De vacaciones en la playa, no hay nada como comer al lado del mar. Lo piden el estómago y la cabeza. Pero en Pinamar (que incluye también a las localidades de Ostende, Valeria del Mar y Cariló), si bien hay más de veinte kilómetros de frente oceánico y muchos restaurantes – sobre todo los de los paradores – que miran a las olas y a la arena, son pocos los que se destacan por su propuesta gastronómica, por su ambiente, y por su atención. En líneas generales, todo tiende a ser bastante básico, retro y cliché (¿por qué será que cuesta tanto que lleguen nuevas tendencias a uno de los lugares más bellos, más logrados en términos urbanísticos y más sofisticados de Argentina?). Pero la oferta para los que quieren comer bien y con vista al horizonte azul no es del todo desértica como los misteriosos médanos del norte pinamarense: algunas buenas opciones hay. Tomen nota y apunten a ellas.
Una muy acogedora casona de madera que emula a la arquitectura inglesa portuaria, ubicada sobre la primera línea de médanos y entre acacias y plantas de tamarisco. Apenas te bajás del auto sentís la brisa marina en la cara. Por dentro, pocas mesas, luces tenues, música de jazz y una decoración entre rústica con estilo y marinera (maquetas de veleros, viejos barómetros y redes en las paredes). Es un lugar con magia porque te transporta: podríamos estar en una cantina en Cornualles o en Liverpool. El lugar es ideal para una cena en pareja o en plan familiar muy relajado (que no sea masiva con chicos gritando). La especialidad de Tamarisco son los platos de mar y mariscos pero con una vuelta gourmet. Trucha rellena, merluza negra, mero envuelto en jamón son algunas de las opciones. «Los que yo recomiendo particularmente son el pez azul con hinojos confitados o las vieyras en crema de azafrán», le dijo a MALEVA su dueño Tomás Rossi. El menú – que fue pensado por Rossi y tiene los aportes de los distintos cocineros que pasaron por el restó – no es de mar hermético, también hay algunas buenas propuestas de pastas y carnes, como por ejemplo la bondiola con chutney. La carta de vinos es un punto muy a favor con más de 150 etiquetas. En Tamarisco, que está cerca de llegar a las tres décadas (abrió en el 87) podríamos aplicar la máxima de que «por algo los clásicos son clásicos». Ojo: por el momento no se aceptan medios de pago electrónicos.
Reservas: (02254) 486656 / 483521
Es el más exclusivo de los restaurantes de mar (y con vista al mar) de Pinamar. También el que tiene la propuesta de platos más elaborada y jugada. Uno de las pocas coordenadas foodies pinamarenses de primer nivel. Pero no es un restaurante de lujo y formal: su onda es más bien decontracté. Ubicado cerca del centro y sobre la Avenida del Mar, de día se puede comer en la terraza a pasos de la arena y de noche unos reflectores iluminan la rompiente (reserven siempre las mesas pegadas a la ventana con vista al mar). Los dueños de la Gamba son los mismos de Tante, un clásico pinamarense total. «Digamos que la Gamba es nuestra versión playera descontracturada», le explicaron a este magazine. Recomendamos tres platos: la parrillada de pescados y mariscos, el risotto de camarones azafranado en canasta de parmesano y la chernia en croute de almendras. De día es una alternativa perfecta para familias y de noche para parejas o grupos de amigos. A cargo de la cocina está el chef Mariano Nikodem. Al mediodía, ofrecen un menú turístico en tres pasos que está muy bien y puede incluir ceviche de pescados frescos de entrada, cintas negras en salsa de calamares o una omelette mediterránea, entre varias otras opciones. En La Gamba siempre destacan que tienen menú para celíacos. Con Banco Galicia hay promociones de descuento del 15% y con Eminent del 25%.
Reservas: 02254 48-5020
Es el primero de los paradores de Cariló viniendo desde Valeria del Mar y es el lugar indicado para saciar la abstinencia de sushi que se puede llegar a sufrir en Pinamar donde no hay muchas opciones de la comida fetiche japonesa. Pero Hemingway de noche se convierte entero en una muy canchera sucursal de la cadena Sushi Club. El ambiente es tranquilo y poco ruidoso: muy Cariló, digamos. Desde algunas mesas se ve el mar. Hay un amplísimo estacionamiento. Desde el restaurante recomiendan las siguientes opciones: Feel Roll (que viene relleno de salmón, queso Philadelphia, negui y kampyo, envuelto en láminas de tamago); Geishas de Salmón (queso philadelphia y palta, envuelto en salmón) y el Buenos Aires Roll (relleno de salmón, langostinos, palta y queso Philadelphia, con salmón por fuera y salsa de sésamo). También tengan en cuenta al delicioso salmón Teriyaki, que es un salmón bañado con salsa teriyaki acompañado de arroz y vegetales salteados. Hemingway-Sushi Club es una opción óptima para ir en pareja o para grupos reducidos.
Reservas: (02254) 571585
De todos los restaurantes de la nota, es el que tiene – por lejos – la ubicación más especial: en medio – literalmente – de la playa en el norte de Pinamar, muy cerca de la zona de médanos. De hecho, no se puede llegar directamente en auto (salvo que tengas doble tracción). Pero no es grave, al auto lo podés dejar donde termina la calle Libertador y desde ahí te vienen a buscar. El Más Allá es una construcción circular de madera sobre pilotes a pocos metros de la orilla. Desde todas las mesas se ve el mar y te sentís casi encima de él. Es la opción perfecta para un contacto con la naturaleza más profundo, para cenar con el ruido de las olas ahí nomás y bajo una noche estrelladísima. Aquí las opciones son dos: fondue de queso o la, mucho más infrecuente en la Argentina, Pierrade. La fondue viene con panes tostados, salchicas, pedacitos de panceta, aceitunas. La Pierrade – que consiste en una piedra caliente en la que se van cocinando distintas comidas – está compuesta por diferentes tablas: de verduras, papas, batatas, huevitos de codornis y otras con carnes de vaca, de pollo, de cerdo. Y todo se acompaña con distintas salsas. «Esto es como una ceremonia, se come un montón pero despacio», le dijo a MALEVA Roby Cozzi, el dueño y creador del Más Allá. «Elegí estas dos comidas porque yo sé hacer fondue hace muchísimos años con una receta que me enseñó mi hermano que vive en Bariloche – contó Cozzi – y la idea de la Pierrade viene de una sobrina mía que vive en San Martín de los Andes y siempre me hablaba de un lugar de allá en el que se comía pierrade y un día vino y me regaló una y me cautivó.» Las fondues se suelen maridar con vino blanco y las pierrades con tinto. En El Más allá el comensal come hasta que se cansa porque las tablas se renuevan siempre por el mismo precio (500 pesos sin contar las bebidas). En el verano está abierto de lunes a lunes pero sólo se puede ir con reserva. Varias noches hay shows de música en vivo (bossa nova o algún estilo tranqui para amenizar la velada).
Reservas: 1531719648 / 49.
En pleno centro de Pinamar, justo donde Bunge desemboca en el mar. Un restaurante en un balneario muy tradicional de Pinamar en el que se destacan sobre todo los mariscos. Una dirección más que recomendada si lo que querés es sacarte el antojo de rabas que siempre nos agarra cuando estamos en la costa. Rabas frescas, gruesas y crocantes. Otra opción muy tentadora es la picada de mar, que además de rabas, viene con mejillones, camarones, cornalitos y cholgas. Todo empanado. Y también las distintas cazuelas con arroz y mariscos. A su vez, también hay platos de pescados (con salmón, lenguado, etc) y ensaladas de mar. Está abierto de día y de noche. Eso sí: si vas en enero o febrero, reservá o te vas a clavar una cola insufrible.
Reservas: 02254 – 400387
En Pinamar no hay puerto pero sí hay pescadores – nucleados en una cooperativa de pesca – que salen todos los días al mar con gomones y traen piezas deliciosas que venden durante todo el año en su sede a la derecha del muelle. Esto no todo el mundo lo sabe. Pero lo que menos saben los turistas es que se puede ir de día a comer a la cooperativa. Las rabas y los cornalitos son riquísimos. Pero también hay – van variando, depende del día – platos más elaborados como filetes con verduras al wok o un clásico del lugar como que es su pastel de pescado fresco con puré de calabaza.
Fotos: gentileza lugares mencionados