Los tacos tienen una nueva casa: Fly Taco, de los creadores de Taco Box, es un nuevísimo y muy canchero espacio de comida mexicana
Hace rato que la dinámica street food dejó de ser únicamente sándwiches, pizza, o hamburguesas. Y, hace rato, también, que estos pequeños espacios donde la comida simple reina en el menú, son portales a distintos lugares del mundo. Los sabores europeos, asiáticos o latinos, tienen su lugar en restós que invitan al take away, o a sentarse, tomar algo, y disfrutar.
Viajar es comer, y comer es viajar. Expandir el paladar y llevarlo alrededor del mundo siempre es un buen plan. Les compartimos cinco lugares donde vas a poder hacer todo esto en espacios que, además, son súper cancheros y trendies. Desde platos más clásicos hasta opciones más originales y atrevidas, todas te llevan a las calles de distintos destinos del globo. Porque sí, el street food tiene más onda que nunca.
Saigón Noodle Bar es un encuentro entre dos culturas. Por un lado, se conservan aires de la Buenos Aires antigua, muy digna del barrio en que se instalaron (San Telmo), y por el otro, una impronta auténtica vietnamita en su cocina. Y una bien callejera. ¿Original? Claramente.
Si viajaste a este país, vas a sentir un dejavú asegurado a la hora de conocer Saigón Noodle Bar. Bien sabrás que caminar por las calles de este destino implica un mundo de aromas, sabores y colores gastronómicos en cada puestito. Y si no, vas a convertirte en experto gastronómico vietnamita sin tener que subir a ningún avión. Sopa Pho – entre otras sopas, plato estrella por estos pagos–, con fideos de arroz, especias y carne; Buns con todo tipo de carnes o pescados, sándwiches muy típicos, spring rolls, y más. ¡Ah! También ofrecen variedades de birra artesanal, jugos asiáticos, y más bebidas. El espacio, un poquito rústico, otro poquito canchero, tiene toda la onda y completa las razones para visitarlo.
¡Un dato! Saigón es el nombre popular de Ho Chi Minh, la principal ciudad vietnamita.
Y sí, no íbamos a excluir a la comida tana de este viaje foodie. La pasta tiene un gran lugar en nuestros corazones, y otro escondido entre las calles del centro porteño. Este pequeño lugar invita a todos a romper la rutina caótica de la zona con un buen plato calentito – ideal para los comienzos del frío – de pastas. ¿Qué mejor? Cancherísimo, moderno, un poco newyorkino en su ambientación, y a puro black and white, la dinámica es simple. Elegís la pasta, elegís la salsa, y elegís la bebida. De sémola, fresca – son fabricadas ahí mismo – y al dente. Tipos hay varios: spaghetti, conchiglie, fusilloni, casarecce, y más. Y esa variedad aplica también a las opciones de salsas, donde no faltan las clásicas como bolognesa, pesto (dato, va muy bien con los fusilloni), putanesca, pomodoro o crema. El espíritu italiano abre temprano y te recibe también con cafés, y sfogliatella. Además, hay distintos productos para comprar dentro, como el libro del referente en el tema, Donato De Santis, aceites de oliva, y más. Mesitas dentro hay muy pocas, y su envase anima al take away para vivir el modo street food a flor de piel. Un rincón con toda la onda para los que no cambiamos la pasta por nada. ¡Hacía falta en la escena foodie porteña!
Les traemos un secreto bastante bien guardado. De los creadores de Taco Box llegó, hace no más de tres meses, esta segunda versión mexicana bien nuevita que no pudimos dejar afuera. Con más estilo de bar, el protagonismo foodie tiene dos patas: tacos, y birra. Aunque también hay papas y nachos con toppings que son una bomba, o burritos que de solo verlos ya hace ruido la panza, las estrellas indiscutidas son, por un lado, la cerveza artesanal, de quince canillas y, por otro, el plato que llevan en su nombre. Los gustos son clásicos y es difícil que no te gusten: carne, guacamole, queso, cebolla, sour cream, y más ingredientes de la comida mexicana que tantos adeptos tienen. Pero, más allá de que su comida atrae a más de uno, el espacio es muy, muy cool. Luces de neón, mesas en la vereda, una máquina de pochoclos – que también podés comer, obvio – y un toque: quienes te atienden están vestidos de azafatos. Lo de fly viene por ese lado (además de las hélices en sus paredes de ladrillo). Junto a la cerveza, hay un par de tragos clásicos para pedir arrancando la noche. Acá no va el take away: el lugar invita para quedarla un buen rato entre amigos.
¿Qué combina? Sabores latinos. ¿Dónde? En un food truck bajo techo. Sin duda, un referente en lo que a street food del mundo respecta, Kombinaciones vive sobre ruedas pero no se mueve. Colombia y Venezuela tienen gran parte del menú, donde arepas, tequeños, perros calientes (nada de hot dogs ni panchos, acá estamos en el caribe) no faltan. ¿La posta? Su arepa de asado negro con palta. De todas formas, no son los únicos. Ecuador, México, Honduras y hasta Argentina, con su clásico e infalible choripán, forman parte de las combinaciones. Una propuesta de lo más simpática e innovadora para probar sabores distintos, en un ambiente relajado y divertido. Un datazo: de 13 a 17h podés pedirte un brunch. Acá, distinto a cualquiera que hayas visto, las opciones son cuatro, y todas con aires latinos. No faltan tamales, frijoles, y arepas.
La comida asiática es un boom, ya lo sabemos. Por esto, empezamos con Asia, y terminamos también. Acá la oferta es cortita y al pie: si vas a Koi, es a comer dumplings, baos, buns, o ramen (adquisición reciente y perfecta para el frío). Una especie de tapeo de comida rápida asiática para probar un poco de lo que esta increíblemente variada y enorme tendencia culinaria tiene para ofrecer. Los dumplings ($100) vienen de a seis, y podés elegirlos de lo que más te guste, con carnes o veggies. Los baos son dos ($90) y aplican la misma regla. Para la última opción, los buns ($120), el plato es un poco más completo y elaborado: incluyen chips de papa o batata, o ambos. ¡Tremendo el de bondiola y miel!
Ahora bien: no olvidemos que no solo la comida rápida clásica va bien con cerveza, y acá lo saben. Asia y birra pega también. Tienen diez canillas que varían semanalmente y, de martes a domingo de 17 a 21h, hay happy hour con la pinta a $70.
Su fachada con un mural de un pez rojo y blanco, y su letrero con luces de neón, grita presente y anticipan el rock que Koi quiere tener (y tiene). Aunque el verano terminó, cabe destacar que hay terraza al aire libre. Canchero es poco.
Fotos: gentileza restaurantes y bares mencionados