"A VECES LOS ARTISTAS TOMAN POCA DISTANCIA CON SU OBRA, ESO ES CONFLICTIVO": MARÍA TERESA COSTANTÍN


María Teresa Constantin, curadora súper reconocida, en la charla con Maleva
 

«A veces los artistas tienen poca distancia con su obra, eso es conflictivo»: María Teresa Constantin. Por Bárbara Freixas. Fotos: Ana Rojas Silveyra.

Estudiaba medicina en la UBA, hasta que en una de sus vacaciones en Francia, vio una obra de Picasso en el castillo de Joan Le Pen, la conmovió tanto que decidió quedarse a vivir en París para estudiar Historia del Arte en la Escuela del Museo del Louvre. Trabajó en distintos museos de Francia y España. También en el departamento de investigación del MNBA ( Museo Nacional de Bellas Artes). Maria Teresa Constantin (61) es historiadora, critica de arte y una curadora ineludible en el país, profesión que compara, según le dijo a Maleva, con ser “una directora de orquesta”. Coordinadora de Arte en la Fundación OSDE (Espacio de Arte). Realizó importantes trabajos de curaduría e investigación (Cuerpo y materia- Arte argentino entre 1975 y 1985, Juan Pablo Renzi, Juan Carlos Distéfano-Obras 1958-2010, entre otros). Charló – amabilidad a pleno – con esta revista.
¿Cómo fue tu experiencia en la Escuela del Museo de Louvre?
La experiencia fue increíble. Fue un privilegio porque me permitió tener de profesores a gente que trabajaba en el museo, que eran los jefes de los departamentos de las diferentes áreas de la historia del arte. Normalmente las obras que uno estudia por reproducciones, yo tuve la oportunidad de estar en contacto directo con ellas.
¿Con qué te encontraste en Argentina cuando volviste de finalizar tus estudios?
Fue un buen momento de regreso, porque Argentina estaba en el proceso de recuperación democrática, había una euforia social considerable en todos los sectores. Dentro de la universidad se estaban produciendo cambios importantes en la carrera de Historia del Arte. Al año de estar aquí me incorporé en el Museo de Bellas Artes, al departamento de Investigación. Después me fui a España y trabajé en museos.
 

«Lo conflictivo, que los artistas a veces tienen poca distancia con su obra como para ver cuál esta más lograda y cual menos. Entonces, a la hora de elegir es como un padre con sus hijos, no hay ninguno que quiera dejar. El curador le tiene que poner un límite.»

 
¿Cómo te fuiste acercando a la curaduría? ¿Cómo fue tu desarrollo como curadora sin una formación académica especifica?
Eso es relativo, porque estudiar en el Louvre te pone mucho más próximo de la curaduría. La figura del conservador en realidad viene de esa figura del conservador de museos, que cobró otras características en los años 70, 80. Venía de Francia con una asistencia en investigación, pensando más en equipo. Es decir, con un jefe curatorial pero con un equipo de investigación que trabajaba ligado a la figura del curador. Creo que en la curaduría el mejor modo de trabajo es con un equipo.Desde el punto de vista profesional, mi gran desafío fue en el 2006 cuando hice una investigación y terminó como una muestra, llamada Cuerpo y Materia. Fue importante porque pude unir todo lo que tenía de investigación, con la experiencia setentista militante. Pude unir los dos aspectos: mi pasado y experiencia personal, con los saberes adquiridos.

Cuando Constantin vio una obra de Picasso en vivo, su vida pegó un giro de 180 grados
 
¿Cómo definirías al curador? ¿Es necesaria su formación académica?
Es una especie de director de orquesta, tiene que lidiar con varios aspectos de lo que son las exposiciones. Por un lado es el responsable de la investigación alrededor de las obras, o alrededor de problemas generados en el campo de la plástica, luego pensar esas obras en un espacio y en un tiempo dado. El curador piensa una muestra a través de un espacio, de obras, de un montaje expositivo, y cuenta algo a los demás. Veo necesaria la formación formal del curador, porque no solo hay formación práctica, sino que hay toda una formación teórica.
¿Cuál es tu criterio a la hora de elegir los artistas?
Depende de lo que queramos contar con las obras. Nosotros tenemos como proyecto del espacio de arte dos orientaciones principales, una anclada en la historia del arte, que apoye las investigaciones, que puedan trasladarlo a un formato expositivo. Por el otro lado, con temas que se los adjudico a la crítica del arte, la posibilidad de leer que algo está sucediendo en la producción de los artistas argentinos, permite ver que trabajan sobre determinados ejes. Una cosa es verlos aislados a los artistas y otra es ponerlos en diálogo en una muestra.

Constantin compara al curador con un director de orquesta
 
¿Qué es lo mejor de la relación curador-artista, y qué puede resultar conflictivo?
Me encanta el diálogo con los artistas, sorprenderme con la obra. Encontrar gente que está trabajando determinadas problemáticas, y cuando el modo de resolverlo condice con lo que te quiere contar, y los soportes o la materialidad responden a las inquietudes conceptuales de ese artista. Me parece fascinante la obra que te conmueve. Lo conflictivo, que los artistas a veces tienen poca distancia con su obra como para ver cuál esta más lograda y cual menos. Entonces, a la hora de elegir es como un padre con sus hijos, no hay ninguno que quiera dejar. El curador le tiene que poner un límite. Me gustan las muestras que te permiten contemplar la obra, y no porque esté todo en exposición pierdas el eje.
¿Si pudieses elegir a un artista que no hayas curado, quién sería?
Anselm Kiefer (pintor y escultor Alemán). Gran pintor, que conceptualmente trabaja el tema de la identidad y la memoria. Es un tema que me interesa, y lo resuelve, con recursos que tienen su poética. Te conmueve.
 

«Creo que el envío argentino (por Nicola Costantino) a la Bienal de Venecia fue un envío demasiado obvio y riesgoso. En el sentido de que es difícil que en el exterior se pueda leer sin ligarla a la situación política argentina actual. El ícono de Evita muy poderoso, justo en el momento de un gobierno peronista, tapa la obra para quedar en la parte externa de la iconografía. Fue un gran error para la artista y para el gobierno.»

 
¿Cuál es tu opinión sobre los espacios para artistas emergentes?
Entiendo que se han desarrollado muchos espacios alternativos, en general gestionados por artistas, pero no se qué sucederá con eso, si son capaces de mantenerse en el tiempo. El ideal es que el artista viva de la venta de su obra, me pregunto si es posible eso hoy en Argentina, y me parece que se está vendiendo poco.
¿Cuál es el objetivo del crítico de arte?
Tiene que ser ese personaje capaz de detectar lo que está sucediendo en la producción de los artistas de su tiempo,de su época y trasmitir eso al público, sean lectores o espectadores.
¿Qué te pareció el envío Argentino (de Nicola Costantino) a la bienal de Venecia?
Creo que fue un envío demasiado obvio y riesgoso. En el sentido de que es difícil que en el exterior se pueda leer sin ligarla a la situación política argentina actual. El ícono de Evita muy poderoso, justo en el momento de un gobierno peronista, tapa la obra para quedar en la parte externa de la iconografía. Fue un gran error para la artista y para el gobierno.

La curadora está a cargo de la colección de arte de la Fundación Osde
 
Habiendo trabajado en museos de Francia y España, ¿Qué diferencia notaste respecto a los nuestros?
Me parece que hay que diferenciar los momentos históricos, también los de cada país. Francia tiene una tradición de museo muy fuerte y poderosa. Hay un compromiso estatal de mantenimiento del Patrimonio y de inversión. La diferencia fundamental con Argentina es que no hay una política de adquisición de obra y de inversión en museos. No es cuestión de construir edificios vacíos de contenido, sino que Invertir en que haya reservas, buenos salarios para los profesionales que ahí trabajan, que las obras estén restauradas y en condiciones, en que haya equipos de investigación. Tiene que haber una verdadera política de inversión.