Es casualmente sobre Ciudad de La Paz y calles aledañas, entre Teodoro García y Dorrego, donde existen ciertos oasis de calma dentro de la ciudad; entre calles arboladas, casonas antiguas, y adoquines descansan estos espacios que por diferentes razones ayudan a desconectar un poco del caos diario. Por sus sabores, las actividades que proponen, su ambientación o su mística, todos logran de alguna forma hacerte viajar a una dimensión más relajada y descontracturada.
Desde hace dos años Juan Poccard volcó su pasión por el mundo del vino en esta vinoteca estilo club, donde viernes a viernes desarrolla diferentes catas súper amigables (a ciegas, torneos de vinos, charlas) y entretenidas, que reúnen a vecinos del barrio de entre 25 y 75 años. Con una ambientación bien rústica, mucha madera y palets, La Parra se convirtió en un punto de reunión, un lugar para tomar vinos raros, selectos y de pequeños productores, y aprender un poco más sobre varietales y bodegas. Juan se encarga de seleccionar todas las semanas diferentes botellas; para esto ya probó más de cuatro mil vinos desde que puso su vinoteca. Una de las bodegas destacadas que se pueden encontrar es Mevi Family Winery, una bodega de familia muy pequeña y selecta (solo produce 70 mil litros anuales).
Bajo los árboles frondosos y junto al emblemático Pasaje General Paz, esa adorable vivienda colectiva creada en 1925, que mantiene intactos sus balcones y patios, Fabric Sushi desembarcó en el barrio de Belgrano con una propuesta de delivery y take away mega gourmet. “Somos diseñadores del buen gusto” es su frase de cabecera, y eso es lo que intentan demostrar. No solo se abocan al sushi de elite (conservando un buen precio), sino que toda la carta es un verdadero viaje por Perú y Japón; cada una de sus propuestas hace eco de esta deliciosa fusión: Cuentan con tapeos como el ebi furai, el pulpo tataki y las geishas tempura, pasando por ceviche como el norteño y el especial, piezas de sushi como el Inca (langostino rebozado y palta, envuelto en pescado blanco, con crema de leche de tigre y lluvia de togarashi) y el Gratin (langostino y palta, con pulpo por fuera y queso parmesano derretido, flambeado); niguiris como el Lima (de salmón flambeado con rayadura de lima y limón y aceite de trufa) y tiraditos como el Chilli Jam (cortes de salmón bañados con salsa chilli y crocante de coco rallado).
Nació como un local de decoración, hasta que tras la insistencia de clientes ávidos de aprender a reciclar muebles y aprender diversas técnicas, Virginia Escribano, decidió convertirlo en una verdadera escuela para apasionados del mundo decó, o para quienes quieran desconectar de la rutina y conectar con el hemisferio creativo. “Me apasiona la decoración porque es un arte muy concreto. Lo tengo, lo veo, lo uso, es parte de mi casa, me representa y materializa mis ideas de cómo quiero transcurrir la vida”, le cuenta a MALEVA el alma mater de Aires. Este es el mensaje y las ganas de hacer que transmite a todos sus alumnos, hombres y mujeres de diferentes edades que se acercan para aprender diferentes técnicas que rotan con frecuencia: Reciclado y reutilización de Palets, diseño de jardines verticales, mosaiquismo, lettering sobre pizarras, reciclado de muebles y objetos, creación de letras con luces, y muchas más.
¿Cuál es la prisa? clama la pizarra de la vereda de Pipí Cucú, y al solo leer esa frase, uno decide bajar un par de cambios y observar, por un lado, la divina fachada del Pasaje General Paz, con sus flores y los nombres de quienes vivieron allá casi un siglo atrás, y por el otro, a entrar al bar, que aunque lleva años en el barrio, sigue conquistando paladares con su mística tranquila y elegante, su ambientación, su carta y su club de música. Violeta Trocca, Nahuel Lema, Alberto Scilingo y Miguel Dutruel son sus dueños, que siguen de cerca todas las tendencias gastronómicas para reinventarse sin perder su esencia. Los platos cambian con cada estación del año; salvo algunos clásicos que se mantienen por su éxito: las mollejas crocantes con reducción de cerveza, miel de caña, rúcula y tomates asados, y la bondiola braseada con puré de batatas y miel de caña. La ambientación también cambia constantemente, y pasa de ser una verdadera galería de arte, con cuadros de diferentes artistas contemporáneos, a un espacio intervenido por el arte, en donde la obra es casi uno de los atractivos centrales del salón; hoy, de la araña central del salón cuelgan miles de cintas de colores tipo mexicanas que llaman la atención aún desde afuera. Los lunes hay piano y jazz y los martes acordeón, situaciones que hacen que cada noche comience y termine de una forma totalmente diferente.
Empezó como un humilde emprendimiento de Ana María Dotti y su marido; entre los dos armaron una panadería chiquita, escondida por el barrio, pero muy concurrida por los vecinos, conquistados por el aroma a pan casero y a pastelería casera constante. Años después, esa elaboración totalmente artesanal (todo lo que sale de su panadería está hecho por ellos y no tiene ningún tipo de agregado) se fusionó a la perfección con una nueva ambientación que le cambió la cara al local, para transformarlo en una pequeña casa de pan y pastelería bien casera, acogedora, escondida y chic. El solo estar ahí adentro esperando un brownie con nutella y avellanas, unos polvorones de limón, una croissant, una cookie americana con almendra y chocolate, o un pan con semillas, es casi una teletransportación directa a una pequeña y sencilla panadería parisina. Al mediodía también sirven comidas súper simples para vecinos y gente que está de paso, como salteados de arroz, carne al horno con papas o wraps de salmón, pollo mediterráneo o capresse. Entre latas de galletitas antiguas, cuadritos pintados, balanzas, sifones y tacitas de diferentes épocas y estilos, tanto vecinos como gente que descubre este lugar quedan deslumbrados por el sabor y la buena energía que emana de Bruleé.
Un templo que no parece un templo. Un restaurante que es mucho más que un restaurante. En una casona gigante con patios internos y externos, la comunidad Hare Krishna de Buenos Aires expresa y transmite su espiritualidad a través de la comida, el arte, la música y la filosofía, a cualquier curioso que quiera conectarse un poco más con el mundo espiritual. Félix Gonzalez, presidente de la institución, es quien se encarga de coordinar todas las actividades del lugar. El Restaurante Naturaleza Divina está en la entrada de la casa. Kelly, la mujer californiana de Félix es la que se encarga de preparar comidas de diferentes etnias y transformarlas en vegetarianas: italiana, mexicana, americana, hindú y argentina. Los “hits” son las milanesas de seitán (por su gran similitud con las de carne), las albóndigas de vegetales con salsa y la limonada fresca. El servicio es tipo buffet y funciona todos los mediodías; la gente llega, se sirve lo que quiere y se sienta a comer en los patios o salones de la casa. Además, dentro de este gran espacio pasa de todo; hay cursos de filosofía, mandalas, cuencos tibetanos, cocina vegetariana y yoga, pertenecientes al centro Iskcon Argentina. Los domingos hay feria de comidas y artículos de la India en el patio, y música india en vivo con meditación interactiva: el músico arma una melodía y la gente medita y canta guiada por el ritmo. En palabras de Félix: “Es una propuesta holística en el barrio, para que la gente tenga una ventana ahí disponible para cargarse de otra energía; estamos todo el tiempo vibrando lo material, nuestra idea es que la gente se conecte más con lo espiritual”.
Entrar en esta casa es sumergirse en un submundo de sabores totalmente diferentes a los que uno percibe a diario. Ese despertar de los sentidos automáticamente te hace olvidar de todo el afuera, porque cada plato es tan atractivo, sutil y complejo al mismo tiempo que tanto la vista, el gusto y el tacto pasan a ser protagonistas del momento. Martín Molteni es el responsable de esta gastronomía precolombina contemporánea, sensible y honesta, que se sirve en un ambiente rústico, que combina el estilo vintage con materiales típicos argentinos como el hierro, el cemento, el vidrio y la madera. Cada detalle parece previamente calculado con la misma sensibilidad y atención. La carta cuenta con un menú de ocho pasos con delicias como cebiche de pesca blanca y calamar con ají amarillo, pasando por un cordero braseado con berenjena y cebolla morada y unas cerezas sarteneadas con crema helada de vainilla, por solo mencionar algunos. También tienen entradas exultantes de creatividad como el curry con papines andinos, gel de pimiento, criolla y bulbo de verdeo, y platos como los Linguine con langostinos de Comodoro Rivadavia, esencia, crema y hierbas. Este mes celebran su 10º aniversario con un menú especial diseñado por Molteni y Soledad Nardelli: snack de crocante de quinoa, cabrito, oliva y papa como entrada, bife con morrón y ajo negro como principal y de postre queso y dulce. Descubrir cada uno de estos platos es una experiencia memorable, porque bajo la simpleza de estos nombres, se esconden maravillas que te sorprenden con rarezas como un carbón con sabor a ajo negro, que rallan sobre el bife, con un puré rojizo de pimientos; cada paso de este menú celebración es una verdadera sorpresa. Puratierra fue elegido entre los cincuenta mejores restaurantes de América Latina en el último ranking de los 50 best de América Latina.
BONUS TRACK:
Sobre Ciudad de La Paz pero un poco más lejos de las coordenadas Chill, All Saints seduce con su profecía bien cumplida: “Preparamos un rico café para la ciudad que ama tomarlo”. Con un concepto norteamericano y máquinas expertas como la Probat alemana, se encargan de explorar en el mundo cafetero para preparar diversas opciones de espresso, capuchino, flat White y muchos más; con filtrado orgánico y granos de distintos orígenes provenientes de fincas que utilizan métodos innovadores, en un ambiente descontracturado que parece el living de una casa. También tienen un training lab donde dictan workshops sobre Espresso, filtrados y todo lo que uno quiera investigar sobre el universo del café. Tal es su pasión por esta bebida que fueron los primeros tostadores de café en representar a Argentina en el New York Coffee Festival este año.
Fotos: gentileza lugares mencionados.