Cinco de los mejores restaurantes y bares de Buenos Aires (a saber: Niño Gordo, Julia, Mengano, Tres Monos y LaUat) que, solo por esta noche, abrieron sus cocinas y barras en tándem para acoger al dream team de Grupo Carmen, venido desde Colombia/Un bondi histórico para moverse de un lado a otro/Platos grandiosos (a un ritmo non stop)/Una calesita de la felicidad
Un viejo colectivo porteño llevó a los participantes – a pura emoción y fiesta -, por los distintos restaurantes y bares.
«Total desborde foodie: así viví Calesita, la noche delirante en la que chefs y bartenders top de Argentina y Colombia coparon Palermo…» Por Delfina Krüsemann para MALEVA.
La invitación llega en forma de plano desplegable y ya se puede intuir que lo que tenemos por delante será una experiencia sublime, maratónica, pero, sobre todo, una verdadera fiesta. Cinco puntos marcados en el mapa, con la siempre efervescente calle Thames como columna vertebral; cinco de los mejores restaurantes y bares de Buenos Aires (a saber: Niño Gordo, Julia, Mengano, Tres Monos y LaUat) que, solo por esta noche, abrirán sus cocinas y barras en tándem para acoger al dream team de Grupo Carmen, venido desde Colombia con ambición de mostrar todo (¡pero todo!) lo nuevo y genial de su cada vez más creativa y premiada cocina.
Pero si hay algo que nuestros hermanos latinoamericanos suelen destacar de su paso por la capital argentina es nuestra hospitalidad, y esta no va a ser la excepción: junto a los embajadores de Grupo Carmen, también cocinarán chefs top locales – no sólo los residentes de cada sede de esta vuelta llena de sabores bautizada “Calesita” sino, también, varios otros invitados especialmente para la ocasión, como Mariano Ramón (Gran Dabbang), Lis Ra (Na Num), Alejandro Féraud (Alo’s), Matías Veleda (Olivier) y Tomás Treschanski (Trescha). El resultado: 24 platos de 11 restaurantes de Buenos Aires, Cartagena y Medellín, para ser degustados en una ventana de apenas ¡cuatro horas!
La línea de largada de este desenfreno foodie es Tres Monos, el bar de Sebastián Atienza y Carlos Aguinsky que ocupa nada menos que el puesto 27 del The World ‘s 50 Best Bars. Ahí nos reciben dos referentes de Grupo Carmen, Maycoll Tobón Ramírez y Sebas Manrique Argot, Bar Manager y RR.PP. de la marca respectivamente. Lo hacen, como no podía ser de otra manera, con trago en mano: el Pedro Piña lleva ron, sake, coco, ananá y jengibre; esta vedette en la carta de cócteles de sus exitosos restós setea el mood ideal para arrancar el tour. “Nuestra historia nace cuando, después de estudiar en Le Cordon Bleu y trabajar en distintos restaurantes de California, Carmen Ángel y Rob Pevitts deciden probar suerte en Medellín. Catorce años después, el grupo cuenta con cuatro marcas distintas: Carmen, Moshi, Don Diablo y X.O.”, le cuenta Sebas a MALEVA mientras marcha otra ronda de tragos.
«La línea de largada de este desenfreno foodie es Tres Monos, el bar de Sebastián Atienza y Carlos Aguinsky que ocupa nada menos que el puesto 27 del The World ‘s 50 Best Bars. Ahí nos reciben dos referentes de Grupo Carmen, Maycoll Tobón Ramírez y Sebas Manrique Argot, Bar Manager y RR.PP. de la marca respectivamente. Lo hacen, como no podía ser de otra manera, con trago en mano…»
Poco después, nos preparamos para enfrentarnos al primer plato fuerte de la noche: Niño Gordo, a tres cuadras de distancia, que decidimos hacer caminando. Nos acomodamos en la emblemática barra del restó de Germán Sitz y Pedro Peña (quienes, nos vamos a enterar más tarde, fueron autores intelectuales de esta velada); desde ahí, tenemos asientos en primera fila para ver su cocina más ajetreada que nunca. Cuento literalmente 15 personas trabajando, entre ellas, la legendaria Carmen Ángel acompañada por Sebastián Marín, uno de los chefs ejecutivos de Grupo Carmen. El ritmo es es non-stop pero reina la calma y la buena onda. Ni bien nos llenan las copas de Pinot Noir (un 45 Rugientes, uno de los vinos argentinos más australes del mundo), empiezan a servirnos todos y cada uno de los ocho platos que corresponden al menú exclusivo de Calesita en Niño Gordo. Los ganadores de este round: el pacú a la parrilla y raita de chilto de Gran Dabbang, el ceviche de mejillones con leche de tigre de kimchi de Na Num y, por knock out, el cangrejo y caviar de X.O. (seguí cuchareando más allá de lo debido, lo admito, pero fue duro saber que no iba a volver a probarlo hasta no pisar Colombia en un futuro).
«Cuento literalmente 15 personas trabajando, entre ellas, la legendaria Carmen Ángel acompañada por Sebastián Marín, uno de los chefs ejecutivos de Grupo Carmen. El ritmo es es non-stop pero reina la calma y la buena onda. Ni bien nos llenan las copas de Pinot Noir (un 45 Rugientes, uno de los vinos argentinos más australes del mundo), empiezan a servirnos todos y cada uno de los ocho platos…»
La tercera posta es Julia, del otro lado de la avenida Córdoba. Nos subimos a nuestro vehículo asignado, un colectivo antiguo de la línea 21 completamente restaurado, con la emoción de un grupo de egresados listos para partir a otro viaje inolvidable. Allá nos reciben Julio Martín Báez, con toda la calidez y sencillez que lo caracterizan, y, de parte de la comitiva colombiana, Mateo Ríos y Rob Pevitts, quien, aunque nacido y criado en USA, después de casi 15 años radicado en Medellín se anima a presentar esta nueva serie de platos en español. De un segundo a otro, la mesa se ve invadida de propuestas para todos los gustos; es que, sin ningún problema de cartel ni de maridaje, conviven la fresquísima ensalada de manzana verde, kiwi, vinagreta de tamarindo y maíz frito (obra maestra de Báez) con un mucho más power panchi-parri de pato, sauerkraut y manzana fermentada (una nueva sorpresa del siempre sorprendente Féraud).
Pero todavía hay más, mucho más, y entre el vino que sigue corriendo y las delicias con las que no paran de agasajarnos, es difícil imaginar cómo nos vamos a hacer de energías para llegar hasta Mengano, el bodegón de alta cocina de Facundo Kelemen. La respuesta: el mismísimo Germán Sitz, que nos espera a bordo del infatigable 21; en un trayecto de menos de cinco minutos, Sitz despliega todo su carisma y nos recarga las pilas mientras nos cuenta la génesis de Calesita y cómo fue que terminaron armando un circuito unido por un antiguo colectivo porteño: “Básicamente, estábamos ultimando detalles cuando de repente vimos pasar al bondi por la calle. Entonces corrí a pedirle la tarjeta al conductor”, confiesa divertido.
«Es difícil imaginar cómo nos vamos a hacer de energías para llegar hasta Mengano, el bodegón de alta cocina de Facundo Kelemen. La respuesta: el mismísimo Germán Sitz, que nos espera a bordo del infatigable 21; en un trayecto de menos de cinco minutos, Sitz despliega todo su carisma y nos recarga las pilas mientras nos cuenta la génesis de Calesita…»
Ahora sí, aterrizamos en Mengano. Son las 23:30 y, a juzgar por la cantidad y variedad de nuevos platos que aparecen casi como por arte de magia en nuestra mesa, pareciera que creen que recién empezamos a cenar. Los ñoquis chipa con caldo de mortadela de Mengano, los fideos de sésamo chinos de Niño Gordo y el chawanmushi con fondo de rabo, almendras y regaliz de Trescha nos seducen a seguir adelante, aunque el estómago ruegue lo contrario. El reloj marca la una de la mañana cuando, a punto de decir basta, aterriza en nuestros platos el rogel, un postre típico argentino ya de por sí irresistible, pero que Kelemen desarmó y reconstruyó a otro nivel.
“¿Y, chicos, están listos para la after party en LaUat?”, nos preguntan y, aunque un poco aturdidos después de tanta exaltación para los sentidos, es imposible no acceder a dar una vuelta más en esta Calesita de la felicidad.
Galería:
///
Fotos: son todas gentileza de CALESITA para Prensa.