Una invitación a redescubrir lo criollo y campestre de la cultura argentina, pero con un original toque de vanguardia. Esa es la premisa de Rufino, una nueva propuesta ubicada en el Hotel Mío en Recoleta, una interesante fusión entre lo elegante y lo rústico. Con un diseño que ya despierta elogios, y un espacio que no dejó nada sin atender, esta novedad llega como otra propuesta de reinvención de la carne argentina. Ubicado en la planta baja del hotel, bajar por las escaleras es descubrir un refugio cuasi secreto que combina cuero, pieles, madera, hierro y una gran bodega. A esto se le suma su íntima terraza que introduce una cascada y agrega otro diferencial a la iniciativa.
Y como la esencia argentia no se queda solo en la decoración, la carta – diseñada por Leo Lanussol y Augusto Mayer, la dupla de chefs creadora de Proper – trae mollejas de corazón a la parrilla con limón y salsa criolla asada para ir arrancando (o empanadas de humita que honran los sabores del norte). La insignia foodie es el ojo de bife con hueso, que puede ir acompañado de batatas glaseadas, hongos a la chapa y más. La milanesa de carré de cerdo con hueso y el cordero patagónico hecho al vacío continúan ilustrando la idea. Obvio, en una propuesta de aromas y gustos albicelestes, no podían faltar vinos de las regiones vitivinícolas del país.
Siempre que un clásico se reinventa, vale la pena prestar atención. Ese es el caso de esta parrilla de Núñez que nació allá por el 2004 y apostó por una zona que, en ese entonces, no era ni cerca lo que es hoy. Con visión y determinación, Solomía se convirtió en un favorito local que pronto derrumbó fronteras y llegó a oídos de muchos, pero sin perder su alma de parrilla de barrio que tanto lo caracteriza. Hoy, después de 14 años, no quisieron quedarse en el pasado y, como buena parrilla, incorporaron a su carta tendencias carnívoras incipientes.
Entre las novedades vas a poder probar la STK Primer Burger, blend especial de 660gr, pan de queso, cheddar, bacon y papas bastón a $320. Una pequeña bomba, sí señor. Otra incorporación reciente es la Cowbow Steak que cuenta con 500gr de ojo de bife con hueso ($470), y, para compartir, podés pedir la Portehoyse Steak – con 800gr de T-Bone – o el Tomahawk Bibsteak, costilla de 1,5kg en forma de hacha.
3) AMALUR: UN NUEVO RESTAURANTE VASCO PARA PALADARES VIAJEROS QUE INTRODUCE SABORES TRADICIONALES COMO EL QUESO DE OVEJA O LA CARNE DE BUEY / AV. BELGRANO 1144 – MONSERRAT
Para valientes y no tanto, para quienes, en la gastronomía, quieren probar recetas del mundo, para quienes viajan con el paladar y se enamoran de los sabores extranjeros: en fin, para todos ellos y muchos más, llegó al centro vasco Laurak Bat – el más antiguo del mundo, con 140 años de historia –, un nuevo restaurante para incursionar en las tradiciones culinarias del país vasco.
Amalur (que en euskera significa “madre tierra”) adapta ingredientes y sabores legendarios de la cultura en cuestión, a la modernidad y el paladar argentino. El nuevo espacio está lleno de arte rupestre, colores rojizos y detalles industriales y de madera. Para comer, podés pedir algunos de los varios pinxtos vascos – más si estás en modo after office – que, junto a una bebida, se ofrecen a solo $100. Ahora, si vas por la artillería pesada, los principales van desde ravioles de Buey en su jugo con queso brie, tomates confitados y nueces, hasta cintas con mariscos, anchoas y alcaparras, o la cazuela de txipirones con tomates y cebollas confitadas (especialidad de la casa). Desde ya que no faltan ingredientes típicos como la txistorra, el queso de oveja, la carne de buey, pescados y mariscos. Otro dato interesante es que hay un dispenser de vino por copa, más de 70 etiquetas de esta bebida, cañas de cerveza, sidra artesanal tirada, y cócteles de autor.
Fotos: gentileza restaurantes mencionados.