El picnic chic fue en el parque de Oceana Puerto Madero
¿Qué sabíamos? Que había que ir 100% de blanco, que iba a ser al aire libre, y que teníamos que estar a las 17:30h en el MALBA para que nos lleven en micro a la locación secreta. A esa hora, un malón de gente tiñó la vereda del famoso museo de un solo color y despertó la curiosidad de todo aquel que pasó por ahí. Y este fue solo uno de los siete puntos de encuentro, donde los más de 900 invitados aguardaron para darle inicio a la esperadísima Dîner en Blanc, el fenómeno mundial que llegó a Buenos Aires y durante la noche del sábado 7 de octubre se adueñó de las redes sociales, y con esto, de la atención de todos.
Nació en París hace casi treinta años como una propuesta de encuentro distinta y memorable: un picnic refinado total white donde los invitados tienen la excusa perfecta para estrenar algún vestido o camisa elegantes (y blancos, por supuesto) y dedicarse únicamente al disfrute de una velada bajo las estrellas. Desde entonces, todas las grandes ciudades alrededor del mundo quisieron ser parte: Nueva York, Tokyo, Londres y en nuestra región San Pablo y Río de Janeiro. Más de 80 ciudades en 30 países le dieron forma a este concepto hedonista. Y Buenos Aires no fue la excepción.
La locación del evento logró mantenerse secreta hasta el último segundo, y este componente misterioso fue central en lo que se vivió como invitado. De hecho, Nicolás Francisquelo, uno de los tres organizadores nos contó en exclusiva que para muchos miembros del staff también permaneció incógnito. ¿La estrategia? Digna de película: “Trabajamos con varios nombres distintos y lugares alternativos para evitar filtraciones”.
Un secreto a punto de ser revelado, un trayecto a un lugar desconocido que obligaba a mirar por la ventana para armar un mapa mental y especular sobre dónde podía ser. La expectativa creció, y semáforo tras semáforo nos descubrimos en Puerto Madero. Tuvo sentido, la elegancia de uno de los barrios más top de Buenos Aires y los edificios iluminados al caer el sol armaban el escenario perfecto para esta cena chic.
El elegido fue Oceana Puerto Madero, en frente del exclusivo Faena Hotel. “La ubicación de la sede representó todo un desafío. Queríamos un lugar urbano, pero resguardado. Conocido y accesible, pero novedoso. Amplio, pero no tan grande. Nos enamoramos de Oceana por la zona, la cercanía con el agua, las vistas, y la noche”, confiesa Nicolás.
Para sumarle peculiaridades a la movida, la lista de invitados fue definida en tres fases. La primera, los amigos de los tres organizadores: Jimena Suárez, Nicolás Francisquelo y Maia Naón. La segunda, los conocidos de los ya participantes. Y, por último, la tercera fase abierta al público para la cual había que pagar una membresía anual de 49 dólares. Si sos viajero frecuente, puede que le saques más jugo, porque permite el ingreso a cualquier Dîner en Blanc del mundo por un año. A la membresía se le podía sumar el alquiler de mesas y sillas junto con el catering. El combo completo, 250 dólares por pareja aproximadamente. Ya dijimos que era exclusivo, ¿no? Por si no quedó claro, en la tercera fase hubo lista de espera y solo los primeros en anotarse tuvieron la suerte de poder asistir.
Al ingresar, tres artistas nos recibieron cantando en vivo y dándole un touch emotivo al ambiente. Sombreros, encaje, flores, luces y algún que otro antifaz marcaron el tono festivo de un dresscode muy Dîner en Blanc, pero no hubo looks tan jugados como se encuentran en las ediciones de otros lugares del mundo. Tal vez, la primera versión fue más tímida, tanteando el territorio sin querer desentonar.
El evento no se puede limitar a lo gastronómico, a lo elegante, o a lo internacional. Es más bien una experiencia en sí misma, distinta a cualquier otra. Cada detalle es cuidado y hace a la energía única que se vive, marcando un espíritu muy propio. ¿Un ejemplo? Para darle inicio a la velada, los invitados debimos agitar las servilletas en el aire. Otro podría ser cuando, luego de haber comido, todos los presentes encendimos estrellitas mientras la música del DJ comenzaba a sonar. También, el hecho de que, para llegar al predio, los invitados caminamos juntos las últimas dos cuadras. Todo esto remite a un elemento clave: el impacto visual. La estética es central en la personalidad del evento.
“Existían muchos factores ajenos a la organización y más vinculados al público: ¿se vestirán todos de blanco? ¿Gustará el concepto? ¿Se generará un buen clima? Por suerte, no solo salió como esperábamos, sino que superamos ampliamente nuestras expectativas. Estamos muy felices”, cuenta Francisquelo.
Como te imaginarás, distintas celebrities locales dijeron presente, entre las que se encuentran Alan Faena, Nicolás Repetto y Marcela Tinayre. Además, varios artistas cantaron en un escenario central. Pero el climax del evento se destapó alrededor de las 9 de la noche, cuando la música electrónica copó la pista que – tal vez por el efecto de algún que otro Martini de más – no tardó en llenarse.
¡S’il vous plaît! Si te quedaste afuera del debut, no te preocupes. Al parecer, Buenos Aires no se conforma con una sola edición de Dîner en Blanc y quiere más. Si bien está pensado como un evento anual y no se puede definir tan pronto una próxima fecha, Nicolás anticipa en exclusiva: “Estamos seguros de trabajar con muchas ganas y entusiasmo para la próxima edición. Seguramente, en los próximos meses estemos dando más detalles y novedades”. ¡A estar atentos!
Fotos: gentileza Dîner en blanc y Malcolm Mac Gibbon
