Dicen los expertos que las sensaciones varían según nuestro temple. Que la forma de percibir los momentos puede alternar con un simple cambio de estado de ánimo: lo que hasta ayer nos parecía fantástico, hoy ya ha dejado de llamarnos la atención.
Con los sabores pasa exactamente lo mismo: nuestro paladar está directamente relacionado con nuestra memoria, con los aromas de cobijamos desde niños, con recuerdos imborrables, con emociones que suelen desatar más de una sonrisa.
Por todo esto, se suele afirmar que los mejores maridajes de vinos no son siempre las comidas, sino los momentos y las personas con quienes compartimos cada botella. No es lo mismo una etiqueta para beber con “con los chicos de fútbol en un asado”, que solos en una en casa con la mujer que queremos enamorar. Para este segundo segmento, en MALEVA hicimos una breve selección de aquellas botellas que le darán un sabor especial a una noche romántica en casa.
Para beber con aquellos amores que no fueron, que de alguna forma se convirtieron en “deuda pendiente”, que esconden una historia difícil de cerrar porque nunca comenzó. Y así sin saber los motivos precisos, las vueltas de la vida los volvieron a cruzar. Amigos en Facebook, recuerdos compartidos, una noche se mensajean por whats app y entre risas y complicidades, de repente una invitación a comer.
Historia es la línea Top de la bodega Antonio Más, compuesta por dos varietales emblemáticos: un Malbec y un Cabernet Sauvignon. Se caracteriza por la elegancia, donde se destacan los aromas florales, una entrada en boca bien frutal y una agradable acidez. Que acompañe una comida tranquila, donde el vino sea la sorpresa de la noche y no sospeche que se trata de una cena romántica.
La escena romántica comienza con ella cocinando. Uno descorcha el vino en el comedor, sirve dos copas y camina hacia la cocina. Se coloca detrás ella con una copa en cada mano, casi abrazándola de espalda –sin siquiera rozarla–, pero que se sienta casi acorralada por el vino. Que sea ella quien deje de revolver la comida para elegir una de las dos copas, que se tome el tiempo que crea necesario: uno espera paciente. Este Pinot Noir de Domaine Bousquet es un tinto realmente peligroso: suave, untuoso y delicado. La comida tiene que ser liviana, que no invada demasiado el paladar: un arroz con hongos puede ser un buen acompañante. Pero hay que tener cuidado: puede llegar a enamorar, y el vino también.
3) DIAMANDINA MALBEC: PARA SEDUCIR
En la primera salida, conversaron un largo rato y te encantó. Ella es más distante. Vos, en cambio, ya sabés que estás perdidamente enamorado. ¡Pero pará querido! Es la segunda vez que se ven, tranquilo. Pero igual pensamos en vos: para esa noche que aceptó ir a comer a tu casa, nuestra recomendación es un vino de Bodega Diamándes, del grupo Clos de los Siete. Se trata de su línea joven: Diamandina, el cual es muy fácil de beber y muy sabroso. Suave, sutil, delicado. Algún día –si la relación crece– contale el motivo de por qué este vino.
4) MAULA MALBEC: MANO A MANO HEMOS QUEDADO
Para esa “mujer libre”. A la que le gustan las idas y vueltas, que no quiere compromisos, que llevan tiempo viéndose y nunca han formalizado nada, pero cuando aparece, se merece una comida especial. “Como juega el gato Maula con el mísero ratón”, dice el gran tango de Celedonio Flores –inmortalizado por Carlos Gardel y Julio Sosa–. Maula, de Bodega Margot, es el nombre que lleva el vino elegido especialmente para ella. Se trata de un Malbec clásico, con los aromas a frutos rojos y el color violáceo bien presente. En boca es amable, y a veces mucho más que la señorita, aunque en fondo como dicen “los muchachos: Es una buena mujer”.
5) NOCHETERNA: PARA EL FINAL DE LA CITA, UN «LICORCITO» CÓMO ÚLTIMO RECURSO
Ya hubo comida, charla, risas, vino, postres. A no desesperarse, todavía queda un as bajo la manga. Después de levantar –juntos– la mesa, un “licorcito” en el sillón puede ser una gran oportunidad. ¿Se puede beber un licor de vino? Sí, la bodega sanjuanina Putrele elabora lo que se llama un vino generoso, el cual tiene un agregado de alcohol y suele ser mucho más dulce. Está pensado para beber con un postre o los famosos Petit Four al finalizar la comida. El sillón puede ser el escenario perfecto para comenzar una noche eterna.