«En un viaje que me asombró más de lo que creía, hice y vi cosas que me sacaron de la rutina. Me sorprendí con huellas de un yaguareté salvaje, pude ver a un yaguareté a pocos metros, anduve en kayak y lancha rodeada de yacarés y dormí en carpa en un lugar recóndito a orillas del Río Bermejo. Lujos que uno no puede darse en cualquier lado», relata Tamara Tornello en esta bellísima crónica para MALEVA.
Los decks de las carpas con vista al río y a la selva chaqueña.
Una experiencia para vivir (al menos) una vez en la vida: cinco días de naturaleza y real desconexión en El Impenetrable chaqueño junto a Rewilding. Por Tamara Tornello desde el Chaco para MALEVA.
La Fundación Rewilding Argentina fue creada en 2010 y trabaja en colaboración con gobiernos nacionales, provinciales, filántropos y otras organizaciones en la restauración ecológica, la reintroducción y recuperación de especies en peligro de extinción. Es decir, se encarga de pensar a largo plazo. En sus cuatro proyectos, donde además de El Impenetrable están Patagonia Azul, Parque Patagonia y el Parque Iberá, trabajan doscientas veinte personas y hay cuatro o cinco voluntarios en cada uno. Hay personas de todas las edades y provincias involucradas. Algunos vienen del sur, otros de Capital Federal y otros del mismo Chaco. Sus profesiones varían: hay veterinarios, guardaparques, biólogos, cocineros, entre otras, pero todos tienen el mismo fin: trabajar en pos de la recuperación de la naturaleza. Para un futuro, Rewilding busca expandirse a Las Yungas, en el norte del país, donde actualmente tienen un campo de cinco mil hectáreas.
El Impenetrable, un destino turístico que todavía sigue siendo un misterio para muchísimas personas, incluye el Parque Nacional de 128 mil hectáreas que resguarda algunos de los últimos bosques de algarrobos, palos santos y quebrachos y especies en peligro de extinción, y cuatro áreas de acceso público: La Armonía, La Fidelidad, Nueva Población y Los Palmares. Se accede en auto o camioneta y son cinco horas desde el aeropuerto de Resistencia.
Un viaje de este estilo sirve para bajar revoluciones, descubrir rincones de nuestro país mientras alimentamos nuestra alma aventurera y, al mismo tiempo, para ayudar a que estos proyectos y comunidades se sigan expandiendo. Por cuestiones climáticas la temporada para hacerlo es entre junio y noviembre y, para aprovechar la estadía al máximo, se recomiendan cuatro noches como mínimo.
«En un viaje que me asombró más de lo que creía, hice y vi cosas que me sacaron de la rutina. Me sorprendí con huellas de un yaguareté salvaje, pude ver a un yaguareté a pocos metros, anduve en kayak y lancha rodeada de yacarés y dormí en carpa en un lugar recóndito a orillas del Río Bermejo. Lujos que uno no puede darse en cualquier lado…»
Los seis ejes de nuestro viaje:
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1) El entorno es el lujo, carpas traídas de África y desayunos en un deck frente al río.
La pregunta que se hace la mayoría de la gente sobre este tipo de viajes está relacionada con el hecho de dormir. ¿Dónde se duerme? ¿Tienen baños? Las respuestas son simples, claro. Dormimos en los glampings Los Palmares y El Bermejito. Ambos trabajan con carpas traídas de África y cuentan con todo lo que se necesita: camas con buen abrigo, ventanas, luz, enchufe, baño, ducha y agua caliente por las noches. También tienen un deck con vistas al monte o al río, dependiendo de su orientación. En el Glamping Los Palmares hay un área común, en donde cenamos y desayunamos, y en Glamping El Bermejito tuvimos la suerte de desayunar en el deck junto a los pájaros silvestres.
Otros de los parajes, como La Fidelidad, cuentan con carpas más pequeñas y decks para alojarte con tu propia carpa para quienes tienen un espíritu más nómade. También hay opciones para grupos en La Armonía. Se pueden reservar camas en habitaciones de hasta cuatro personas, fiel al estilo hostel pero en un entorno salvaje.
2) Noches cortas en un escenario ideal (la selva chaquena que nos devuelve la calma e intenciones bajo la luna llena).
Las noches en El Impenetrable son dominadas por la oscuridad y el silencio. Los máximos ruidos que se escuchan en las carpas son los cantos de los pájaros, los gritos de los monos y las pisadas de algún animal. En cualquier otro contexto esto podría sonar tenebroso pero acá no. La selva chaqueña te devuelve la calma y vivís esos momentos sabiendo que el visitante sos vos. Adaptarte a los ruidos y los horarios es casi como una obligación. Comíamos temprano, alrededor de las ocho de la noche, y para las nueve y media, diez ya no había mucho más que hacer.
Hubo una noche en La Armonía que nos sorprendió. Después de comer en la casa de una familia nos sumamos a una clase nocturna de chacarera y chamamé para turistas. Una pareja joven era la encargada de enseñarnos los pasos típicos y verlos disfrutar de eso fue contagioso. De un momento para el otro éramos diez personas bailando y riendo.
Esa misma noche era la luna llena del ocho de agosto (08/08), momento muy importante en el calendario astrológico, entonces nos atrevimos a pedirle a las chicas que trabajan allí prender un fuego bajo la luna para hacer nuestras manifestaciones (porque ante la duda íbamos a aprovechar esta oportunidad). Hasta ellas se coparon y terminamos siendo nueve personas escribiendo en silencio al lado del fuego. Fue un momento potente e improvisado. A la mañana siguiente una de ellas comentó que ya se le había cumplido una de sus manifestaciones. ¿Habrá sido el poder de la luna llena?
3) La (des)conexión llega sola (hay wifi, pero no lo necesitás).
Sí hay wifi, no en todos lados. Y no, no lo necesitás. Esto está bien y es necesario para conectar al 100% con este viaje. No hablo desde un sentido hippie y no voy a negar que me conecté al wifi las veces que estuve en los sectores comunes que resguardaban la señal a través de Starlink, sino que me gustaría destacar que a medida que van pasando los días, uno necesita cada vez menos saber qué pasa en la pantalla. Cuando tu preocupación u objetivo es lograr ver un yaguareté o intentar encontrar el animal que se esconde entre las hojas a metros tuyo, el doom scrolling queda en segundo plano. Tu realidad se vuelve palpable y es muy probable que presencies momentos que son muy difíciles de repetir entonces estar atento se vuelve sumamente importante. El entorno no es el mismo si se funde con audios de TikTok, reels, memes de X o una catarata de mensajes sin leer. Y, como siempre, al tomar distancia de la virtualidad uno reconoce el verdadero valor del estar presente.
4) El Río Bermejo está vivo (y cómo todo fue perfecto – pollo al disco mediante – en uno de sus remotos bancos de arena).
“El río está vivo” es una frase que escuché mucho en el viaje. La repetían casi todas las personas que nos cruzamos. El Río Bermejo bordea al Parque Nacional Impenetrable y esconde la frontera invisible entre Chaco y Formosa. Lo navegamos en dos ocasiones: 35 kilómetros desde el Glamping Los Palmares hasta donde hicimos un campamento nocturno y otros 35 kilómetros desde ese punto geográfico hasta el Camping La Fidelidad, en la zona más al sur del parque. En nuestro recorrido nos topamos varias veces con bancos de arena, lo cual dejó en claro lo dinámico y cambiante que es. La noche que hicimos el campamento a sus orillas tuvimos suerte. Encontramos un espacio resguardado que, probablemente, en unos meses no exista más. Esa noche fue mágica e irrepetible.
Sele, Nati y Evaristo, quienes trabajan en Los Palmares, prepararon la estadía para que todo sea perfecto: hubo pollo al disco, vino, charlas bajo la luna, carpas equipadas con catre y bolsa de dormir y desayuno. Por la noche se escuchaba la corriente del río y el eco que surgía en el espacio donde estábamos ubicados hacía que el sonido fuera envolvente y 360º. Entre sueños era difícil distinguir entre imaginación y realidad pero imposible olvidar que estábamos durmiendo aislados en un punto geográfico remoto y desconocido.
5) Las historias de las comunidades locales son contadas en primera persona.
En el proyecto El Impenetrable, Rewilding no deja nada librado al azar. Las comunidades locales son parte de esta historia y juegan un rol activo. Hay doscientas familias viviendo allí y en el paraje La Armonía hay cinco casas de familias que reciben a turistas cada noche con platos caseros. Nosotros comimos pastel de chivo, estofado de carne y pollo con papas al horno. Fueron todas comidas calientes y reconfortantes para sentirse a gusto en el invierno. En estas noches no faltan las charlas con las familias quienes nos acercan a su realidad y manera de vivir.
Y si hablamos de gastronomía no puedo dejar de lado los platos de la cocinera Lara Said Stieg en el Glamping Los Palmares, que con pocos ingredientes y mucha creatividad también nos hizo platos versátiles y deliciosos con productos locales. Comimos taco de mandioca con fiambre de chivo, yogur griego y miel infusionada con ají de monte, osobuco braseado con verduras asadas y reducción de chañar, ravioles de espinaca con panceta, salvia y ajo, alfajor de naranja, algarroba y cacao relleno de dulce de leche de zapallo con semillas de girasol y tarta de frutas con masa de algarroba y almíbar de doca. Un espectáculo en la selva.
Volviendo a las capacitaciones, además de gastronomía y hospitalidad, desde Rewilding educan a las mujeres en artesanías y turismo. Quienes tejieron toda su vida en telar aprendieron a tejer motivos, por ejemplo. Todos los objetos que están a la venta en la tienda del Glamping El Bermejito están hechos localmente y en cada etiqueta se puede observar el nombre del artesano que lo realizó para poner en valor su trabajo.
6) Lo mejor para el final: el yaguareté nos dejó mudos.
Porá es el yaguareté de ocho años que pudimos ver en la estación biológica El Teuco. Está allí como parte de la educación ambiental y lo visitan turistas y estudiantes de escuelas de la zona. Nació en un zoológico en Brasil y come 2kg 200 de comida por día. Es un animal excesivamente magnético que te atrae con cada movimiento y mirada. Sus manchas cumplen el rol de huella digital. Cada uno tiene una trama distinta que lo distingue de los demás.
Rewilding trabaja para recuperar las poblaciones de yaguareté. Hay únicamente nueve en todo el parque y están controlados con un collar que envía señales con puntos geográficos para saber por dónde se están moviendo. Justo durante nuestro viaje y después de 36 años, nació una cría salvaje de yaguareté y el mundo la pudo ver gracias a la fotografía de Pablo César Luna, un fotógrafo local con quien pudimos charlar acerca de este encuentro:
“Fue un momento muy emocionante. Yo no paraba de temblar. No podía creer estar frente a un felino tan grande. Siempre había soñado con verlo algún día y justamente fue en mi cumpleaños. Una locura. No me acuerdo mucho porque se me bloqueó la mente después de hacer la foto. Me quedé tildado… Era algo que no teníamos planeado, justo tenía tiempo libre y fui a navegar. Darío, con quien estaba, lo vio primero entre las hojas y lo señaló. Pensé que algún día iba a ver un yaguareté y se dio en un momento muy especial”, le confesó a MALEVA.
Tapir, ciervo de pantanos, tortuga de patas rojas, guanaco, nutria gigante son otras de las especies en peligro de extinción con las que trabaja Rewilding. Nos quedamos con ganas de avistar tapires pero al haber sido una temporada húmeda era menos probable que los animales bajaran al río, sino que aprovecharon el agua acumulada en los montes. Sí vimos nutrias, hiperquinéticas y simpáticas, tortugas que se interponían en nuestro camino y pecaríes labiados, una especie que nos remite a una mezcla entre cerdos y jabalíes y que nos sorprendió con el ruido que hacen con sus dientes para ahuyentar.
En este tipo de viajes la atención es primordial. Hay que estar alerta y disponibles para avistar animales en los múltiples paisajes chaqueños, respirar los aromas de sus árboles, flores y frutos y escuchar los sonidos de distintos animales. Sin duda una experiencia para vivir al menos una vez en la vida. Y no se intimiden si no tienen alma aventurera, las personas urbanas también pasamos por nuestra primera vez.
Para organizar un viaje recomendamos visitar https://elimpenetrable.org
Para reservar alojamiento en los glampings contactarse al +54 9 2966 22-8408 por WhatsApp, vía www.rewildingexperience.com o a través de Instagram en @rewilding_experience.
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Fotos: Tamara Tornello y gentileza de Rewilding.