La actriz y cantante vino por un mes a Buenos Aires y eligió a MALEVA para hablar de su pasado, presente y futuro: la cuarentena con Duki, los viajes a Nueva York – donde convive con su novio -, su relación reveladora con la naturaleza y su faceta gastro («hago el mejor cheesecake que vas a comer en tu vida»)/Además: sus coordenadas preferidas en la gran manzana y su visión de la felicidad/Un ida y vuelta a fondo en el bello y minimalista café Ninina del Malba.
Repeat se llama el video musical que Brenda acaba de grabar con dos amigas.
«Una se pone metas y la vida te dice…¿sabés qué mi amor?»: entrevista MALEVA a Brenda Asnicar. Por Paula Labonia. Fotos: Azul Zorraquin.
Así como es de fashionista, no tiene problema en tirarse al pasto para hacerse unas buenas fotos. Y así como le comentan en las redes que no come, mientras hacemos la entrevista en Café Ninina – sede del Malba -, disfruta de una generosa porción de papas fritas y la acompaña de una cerveza bien helada. En esta entrevista, entonces, te vamos a mostrar en MALEVA una Brenda Asnicar auténtica; esa soñadora que la pelea desde chica para llegar a donde desea y que, cuando parecía tenerlo todo, se replanteó qué quería para su vida. La respuesta fue simple: ser feliz.
¿Por qué te fuiste a vivir a Nueva York?
En realidad, no es que me fui a vivir, sino como que constantemente me gusta estar yendo y viniendo. Buscando inspiración, reseteando energía. No soy de quedarme en un lugar. Y puntualmente Nueva York es una ciudad que me encanta desde que fui en 2009 con mi familia. Me fui sola para allá después de que pasó la cuarentena obligatoria del 2020 e hice un video con dos amigas que acaba de salir. Se llama Repeat. La música, mi vida, mi ser: Brenda. Todo tiene que ver con todo. Y todo tiene su razón de ser.
¿Te planteaste alguna vez cuál era tu razón de ser en este mundo?
Sí, obvio, todos los días. Y cambia constantemente. Es muy interesante porque llegó un momento hace mucho tiempo, que me pregunté a mí misma: “vos querías ser actriz y ahora que ya lo sos, ¿qué onda?… ¿qué vas a hacer?”
«Estuve viviendo tres años en Colombia y me desconecté de un montón de cosas de Argentina. Me abrió la mente a otro nivel. Sembré árboles por todos lados. Y entendí mucho el sentido de la vida también, el sentido de la felicidad. La verdad que nunca me sentí presionada por el “Hay que”. Yo voy muy en la mía…»
El famoso “¿Y ahora qué?”
Sí, y fue como una especie de armar y desarmar en mi vida. Ese “¿Y ahora qué?” me lo pregunté en serio. Me empecé a preguntar qué me hacía feliz. Yo creo que todos deberíamos buscar la felicidad constantemente. La felicidad es una opción. Nosotros tenemos ese poder y está dentro nuestro.
¿Y qué te hacía feliz?
Mi respuesta fue la naturaleza, mucha introspección, bajar la ansiedad. Venía de una especie de torbellino. En 2012 había estado en Miami grabando una serie y dije: “no quiero actuar nunca más en mi vida. Quiero hacer música; estoy harta, ya fue suficiente”. Estaba cansada de estar encerrada en un set de grabación. Volví a Buenos Aires y me salió lo de Cumbia Ninja en Colombia. Estuve viviendo tres años allá y me desconecté de un montón de cosas de Argentina. Me abrió la mente a otro nivel. Sembré árboles por todos lados. Y entendí mucho el sentido de la vida también, el sentido de la felicidad. La verdad que nunca me sentí presionada por el “Hay que”. Yo voy muy en la mía.
Vos te casaste hace un par de años, ¿no considerás al matrimonio como parte de ese “Hay que”?
No, porque ni siquiera fue un casamiento legal, dentro de la institución burocrática. O sea, fue como un ritual que hicimos. Una fiesta. Dijimos: “che, queremos decirles a todos nuestros amigos que estamos juntos, que vamos a convivir, que nos amamos y que estamos casados”.
«Conocí a Adam, mi novio, En New York, en un bar. Me lo presentó un amigo. Y ese fin de semana Adam invitó a algunos amigos a quedarse en su casa, y mi amigo me invitó a mí. Después de eso me invitó a ver jazz y yo casi me muero. Nunca me habían invitado a ver jazz. Ese día me dio el primer beso, que fue medio Spiderman…»
Recién hablabas de la búsqueda de la felicidad, ¿la encontraste en esta nueva pareja?
¡Sí! Adam es un sol. (Nota de Maleva: Adam Justin, polista, empresario inmobiliario). Lo conocí el 24 de junio de este año. Lo vi y desde el primer momento me enamoré.
¿Dónde lo viste?
En New York, en un bar. Me lo presentó un amigo. Y ese fin de semana Adam invitó a algunos amigos a quedarse en su casa, y mi amigo me invitó a mí. Después de eso me invitó a ver jazz y yo casi me muero. Nunca me habían invitado a ver jazz. Ese día me dio el primer beso, que fue medio Spiderman. Estábamos en un rooftop, yo me tiré en el suelo (se inclina hacia atrás para mostrar lo que describe) y de repente siento que viene y me da un beso. Al otro día me fui a vivir con él.
¿Y qué tal la convivencia?
Realmente muy bien. Nunca me había reído tanto con un novio. La vida siempre te sorprende. Yo pensé que ya no me iba a pasar, ¿entendés? Porque ya tuve novios, tengo 30 años, me casé, me separé…
«Pasé la cuarentena con Duki, en mi casa. Fue muy lindo, muy mágico porque compartimos un montón. Hicimos mucha música. Era puro amor y admiración uno por el otro. Yo lo adoro. Él es demasiado talentoso y creo que lo que nos unió fue también la admiración y el cariño que nos tenemos. Hoy por hoy yo te juro que lo veo y lo quiero abrazar. Es una muy buena persona y un gran artista…»
¿No creías más en el amor?
No. Sobre todo en lo que es formar una familia.
¿Tenés ganas?
Sí, re tengo ganas. Y si la vida me desilusiona, sería madre soltera.
¿Ya hablaron de hijos con él?
Sí, re queremos. Pero no ahora… unos discos más y estamos (risas). Él es hermoso y su familia también. Sé que sería un buen padre y un buen compañero de crianza.
¿El plan es vivir allá cuando tengan hijos o todavía no lo planearon?
No lo sé. Me gustaría decirte algo porque sé que dentro de veinte años voy a leer la entrevista y voy a decir “soy una pelot… ¿para qué dije eso?” (risas).
«Yo cocino re bien. Para una cena romántica haría unas pastas, pondría unos vinos, unas velas. Me encanta la cocina, sobre todo para lo romántico. Pero mi fuerte son las milanesas ¡Ah! Y el mejor cheesecake que vas a comer en tu vida, lo hago yo…»
¿Te pasó?
Es la historia de mi vida, por eso te digo (risas). Uno se pone metas y la vida te dice: “¿Sabés qué mi amor?” Mirá la cuarentena…
¿La pasaste encerrada con Duki, no?
Sí, la pasamos en mi casa. Fue muy lindo, muy mágico porque compartimos un montón. Hicimos mucha música. Era puro amor y admiración uno por el otro.
¿Quedaron bien las cosas entonces?
Sí, yo lo adoro. Él es demasiado talentoso y creo que lo que nos unió fue también la admiración y el cariño que nos tenemos. Hoy por hoy yo te juro que lo veo y lo quiero abrazar. Es una muy buena persona y un gran artista.
«Para un tour gastro por Nueva York les recomiendo que vayan a Planta Queen que es increíble, muy bueno. Para la gente que le gusta el ramen, está Koreatown. Y a la noche me gusta ir a Balthazar (en el Soho) a comer unos pappardelles al teléfono con carne, que me encantan…»
¿Cocinaste en cuarentena?
Yo cocino re bien pero en cuarentena no lo hice tanto. ¡Hubo mucho delivery!
¿Para una cena romántica qué prepararías?
Haría unas pastas. Pondría unos vinos, unas velas… Me encanta la cocina, sobre todo para lo romántico.
¿Y cuál es tu fuerte?
Las milanesas. ¡Ah! Y el mejor cheesecake que vas a comer en tu vida, lo hago yo.
///
La #LindaVida según Brenda Asnicar:
¿Qué nos recomendás para hacer un tour gastronómico en Nueva York?
Planta Queen es increíble, muy bueno. Para la gente que le gusta el ramen, está Koreatown. Y a la noche me gusta ir a Balthazar (en el Soho) a comer unos pappardelles al teléfono con carne, que me encantan.
///
¿Por qué elegimos hacer la nota con Brenda Asnicar en Ninina del Malba (Figueroa Alcorta 3415)? Por su luminosidad, su tranquilidad, su diseño de vanguardia, sus muchas cosas ricas para probar y obviamente, la atmósfera artística que se respira.