La escalera como metáfora de que se puede disfrutar subiendo cada escalón
¡Hola! ¿Cómo andan? Es viernes y me toca presentarme. Soy Natalia y estoy feliz de volver a escribir. Hace varios años que mi vida baila alrededor de algunos conceptos que pueden sonar algo abstractos, pero tienden a hacerse bien concretos cuando vivís inmerso en ellos. Cosas de las que muchos hablan y que sin embargo no tantos aplican.
Por ejemplo: la calidad de vida. Porque: ¿de qué se trata? ¿Es andar en bicicleta? ¿Comer bien? Para mí, es dedicarme a algo que me encanta, vivir cerca de mi trabajo, rodearme de personas especiales, aprender, enseñar, evitar conflictos. Y también pedalear y comer bien, sí.
«¿Cómo andan? Es viernes y me toca presentarme. Soy Natalia y estoy feliz de volver a escribir. Hace varios años que mi vida baila alrededor de algunos conceptos que pueden sonar algo abstractos, pero tienden a hacerse bien concretos cuando vivís inmerso en ellos. Cosas de las que muchos hablan y que sin embargo no tantos aplican. Por ejemplo: la calidad de vida.»
Pero, ¿cómo hacer de esta idea un trabajo? Se me ocurren muchas maneras, pero voy a contar la mía: enseñando. Compartiendo con cuantos pueda algunas formas de vivir mejor. Y, como no me gusta pontificar sobre las cosas, prefiero el ejemplo. Veamos.
Hace unas semanas tuve que hacer un trámite en un gigantesco edificio en el centro porteño. El lugar era realmente imponente, así que decidí subir algunos pisos por la escalera para admirar mejor la construcción y evitar los atestados ascensores. Un guarda de seguridad sonriente y grandote se me acercó corriendo: ¿a dónde vas por la escalera? Y yo, más sonriente aun, respondí: voy a pasear un poco, conocer el lugar. Puso cara de circunstancia y me acompañó hacia arriba. Algunos pisos y unos cuantos jadeos después, la sonrisa de los dos era más grande y llegamos a destino charlando. El señor me agradeció mirándose la panza y dijo: ¡tendría que hacer esto más seguido!
«Un guarda de seguridad sonriente y grandote se me acercó corriendo: ¿a dónde vas por la escalera? Y yo, más sonriente aun, respondí: voy a pasear un poco, conocer el lugar. Puso cara de circunstancia y me acompañó hacia arriba. Algunos pisos y unos cuantos jadeos después, la sonrisa de los dos era más grande y llegamos a destino charlando.»
Entonces, quiero compartir este blog de Maleva para que sea como subir algunos pisos juntos, por el camino largo: vamos a disfrutar el paisaje y mientras tanto, sonreír a veces. Y de paso vamos viendo cosas chiquitas pero útiles que están a nuestro alcance para mejorar nuestras vidas, día tras día. Mil y un ideas para una vida inspirada.
foto: cc-zigzau 76