El festival fue un verdadero “fiestival”: una maratón hedonista de sol a sol, con once horas de shows, intervenciones artísticas, ruta gastronómica y line up muy power.
Del atardecer al amanecer bien arriba: seis momentazos que nos dejó el Festival Polenta. Por Benjamín García para MALEVA.

Lo que se vivió ayer en el Club Ciudad de Buenos Aires no fue un festival: fue un fiestival. Un concepto creado por Nacho Elizalde y Maru Frohmann —más conocida como La Polaca—, ese cruce perfecto entre música en vivo y pista de baile, una maratón hedonista que arrancó con el sol cayendo y terminó cuando Buenos Aires empezó a despertarse. Desde los primeros minutos, el ambiente tenía algo eléctrico: ese mood porteño que mezcla ansiedad por lo nuevo y devoción por la fiesta bien hecha. La producción, afiladísima, acompañó con luces, pantallas y una puesta que no dejó espacios muertos. Y entre risas, banderines y vasos que iban y venían, el Club Ciudad se transformó en un pequeño universo paralelo con once horas de shows, DJ, intervenciones artísticas y una grilla picante —Louta, La Joaqui, Turf, Plastilina, Juana Rozas, Ángela Torres, Damas Gratis— la primera edición, adelantada por alerta meteorológica, fue una celebración imposible de frenar. Desde las 18 hs, con el atardecer tiñendo la ciudad y las primeras hordas de amigos entrando al predio, ya se intuía que iba a ser una buena noche. A continuación, un recorrido diverso y lleno de momentos que vale la pena volver a contar.
«Desde los primeros minutos, el ambiente tenía algo eléctrico: ese mood porteño que mezcla ansiedad por lo nuevo y devoción por la fiesta bien hecha»
1.No estuvo Rosalía pero sonó constantemente
Los musicalizadores y DJs del evento se encargaron de que Rosalía estuviera presente en el festival: sus canciones se mezclaron entre los hits infaltables que suelen musicalizar cada edición de Polenta, como Siempre es viernes en mi corazón de Alex Anwandter o Qué vas a hacer tan sola hoy de Viejas Locas. Incluso en el merch del festi aparecieron banderines con la icónica tapa de su último álbum, un guiño directo para los fans.
2. De la pista al plato
Entre show y show, el festival también tuvo su propia ruta gastronómica: un corredor de puestos que parecía curado con la misma diversidad que la grilla musical. Desde panchos mexicanos del Gordo Vegano, pasando por pizzas napolitanas hechas al instante a churros y chocolates de La Giralda. Todo acompañado por barras que despachaban cervezas y tragos. Esa mezcla —tan propia de los grandes festivales— convirtió cada pausa entre escenarios en un mini ritual: comer rico, recargar energía y volver a la pista.
«Entre show y show, el festival también tuvo su propia ruta gastronómica: un corredor de puestos que parecía curado con la misma diversidad que la grilla musical»
3. Damas Gratis nunca falla
La banda icónica liderada por Pablo Lescano desplegó un arsenal de hits que hizo vibrar a todo el predio. Hubo espacio incluso para clásicos ajenos, como esos himnos de Amar Azul que siempre prenden fuego la pista. Y entre las perlitas inesperadas de la noche, Luz Gaggi se sumó para lucirse con una versión poderosísima de “No te creas tan importante”.
4. Turf: clásicos reversionados y una banda que sigue divirtiendo
En medio de la noche, el set de Turf sumó una bocanada de frescura pop y guiños generacionales. La banda de Joaquín Levinton aprovechó el Festival Polenta para presentar su nuevo álbum, donde reversionan sus hits junto a artistas de distintas camadas —de Lali y Santiago Motorizado a Luck Ra— proyectados en las pantallas del escenario. Y aunque todo el show fue una fiesta retro-moderna, el punto más alto llegó cuando hicieron estallar al público con “Lamento Boliviano” de Enanitos Verdes.
5. Louta y la mejor puesta en escena
Louta volvió a demostrar por qué es uno de los artistas más inquietos y camaleónicos de la escena local. Lejos de cualquier zona de confort, Jaime James llevó al festival un set donde lo performático, lo visual y lo emocional se mezclaron con una naturalidad que sólo él puede sostener. En medio de la maratón sonora del festival, su show funcionó como una cápsula de intensidad creativa: coreos milimétricas, momentos casi teatrales y un clima que nunca dejó de mutar. Incluso hubo espacio para sorpresas, como la aparición de Zoe Gotusso para una versión luminosa de Ayer te vi.
6. Baile hasta el amanecer
Ya casi al cierre, Ángela Torres le puso el último sacudón emocional a la noche con un show intenso y luminoso, ideal para encarar la recta final. Después, la Fiesta Polenta tomó la posta y empujó al público hacia la última parte de la madrugada, cuando el sol empezaba a asomar por el este y el predio todavía vibraba. Así, el festival se apagó recién cuando Buenos Aires volvió a encenderse.




