Entre la violencia y lo trascendental: eso reflejan las obras de Bony. Foto: gentileza grupo MASS.
Para salir cargado de emociones fuertes: así es la muestra (con varias obras inéditas) de Oscar Bony en la galería Cosmocosa de Buenos Aires. Por Candelaria Penido para MALEVA.
El nombre de Oscar Bony produce revuelo en el mundo del arte; ya sea por exhibir personas como si fueran objetos de museo, penes de poliéster gigantes o —como en este caso—, disparos, flechazos y orina, en la galería Cosmocosa (Montevideo 1430), hasta el 31 de julio.
Piezas inéditas se mezclan con algunas otras muy poco conocidas, realizadas entre 1993 y poco antes de su fallecimiento en 2002. El pensamiento es producto de materia es el solo show que vuelve a poner en escena a este disruptivo artista argentino. La apuesta de la galería de arte moderno y contemporáneo de Recoleta, nos permite acercarnos a otras facetas de este versátil personaje del mundo del arte que supo asentarse como fotógrafo, pero con estas creaciones invita a sacarlo de los límites en que se lo había encasillado.
“¿Acá qué habrá querido hacer?” se preguntaba uno de los visitantes en la inauguración. “Cualquier cosa”, le contestó su acompañante. “Exacto, estaba experimentando “, agregó un tercero, desconocido por la pareja de amigos que habían llamado mi atención con su charla. Y eso mismo es lo que quedó resonado en mi cabeza al partir de la galería. La experimentación como marca registrada de este artista…»
Con fuerte referencia al informalismo matérico y el arte destructivo, este interesante recorte realizado por Amparo y Teo Díscoli, co-directores de la galería, nos acerca a un Bony más íntimo, trascendental y hasta poético. Donde las ventanas están rotas, la violencia grita desde cada agujero de bala y los cielos, llamativos en sus colores y equilibrados en sus composiciones, otorgan un amparo.
La muestra propone dar cuenta de un aspecto poco explorado de la producción de este artista, a través de una nueva mirada sobre su proceso creativo. La exposición pone el foco en obras fuera de serie afirma Amparo, en el texto que acompaña la muestra.
“Nos interesó mostrar algo diferente, algo que se saliera de lo que se conoce de Bony. Son trabajos únicos, en cuanto no se asemejan a otras cosas en las que trabajó y a la vez, porque no hay más de un ejemplar, ni los produjo en serie”, nos contó Teo en una charla con MALEVA.
«Las piezas expuestas manifiestan la preocupación del artista sobre la ética y la necesidad del hombre contemporáneo de retomar contacto con lo espiritual. Sus ideas se corporizan en sus creaciones y descubrimos que sus incursiones en distintos lenguajes, materiales y soportes funcionan como su intento de oponerse y alejarse de lo instituido…»
Al recorrer la sala de este espacio expositivo, el visitante se va cargando. Cargando de emociones fuertes y de referencias a representaciones simbólicas tanto de la religión cristiana, como de la ciencia, las relaciones entre tiempo y espacio, y la sociedad en la que vivía.
Dentro de este tira y afloje, las sensaciones se encuentran a flor de piel: estas fluctúan entre la aprensión y la distención. Luego de ver una pared de plomo baleada o un gran cuadro enmarcado en dorado con la palabra “utopía” en el centro acompañada de seis disparos; uno puede perder la mirada en la luz del sol que se filtra tras una nube mientras se relaja con una de sus pinturas de cielos.
Pero el juego de contrastes continúa, y no se puede bajar la guardia ya que una enorme huella dactilar impresa sobre cuero vacuno se filtra por la derecha mientras más abajo es atesorada una mariposa disecada en una cajita de madera y vidrio, acompañada por la cita que da cuenta al nombre de la muestra “el pensamiento es productor de materia.”
Las piezas expuestas manifiestan la preocupación del artista sobre la ética y la necesidad del hombre contemporáneo de retomar contacto con lo espiritual. Sus ideas se corporizan en sus creaciones y descubrimos que sus incursiones en distintos lenguajes, materiales y soportes funcionan como su intento de oponerse y alejarse de lo instituido.
En esta muestra, la clave se encuentra en la materia. Hay cuero, plomo, resina, madera, vidrio. “La atención deja de estar meramente en la forma —nos confió Teo Díscoli—. Sino que pasa al objeto.”
De hecho, una de las obras más llamativas, es la inédita Amor pasional. Una pequeña ventana que da cuenta de posibles estadios de destrucción: se encuentra quemada, con disparos y vidrios rotos. Pieza nunca antes expuesta ante el público.
La autora de la nota y cronista de arte Candelaria Penido, en la inauguración de la muestra a fines de junio.
«Una de las obras más llamativas, es la inédita Amor pasional. Una pequeña ventana que da cuenta de posibles estadios de destrucción: se encuentra quemada, con disparos y vidrios rotos. Pieza nunca antes expuesta ante el público…»
“¿Acá qué habrá querido hacer?” se preguntaba uno de los visitantes en la inauguración. “Cualquier cosa”, le contestó su acompañante. “Exacto, estaba experimentando “, agregó un tercero, desconocido por la pareja de amigos que habían llamado mi atención con su charla. Y eso mismo es lo que quedó resonado en mi cabeza al partir de la galería. La experimentación como marca registrada de este artista que se dedicó por un lado, a comunicar lo más directo posible y por el otro, a evocar lo metafísico.
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Fotos: son todas gentileza de grupo MASS para prensa.