Son como las seis de la mañana y sigo dando vueltas en la cama. Hoy es un día muy especial porque se casa una de mis mejores amigas. Todavía no sé que ponerme. Anunció que se casaba hace seis meses y durante todo ese maldito plazo no logré encontrar nada que me guste, y que me quede bien, y – por si fuera poco – no sea caro. Ya sé que pedía mucho, que en Buenos Aires no encontrás un vestido de fiesta, lindo y barato. Pero bueno, al principio de la búsqueda la plata si me importaba y después me relajé y estaba a dispuesta a pagar una fortuna por encontrarlo.
Ya son las 8:00 AM y no aguanto más en la cama, así que decido salir por última vez a la calle. Reviso todo mi armario de nuevo por si por una de esas casualidades de la vida encuentro algo, todavía me quedan algunas esperanzas.
Once y todavía sin salir de casa. Me suena el teléfono y me quedo horas hablando con una amiga que ya tenía todo listo. Más deprimente aún: ella divina, impecable con su vestido, no perdía el tiempo hablando y yo a medida que pasaban los minutos, sí. No pensaba ir con un vestido prestado o usado quería estar divina para el casamiento del año. A ver si me entienden, mi salvación era eso o llevar un vestido dos talles menos que me compré hace un año cuando estaba flaca. Ahora, llevo 5 kilos de más, y mi vida se basa en la comida. Duro, pero es así.
Salgo de casa más cansada que nunca, con las ojeras gigantes de no dormir. Necesito una hada madrina que me saque estas piernas de maceta, que me ponga pechos, los brazos de Madonna, que cambie mi nariz y que me haga entrar en el vestido que tanto me gusta de Trosman. Era un zombie, igualito a los de la serie Walking Dead, mandaba mi foto y quedaba seguro. Hello mi name is zombie girl, necesito un vestido de fiesta ¿Tenés?
Salgo de casa más cansada que nunca, con las ojeras gigantes de no dormir. Necesito una hada madrina que me saque estas piernas de maceta, que me ponga pechos, los brazos de Madonna, que cambie mi nariz y que me haga entrar en el vestido que tanto me gusta de Trosman. Era un zombie, igualito a los de la serie Walking Dead, mandaba mi foto y quedaba seguro. Hello mi name is zombie girl, necesito un vestido de fiesta ¿Tenés?
Mi día seguía terrible y mi turno de peluquería era en media hora, así que empecé a apurarme. Recorrí todo, no me faltó nada para ver, pasé por todos los locales. Seguía sin encontrar nada y de tiempo ya estaba más jugada así que encare directamente a peinarme. Tenía que dejar de parecerme a Tina Turner en las próximas 2 horas.
Quedé razonable y me puse lo que mejor me quedaba. Ese vestido negro, comodín que ya está un poco gastado en el culo de tanto sentarme y que no es negro si no gris de tantos lavados. Lo bueno es que mi mejor amiga no se dio cuenta de nada, y la pasamos bomba a pesar de estas pequeñas cosas que me suceden a diario siempre.
Ahora, voy a profundizar un poco así que atentas. Me pregunto: ¿por qué las mujeres perdemos tanto el tiempo pensando en que ponernos? ¿Por qué siempre nos enojamos con nuestro cuerpo? Se dan cuenta, que por un simple vestido mi día era lo peor ¡No podemos pensar así! No podemos pensar que si repetimos un vestido es la muerte, o que si estoy gorda estoy fea y que nada nos queda bien. ¿Saben que deberíamos hacer? ¡Nada! No hay solución, siempre pero siempre vamos a pensar todas estas boludeces. ¿Ok? Hasta la próxima.