"YO ME SIENTO EN EL COMIENZO DE MI CARRERA": MARTÍN CHURBA

 
La charla transcurre en un petit hotel de dos pisos de la calle Rodriguez Peña, en plena Recoleta. Es el cuartel central de Martín Churba y la tienda insignia de su marca Tramando. Por allí pasa el diseño, la innovación y un concepto imprescindible en estos tiempos: la creatividad.
Martín es simpático, sencillo y accesible. Tiene la mente inquieta, es un buscador nato, un vanguardista.  Cuando Maleva llegó, lo encontró charlando con estudiantes de diseño chilenos que habían ido a visitarlo. Les explicaba minuciosamente su trabajo y, en cierta forma, hacía docencia.
¿Te gusta enseñar?
Sí, tuve un par de experiencias en la UBA y creo que voy a volver a hacerlo. Me interesa mucho crecer en la investigación y en la búsqueda del diseño desde lo académico.¿Si hoy fueras maestro qué te interesaría transmitir?La creatividad como recurso para la vida, no sólo para el trabajo. Cuando en el diseño tengo algún problema le planteo una serie de pautas a la intervención que son muy inspiradoras e invitan a la creatividad. ¿Aplicás la creatividad también en tu vida personal, en lo cotidiano?
Sí, también soy innovador y creativo en lo personal. Cuando cocino, por ejemplo, me aparecen ideas locas, tengo la mente preparada para eso.

«Yo me siento en el comienzo de mi carrera, tengo la sensación de iniciado en esto, sobre todo porque quiero conservar un estilo juvenil en el hacer y en el diseñar. Si bien ya soy grande, tengo 45 años, me sigo conmoviendo con una propuesta en formación…»

¿El ser creativo y vanguardista vino con vos, lo heredaste, lo aprendiste?
Un poco de todo. Hay heredado, construido, comprado, prestado y, seguramente, algo robado. Es una construcción en capas. Yo no desalentaría a nadie que no haya nacido con el don y, a su vez, no le garantizo a nadie que haya nacido con el don que va a ser feliz. Porque el éxito a veces no trae la felicidad.
El apellido Churba pisa fuerte en el mundo del diseño. Martín se crió en una familia de importantes diseñadores e interioristas. Además, recibió la influencia del trabajo de su madre (Lidia Muradep), directora de la Escuela Argentina de PNL & Coaching. “Allí aprendí los modelos de los coach”, asegura.
De joven estudió teatro, diseño gráfico publicitario y Bellas Artes. Trabajó en obras de teatro y protagonizó la ópera prima de Albertina Carri, No quiero volver a casa. Desde hace años sobresale en el diseño de moda – se recuerda su exitosa dupla con Jessica Trosman a fines de los noventa- y desde 2002 está al frente de Tramando. Actualmente tiene tres locales propios en Buenos Aires, vende en quince provincias argentinas, en cinco ciudades de Japón y, desde diciembre último, tiene su primer local en Dubai.
Comparte vida y trabajo con el arquitecto y diseñador Mauro Bernardini. Llevan quince años como pareja y tres de casados y son socios en Tramando Casa. “Es una pareja con todas las letras, una unión de fuerza y amor”, confiesa.
¿El reconocimiento y los laureles pesan, condicionan?
No, además no creo que tenga tanto. Yo me siento en el comienzo de mi carrera, tengo la sensación de iniciado en esto, sobre todo porque quiero conservar un estilo juvenil en el hacer y en el diseñar. Si bien ya soy grande, tengo 45 años, me sigo conmoviendo con una propuesta en formación. Hace un rato te escuché decir que Tramando no es una marca consagrada ni tiene la vaca atada.
No, tenemos el enorme desafío de sostenernos en el mercado y de afianzarnos. Por suerte, todavía tengo mucho por conseguir de lo que soñé para Tramando y para mí.

«Para vender en Dubai y en Japón tuve que adaptar mis diseños. En Dubai las mujeres debajo de la túnica son red carpet total…En Japón no hay fiestas, es increíble eso. De hecho, cuando alguien se casa en general convoca sólo a la familia y algún amigo, es muy reservado. Se van un fin de semana a casarse y todos tienen un ajuar completo y no suelen ponerse ropa sexy, sólo discreta y elegante.»

¿Cómo está funcionando tu local en Dubai?
No es local propio, es un Tramando  a cargo de un grupo árabe. Está funcionando bien, se venden mucho los productos caros, y hay posibilidades de expandirse a otros países. Estamos contentos.
 ¿Tuviste que adaptar tus diseños para poder vender allí y en Japón?
Tuve que incorporar información. Por ejemplo, en Japón los talles 0 y 1 son los que más salen y en Dubai, los talles 2, 3 y 4. Además, temas culturales. En Dubai acerca de los escotes y las mangas y en Japón, los largos. No puede ser muy corto, pero tampoco se usa el largo. En Japón no hay fiestas, es increíble eso.  De hecho, cuando alguien se casa en general convoca sólo a la familia y algún amigo, es muy reservado. Se van un fin de semana a casarse y todos tienen un ajuar completo y no suelen ponerse ropa sexy, sólo discreta y elegante. 
 ¿Cómo son las mujeres en Dubai?
Red carpet total, debajo de la túnica, para el every day. Y Tramando es un poco red carpet y rupturista del modelo tradicional sexy, entonces nos encontramos en parte con ambos discursos.

«La mujer argentina tiene mucho miedo al ridículo. Tiene muchos puntos de seguridad – el pelo, la tintura, el busto, el jean, la cola, el escote- donde se posiciona desde un lugar de poder, y, por otro lado, hay unos vericuetos de inseguridades increíbles, que la llevan a modelos muy tradicionales.»

¿Y las argentinas?
Hay mucho miedo al ridículo. Aquí la mujer tiene muchos puntos de seguridad – el pelo, la tintura, el busto, el jean, la cola, el escote- donde se posiciona desde un lugar de poder, y, por otro lado, hay unos vericuetos de inseguridades increíbles, que la llevan a modelos muy tradicionales.Tu última colección – Bosque- está basada en obra de Rosa Skific y en otras ocasiones también trabajaste con artistas plásticos. Siempre el arte como referente.
 Sí, trabajé el proyecto piel con Nicola Costantino, era ropa interior con el dibujo de los pezones y los culitos. Después hice diseños en base a obra de Pablo Siquier, Pablo Reinoso, Clorindo Testa, Gachi Hasper.
 ¿Qué proyecto interesante estás tramando ahora?
Siempre Tramando es lo más interesante. También sigo con mucho trabajo social. Ahora con La Juanita  (cooperativa que recompone lazos sociales con trabajo y educación en Gregorio Laferrère) estamos haciendo bolsos con el reciclado de trajes de azafatas de LAN. También estoy, desde hace ocho años, con la Red Puna (organizaciones de aborígenes y campesinos de la Puna y Quebrada de Jujuy), pasé de socio a cliente y les compro sweaters de fibra de llama. Y voy a  hacer un proyecto con Fundación Sí (trabaja la inclusión social de sectores vulnerables).

«Es cuando todo combina, cuando te va bien y te va como vos querías que te vaya y, de alguna manera, esto te posibilita a seguir proyectándote, soñando. Eso es el éxito.  La instancia que te aprueba el futuro, la instancia que te confirma tu proyecto de pasado y la que te habilita que puedas darle gas a tus sueños.»

Ví fotos de tu casa de Martinez, parece muy linda.
Es hermosa, original de 1957, la diseñó un gran arquitecto llamado Rodríguez Etcheto. Es una casa racionalista orgánica, hecha con madera, hormigón y ladrillos, y está concebida como un lugar muy contemporáneo, integra el verde adentro, con ventanales, y los espacios internos son grandes y abiertos al estilo loft. Es como un Le Corbusier de fin de siglo.
¿Tenés obras de arte?
Tengo trabajos del fotógrafo Lobo Velar, unas sillas de la serie Thonet de Pablo Reinoso, una pelota de pezones de Nicola (Costantino), la obra de Hasper que hizo para la vidriera de Tramando, obras de Fabiana Barreda. Pero no soy coleccionista.También te gusta dibujar.  ¿De qué hablan tus dibujos?
Hablan de mi mente buscavida. Es una línea inquieta, en marcador y color, que va y viene. Son tramas. Yo no le daba un valor artístico importante y hasta el momento no los había mostrado.

«Me gusta cocinar y también aplico creatividad en la cocina y se me ocurren locuras…en casa cocinamos nosotros. Arroces, salsas, sopas, albóndigas, purés, carne al horno, asados. También comida sefaradí, yo la aprendí de mi abuela y se la enseñé a Mauro. Hay algunas exquisiteces…»

Y en la cocina te movés como pez en el agua.  
Bueno, más bien como humano en el agua. Me gusta, pero no me quedo a vivir  en la cocina. En casa cocinamos entre cuatro o cinco veces por semana, tanto Mauro como yo. No tenemos cocinera y comemos comida casera.
¿Qué se cocinan?
Arroces, salsas, sopas, albóndigas, purés, carne al horno, asados. También comida sefaradí, yo la aprendí de mi abuela y se la enseñé a Mauro. Hay algunas exquisiteces, como una especie de guiso con carne, pollo o sólo vegetales, papas y calabaza cortadas en daditos, que se cuecen en un agua con limón, apio y ajo. Muy fresco, se come con arroz blanco.  Se usa también una pimienta aromática, que recuerda mucho a la canela y al clavo de olor y cuece la comida, dándole un sabor a madera, a ahumado, muy especial.
 ¿Qué es el éxito en esta etapa de tu vida?
Es cuando todo combina, cuando te va bien y te va como vos querías que te vaya y, de alguna manera, esto te posibilita a seguir proyectándote, soñando. Eso es el éxito.  La instancia que te aprueba el futuro, la instancia que te confirma tu proyecto de pasado y la que te habilita que puedas darle gas a tus sueños.
GALERÍA DE LOS DIBUJOS INÉDITOS DE MARTÍN CHURBA: