Cerveza artesanal, street art, y hamburguesas, pero esta vez, de sushi. Bajo el lema de “creative sushi”, este espacio juntó todo lo divertido y cool de un burger bar con lo rico de esta cocina japonesa que llegó hace mucho tiempo y, desde entonces, no paró de reinventarse. Desde hamburguesas (¡hay una de cebiche!), hasta burritos, bowls e incluso donas con los ingredientes básicos – pescado, arroz, palta, y queso filadelfia – y algunas variaciones más originales, como kanikama o batatas crispy. Acá no hay lugar para lo clásico: hay de todo menos los típicos rolls.
Para los vegetarianos también hay opción, porque casi todas las secciones de su menú incluyen una opción veggie. Algunos de los más tentadores son la Donut Bagel (dona de arroz, rellena de crema de salmón y salmón cocido, espinaca, zanahoria, cebollas caramelizadas y finlandia), o la hamburguesa Hellfish, que incluye tapas panko, salmón, palta, mango, cebolla caramelizada, espinaca, batata crispy y crema de salmón.
El espacio vive a puro rock. Con mucha onda graffitera, luces de neón, murales llenos de color, mesas al aire libre y una increíble terraza, invita a instalarse con amigos, probar cosas nuevas y llenar la panza como se debe.
Es verdad, la comida asiática no tuvo tradicionalmente muchas opciones cancheras. O son pequeños restós de barrio, con muy abundantes y grasosos platos, o cadenas internacionales sin demasiado encanto, o, en su defecto, opciones de sushi. Pero eso obviamente está cambiando y este restaurante es un ejemplo de ello.
Niguiris, pescado en todas sus cocciones y formas, sashimis, gyiozas, ramen, takoyakis y una de las estrellas: los tatakis (uno genial es el de bife de chorizo marinado 24h en salsa japonesa). El postre también respeta la cultura, con opciones como flan de matcha, un té verde japonés. Hasta hay cerveza artesanal las mismas raíces. El espacio lleva colores blanco y madera, es minimalista, descontracturado, y con dibujos de animé para que no te olvides de que ese es territorio japonés. La protagonista es la gran barra que deja al descubierto la cocina y al staff en acción. Acá vas a poder convertirte en un experto en comida asiática.
En lo que a comida asiática respecta, no podíamos dejar afuera al restaurante del que todos están hablando. De los creadores de La Carnicería y Chori (la revolución gourmet del choripán en Palermo) llegó este pequeño y hasta escondido – para entrar tenés que tocar timbre – restaurante. Cada detalle es pensado y hace a la experiencia que es visitar Niño gordo. Una vez dentro, su salón principal es foto recurrente en Instagram por ser todo rojo, desde las luces hasta las paredes. Como si esto no fuese suficiente, hasta hay peceras con medusas que reafirman que ese es un ambiente cool. Las mesas son pocas y es por esto (además del hecho de que se hizo una gran fama en muy poco tiempo) que no sea raro que haya fila afuera para entrar. Completan el espacio su patio y la barra a la vista.
Se definen como “parrilla asiática” y así diseñan su menú. Desde las muy aclamadas mollejas, hasta un bife de chorizo en su versión asiática con arroz de sushi, supieron combinar el amor argentino por la carne con los sabores de esta cultura gastronómica especial. Podría decirse que es la vuelta canchera de la comida asiática, donde además de haber deliciosos platos, el atractivo parte del hecho de conocer este increíble y original espacio.
Fotos: gentileza restaurantes mencionados