¡En las super oficinas de Globant hasta tienen un «Pelu Glober»!
Súper oficinas: episodio uno / La magia de las de Globant (peluquero, masajes y play station). Por Agustín Gulman. Producción y fotos: Sol di Vito.
Un grupo de programadores lleva sus macbooks de una sala a la otra. En una barra, dos chicas toman café mientras conversan sobre un proyecto en común. En otra oficina un poco más reservada una diseñadora se deja llevar por las tijeras de Lázaro, el peluquero disponible para los empleados. Todo esto y mucho más ocurre al mismo tiempo en Globant, una de las empresas líderes en programación y desarrollo de software en todo el mundo que MALEVA recorrió para la nueva sección Súper Oficinas.
«No falta el ping-pong ni la fruta, así como la play station, la sala de música, masajes o el pelotero. Tampoco la posibilidad de ver a un médico clínico y hasta de cortarse el pelo con Lázaro, el peluquero que va a las oficinas varias veces por semana…»
Hacía unos cuantos años no me tiraba a un pelotero y jamás hubiera imaginado que mi regreso sería atestiguado por una decena de adultos completamente desconocidos. A diferencia de lo que cualquier podría imaginar, la escena pasa desapercibida y no desentona en la primera sede de Globant, inaugurada en 2003. Hoy es una de las 32 oficinas que tiene en todo el mundo, desde donde se diseña y programa para las compañías más importantes del planeta, con una mezcla ideal entre trabajo, innovación y recreación.
«La salida tampoco pasa desapercibida: para cruzar cada puerta hay que apoyar el dedo, como si se tratara de una escena del Súper Agente 86 pero más moderna y cool. Mientras espero el ascensor, leo: “Globant”…»
Globant es uno de los “unicornios” (empresas que valen más de U$S 1.000 millones) que traspasó las fronteras de la Argentina. Sólo en la oficina Laminar, de Retiro, trabajan cerca de 300 programadores y diseñadores, aunque entre todas las sedes superan los 9.000 empleados. Cada uno de los espacios fue diseñado un mismo paradigma: diversidad para la conformación de equipos, conversaciones y puntos de vista.
El sol de una tarde cálida de otoño ingresa por un ventanal con vistas al Río de la Plata e ilumina el sexto piso, uno de los más “lúdicos”. La empresa tiene otros dos pisos en este edificio, aunque uno de ellos es top-secret por el tipo de proyectos en el que trabajan. No falta el ping-pong ni la fruta, así como la play station, la sala de música, masajes o el pelotero. Tampoco la posibilidad de ver a un médico clínico y hasta de cortarse el pelo con Lázaro, el peluquero que va a las oficinas varias veces por semana.
Quisiera probar todo, pero la mayoría de las opciones están ocupadas por los empleados. Ya se dijo: pertenecer tiene sus privilegios. «Tener esos momentos es ideal para fortalecer la diversidad y el conocimiento”, me cuenta Emiliano Horacada, Global Designer y Strategy Partner de Globant. Emi trabaja hace casi una década en la empresa y recién hace unas semanas pudo tomarse por primera vez un masaje sin salir de la oficina. “Más allá de los artefactos, lo interesante es que se genera un momento de competencia y equipo que está bueno, los usamos como herramientas para conocernos”, suma.
«Globant es uno de los “unicornios” (empresas que valen más de U$S 1.000 millones) que traspasó las fronteras de la Argentina. Sólo en la oficina Laminar, de Retiro, trabajan cerca de 300 programadores y diseñadores, aunque entre todas las sedes superan los 9.000 empleados…»
La salida tampoco pasa desapercibida: para cruzar cada puerta hay que apoyar el dedo, como si se tratara de una escena del Súper Agente 86 pero más moderna y cool. Mientras espero el ascensor, leo: “Globant”, dicen las letras de neón colgadas sobre un fondo verde con bancos de madera que simulan ser un parque.
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