A.K/D.K


 
A.K/D.K: ¿Hay vida después de Yayoi Kusama? Por Valentina Ruderman
Los dos meses y medio ya pasaron y se nos va Kusama. Una lástima, con lo lindos que quedan los lunares en la primavera. Cuando “Yayoi Kusama. Obsesión infinita”, termine el 16 de septiembre va a haber sido visitada por más de 130.000 personas (dos estadios de River y medio), algo así como 2.500 por día. A nadie le gustan las despedidas pero en Maleva encontramos dos razones para ponernos contentos por la partida de la japonesa que no incluyen viajar a Río de Janeiro a perseguirla: la primera es que con el calor hay planes muchísimo más tentadores y verdes para un sábado a la tarde que pasarlo haciendo fila, y la segunda es que cuando se cierra una puerta del MALBA, seguro se abre otra. Hay tantas instalaciones y exposiciones de arte llamativas dando vueltas por el mundo como lunares en las obras de Yayoi, y aquí hicimos una caprichosa selección de algunas de las que nos gustaría ver en Buenos Aires.

RAIN ROOM 2012: RANDOM INTERNATIONAL

Todo el mundo habló de esta tormenta bajo techo inaugurada en la primavera del norte del continente, primero en el Barbican Centre de Londres y después en el MoMa de Nueva York. Esta instalación generó colas de hasta 13 horas, lo que da cuenta de que se trataba de algo más que de una típica lluvia de verano de las que aparecen y desaparecen a los pocos minutos. El salón de la Rain Room estuvo equipado con sensores que reconocían los cuerpos que lo transitaban y hacían que dejara de llover sobre ellos: las diez personas que entraban por vez salían totalmente secas. La locura fue tal que se crearon sitios en donde se explicaba con exactitud matemática cuál era el mejor horario para visitarla dependiendo del día y más de uno se hizo miembro del museo por 85 dólares sólo para poder pasar más rápido. El dato de color: más de 4 novios le pidieron matrimonio a sus chicas adentro de la Rain Room. Parejas porteñas, tienen tres semanas para hacer lo mismo en el MALBA. Si nos dan a elegir, que sea en The Infinity Mirror Room– Filled with the Brilliance of Life, cuando las luces se ponen azules. De nada.

 
CLOUD, 2012 – CAITLIND R.C BROWN & WAYNE GARRETT
Si los lunares que se repartieron en Kusama con las entradas nos hicieron acordar a los souvenirs de los cumpleaños infantiles, tirar de las cadenas de CLOUD nos llevará sin escalas a la escena de la piñata (mejorada, sin los golpes de chupetines en la cabeza). Esta escultura interactiva de casi seis metros, creada por dos artistas canadienses está formada por 6.000 lamparitas que se pueden prender y apagar. Estuvo dando vueltas por Rusia y Canadá, donde los transeúntes se organizaban por iniciativa propia para apagarla en su totalidad o creerse Zeus y simular relámpagos. Una escena parecida a la de los que con el afán de cambiar su color, se juntan a gritarle a Volúmen, el “semáforo” medidor de contaminación sonora creado por Sergio Avello y pieza fundamental de la fachada del MALBA desde 2007.

 

THE WEATHER PROJECT, 2003 – OLAFUR ELIASSON

Vale la pena recordar esta gema a pesar de su antigüedad. El artista danés-islandés armó en el Tate Modern de Londres, particularmente en su inmenso Turbine Hall, una representación del sol, con un techo totalmente espejado y el salón cubierto de niebla que por momentos se transformaba en nubes. Todo obra de la luz, el agua y la temperatura del ambiente. La sala que mide más de 150 metros de largo convocó a 50.000 personas en un solo fin de semana. Como el poder del sol trabaja en formas misteriosas, algunos se quedaban horas acostados mirándose chiquitos en el techo-espejo, mientras otros armaban un picnic. En pleno invierno, el museo de arte moderno se parecía más a una playa que al Bankside de Londres. Vení a la Usina del Arte, Olafur. Prometemos llevar protector solar.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

MARINA ABRAMOVIC – THE ARTIST IS PRESENT, 2012

Lejos está de los colores brillantes pero si hablamos de hits, no podemos dejarla a Marina afuera. En marzo de 2010, estuvo seis días a la semana durante 7 horas en una silla recibiendo a todos los que hacían la cola de 5 horas para sentarse con ella. ¿El total? 700 horas. Es cierto que esta obra no es tan universal como la de Kusama, por empezar, no hay stickers que entretengan a los más chicos y da lugar a que muchos conservadores se sientan incómodos ante la propuesta. Pero el público argentino es culto, y si no es culto, es cholulo (o las dos a la vez). Además de poder hacer contacto visual con la artista y meterse en su mundo, estaría fascinado por saber quién se sentó con Abramovic cada día. Algunos nombres de los que la enfrentaron en el MoMa, además de Ulay su novio de la juventud, fueron Lou Reed que duró 9 minutos, James Franco que se sentó media hora y Bjork que se rindió a los 4. Para los que quieran conocerla, no hay como el documental que lleva el nombre de su retrospectiva y cuenta cómo se armó, las reflexiones de Abramovic y las respuestas del público.

 

LASER FOREST, 2012 – MARSHMALLOW LASER FEAST –

Todas las noches vamos a mirar las lucecitas de stand by del televisor y de la computadora y extrañaremos la “Infinity Mirror Room” de Kusama. Por suerte, si ponemos la mejor intención, veremos que hay otras que están a su altura. Para empezar, imaginemos esta instalación en un galpón de 400 metros cuadrados, con lasers hasta el techo: así es Laser Forest del colectivo de artistas Marshmallow Laser Feast. Se presentó en la Bienal STRP, un festival de arte y tecnología que se realiza en Eidenhoven, Holanda y consta de 150 varas de láser que forman un bosque. Otra gran diferencia con la obra de Kusama, además del tamaño, es que los árboles de luz suenan cuando se mueven, llevando la experiencia participativa a otro nivel. Para pegar figuritas están los álbumes de los kioscos.

 

SERPENTINE PAVILION INTERVENTION, 2013 – SOU FUJIMOTO

Mientras de un lado del océano Atlántico llovía sin parar, del otro lado no paraban de caer rayos. Esta intervención realizada también por un japonés fue bautizada por el público como “Lightning Room”, porque constaba de una estructura tipo laberinto de postes de acero con LED y sonidos que simulaban relámpagos de fondo. De ésta también salen todos secos y con ganas de meterse en la cama a ver una película aunque afuera hagan 30 grados. Yayoi hay una sola, pero el horizonte es bastante esperanzador.

 
 
fotos:
cc-Anne Helmond, cc-Alamo de Stuff, cc jbchan, www.incandescentcloud, www.olarfuliasson.net