, yo quería hacer algo más… “macarra”
¿Macarra?
Mmm, en francés es como avant-garde, a ver, Gus (se dirige a Gus Darrigo, argentino, bartender y con experiencia en las mejores barras de Buenos Aires – de Solange) ¿cómo es en argentino?
¿Kitsch, como Jeff Koons?
Sí, kitsch, puede ser.  Queríamos hacer una cosa que no sea ni de los años setenta ni del 2015.  Que la gente cuando entre sea como un viaje en el tiempo.  También un poco como El Gran Gatsby o esta serie Mad Men.  Además… No podemos estar tres hermanos ahí, detrás de la barra del Tandem haciéndonos viejitos (ríe).  Hay que crecer y hacer otras cosas.
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La exquisita decoración de Solange

Se ve que tenías una visión super clara sobre el espacio en el que querías estar pero ¿cómo fueron tus primeros pasos en la coctelería?
Cuando mi padre me llevaba a la coctelería de Boadas, María Dolores me daba la coctelera y me decía qué poner y yo ya jugaba eso, tendría unos 8 años.  Esos son mis primeros recuerdos.  Y de los taburetes que daban vueltas.  Tengo la imagen de estar así (se pone como en avioncito sobre el taburete) y dar vueltas y vueltas en el taburete.  Lo vivimos durante mucho tiempo.
¿Y cuál fue el siguiente paso?
A los catorce después me puse a trabajar con un tío mío y después no quería estudiar yo quería estar ahí donde todo el mundo se ríe y donde ganan dinero.  Y con Tandem empezamos por primera vez a trabajar como bartenders con mis otros dos hermanos, y aprendimos con Víctoris y Boadas.
Y ahora, ¿cómo es la dinámica de Solange?
La idea es tener un buen equipo que no dependa de mí, así puedo viajar y conocer otros bares, otros bartenders, otras coctelerias, invitarlos a Solange, ser anfitrión…
Hablando de viajes e invites, hace poco tuvieron a Fede Cuco en la barra…
Sí, a Fede ya lo conocía, porque ya había hecho un guest bartending en Verne con él.  Lo que pasó el domingo es un poco una apuesta a algo que llamamos los Industry Nights que se trata de invitar a un bartender internacional cada mes.  Queríamos hacer algo temático aprovechando que venía Fede y pusimos hasta sandwichitos de miga.  Lo único que nos faltó es el tango, pero me pone muy melancólico… Por eso optamos por Gotan Project.  La idea es disfrutar todos y nutrirnos de lo que está pasando en este mundo del cocktail.
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«A veces digo que soy como un cocktail»

 
El cocktail siempre fue un punto de encuentro…
Sí, los que somos aficionados a esto tenemos una cosa que es casi comparable a la Iglesia Católica, yo cuando viajo, por ejemplo, cuando me fui a DF, fui a mi embajada: el mejor bar de DF.  Y nos conocemos todos.
Es un estilo de vida… Yo a veces digo que soy como un cocktail, porque justamente las influencias hoy con los viajes y las redes son muchas, uno conoce muchas personas, se junta con personas tan similares como dispares y además, tenemos lo que vino antes que nosotros, la historia…
Yo creo que es lo que nos hace singulares y nos enriquece, todas estas extrañezas y exotismos que nos componen son los que hacen que algo sea muy auténtico, como un cocktail.  Todo este “quilombo” (ríe) es lo que te hace singular.  Por eso también me atrae mucho Buenos Aires…
 
¿Me recomendás un trago?
 
Te recomendaría  uno con Cachaça.  
¡Ay, pero…!
No te gusta.  No, mira.  El ron es un destilado de melaza de caña de azúcar o de zumo de caña de azúcar fermentado y luego destilado.  La cachaça aunque se llame distinto, en esencia es lo mismo.  Una cosa es la cachaça mala y otra la buena.  Nosotros te lo haríamos con una MUY buena.  Y además este cocktail te lo haríamos con una cachaça infusionada con citronella y jengibre.  Entonces, el cocktail lleva: pure de maracuyá, zumo de lima, un toque de zumo de piña, esa cachaça, hielo pilé y encima le hacemos un float con açaí.  Encima, una rodaja de lima con una cucharada de azúcar moreno que se lo quemamos y canela en rama…  Es un cocktail que se sirve humeante, como si fuera un incienso.
(Dame dos)

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