Es la primera marca argentina en participar en la semana de la moda de París/La historia de su creador detrás/De un estilo más belga, sobrio y femenino a una identidad criolla y argentina/Desde la gastronomía en California hasta Qatar: «siempre pateo el tablero»/Además: la conexión con la música y artistas – que vistió – como Nathy Peluso o Rihanna/¿A qué van a apuntar sus próximas colecciones?
Si bien Sadaels es una de las marcas con mayor prestigio y posicionamiento internacional, Juan mantiene su taller en tierras porteñas.
«Somos «genderless», tenemos cada vez más clientes hombres y me parece bárbaro…»: con Juan Hernández Daels, creador de Sadaels, desde su taller en el corazón de Palermo. Por María Comand. Fotos: Delfina Sevicz para MALEVA.
Hoy, con presencia en todo el mundo, Sadaels tiene su taller en el corazón de Palermo. Es un espacio que no solo expone su colección actual, sino también contiene piezas de todas sus colecciones anteriores. Durante el recorrido por el taller, entre archivos y recuerdos, Juan nos detuvo frente a una prenda y con una sonrisa contó: «esta es la primera pieza que hice para la facultad”. La etiqueta decía ‘Juan Hernández Daels’. Así marcaba sus prendas al comienzo de su carrera. Su evolución en el diseño dio forma a Sadaels, que hoy, con las siglas SA (Sociedad Anónima) y su apellido, lleva el legado de su creador al mundo con su sede en París desde 2018, reconocido por la prensa internacional y trabajando con la Cámara Sindical de la Alta Costura francesa.
En sus primeros años, Juan adoptó una estética más sobria y sastrera, influenciada por su tiempo en Bélgica. Sin embargo, con el tiempo, las influencias latinoamericanas y gauchescas se fueron integrando, marcando una nueva etapa en su carrera: “al comienzo era algo más belga, más sobrio, una sastrería para mujeres, con un lado sexy, pero masculino. Y después, cuando empecé con Sadaels, fue como una vuelta hacia Argentina, ahí le incorporé la parte más latina y la parte más gauchesca, lo más criollo”, comenta.
Sadaels se posiciona como una marca de indumentaria femenina belgo-argentina que fusiona la herencia cultural antagónica de su creador. Pero no siempre fue así. Juan entendió que su verdadero diferencial residía en sus raíces: «empecé a prestar atención a eso cuando me di cuenta de que, siendo argentino y presentando la marca en Francia, no podía tener una identidad tan belga. Era mucho más interesante mi sello como argentino«, comenta. Definitivamente la historia de un argentino que estudió en Bélgica, presentó su primera colección en París y sigue expandiéndose globalmente merece un recorrido cronológico.
«Juan entendió que su verdadero diferencial residía en sus raíces: «empecé a prestar atención a eso cuando me di cuenta de que, siendo argentino y presentando la marca en Francia, no podía tener una identidad tan belga. Era mucho más interesante mi sello como argentino», le comenta a MALEVA…»
En 1999, después de terminar el colegio, Juan comenzó a estudiar diseño industrial en la ORT, pero pronto sintió que quería hacer algo diferente. Así fue como terminó trabajando en gastronomía en California, donde pasó casi cuatro años en un restaurante especializado en comida japonesa. Pero un momento clave cambió su rumbo: “me cansé de todo, como un niño que patea el tablero. Decidí volver a estudiar, y fue ahí cuando mi mamá me recordó que tenía nacionalidad belga y me habló de una universidad muy interesante que había allá”. Su doble nacionalidad viene de sus abuelos maternos, inmigrantes belgas que llegaron a Argentina por la firma Axfa.
“Me definí por la Academia de Amberes, ubicada en Bélgica. Fui a esa universidad sin saber mucho de nada, la desconexión con la moda en ese momento era total. Hice el examen de ingreso, no pasé en junio. Pero me enamoré de la universidad entonces me empecé a preparar, me metí en un curso intensivo de arte y volví a aplicar en septiembre. Hice un examen de tres días”, comenta. Finalmente, Juan ingresó a la carrera de moda y luego realizó un máster en artes visuales, extendiendo su estadía en Bélgica durante siete años.
“Creo que terminé siendo un perfil que a ellos les divertía por lo bizarro. Fui el primer argentino en la academia, no había muchos sudamericanos”, agrega. Lo que realmente lo conquistó fue el entorno y las conexiones con figuras emblemáticas del mundo de la moda como Raf Simons, Walter Van Beirendonck y Dries Van Noten. “Era como estar en el mejor lugar de ese mundo sin saber cómo había llegado ahí. A lo largo de los años, íbamos subiendo de nivel. Cuanto más te metías, más te atrapaba”, reflexiona.
«Mientras diseñaba para Sadaels desde Bélgica, Juan viajaba cada dos meses a Qatar, donde abrió varias empresas, entre ellas un restaurante con estrella Michelin en Doha y una marca de marroquinería de lujo. Esta última consistió en la creación de una línea de couture y accesorios de cuero, para la que reclutaron talento de casas prestigiosas como Hermès y Louis Vuitton…»
El verdadero salto llegó cuando, como parte de su formación, recibió una propuesta para participar en el prestigioso París Fashion Week. Fue en ese escenario donde presentó su primera colección, como proyecto final de su carrera. “Nos invitaron a París a mí y a cinco personas más para presentar en Francia”, comenta reconociendo lo impactante de aquel momento.
De esa muestra, se abrió su camino al mundo: “el proceso funciona así: presentás la colección, la ven diferentes compradores, a los tres meses la entregás y, a los seis meses, se pone a la venta. Entonces, de repente, se empezó a poner serio. Pasó de ser algo más pequeño a convertirse en algo más grande”, explica.
Lo que comenzó como una aventura académica, poco a poco se transformó en una carrera sólida. Para darle mayor impulso a su marca, Juan fue encontrando alianzas estratégicas: “Hice una alianza con un fabricante llamado Gaice Banks, que producía para varios diseñadores en Bélgica, como Haider Ackermann y otros”, comenta, destacando cómo esa colaboración le permitió dar un salto en calidad y visibilidad a nivel internacional.
Su aventura continuó cuando, en París, un headhunter se interesó por su perfil y lo contactó para un proyecto en Qatar. “Ellos buscaban a alguien que pudiera desarrollar proyectos para graduados de las universidades de Qatar. En Qatar tenían carreras como diseño y hostelería, pero no existían empresas donde los egresados pudieran trabajar. Nos contrataron para crear esas empresas”, cuenta. Así, comenzó una nueva etapa que lo llevó a involucrarse en proyectos de lujo para el mercado qatarí para la jequesa de Qatar, Sheikha Moza.
«Sadaels creó vestuarios de artistas como Bhavi, Nathy Peluso, María Becerra, Nicki Nicole, Para Juan, la música tiene una influencia decisiva sobre la moda: «Para mí, la música marca la tendencia, pero la conexión con la moda tiene que ser orgánica. Por eso no me gusta acercarme, prefiero que los artistas se acerquen a nosotros», afirma. Incluso vistió a mujeres icónicas como Rihanna, Juliana Awada, Sofia Sanchez de Betak, la Reina Máxima de Holanda y Moria Casán. “Moria es increíble, es magnética, habla y no podés sacarle los ojos de encima”, agrega Juan…»
Mientras diseñaba para Sadaels desde Bélgica, Juan viajaba cada dos meses a Qatar, donde abrió varias empresas, entre ellas un restaurante con estrella Michelin en Doha y una marca de marroquinería de lujo. Esta última consistió en la creación de una línea de couture y accesorios de cuero, para la que reclutaron talento de casas prestigiosas como Hermès y Louis Vuitton. A medida que los proyectos avanzaban, fueron contratando más personal para llevar adelante las iniciativas. “En un momento buscamos a un chico de Shanghái que sembraba perlas a 10 años. Comencé a contactar tanta gente que tuve que contratar a un CEO por encima mío. En un momento me cansé, decidí irme, y fue cuando regresé a Argentina después de 14 años”, explica.
El regreso de Juan a Argentina marcó un nuevo capítulo, aunque cargado de desafíos y dificultades. En 2019, logró poner en marcha su proyecto: «Volví a presentar Sadaels en París, esta vez también gracias a la incubadora del IFM, donde presentamos el proyecto», declara. Para hacerlo, Sadaels estableció una base comercial en Francia con una oficina y taller en París. Durante tres años, Juan viajaba cada tres meses, enfocándose en el crecimiento allá, mientras que el taller en Argentina seguía funcionando. Fue así como Sadaels se convirtió en la primera marca argentina en el calendario oficial de París. “Fue como que se nos abría el mundo. Creo que ni siquiera me di cuenta; fue todo tan rápido que lo vas absorbiendo, haciendo y aprovechando”, agrega.
Sin embargo, la pandemia cambió el rumbo. «Nos agarró en un momento complicado, con muchas órdenes en marcha. Volví corriendo a Buenos Aires para empezar de nuevo. Desde ese entonces París quedó en stand by y recién ahora estamos reactivando contactos”, relata. Con el regreso, el concepto de Sadaels se consolidó. Junto con su socia Juana, apostaron fuertemente por un enfoque directo al consumidor. Y más allá de las ventas mayoristas, desarrollaron un servicio personalizado donde las piezas pueden ajustarse o incluso diseñarse desde cero.
Sadaels creó vestuarios de artistas como Bhavi, Nathy Peluso, María Becerra, Nicki Nicole, Para Juan, la música tiene una influencia decisiva sobre la moda: «Para mí, la música marca la tendencia, pero la conexión con la moda tiene que ser orgánica. Por eso no me gusta acercarme, prefiero que los artistas se acerquen a nosotros«, afirma. Incluso vistió a mujeres icónicas como Rihanna, Juliana Awada, Sofia Sanchez de Betak, la Reina Máxima de Holanda y Moria Casán. “Moria es increíble, es magnética, habla y no podés sacarle los ojos de encima”, agrega Juan.
«Durante tres años, Juan viajaba cada tres meses, enfocándose en el crecimiento allá, mientras que el taller en Argentina seguía funcionando. Fue así como Sadaels se convirtió en la primera marca argentina en el calendario oficial de París…»
A lo largo de su carrera, ha estado rodeado por mujeres poderosas que influyeron profundamente en su visión de la moda. Desde la figura de su abuela, una mujer adelantada a su tiempo, hasta trabajar con figuras como Sheikha Moza, reconoce la fortaleza y el liderazgo femenino como pilares de su inspiración.
Aunque comenzó diseñando para hombres, su primera colección para mujeres marcó un giro en su carrera, llevándolo a explorar una estética que combina lo distintivo con lo funcional, siempre desafiando las tendencias. También Juan destaca el creciente interés del público masculino: «Nos pasó mucho que empezamos a tener más y más clientes hombres. Armamos todo un segmento genderless, donde la idea no es para hombre o mujer, sino para quien quiera usarlo. A veces vienen chicos y se llevan cosas súper femeninas como la cucarda, y eso nos parece bárbaro. Ojalá se dé cada vez más», agrega.
El enfoque de Sadaels sigue ligado a la sastrería con líneas masculinas, incluso en sus propuestas para mujeres. «Siempre tuvimos un estilo muy masculino en la sastrería, con piezas que no llevan pinzas de busto, por ejemplo. Me gustaría seguir explorándolo infinitamente«, cuenta. Este equilibrio entre lo genderless y lo femenino tradicional mantiene abierto el juego para Sadaels.
Además, Sadaels abrió el juego a las colaboraciones y los encuentros creativos. Desde pop-ups con marcas amigas en ciudades como Sao Paulo y Ciudad de México, hasta trabajos conjuntos con artistas como Alejo Musich o Marco Pimentel, o la reciente colaboración con Pablo Bernard, una figura clave de la moda argentina, la marca se consolidó como un espacio para explorar nuevas propuestas. “Planeamos seguir con esto; que Sadaels sea un espacio para este tipo de colaboraciones”, concluye.
«También Juan destaca el creciente interés del público masculino: «Nos pasó mucho que empezamos a tener más y más clientes hombres. Armamos todo un segmento genderless, donde la idea no es para hombre o mujer, sino para quien quiera usarlo. A veces vienen chicos y se llevan cosas súper femeninas como la cucarda, y eso nos parece bárbaro. Ojalá se dé cada vez más», agrega…»
Hoy, Sadaels se posiciona como un segmento intermedio: «si el prêt-à-porter está en un extremo y la alta costura en el otro, lo nuestro sería algo en el medio: prêt-à-couture. No somos prêt-à-porter ni couture, pero combinamos elementos de ambos. Somos accesibles, pero con un enfoque más nicho, con piezas más trabajadas y terminadas», explica.
En Sadaels, la creación está guiada por la iconografía pagana, el realismo mágico y una fuerte conexión con las raíces latinoamericanas. Rechazando las microtendencias y el fast fashion, apuesta por materiales nobles como el cuero y prácticas sustentables, reutilizando remanentes y creando prendas de calidad que perduren. Incluso están desarrollando un proyecto de vintage de la marca, reforzando su compromiso con un consumo consciente y responsable.
“Creo que aprendimos en los últimos años a mirar más para adentro, algunos, y no estar tan atentos a lo que pasa afuera y buscar esta identidad criolla, argentina, latinoamericana. Qué es lo que más garpa. Si vamos a vender moda argentina, latinoamericana afuera, nadie quiere ver que estamos haciendo cosas como Dior o Balenciaga”, agrega.
La moda para él es un medio de expresión y un vehículo cultural. Sadaels se distingue por piezas que trascienden lo visual, construyendo un imaginario que celebra lo criollo. Con una mezcla de sastrería clásica y provocación contemporánea, Sadaels se posiciona como un referente de la moda argentina. Sus próximas colecciones apuntan a recuperar a su clientela adulta, con prendas más inclusivas y cómodas, manteniendo su esencia joven y sexy. Más allá de las tendencias, su objetivo es preservar la cultura y construir un legado que conecte generaciones.
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