Por Andrés Enriquez Dibós
Fotos: Michigan Rabbit
Wally Diamante, relacionista público número uno de la Argentina, es el creador del Grupo Mass, empresa que representa a un grupo de elite de marcas y personas. Emprendedor, detallista y visionario, se recuesta en su sensibilidad para las ocasiones en las que debe surcar entre las aguas del arte y la moda. Como si fuese un director de orquesta, es quien, gracias a sus años de experiencia en el rubro, logra coordinar con éxito y naturalidad los movimientos en cada evento que su empresa organiza. En una distendida y reflexiva charla con Maleva, en sus oficinas ubicadas en el barrio de Palermo, repasó sus inicios como RR.PP., su formación, los egos, sus miedos, y su búsqueda de balance entre su vida social y personal.
Situémonos en tus inicios, en los años 90’, ¿Cómo llegás al mundo de las relaciones públicas?Yo trabajé aproximadamente catorce años con Javier Lúquez, quién era uno de los RR.PP. más importantes de la ciudad. Laburé para él y en el 2001 cuando se fue quedaba un lugar libre en el mercado. Sin embargo, yo no quería ser protagonista, una sola persona, un unipersonal de una empresa. Yo quería generar una empresa con gente que pudiera ocuparse de diferentes casos y ahí inventé el Grupo Mass que tiene un grupo de personas que ayuda a que la comunicación sea efectiva. Siento personalmente que el mercado está más para empresas que para personas.
¿Y cómo llegás a Javier Lúquez?Con él teníamos un montón de amigos en común. En ese momento no existía la prensa tan estratégica, sino que era más improvisado, y en sus eventos siempre me invitaba con sus amigos. Yo, que era bastante social, comencé a hacerme amigo de Javier y en un momento me dijo: “mirá, preciso a alguien que me ayude para ser equipo y pienso que podés llegar a ser vos, ¿qué pensás?”. Así que le dije que probáramos. Yo vivía en San Isidro y me fui a vivir cerca de su oficina. Empecé a trabajar y a ocuparme de diferentes casos y temas en la oficina hasta que me convertí en su mano derecha en todos sus asuntos. Y la verdad es que aprendí. Yo por eso muchas veces tengo muchas entrevistas con chicos que van saliendo de la facultad y lo que digo es que, aparte de lo teórico, lo práctico es muy fuerte para ayudar en el terreno de las relaciones públicas, la prensa o la comunicación. Creo que un buen RR.PP. tiene que estar bien informado en muchos temas para resolver todo lo que pasa en el mercado, todo lo que va pasando en diferentes situaciones. Es como digo a veces la frase “sentido común”. Creo que el sentido común es la clave de cualquier RR.PP. exitoso.
¿Cómo entra ese mundo en tu vida cuando ibas por el camino de la escenografía y la arquitectura?Es verdad eso. Todo el tema de arquitectura y escenografía es como una debilidad mía porque me encantan los espacios. En cierta manera, mucho de los lugares en los cuales yo trabajo, tiene que ver con las relaciones públicas y los espacios, y yo los integro de una misma manera. ¿Qué quiere decir esto? Que me encanta ocuparme, aunque a veces no debería, de lo visual, de los espacios, del formato, del comportamiento, de la gente y cómo uno se mueve dentro de determinado lugar, cuándo van a suceder cosas. Es decir, cuando uno trabaja en relaciones públicas, muchas de las cosas tienen principio y fin. Generalmente uno sale a contar determinada situación o acción que una marca quiere. Siempre eso tiene que estar vestido, disfrazado o contado de una determinada manera. Si lo llevamos a tu pregunta, a nivel arquitectura, a nivel visual o escenográfico, siempre me encanta que sea de una manera visual muy fuerte. Desde un banner que pueda haber atrás hasta la iluminación. Todo lo que haya me parece que tiene que ver para hacerte sentir bien, y eso es parte del servicio. Volviendo un poco, escenografía la pensé como una carrera separada de las relaciones públicas. Esa profesión la estudié pero arquitectura no la llegué a estudiar por la cantidad de años cuando ya estaba trabajando en esto. Pero siempre que puedo trato de analizar todo lo que puedo desde el aspecto visual.
Steve Jobs decía en una famosa conferencia en la Universidad de Stanford que los “puntos se unen hacia atrás”, o sea que confiaba en que algún día, aquello que hacía en el presente y parecía insignificante, tendría implicancia en su futuro. Se trata de una forma de ver la vida, creer en lo que hacés, en algo, por más simple que sea. ¿Pensás así? ¿Creés, mirando a al pasado, en que los “puntos se unen hacia atrás”?Lo creo absolutamente. Siento que todo lo que uno adquiere de conocimiento en algún momento de la vida, vuelve sin parar, aunque en un momento te parezca aburrido o inútil. En alguna oportunidad regresa, lo usás de una manera y te sirve. Por eso una cosa que puedo decir a uno cuando es joven es “probá todo”. La experiencia, en algún momento te da la vuelta y te sirve. No tengo dudas. Por eso cuando tenga un hijo, ¡todo lo que le voy a empujar a hacer! (risas)
Lo vas a bombardear…
Sí, a bombardearlo con todo lo que no hice y me quedé con ganas.
Parecería que en Javier Lúquez, Alejandro Raineri y vos hay algo en común, porque los tres iniciaron su camino profesional sin apuntar a ser RR.PP. ¿Podríamos decir que la paradoja es que un gran RR.PP. es aquel que nunca pensó serlo?Desde tu punto de vista puede ser, pero te puedo hablar de mí. Siempre supuse que mi vida, mi vocación tenía que ver con servicio, con dar. A mi me hace sentir muy bien el ver disfrutar a la gente. Pero en serio. En un montón de ámbitos me encanta ver que todo esté bien. De repente, la semana pasada hicimos una fiesta de Galera, una revista que nosotros hacemos. Y una de las cosas que la gente me dice es “¿vos disfrutás?”. Y yo les digo que sí, pero lo hago de otra manera. Me llena ver disfrutar a los otros.
¿Entonces se trata de un don ser un gran RR.PP?No sé si podría yo decir que se trata de un don. Sé que es un esfuerzo, sé que es dar lo mejor de uno mismo para que todo salga bien. Yo lo hago con pasión. Y creo que esa es la clave del éxito.
El Wally Diamante de hoy, ¿disfruta más de estar al frente de un evento de arte o un evento de modas?Buena pregunta. Son muy diferentes. Mirá, por suerte tengo eventos de arte, de moda, de alcohol, gastronómicos y hasta en la playa. Y no sé si es algo o un mecanismo mío que me impongo, pero a todo trato de darle el lado positivo. También tienen todos su parte negativa, pero lo que más me divierte es ir rotando y tener a todos. Entonces en un momento pienso en arte, en otro en moda y también en otro momento me enfoco en gastronomía. Y así aprendo. Eso es lo que más me divierte, el hecho de ir permanentemente cambiando. Tengo como segmentado mi año y en lugar de decir “primavera-verano-otoño-invierno”, es ArteBA, Fashion Week, Vinos y Bodegas, Masticar, Punta del Este.
En una entrevista de hace casi 10 años, Javier Lúquez decía que en los 90’ las más buscadas para los eventos eran las modelos, luego fueron los empresarios y, por último, fueron los artistas. ¿Puede ser que hoy haya un mix de todo eso?Yo creo que la diferencia con los noventa a ahora es que ahora está todo mucho más segmentado. Antes un evento se mezclaba todo mucho más. A nosotros nos encanta seguir haciéndolo, pero yo que trabajo en todas estas disciplinas, siento que de repente toda la gente del arte se mezcla con la gente del arte, la gente de la moda va con la de la moda. Puede pasar algo que esté mezclado, pero en general, no pasa. La gente no se mezcla tanto como antes. Yo siempre digo que antes todos bailaban una misma música, aunque te gustara más o menos. Ahora está segmentado para los que les gusta los quinientos tipos de música diferentes. Entonces, principalmente por eso se hace difícil la mezcla.
¿Cómo hacés para disfrutar de un megaevento teniendo la responsabilidad de que todo salga bien y que los invitados estén contentos?Yo disfruto si sale bien. Como te dije antes, disfruto si veo disfrutar a los otros y veo que mi cliente está contento.
¿Cómo manejás el ego de los famosos?Con mucha paciencia. Trato de darle todo lo que necesiten y piden para que puedan sentirse cómodos. Cosa que no es fácil, pero siempre trato de cumplir todos sus objetivos.
¿Te sacaste alguna vez?No, quizás me puedo poner un poco nervioso. Pero siempre un RR.PP es un intermediario entre algo. Siempre. Un intermediario nunca tiene que perder la paciencia, la calma o la armonía. Siempre hay que estar como “en el medio de”. Uno debe estar tranquilo. Y trato nunca de perder la objetividad. Entiendo que las cosas importantes y graves son las que sí merecen angustiarse. Las cosas que yo manejo, le pongo la mejor, pero si no salen, no son de vida o muerte.
Después de tantos años en el rubro, ¿qué te sorprende o que te sigue sorprendiendo de tu trabajo?Todo el tiempo me van sorprendiendo cosas porque trabajo con gente, entonces las personas, para bien o para mal, siempre te sorprenden de alguna manera. Siempre hay sorpresas. Las palabras traen sorpresas, la gente siempre tiene pensamientos y éstos muchas veces sorprenden.
Si pudieras definirte. ¿Cómo lo harías?Un poco pesado, apasionado, trabajador y sensible.
¿Sos perfeccionista?Sí, también.
¿Supersticioso?Tengo algunas cositas que sí, pero no tantas. Trato de no, pero a veces me quedo trabado en algunas. Por ejemplo, si se me cruza un gato negro hago siete pasos para atrás, esté donde esté (risas). No quiero aprender ninguna de esas más, porque sino sigo acumulándolas y las hago.
Teniendo tanta exposición y eventos, ¿Cómo equilibrás tu vida social y personal?Lo hago naturalmente. No me cuesta ningún esfuerzo. A veces me preguntan si no me siento aturdido de estar con tanta gente. Y les digo que no, porque es una forma de vida para mí estar con mucha gente. Pensé que estaba con mucha gente hasta que viajé a la India. Ahí me di cuenta que no estaba con nadie. Ahí el contacto con las personas y la población comparada con nosotros es un chiste. Pero también tengo mis espacios para estar sólo y los disfruto como un loco, como por ejemplo, con mi perro.
¿Y qué te gusta hacer cuando estás solo?Hago unos ejercicios de respiración, hice varios seminarios, hago yoga, corro o gimnasio todos los días y trato de “mente detente” cuando estoy superado.
¿En qué momento podemos encontrar al Wally que no sale ni en los medios ni en los eventos?Ahora por ejemplo, así, tranquilo. Igual a veces uno se hace a más a la idea. También me pasa a mí con determinadas personas, en las que idealiza o se imagina historias, pero a todos nos gustan las mismas cosas. Estar tirado en un sillón, ver el mar, jugar, querer. Somos todos un poco básicos por suerte.
Solés mencionar a tu mamá en las entrevistas. ¿Qué hay de ella en vos?Es una persona extremadamente amorosa, cálida y siempre piensa en el otro permanentemente. Entonces es como que puedo verme o identificar con parte de su personalidad con ella quién fue la que me crió y me sigue criando todavía. Vive a una cuadra de mi casa, así que cuando mi heladera anda mal, salgo corriendo para que me dé de comer (risas).
Siendo el número uno en lo que hacés ¿Cómo manejas tu ego?Es que como te dije antes, para mí las cosas importantes, en la prioridad de la vida, hay muchas. El trabajo es importante, pero las consecuencias del trabajo no lo son tanto. Para mí lo importante es la salud, el estar bien, la armonía, la paz interior. Tengo muy claro que el trabajo no es de vida o muerte, por eso encasillo las cosas en el lugar de importancia que tienen. Una foto no me suma, ni un beso de alguien. Es decir, me suman, pero más me suman otras cosas que sé que son realmente importantes. Y si alguna vez me equivoco está bien que me lo digan. A veces también es difícil medir el ego de otra persona. Yo creo que mi ego lo tengo controlado pero quizás vos te vas de acá y decís “uy, este tipo tiene un ego insoportable”. O sea, para mi estoy bien según mi punto de vista.
¿Te analizás?Sí.
¿Te ayuda?Me analicé bastante un par de años, hacía dos que no iba, y este año volví pensando en que estaba superado. Y cuando comencé de nuevo me di cuenta que lo necesitaba más de lo que creía el charlar con alguien un rato sin ningún interés. Pero sí, creo que está bueno. Me toca mañana (risas).
¿Cuánta importancia le das a tu cuidado personal?Yo le doy mucha, le doy casi todo lo que puedo. Creo que nuestro cuerpo es nuestra forma de llegar a donde queremos. Por eso lo trato de cuidar mucho. Tuve un padre con quince años de enfermedades físicas, o sea que eso me dejó bastante marcado. Por eso ante cualquier situación de riesgo, aunque sea mínima, voy corriendo a superarla, a emprolijarla, o lo que sea.
Leí que tenés una relación fetiche con los zapatos, ¿es verdad?En realidad, sin querer, soy un consumidor. Pero lo soy porque laburo para un montón de marcas de moda que son lindas y voy así consumiendo lo que me gusta. Lo mismo me pasa con el arte. Voy compartiendo la vida con artistas, con galerías de arte, con laburo en ferias. O evidentemente voy buscando, viendo y hay cosas que me gustan. Con los zapatos pasa lo mismo, trabajo con marcas de ropa con las cuales me siento identificado y me gustan sus productos. Entonces voy consumiendo y se van sumando. Pero si me voy de viaje me gusta traerme son zapatos. De repente estoy acá y tengo uno de repuesto, por ejemplo hoy para la lluvia.
¿Qué sentís que te falta en lo profesional?Generalmente casi todas las marcas del mercado con las que quiero trabajar, trabajo. Quizás me faltaría lograr alguna otra marca que quiero trabajar o me gustaría hacerme millonario por mi trabajo.
¿Y en lo personal?En lo personal me faltan hijos.
Teniendo tantos eventos, tanta exposición. ¿No temés levantarte algún día y decir “no quiero hacer más esto”?Sí, estoy empezando a visualizar lo que quiero hacer dentro de diez años. Entonces, siento que es una manera de que no me agarre desprevenido el día que me levante y no quiera estar haciendo lo que hago ahora. Por eso ya estoy pensando qué puedo estar haciendo dentro de diez años. Estoy en eso, aún no tengo la respuesta.
¿Por qué pensás que los clientes te eligen a vos?Pienso que me conocen la garra por la que peleo por su marca o por el objetivo a cumplir. Siento que hay un grupo de veinticinco personas pensando en cumplir los objetivos con el mayor grado de profesionalidad posible y que se ven en los resultados en muchas de las cosas que hacemos. Y porque damos lo mejor de nosotros.
¿Qué crees que le aportaste de distinto al rubro?Nunca me gusta hablar mucho de mi mismo. Creo que el RR.PP. común es medio canchero y ganador. Y lo que siento es que acá es un equipo de gente que le va a dar todo a tu marca, agregándole profesionalidad y seriedad. Es que relaciones públicas es muy amplia la palabra. Hay RR.PP. desde un chico en un boliche dando tres invitaciones, hasta el que maneja RR.PP. de un banco para toda Sudamérica. Es muy amplio. Siento que en mi rubro específico, damos seriedad. Es una empresa que si vos contratás, va a pelear porque ese objetivo se cumpla.
¿Qué expectativas te llevas para la temporada en Punta del Este?Siempre voy con muchas expectativas porque me encanta laburar en Uruguay y creo ser un afortunado de poder hacer lo que hago al lado del mar con amigos, divirtiéndome. Pienso que para el país y para las marcas no es tan fácil este año. Muchas de las marcas con las que trabajo apuestan a la costa argentina, así que parte del equipo se va a Pinamar y a Mar del Plata a hacer algunas acciones y activación de algunas marcas. Siempre voy predispuesto a que pase lo mejor. Me alienta a pensar positivo, sino me saca la energía.
Si podés, completame la siguiente frase: “El día que me retire, me gustaría que me recuerden como…”
Una buena persona. Simplemente eso.