Con la ciudad corriéndose hacia al norte, Núñez quedó en el lugar ideal/ Una esquina para el vermucito de las siete, un “patio de comidas” de diseño a cielo abierto, veredas vineras y restós de chefs consagrados que la están rompiendo/¿Por qué lo eligen para instalar sus proyectos?/Un clásico que cumple 11 años nos cuenta cómo vivió la transformación del barrio/Primicia: una pizzería distinta que abre pronto.
Una cafetería, un lugar de pizzas y otro de ensaladas: sí es Citio, el patio de comidas al aire libre.
Hablame de Núñez: así es el aluvión de nuevas propuestas (bistrós, bares, restaurantes, cafés) que dejan en el lugar ideal al barrio «con más serotonina» de Buenos Aires. Por Lenchu Rodríguez Traverso. Fotos: Ana Pareta para MALEVA.
La pandemia – y la necesidad natural de descomprimir ciertos barrios de Capital Federal – empezaron a correr todo, de a poquito, hacia el norte. En este movimiento de placas tectónicas, Nuñez quedó parado en el lugar ideal. Su esencia de barrio residencial sigue intacta – si bien se le van sumando torres de oficinas -; y el punto estratégico entre Capital y Zona Norte lo volvió muy atractivo para propuestas con personalidad. Cuando el Pollo Gómez abrió su bar hace once años, en la esquina de Arribeños y Guayra, esa zona del barrio incluso se caracterizaba por grandes terrenos baldíos cercanos a Libertador.
“Núñez cambió bocha, hoy hay re buenas propuestas hechas con mucho amor”, expresa, a la vez que nos cuenta que tener el río cerca, la serotonina de los deportistas y el acceso, lo convierten, en su opinión, en el barrio más especial de CABA.
A pesar de su alma barrial, en los últimos años, aterrizaron proyectos con mucho estilo y creatividad. Piedra Pasillo trajo diseño, juventud y producto de primer nivel. Mauer, le sumó una buena movida nocturna. Hola Chola incorporó una propuesta gastro relajada que hizo explotar la vereda cada día lindo. Pero este último año hubo una oleada especial de aperturas.
Chefs de renombre y jóvenes con ganas de hacer algo distinto coparon Nuñez con bares de vinos, cafecitos, lugares “fast-good” y hasta propuestas por pasos. Con MALEVA los llevamos por 8 nuevos que vale la pena visitar, una primicia que está por “salir del horno” y un clásico que se ganó su lugar en la lista.
“Núñez cambió bocha, hoy hay re buenas propuestas hechas con mucho amor”, expresa el Pollo Gómez, pionero absoluto de la nueva escena, a la vez que nos cuenta que tener el río cerca, la serotonina de los deportistas y el acceso, lo convierten, en su opinión, en el barrio más especial de CABA…A pesar de su alma barrial, en los últimos años, aterrizaron proyectos con mucho estilo y creatividad…»
1) CITIO: un “patio de comidas” a cielo abierto con diseño, arquitectura y un oasis floral / Av. Comodoro Martín Rivadavia 1719.
Frente al boulevard de Comodoro Rivadavia, hay un paseo gastronómico a cielo abierto que se entremezcla perfecto con ese cuadro sereno. Enmarcado entre plantas y flores – y con una construcción que reluce el trabajo de un arquitecto con ojo para el diseño -, Citio aloja tres “cajitas blancas” con un mismo pasillo central, que ofrecen propuestas gastronómicas diferentes: Aleph, con café, panadería, helados y brunch; Tata’s tiene pizzas, pastas y empanadas y, al fondo, Somático ofrece bowls y ensaladas.
Agustín Sanjuan vivió en Núñez toda su vida y decidió que todos sus desarrollos arquitectónicos los haría en ese barrio. “Con mi socio siempre vimos a esta zona con un fuerte potencial gastronómico, por eso invertimos en varios terrenos”, cuenta a MALEVA.
Él mismo creó estas tres marcas – cada una con una fuerte impronta de branding – armando una especie de Manduca (el paseo gastronómico de Avenida Corrientes) en un oasis de verde, flores y blanco. La frutilla de la torta es el deck de madera con mesitas, bancos y sombra, para sentarse a descansar y disfrutar de la comida.
2) L’ Aperó: la esquina parisina del vermut y el “aperitivo o’clock” (con un sándwich de focaccia que la rompe) / Iberá 1800.
La esquina de L’ Aperó podría pasar perfectamente como una pintoresca esquina parisina. Sus tres dueños, Federico, el Vasco (ambos gastronómicos) y Pablo, se conocieron en el Liceo Francés y cada uno tiene una fuerte relación personal con el país europeo. “El nombre viene de aperitivo, algo que para los franceses es como una institución”, nos explicó Federico Schnaider. “Dijimos, ¿por qué no ponerle el nombre de ese momento de reunión y brindis que es tan importante en Francia?”
Si bien el horario de las siete u ocho de la noche es su prime time, también tienen un menú de mediodía. En ambos, los protagonistas son los platitos para compartir, donde se evidencia la experiencia y el recorrido de sus creadores a través de una interesante diversidad cultural. La papa rosti rellena de queso azul convive con una ensalada tibia de Estambul, un paté de foie, unas mollejas y un randang (carne de cerdo braseada al curry). También tienen sándwiches – el de mortadela con stracciatella y pesto de pistachos en pan focaccia es un hit -, y una carta de bebidas coronada por sus 20 etiquetas de vermut nacional y vinos.
3) Ness: Leo Lanussol vuelve con mucho fuego, un salón de triple altura y lo simple hecho sorpresa (el pollo con naranja vale mucho la pena) / Grecia 3691.
Ness es una de las aperturas que más dio que hablar en el último tiempo y, sin embargo, conquistó con su perfil bajo. Leo Lanussol (Propper) y Esteban Cigliutti (Ya Cabrón) se unieron mientras, buscando nuevos proyectos, coincidieron en esta esquina de calles cortadas en Nuñez. “Fue una conexión muy linda desde el comienzo porque queríamos lo mismo”, cuenta Esteban a MALEVA. “Nos empezamos a compartir referencias e imágenes y estábamos hablando el mismo lenguaje”. La obra de un año dio como resultado un salón de triple altura, con algunas mesas de cuatro personas, un olivo mendocino dentro del espacio y dos barras en el centro. Desde todos lados se pueden ver los fuegos que son los reyes de la cocina a la que ellos llaman “primitiva y brutal”.
El menú es algo particular y simple a la vez. Lo particular es que todo se puede pedir en porción entera o en media porción. Recomiendan empezar con uno de los primeros platos – la trucha con limón negro y mostaza, el pan a las brasas o el cottage – pedir 1 o 2 verdes y lo mismo con las proteínas. La ensalada de berro, papas pay y krein es muy interesante, los espárragos con miso y pan gritata una delicia y el pollo con naranja y espinaca es una sorpresa que, si no te animás a confiar en que vale la pena pedir un pollo, te perdés de descubrirlo. Ness tiene un bar en la entrada que funciona desde más temprano y sin reservas.
4) Evelia: las pastas “de la abuela” que ya no necesitan presentación (ahora también al mediodía) / Campos Salles 1712.
Da la sensación que a esta altura Evelia ya no necesita presentación. Su panera inconfundible, los ñoquis con pesto, los agnolotti con espuma de queso; no hace falta pertenecer al mundo gastro para haber visto esas imágenes varias veces en las redes sociales. La última creación de Máximo Togni fue una de las aperturas más aplaudidas del año; un fenómeno que confirmó que los argentinos amamos nuestras raíces, la cocina de la abuela, la pasta y los sabores que no remiten a nuestra infancia.
Por el salón de tonos pasteles y madera clara, siempre lleno, desfilan entradas con charcutería, burratas y paté; platos hondos con ñoquis, agnolottis, tortellini, bigoli – los fusilli al fierrito con ragú boloñés y burratina son uno de los preferidos -; la milanesa de lomo, copia exacta de la que hacía Evelia, y los postres ya icónicos, como el profiterol con salsa de chocolate caliente. Buenas noticias para el que no conseguía llegar a tiempo a las reservas nocturnas; Evelia abrió unos turnos al mediodía, de martes a domingo de 12:30 a 15:30.
5) Báltica Café: una esquina con buen sol, buen café, pastelería de primera y muchas mesas para hacer coffee office / Quesada 1798.
De la multinacional a ponerse el nuevo cafecito extra pet friendly del barrio; hace dos meses que Catalina Iglesias y su pareja, Matías, cumplieron un sueño pendiente, pero la idea inicial (un café chiquito y de paso) terminó derivando en algo muy distinto. El local – la esquina de Quesada y 11 de Septiembre con un sol que pega durante todo el día – tiene un salón muy amplio, lo que invita a los vecinos a instalarse un rato con la computadora o juntarse con amigos. “Muchos ya vienen todos los días y algunos incluso dos o tres veces al día”, nos confiesa Catu, emocionada.
La pastelería ya desde la vista, refleja una experiencia familiar por detrás. Y es que sus pasteleros – que tienen un sector de producción en el subsuelo – estuvieron asesorados por el equipo de Betular, que ayudó a crear el menú. La respuesta a la pregunta sobre el producto que más sale, sorprende: “nuestra medialuna, sin dudas. Es la mejor medialuna que hay”. Chipá, tortas en formato lingote, danesas, sacramento de cuatro quesos, cookies de muchos colores y los “budines” redondos con baños de chocolate y toppings completan el mostrador que atrapa cualquier mirada. Ahora arrancaron a hacer las “tardes de esquina”, los fines de semana, con barra de filtrados y música en vivo.
6) Vereda Adentro: la esquina del encuentro donde “la vereda es el salón”, con vinos por copa y platitos para compartir / 11 de septiembre 1888.
“La gran vereda es nuestro salón”, explica Lu Bulacio, una de las tres socias creadoras de Vereda Adentro. Hay algo en la pureza del barrio que matcheó con la pureza del bar de vinos, el único de vinos 100% naturales, que tiene como bandera acercar propuestas saludables, naturales e innovadoras a los vecinos. Lu tiene Lado Salvaje, donde presenta etiquetas sin intervención y las vende online y en Punto Volátil, la tienda física que abrió hace unos meses a una cuadra del bar. “En Vereda tenemos etiquetas que son más ATP y en Volátil tenemos etiquetas más extrañas, de uvas no convencionales y de afuera”, cuenta. “Muchas veces, cuando viene alguien en busca de alguna rareza, le mostramos el portfolio de Punto Volátil, vamos a buscarla y se la traemos al bar. Es un juego divertido”. Además de las botellas, en Vereda tienen unas pizarras de vinos por copa que podés probar en la barra “como en una heladería”.
Con esa misma filosofía – trazabilidad, pequeños productores e ingredientes agroecológicos – Lucio, el jefe de cocina, armó su carta de comida. “Los imbatibles son el hummus de zanahoria, la tortilla de papas y el brisket de carne de pastura de La Julia”, cuenta Lu y sigue con un “¡me dio hambre!” También tienen platos que cambian cada estación. Ahora hay uno nuevo de espárragos grillados sobre un colchón de ricota y crocante de queso que “es increíble” y, de postre, un cremoso de chocolate con cascaritas de naranja confitada y sal marina.
7) Kalis Pizza: la primera pizza “fast -good”, por porción, de la mano del panadero Franco Kalifon / O’Higgins 3578.
Una pizza distinta está llegando a Núñez. Y el que la trae es Franco Kalifon, creador de Kalis Pan – la marca que le vende panes a hamburgueserías como Kiddo y Big Pons – y además un fanático de la pizza. Viajó por Estados Unidos e Italia capacitándose y consiguiendo materia prima de calidad para volver y cumplir el sueño del local propio. “Kalis Pizza va a ser un ‘fast-good’”, nos adelanta, a pocas semanas de inaugurar (con gran diseño y mucho branding) en O’Higgings y Crisólogo Larralde. Básicamente: todos los componentes de un fast food – banquetas, vajilla descartable, 3 o 4 sabores de pizza por porción – pero con mucha búsqueda de calidad en el producto, “y con coquita de vidrio”.
“Si tuviera que entrar en un estilo diría que es más neoyorquina pero con la impronta de Fran, como me gusta a mi. Es una pizza de autor”, explica con un entusiasmo desbordante. Finita, crocante y por porción, pero con mucha personalidad en los sabores y que, a pedido de su creador, todavía no se pueden spoilear. “Entre tantas cosas estamos importando tomates de Italia que no existen en Argentina, desarrollamos nuestra propia mozzarella y pepperoni. Para la masa me fui a EEUU y a Italia a capacitarme y desarrollar la mía. El horno me lo traje de Italia”. Habrá que esperar un par de semanas y estar atentos a Instagram para agendar la inauguración oficial.
8) Baja América: siete pasos que te llevan a bailar por sabores de Latinoamérica (y un gran spot para noches especiales) / O’Higgings 3424.
En un local íntimo sobre la calle que circunda las vías del tren, suena una salsa que te hace mover un poco el cuerpo y te transporta a esa alegría del verano. Baja América vino a traer un nuevo punto geográfico donde, “no hay un plato único de cada país, sino que hay técnicas y fusiones que resaltan los sabores latinos con toda su identidad”, explica Freddy Morales, uno de los creadores. Él y Antonio Bautista se conocieron hace 15 años estudiando gastronomía, tuvieron restaurantes mexicanos juntos como Ulúa y Aurelia y en Baja América quisieron salirse de la tradición para mostrar otra faceta de su trabajo.
La propuesta es única: un menú fijo de siete pasos. La única decisión que se toma (además de alergias y restricciones) tiene que ver con la bebida; vino por botella o el maridaje que está en manos de Freddy y que va acompañando cada uno de los pasos, con etiquetas nacionales y alguna joya de afuera. Se empieza con una panera sublime; un pan de maíz que parece una nube, un brioche, una focaccia y manteca de la casa. Dumplings de langostino y chorizo colorado, caldito de camarón, tartar de res con chips de plátano, pesca del día, mole de membrillo con pato curado, helado de aguacate… El desfile de platos lleva su tiempo, no es un plan para hacer un día a las apuradas. Baja América es un plan en sí mismo, distinto y sabroso, que merece la pena el tiempo y la atención.
9) Arcos: «un poco de todo» – vinos, catas, brunch, café y almuerzos – en una casona restaurada de 1929 / Arcos 3015.
Una casona de 1929 sobre la calle Arcos – mix francesa, italiana y la típica “casita chorizo” -, llamó la atención de la familia Rigón que buscaba un espacio donde plasmar su vinoteca. Después de once meses de obra nació Arcos Bar, uno de esos lugares que tienen “un poquito de todo». Por un lado, la vinoteca – La Véneta Cava – a cargo de Ignacio y Aira (los dos sommeliers) donde venden vinos y organizan catas. A partir de las siete de la tarde, se inaugura el bar de vinos con variedad de etiquetas por copa, que cambian cada semana, tapeo y raciones de quesos y chacinados. “Hay música, luces tenues y velas, ricos vinos, rica comida y un ambiente ecléctico que nos encanta”, confiesa Ignacio, el hijo que estuvo a cargo del diseño del espacio junto con su papá, Bruno. Ahora, con la vereda activada en modo primavera, se arma un lindo ambiente afuera también.
Durante el día sirven café de especialidad, viennoiserie, sándwiches y ensaladas. Los sábados tienen su brunch, donde se eligen dos o tres platos, y entre los que hay huevos benedictinos, tiradito de pesca curada, ensalada caesar y tostadas francesas. “Hace poquito inauguramos la vereda que está espectacular especialmente durante el día, por la semisombra que dan los árboles de la vereda”, cuenta Ignacio. En el proyecto familiar Sandra, la mamá, prepara las mermeladas, el hummus y el paté y la abuela “Chiche” suma berenjenas en escabeche, conservas “espectaculares” y, cuando pinta, unas tandas de empanadas caseras.
10) El Pollo Gómez bar: la alegría del barrio (y de las noches con fiestas memorables) acaba de cumplir once años como pionero absoluto en la nueva escena de Núñez / Arribeños 3091.
Entrar al bar del Pollo Gómez es como entrar a la casa de un amigo; será una combinación entre la calidez del Pollo y los once años cumplidos hace pocas semanas. Esa esquina, Arribeños y Guayra, vió la evolución del barrio en primera persona. “El acceso hace que sea muy piola para que se junte alguien que vive en CABA con alguien de Zona Norte”, y esa es una de las razones por las que el bar aloja cumpleaños (más de uno a la vez) casi todos los fines de semana. La casa de los mil colores y souvenirs tiene historias de todo tipo grabadas en sus paredes. A las noches de pizza, tapeo y sándwiches se le suman fiestas que duran hasta la madrugada, un sello que marcó la esencia del bar desde sus inicios.
“El barrio cambió bocha. Antes se podía estacionar, ahora con el auto es imposible; antes no había nada, ahora hay mil lugares”, explica el Pollo, mientras señala las torres de alrededor y recuerda que antes eran baldíos y canchas de fútbol. Pero a él el cambio no le molesta, al contrario, le parece parte necesaria de la evolución. “Hoy hay re buenas propuestas hechas con bocha de amor. A las dos que tengo cerca – L’Aperó y Vereda Adentro – se nota que le pusieron muchas ganas.” Aprovechando la oleada de oficinistas que se sumaron al barrio estos últimos años, el Pollo abre los mediodías solo para takeaway, con platos simples a muy, muy buen precio.
Galería:
///
Las fotos de Ness, Vereda Adentro, Baja América y Arcos Bar son gentileza para prensa de los lugares mencionados.
///
En MALEVA hacemos fotos y coberturas en video con nuestros equipos MOTOROLA (Edge 40 Neo, Moto G84 5G y Moto G54 5G).