Lucila Godoy (24) le dice a Maleva que como es “una persona de mil preguntas” pudo hacer un cambio de vida extremo a los 21, justo a tiempo. Empezó a trabajar como modelo sin buscarlo a los 14, cuando la encontraron en un shopping y le abrieron un mundo de posibilidades que la llevaron a instalarse en París apenas cumplió la mayoría de edad, con un novio mucho mayor a ella que también estaba ascendiendo rápidamente a los escalones más altos del modelaje internacional.
Pero siempre le costó mucho el trabajo a nivel valores y exigencias, explica: “sos una nena teniendo que actuar como mujer constantemente, justo cuando estás formando tu identidad. Tomás los frutos que te van cayendo de los árboles, no hay nada que siembres vos”. Así fue como empezó con una ebullición que la hizo romper con todo: terminó una relación de 6 años, dejó de trabajar como modelo y volvió a Buenos Aires.
Después de dos años de dedicarse a la fotografía, que fue su gran compañía en sus andanzas por el mundo como modelo, y cosechar lo que ella misma plantó, volvió a posar pero desde otro lugar, segura de haberlo elegido. A los 24, divide su tiempo entre el arte, la fotografía de moda y el food styling. Conozcan a una it girl que sabe lo que hace y, sobre todo, por qué lo está haciendo.
«Es que si bien pienso que podés viajar y crecer a tu manera sin ser modelo, entendí con el tiempo que el modelaje me dio cosas buenas. Me hizo independiente, me hizo conocer millones de destinos y me hizo aprender de fotógrafos que admiro.»
¿Qué llevó a un corte tan abrupto cuando estabas en un pico tan alto?
Ya desde un primer momento, no me lo tomaba como algo natural que me llamaran al colegio y me dijeran: “Lucila, te confirmaron para un comercial de pelo en Malasia y tenés que viajar mañana con tu mamá”. Admiro a los que nacieron para eso pero a mí siempre me costó el ir de acá para allá, el estar lejos de los que quiero. Por eso desaparecí fuerte, necesitaba un tiempo. En el momento fue violento, me ofrecían volver a hacer marcas grandes o viajar, pero buscaba un cambio rotundo. Durante mucho tiempo no dejaba ni que me sacaran fotos en mi vida diaria.
«A todos lados iba con la cámara. Era mi gran compañía. Si estaba medio triste, salía a hacer fotos a algún museo. El interés por el arte sí viene desde antes. En el secundario, además del colegio y el modelaje, tomaba clases de Historia del Arte en el Museo Nacional de Bellas Artes.»
En una entrevista con Metro y Medio (programa de la Metro951) te preguntaron qué le dirías a una adolescente que quiere ser modelo y contestaste “bajo ningún punto de vista”, pero sin embargo lo volviste a elegir
Es que si bien pienso que podés viajar y crecer a tu manera sin ser modelo, entendí con el tiempo que el modelaje me dio cosas buenas. Me hizo independiente, me hizo conocer millones de destinos y me hizo aprender de fotógrafos que admiro. Por suerte mi agencia de toda la vida, Civiles Management, me bancó sabiendo que no dejé por vagancia. Soy fanática de la vorágine laboral. Amo trabajar, no puedo estar relajada esperando que me lleguen las cosas. Necesité frenar para encontrar un equilibrio y ya arranqué a pleno. Construyendo a partir de la fotografía que es lo que más me apasiona.
¿La cámara la agarraste recién ahí o es algo que viene de la adolescencia?
Un día antes de viajar a París me compré una Nikon D80 y desde que llegué, la prendí sin saber manejarla y empecé a sacar sin parar. Me ayudaba a sobrellevar el laburo. A todos lados iba con la cámara. Era mi gran compañía. Si estaba medio triste, salía a hacer fotos a algún museo. El interés por el arte sí viene desde antes. En el secundario, además del colegio y el modelaje, tomaba clases de Historia del Arte en el Museo Nacional de Bellas Artes. Aprendí un montón de perspectiva, de manejo de la luz, de composición de imagen y eso me sirvió a la hora de componer fotos.
¿Pensás que llevaste eso que te estaba pasando a tu arte?
Sí, mis fotos tienen algo de nostalgia. Eso de estar lejos de mi familia y mis amigas se puede percibir. No eran fotos de turista. Ahora también me pasa que me voy de vacaciones con amigas y me tienen que obligar a sacar fotos, no saco la cámara de la habitación. Saco fotos cuando hay algo interno que me lo pide. No me interesa hacer 40 fotos por segundo, imagino que tengo una cámara de rollo y tengo que cuidar cada una.
«Sí, mis fotos tienen algo de nostalgia…además saco fotos cuando hay algo interno que me lo pide. No me interesa hacer 40 fotos por segundo, imagino que tengo una cámara de rollo y tengo que cuidar cada una.»
¿Cuál creés que es el hilo conductor de tu serie Momentos? (expuso en el Centro Cultural Recoleta, Holbox, Buenos Aires Photo, Kabinett y ganó el primer premio del concurso Oxígeno en 2011)
En que algo me pasó que hizo que sacara cada una de esas fotos. Mi estética la logré siempre jugando. Es algo inconsciente. Cuando empecé a trabajar con clientes pensaba que iba a ser difícil lograrla a propósito. Pero de a poco te das cuenta de que es una extensión tuya. Tu ojo, tu mirada, se termina manifestando, pero sale muy de adentro.
¿Qué postura tomás como fotógrafa frente al uso de las redes sociales para publicar tu trabajo?
Al principio era re de cuidar mi material fotográfico. Lo sigo haciendo pero aceptando que tengo que poner la tecnología a mi favor. Subo a Instagram lo que saco con el celular o con mi cámara. Es una herramienta para que te conozcan y vean lo que hacés (la encuentran acá: @lucilagodoyfotografia).
¿Cómo nació RARE Estudio?
Desde que somos chicas que con mi mejor amiga, que es diseñadora gráfica y estudia cocina, que le sacamos fotos a lo que prepara mi papá y nos juntamos a cocinar. Hoy lo podemos llevar a algo concreto con el food styling. Armamos un estudio bien pro porque creemos que es clave que los restaurantes tengan una imagen limpia y seductora. Recién empezamos y ya trabajamos para Artemisia, Leopoldo, Paru y estamos haciendo un libro. (Las encuentran en su página de Facebook)
«Desde que somos chicas que con mi mejor amiga, que es diseñadora gráfica y estudia cocina, que le sacamos fotos a lo que prepara mi papá y nos juntamos a cocinar. Hoy lo podemos llevar a algo concreto con el food styling. Armamos un estudio bien pro porque creemos que es clave que los restaurantes tengan una imagen limpia y seductora.»
¿Qué lugar ocupó la cocina en tu vida?
Soy muy fanática de la gastronomía desde siempre. En mi familia siempre cocinamos, llegamos a hacer un catering para estudios de fotografía con mi mamá, ella se encargaba de lo salado y yo de la pastelería. Mi papá siempre me sirvió buen vino y buen espumante, no existía en casa eso de “los nenes comen otra cosa”. Hoy soy vegana, en casa no se comen ni lácteos, ni carnes ni harinas refinadas, pero si me invitan a comer sushi a un tremendo lugar o si me hacen probar un jamón de Jabugo espectacular, lo como con ganas.
¿Sos de cocinarte?Parte de mi rutina incluye pasar por el mercado orgánico y cocinar. A la mañana me hago chapatis de harina de arroz integral, preparo mayonesas de diferentes tipos, jugos con cualquier cosa, hamburguesas de porotos aduki muy ricas, verduras salteadas, arroz yamaní, sopa de miso. Todo. El año pasado estudié Crítica Culinaria también.
«Soy tan «de acá» que hasta me cuesta irme un mes de viaje. Hay algo en Buenos Aires que siempre te vuelve a traer acá. Algo que no encontrás ni en Nueva York, ni en París ni en Barcelona. Tiene que ver con la energía que se genera con la gente, todavía no sé bien qué es.»
Si alguien te pregunta de qué trabajás ahora, ¿qué le decís?
Que estoy amalgamando mi lado de modelo con la fotografía, que más allá de que sean cosas diferentes, se juntan muy bien. También tomo clases de actuación para tenerlo como herramienta, quiero estudiar locución y estoy con un proyecto para conducir un programa de televisión.
¿Te quedás en Buenos Aires?
Sí, estoy “tan acá” que hasta me cuesta irme un mes de viaje. Mi novio está en Europa de vacaciones y me coparía irme a Berlín a instalarme un ratito. Pero hay algo que siempre te vuelve a traer acá. Algo que no encontrás ni en Nueva York, ni en París ni en Barcelona. Tiene que ver con la energía que se genera con la gente, todavía no sé bien qué es.
Agradecemos a Hotel Home Buenos Aires por la locación. // www.homebuenosaires.com//