Eugenio Cuttica (57) es uno de los artistas argentinos más influyentes. Con residencia en la ciudad de New York, más de 30 años de trayectoria, exposiciones en todo el mundo y a punto de inaugurar su próxima muestra el 14 de Abril en el Museo Nacional de Bellas Artes (Av. Del Libertador 1473). Charlamos de todo y lo conocimos a fondo.
En su tremendo taller en el colorido Central Park de Barracas, rodeados de pintura y lienzos gigantes, MALEVA descubrió sus costados más excéntricos y a un hombre apasionado, divertido, seductor y lleno de sensibilidad. Conozcan a uno de nuestros artistas más prestigiosos: Eugenio Cuttica, desde adentro.
Vamos de atrás para adelante, ¿cuál era tu lugar en los años 80?
En los 80 Buenos Aires era una sociedad donde existía el under, que es algo que no existe más, porque cuando todo se vuelve under ya no se necesita que exista, la ironía del under. Pero en los 80 había todavía como un status quo de una sociedad más contenedora, con características de sociedad, con una estructura mayor en cuanto a la educación, y que daba todo un sentido a la cultura under. Yo pertenecía a esa cultura under. Era amigo de Omar Chabán, Katja Alemann, Omar Viola… Estudiaba mimo con Ángel Elizondo, era amigo de las Gambas al Ajillo (grupo humorístico formado por Alejandra Flechner, María José Gabin, Verónica Llinás y Laura Markert), de Viudas e Hijas del Rock n’ Roll, toda esa movida que fue en los 80 en el Parakultural, Café Einstein, Cemento…
¿Te interesaba la música?
A mí lo que más me gustaba era la plástica y como segunda pasión la performance. Estudié teatro con Pompeyo Audivert y con Cristina Banegas, hice mucha performance y videos.
¿Alguna vez dirigiste?
Hice algunas obras muy dentro de lo que es el teatro experimental, y también compuse una ópera, que no se llegó a representar en New York, con música de Philip Morris Glass (controvertido compositor americano) para un mezzo soprano que se llamaba Alexandra Montano y que falleció. Siempre me atrajo todo lo que es la actuación.
«Me fui a New York en el año ‘96 y hace ya 20 años que oficialmente vivo y resido allí. Yo vivía muy bien en Buenos Aires, me iba muy bien, pintaba, exponía; a los 28 años ya había expuesto en los principales museos. A una temprana edad me iba muy bien y de golpe me empezó a agarrar como un ataque de pánico, “que me tenía que ir”. Me dejé llevar por ese impulso emocional…»
¿Te gustaría llevarla a cabo?
Puede ser. Hay un teatro abajo del Teatro Colón una sala chica que es para trabajo experimental probablemente ahí se pueda hacer. La ópera es la marca que el artista deja. En su paso por la tierra el artista vive para dejar esa marca.
Estaría bueno, Buenos Aires necesita un poco de ópera.
Buenos aires es aburrida, un fin de semana parece la siesta de un pueblo. Es una ciudad de 20 millones y parece un pueblo de provincia. Todo cierra, parece una ciudad fantasma. La gente dice que es tan linda Buenos Aires, que a todo el mundo le encanta, y cuando tienen 5 minutos libres todos se van. Es rarísimo. Todos se quieren rajar. Es mentira que la quieren a esta ciudad.
Ya que antes nombraste New York, contanos de tu experiencia allá como artista contemporáneo
Me fui en el año ‘96 y hace ya 20 años que oficialmente vivo y resido en Nueva York. Yo vivía muy bien en Buenos Aires, me iba muy bien, pintaba, exponía; a los 28 años ya había expuesto en los principales museos y centros culturales. A una temprana edad me iba muy bien y de golpe me empezó a agarrar como un ataque de pánico, “que me tenía que ir”. Me dejé llevar por ese impulso emocional, vendí todo, y llegué a Nueva York con dos hijos de cinco y ocho años, mi esposa y unas valijas nomás. Estuve ilegal durante 1 año y medio y después me nacionalicé norteamericano, ahora tengo las 2 nacionalidades. Y el hecho de haber ido allá ahora lo entiendo y fue porque muchas veces el exilio externo, o el autoexilio, ayuda a un exilio interno; un exilio interno que todo artista necesita para ser un artista. Para poder ser artista hay que hacer un trabajo de olvidar todo lo aprendido, y lo aprendido es parte de lo familiar.
«Con los críticos yo no me llevo y ellos se llevan muy mal conmigo (risas) y me encanta provocarlos. El problema es que siempre llegan tarde, cuando el común de la gente se da cuenta de todo en diez minutos ellos tardan diez años.»
¿Qué influencia tiene o tuvo la religión?
Ninguna, soy ateo y considero a las religiones como fundaciones, más ligadas a lo social que a la experiencia metafísica. Hay mucha política dentro de la religión. Existe una sed de espiritualidad pura y eso es lo que da al arte y es lo que me transmitió el arte a mí desde que tengo uso de razón. A los 7 años tuve experiencias de este tipo y me prometí a mí mismo cuidar esa dimensión, porque todo está construido en contra de este estado mental.
¿Escribís?
Escribo bastante, me encanta escribir. Escribo poesía, prosa poética, ensayos, pensamientos. Lo que hago permanentemente es una traducción del lenguaje hablado al lenguaje de la pintura; porque nosotros somos pensados por el lenguaje. En realidad la pintura es una forma de pensamiento liberada de la esclavización del lenguaje hablado; por eso pinto.
«La gente ya no entra a las galerías, y esto también se debe a Internet, otra connotación globalizada, esta cosa de la comunicación global que está destruyendo muchos oficios centenarios como el del galerista. Ahora la gente se comunica directamente con los artistas y elimina intermediarios.»
¿Dónde te sentís más cómodo, en qué estado?
Hay distintos momentos, cuando yo hago los fondos completamente expresionistas es un acto de no pensamiento puramente emocional, ahí se establece la lucha contra el blanco y contra el bastidor. Es igual a una pelea de boxeo, cuando uno trata de matar el blanco, y después viene otra etapa que está más ligada al hemisferio izquierdo, de reflexión y de análisis, que es mucho más tranquila. Me gusta estar en esas dos actitudes.
¿Cómo es tu relación con los críticos?
Con los críticos yo no me llevo y ellos se llevan muy mal conmigo (risas) y me encanta provocarlos. El problema es que siempre llegan tarde, cuando el común de la gente se da cuenta de todo en diez minutos ellos tardan diez años.
¿Cómo ves el arte hoy en las ferias y las bienales?
Bueno, las ferias de arte son las galerías ahora. Todo se globaliza y hay una concentración de todo. Se concentran los gobiernos, forman zonas como el Mercosur o la Unión de países africanos o la Unión europea, y las ferias de arte son la unión de las galerías. Hoy la gente puede ir y en una tarde ver 500 artistas y 200 galerías. Cosa que es muy práctica. Consecuentemente el sistema de galerías está colapsando. La gente ya no entra a las galerías, y esto también se debe a Internet, otra connotación globalizada, esta cosa de la comunicación global que está destruyendo muchos oficios centenarios como el del galerista. Ahora la gente se comunica directamente con los artistas y elimina intermediarios. Antes un galerista sabía más de arte que los artistas, y ahora se alquilan un local, ponen unas luces, un escritorio de diseño y ya son galeristas, y entonces la gente va, hace preguntas sobre lo que está colgado en las paredes y no saben qué decir.
«La extranjerización del artista ayuda a ver. El artista debe poder alejarse de los mitos para poder tener una mirada más objetiva y poder decirle a la gente “no, miren, esto es falso, lo que está pasando es esto…»
¿Pasa eso en las bienales?
Las bienales son interesantes. Algunas instalaciones están muy bien hechas y son muy interesantes. Hay mucha política también dentro de las bienales, son envíos de países y estados. Los artistas son directamente elegidos por las cancillerías, por ende tiene que apoyar el pensamiento oficial, pero si un artista es oficialista deja de cumplir el rol que los artistas desempeñan en la sociedad.
¿Ves mal desempeñado por lo general ese rol? ¿Corrompido, corrupto?
Hay corrupción como en todos lados. Este concepto del artista como un resignificador de los mitos no se da en la elección política de los embajadores artísticos de los países, sino que es todo lo contrario, y a los artistas opositores no se los lleva. Tiene más que ver con el show que con el arte verdadero, me parece a mí. Las bienales no están hechas para vender, son como grandes centros de la diplomacia internacional, donde los diplomáticos en vez de ser de carrera son artistas, son como diplomáticos que pintan o hacen instalaciones.
¿Y vos cómo te llevas con esa diplomacia?
Yo me llevo muy mal porque yo no soy diplomático. Hay 2 tipos de gente dentro del arte, los que hacen algo por el arte y los que quieren que el arte haga algo por ellos. Yo pertenezco al primer grupo. Filosóficamente hablando el arte está unido a la verdad. Hay cuatro palabras: amor, libertad, verdad y belleza. Cuatro palabras cuyas definiciones son iguales. Porque la libertad es la verdad, la verdad es la belleza, la belleza es la libertad, y la libertad es el amor. Las definiciones son intercambiables. Estas, las cuatro palabras, forman una 5ta que es el arte, y significa el más allá. Etimológicamente el prefijo Ars significa más allá, es lo que trasciende y es lo que no muere. La palabra AMOR.Todo el mundo cree en la primera definición de las cosas. Los artistas viven en la segunda definición. ¿Por qué estoy diciendo todo esto? Porque si yo pertenezco al primer grupo, los que quieren hacer algo por el arte, entonces no puedo ser un ser político y diplomático porque para eso hay que mentir todo el tiempo. Yo vivo en otra dimensión 24 hs al día. El artista es el que hace visible esa realidad invisible para los demás. Esa es la función del artista, despertar conciencia.
¿Puede ser que te sientas más comprendido en Nueva York que acá?
Bueno, yo soy bilingüe, puedo decir lo mismo que estoy diciendo ahora en inglés, lo que ayuda a aprender otros idiomas es darse cuenta de que hay un lenguaje común, una etimología común entre todos los idiomas y también que el lenguaje no existe. Pasa lo mismo hablando distintos idiomas.
«En diez años me veo viviendo siempre en verano, viajando de un verano a otro. Puedo estar en cualquier lado en Italia, por el sur, o en Canadá. En lugares muy estéticos, fundamentalmente estar dentro de escenarios paradisíacos…»
Y en cuanto a tu filosofía, ¿cómo ves a Buenos Aires con respecto a éstas dimensiones y segundas definiciones?
La extranjerización del artista ayuda a ver. El artista debe poder alejarse de los mitos para poder tener una mirada más objetiva y poder decirle a la gente “no, miren, esto es falso, lo que está pasando es esto”, para eso hay que hacer un ejercicio de extranjerización permanente incluso dentro del propio país. Por eso te diría que mi visión no concuerda con la de la mayoría, porque la mayoría está dentro de esta dinámica, de la matrix.
¿Y en Nueva York conectas más?
La ciudad tiene un grado de evolución muy grande. Te vas a cualquier bar de Buenos Aires y le hablás a los mozos o a un taxista de estos temas y piensan que uno está loco. En la ciudad de Nueva York no, todos saben de qué estamos hablando. Absolutamente todos. Una cajera del supermercado lo sabe, maneja este nivel.
¿Y qué le falta a Buenos Aires para manejarlo?
Le falta despertar. Buenos Aires está dormida en ese sentido. La gente cree o hace que. Pretende. Hace que se divierte, hace que va a una exposición, hace que mira un cuadro, hace que pinta, hace que hace una película. Todos están “haciendo que”, a Buenos Aires le falta ser, que la gente se conecte con su propio ser.
¿Qué otras ciudades del mundo te gustan?
Ámsterdam. Me fascina. Tiene un grado mayor de evolución que Nueva York, la gente es sabia, por ejemplo, no hay autos, todos andan en bicicleta, y hay canales como en Venecia, todo es exquisito y hay un grado de evolución enorme. La gente, la educación es increíble.
«Si uno no es un guerrero, si no es un combatiente, tener talento no sirve para nada, es lo mismo que no tenerlo porque una persona con talento es pisoteada y todo el mundo la ataca y es eliminada porque es un espejo donde todos ven su propia monstruosidad…»
¿Te interesa educar?
Sí, me encanta. Fui docente en arte durante 15 años. La docencia en el arte pasa por eso, por una transformación mental, no en el acto de pintar, porque el acto de pintar puede ser también un escapismo, puede ser también que uno pinte para dejar de ver.
¿Cómo te ves dentro de 10 años?
Me veo viviendo siempre en verano, viajando de un verano a otro. Puedo estar en cualquier lado en Italia, por el sur, o en Canadá. En lugares muy estéticos, fundamentalmente estar dentro de escenarios paradisíacos, esa es otra de las cosas que me da el arte. Una libertad tremenda para poder ubicarme en esos escenarios.
¿Tenés algún lugar especial que uses para escapar y descansar la cabeza?
Bueno sí, ahora podría ser una sierra en Córdoba donde me quiero hacer un taller o upstate New York que también tiene montañas.
» Si uno no es un guerrero, si no es un combatiente, tener talento no sirve para nada…»
Ahora que te escucho me intriga cómo sos con la comida…
Hago limpiezas. Como de todo pero cada 4 meses me limpio el organismo, hago 2 meses de limpieza, consumo nada más que jugos de vegetales, nueces, porotos y verduras crudas, y un poco de fruta. Nada de carne, nada de cerdo, ni pescado o pollo, nada de aceites, nada de lácteos ni harinas. Todos nosotros cambiamos las células de la piel en 6 semanas. Cambiamos todo el hígado en 3 meses. Entonces si uno come muy sano durante un tiempo, 2 meses, se renueva con células nuevas y sanas en el 90% del organismo.
¿Cuál es tu relación con los animales?
Amo a los animales.
¿Qué hubieses sido si no hubieses sido artista?
Me da un poco de vergüenza decir esto probablemente hubiera sido un buen guerrero, un militar. Tengo este tema de la épica ligada a la belleza, yo podría ser un gran defensor de estos principios.
¿Por qué lucharías?
Si uno no es un guerrero, si no es un combatiente, tener talento no sirve para nada, es lo mismo que no tenerlo porque una persona con talento es pisoteada y todo el mundo la ataca y es eliminada porque es un espejo donde todos ven su propia monstruosidad entonces rompen el espejo. Por eso hay que pintar con un pincel en una mano y una espada en la otra.
¿Luchas contra tus fantasmas también? ¿Es una lucha sin fin?
Sí, es una eterna lucha. Porque todo está armado en contra del arte verdadero, de la luz. Entonces hay que estar, es como una escalera mecánica que va para abajo y uno tiene que estar luchando, subiendo todo el tiempo, para seguir en el mismo lugar, sino te vas para abajo. Hay que estar siempre subiendo.
No se pierdan su próxima muestra, inaugura el 14 de Abril en el Museo de Bellas Artes, Av. Del Libertador 1473