"SÉ QUE NUNCA VOY A DEJAR DE PINTAR": SOFÍA SARKANY

Sofi Sarkany y cuadros de su autoría en las oficinas de su empresa

 

«Sé que nunca voy a dejar de pintar»: Sofía Sarkany. Por Santiago Eneas Casanello.

Fotos y videos: Jacinto Freixas. Zapatos con plataformas blancas de diez centímetros salpicadas de celeste, amarillo, verde claro. Como un cuadro abstracto e impresionista. Así son algunos de los últimos diseños de Sarkany, la marca referente del calzado femenino en el país. Pertenecen a la línea de Sofía Sarkany (23), hija de Ricky y representante  – femenina, juvenil  – de la tercera generación familiar en la empresa. La impronta artística en los diseños de Sofi es lógica porque ella es bastante más que la heredera, que la última Sarkany en Sarkany, es una chica – suerte para el linaje – con una asumida vocación por las artes plásticas. Alguien que se puede quedar absorta tres horas mirando un cuadro de Lucian Freud, que saca sus máximas para su trabajo de pintores como Eugenio Cuttica antes que de diseñadores, que asegura que en sus diseños hay algo de inspiración de sus “maestros fantasmas” como Toulouse Lautrec. Alguien que se formó en pintura y en historia del arte, que pinta óleos. Y que para suerte de la marca que lleva su apellido, no ve ninguna contradicción entre ser artista y diseñadora, sino que al revés, lo ve como un mix virtuoso. Sofi, sonrisa siempre, con razonamientos frontales y de trato horizontal, charló con Maleva en su oficina porteña. “No comparto lo que es el arte contemporáneo hoy en día ni como se está manejando” arranca (sí, esta chica es interesante).
¿Por qué no?
Porque me parece que muchas cosas están regidas por gente que dice esto es arte y esto no. Y son como cosas muy efímeras y capaz que pierden el sentido de lo que es de verdad trascendental y lo que de verdad emociona. No me importa que alguien diga: “esto es arte porque soy marchand y yo lo digo”. Cuando estudié pintura y dibujo clásico en la Central Saint Martin de Londres, uno de los profesores me llevaba a galerías under y las muestras eran unos plásticos rotos en el piso, la calentura que me daba ¿Qué significa esto? Yo me paro delante de un cuadro de Lucian Freud que yo digo que es uno de mis maestros fantasmas y me emociono, se me eriza la piel. Podés estar contemplándolo tres horas y es una sensación trascendental.
¿Cómo llegaste a dedicarte al arte?
Cuando estaba en el colegio decía que iba a ser diseñadora de indumentaria, tenía todos mis cuadernos dibujados con polleritas, con jeans, con detallecitos. Cuando terminé el colegio empecé la carrera y a laburar en la empresa, todas las mañanas iba a la UADE, pero al mes dije “esto no es para mí ni loca”. Yo tenía muchos intereses vinculados al arte y el diseño y pensé: “4 años sólo de ropita me tiro un tiro.» Y ahí empecé con miles de talleres de pintura, dibujo, fotografía, de maquillaje artístico, de ilustración digital. Lo que hacía acá en la empresa era aprender a diseñar y como tampoco tenía la necesidad de trabajar para comer, por suerte, dejé el trabajo y me puse a hacer un terciario de historia del arte en el Museo Nacional de Bellas Artes, también hice diseño gráfico en la UP. Cuando terminé viajé a Londres e hice los cursos en la Central Saint Martins para entender códigos que no captaba.
Retomemos al concepto de “maestro fantasma” ¿Qué significa?
Mucha gente lo debe haber sentido. Es gente que ves sus obras y sentís que aprendés, que te identificás, aunque no lo tengas al señor ahí enseñándote.
¿Y quiénes son?
¡Tengo varios! (risas) Lucian Freud (Británico, 1922-2011), Egon Schiele (austríaco, 1890-1918) y Toulouse Lautrec (francés, 1864-1901).
¿Y cuando diseñás volcás algo de esos maestros fantasmas?
Desarrollé muchas de las estampas para ropa y para zapatos basadas en paletas de colores que a mí me gustaron de ciertas obras o recortes de ellos. Y también con las estampas más figurativas. Sí, hay cierta inspiración en estos artistas. Sí, cuando dejé de estudiar al principio me sentí con un poco de culpa, uno piensa que la sociedad y tus padres te lo exigen, y pobres mis viejos que me pagaron el colegio y pensamientos de culpa en esa línea, y fui a una conferencia del pintor Eugenio Cuttica (argentino, 1957, radicado en New York) y él decía que al arte es una actitud y esa actitud cura. Que cualquier persona en su profesión tiene la misión de ser artista en lo que hace, ser apasionado.  Él decía que hacer arte es fácil si lo sentís y das el salto al abismo. Lo escuchaba y me encantaba. Es lindo pintar, hacer arte, pero no sólo por el reconocimiento que puede venir después, sino por sincerarte con vos mismo.

Sofi Sarkany reflexiona mucho sobre el pensamiento de los artistas que la inspiran

 
También dijiste que el arte te tiene que emocionar

«Muchas cosas del arte contemporáneo me parece que están regidas por gente que dice esto es arte y esto no. Y son como cosas muy efímeras y capaz que pierden el sentido de lo que es de verdad trascendental y lo que de verdad emociona. No me importa que alguien diga: “esto es arte porque soy marchand y yo lo digo”»

 
¿Cómo conviven en tu cabeza este impulso artístico y las responsabilidades en la empresa, en el diseño de líneas de calzado y de ropa?
Sé que nunca voy a dejar de pintar pero también tengo 23 años, soy mujer, me encanta la moda y es algo que además mamé de chica y lo llevo en la sangre. Y la verdad que el arte y el diseño se fusionen es una tendencia que está a mano desde hace muchos años ya. Yves Saint Laurent se inspiraba para sus vestidos en los cuadros de Piet Mondrian (holandés, 1872-1944). Cuando volví a la empresa, volví para eso. Pensé, si estoy acá voy a hacer algo nuevo, algo con mi impronta. Seguir el camino de mi papá sería ridículo porque lo que se hizo ya está hecho y mi viejo que es la segunda generación de la empresa Sarkany tampoco hizo lo mismo que hizo mi abuelo. Cuando hice mi colección mechando un poco de arte sucedió algo positivo que es que llamó mucho la atención de un público que no se identificaba mucho con la marca como chicas más jóvenes que consideraban a Sarkany más la marca de sus mamás.

Es que tenés 23 años, tu juventud se tiene que notar en lo que creás
Sí, las chicas la tomaron como propia la colección, osea, tal vez entran por mi zapato y se terminan llevando el borcego clásico de Sarkany o al revés pero llamó mucho la atención y hubo mucho fanatismo de ese lado.
¿Qué sentiste cuando viste tu nombre en todos lados, hasta en mega carteles publicitarios de autopista?
En principio mi nombre fue como la firma con la que pinto los cuadros. Al principio decía “Sofía for Sarkany”, después hice una fragancia que era Sofía Sarkany porque ya era mía, y después se fue eliminando el “for” porque…yo también soy Sarkany. Es una línea dentro de una marca más grande pero la gente lo vive como marca y ya la colección para el verano que viene va a ser más grande con más cantidad de zapatos y la novedad es que voy a lanzar una colección de ropa entera, desde bikinis hasta vestidos de noche, camperas de cuero, remeras para la playa, shorts y todo. En Sarkany siempre hubo ropa pero era como una cosa mucho más acotada para que haga juego con los zapatos, para poder armar uno o dos conjuntos: esta es una colección grande.

Óleo de Sofi Sarkany

¿Cómo son tus momentos de creación?
Cuando me hablan de las musas, no sé. Yo no tengo momentos de inspiración como la soledad, el amor y no se qué. A mí me inspira la vida cotidiana, en general mis obras plásticas son retratos de personas que pueden ser mis amigas, mis primos, gente que vive conmigo la vida cotidiana. Creo que lo cotidiano es lo que gesta las revoluciones más grandes. Me encanta encontrarle magia, aunque suene medio grasa, a lo cotidiano. Puedo hacer un cuadro con muchos colores que sea de una charla con mi hermana. No ella posando.

«Sé que nunca voy a dejar de pintar pero también tengo 23 años, soy mujer, me encanta la moda y es algo que además mamé de chica y lo llevo en la sangre. Y la verdad que el arte y el diseño se fusionen es una tendencia que está a mano desde hace muchos años ya. Yves Saint Laurent se inspiraba para sus vestidos en los cuadros de Piet Mondrian»

¡Usás muchos colores!
La primera estampa que hice fue inspirada en Eugenio Cuttica, él hizo una serie de cuadros que se llama newyorkers que eran cuadros de 2 metros de vos parado en proporción real, dibujado perfecto pero con todo el fondo intervenido. Él decía que iba caminando por la calle y le llamaba la atención cierta gente por la energía que emanaba, porque tenían unas medias de red multicolor o cualquier cosa que le llamara la atención, ya sea superficial o profunda, pedía sacarle una foto y preguntaba nombre, ocupación y su deseo. Hizo un montón de cuadros y descubrió que había mucha gente cuyo deseo no coincidía con su ocupación. Mucho soy José, abogado, deseo ser chef. Y llegó a la conclusión de que los artistas son aquellos que hacen lo que desean. La gente está parada en posición estática esperando que algo caiga del cielo para que su deseo se realice, en vez de empezar a moverse.

Sofi Sarkany en uno de los tantos rincones fashion en los que trabaja

 
 
¿Y ante esas preguntas vos qué responderías?
Que soy artista y mi deseo es ser artista, pero no artista porque pinto cuadros sino porque vivo la vida que quiero vivir. Algo interesante de vos en la empresa es que si bien sos tercera generación sos la primera mujer que puede llegar a estar al frente con lo que eso puede implicar en varios planosSí, mi papá tiene una hermana, Hedy, que es la que hace las carteras, y hace un laburo increíble, con el mejor diseño y calidad. Ella es arquitecta. También hace cinturones. Pero ella es muy muy perfil bajo.
¿En que sentís que podés hacer una diferencia como mujer?
Hay un tema que es que las minas no me ven con los mismos ojos que a mi viejo que es varón. Es muy diferente y no en el mal sentido. Creo que son – Sofía y Ricky – dos marcas diferentes y ninguna le quita nada a la otra, crecieron las dos juntas mucho, por ejemplo,  en la última temporada.
¿Cómo es tu relación con tus conocidos, y sobre todo tus amigas, estando arriba de una marca que se dedica a uno de los fetiches máximos de la mujer?
¡Mis amigas cada vez que vienen a casa me preguntan qué hay de nuevo (risas)! Y se empiezan a probar todo, pero para joder. Y las señoras más grandes me dicen que mi papá les hizo los zapatos del casamiento en Cramer (risas). Cramer (por la calle) es dónde se hacen nuestros zapatos más artesanales donde hay un montón de señores en un montón de banquitos haciendo todo, pero todo, a mano.
Y ahora las chicas de mi edad me dicen “muero por tus plataformas”. La pintura de Sofi Sarkany tiene que ver con la vida cotidiana, con su gente conocida
¿Y vos tenés mil zapatos?
No, para nada. ¡A veces no encuentro ni un zapato negro para ponerme con cierta prenda (risas)! 
Alguna vez dijiste que no estás de acuerdo con que se vaya a la playa en plataformas, y aclaraste «lo digo aunque sea Sarkany.» ¿A qué otra cosa le dirías no aunque seas Sarkany?
Y, desde que empecé a hacer zapatos, dejé de usar tacos y eso que hago unos gigantes, zarpados, increíbles. Yo jamás iría a un casamiento en un taco aguja.

¿Cómo es un martes tuyo?
Todos mis días cambian. A ver el martes. Tengo yoga, después vengo a trabajar, después psicóloga, después vuelvo a la oficina, después taller y después vuelvo a mi casa y en general salgo a comer con mis amigos. Y una cosa es en Pacheco, otra en San Isidro, otra en Palermo, otra en Saavedra, otra en el centro. ¡Vivo arriba del auto como una gitana!

«Desde que empecé a hacer zapatos, dejé de usar tacos y eso que hago unos gigantes, zarpados, increíbles. Yo jamás iría a un casamiento en un taco aguja»

¿Qué no podrías dejar de hacer en la vida?
Tengo un sagitario muy marcado con los viajes. Me decís ¿Vamos? y voy aunque no sepa ni a dónde vamos. Nunca voy a poder dejar de viajar, me muero. Si me sale un viaje a cualquier parte del mundo, voy. Pero digo otra cosa: viviría siempre en Buenos Aires. Amo esta ciudad.
¿Qué es lo que más te gusta de Buenos Aires?
La energía que tiene, la gente. Capaz es porque me críe acá pero me gusta hasta su topografía, como está dividida geográficamente. Todo me gusta.
¿Qué te da vergüenza que te guste?
Es buenísima la pregunta pero no se me ocurre.
¿Qué te cansa?
Mi cabeza porque pienso dos mil cosas en un segundo. Algo que hoy en día le pasa a mucha gente.
¿En que decís “en esto sí que soy buena”?
Dibujando.

Diseño y retoques: Lucas Lombard