Estoy por encarar un negocio, para abrir un bar que va a dar que hablar, en Palermo, aunque por el momento los detalles los dejo en misterio. Elegí Río para renovar energías, acelerar la creatividad y mirar un poco lo que está pasando en la noche de esa ciudad. Me llamó la atención que pegó mucho la onda newyorkina de lugares chiquitos, para poca gente, súper sofisticados, con productos de buenísima calidad. Capítulo aparte son las mujeres. Lindas, coquetas y cultas. Lo que sí, la noche de Río – a nivel más boliche – no es tan buena, nada que ver con la de San Pablo.