Cuando cae el sol en Flores y Floresta empieza la verdadera fiesta K en la capital argentina/Desde MALEVA te introducimos a la típica noche coreana/Desde parrillas coreanas tradicionales, restaurantes de comida coreana con fusión latina, sus clásicas bebidas alcohólicas y el infaltable karaoke coreano.
Pulpería norte: donde los platos del norte argentino se fusionan con los sabores coreanos.
Shot de Soju, provoleta con Kimchi y karaoke hasta el fin: así es la noche nómade coreana en Buenos Aires. Por Sol Leguizamón para MALEVA.
De 1910 a 1945 Corea fue invadida por Japón, por lo que la historia de supervivencia marcó la gastronomía coreana, caracterizada por la estacionalidad y la diversidad de sabores según cada región. Inés Nam, quien está detrás de Norte Pulpería junto a su marido Miguel Han y su socio y amigo Darió Jeon, lo deja clarísimo: “El coreano cuando te saluda no te dice ¿Hola, cómo estás? , sino ¿Ya comiste?”. La creatividad caracteriza la gastronomía coreana y es parte de la identidad nacional. Pero, ¿cómo se empezaron a tender puentes entre Corea y Argentina? ¿En qué momento tomó tanta presencia al punto de que hoy existe el plan de experimentar una noche coreana en la ciudad de la furia?
En 1956 doce militares norcoreanos fueron los primeros en llegar a Argentina, escapando de la situación de posguerra. Leonardo Fabián Lee, quien lleva adelante el Karaoke MP3 en la calle Rivadavia al 6362, explica que la primera camada de coreanos vino terminando la década del 60, pero que su papá llegó recién en el 86. Hijo de papá coreano y mamá argentina, lleva adelante “el primer karaoke coreano de Argentina” que funciona desde los 90.
«Desde MALEVA proponemos planes para que disfrutes la noche coreana en Buenos Aires. A cada instancia de la movida nocturna se la llama en Corea “cha”, y el primero de ellos es la cena en un KBBQ, es decir una parrilla coreana, o en restaurantes con platos a la carta. No suelen haber lugares donde sólo vendan bebidas alcohólicas con algo para picar, como es común en Argentina…»
El viejo barrio coreano en Buenos Aires radica en la avenida Carabobo, Flores, entre las avenidas Eva Perón y Castañares. Sin embargo, actualmente, el pasaje coreano está sobre la calle Ruperto Godoy en pleno barrio de Floresta. Lo primero que se ve al entrar son las caras de los cantantes de la banda K-pop EXO retratadas sobre un mural. Y es claro que el hallyu, sinónimo de ola coreana, pisó fuerte en Argentina gracias al fandom del K-pop presente en la región, admiradores de este género musical que mezcla sonidos distintos, como el hip hop, la electrónica, el R & B, el pop y el rock.
Un brindis con Soju y a empezar la noche nómade coreana en Buenos Aires.
Desde MALEVA proponemos planes para que disfrutes la noche coreana en Buenos Aires. A cada instancia de la movida nocturna se la llama en Corea “cha”, y el primero de ellos es la cena en un KBBQ, es decir una parrilla coreana, o en restaurantes con platos a la carta. No suelen haber lugares donde sólo vendan bebidas alcohólicas con algo para picar, como es común en Argentina, sino que muchos sitios gastronómicos nocturnos también venden alcohol, y se los conoce como “pocha”. El típico alcohol coreano es llamado “soju”, una bebida tradicionalmente a base de arroz. La otra bebida alcohólica más conocida es el “makgeolli”, a base de trigo, arroz y nuruk (un cultivo que permite la fermentación). Esta ya no suele venderse en restos, sino en supermercados, como el Hawaii Market, en Morón al 3629, donde vas a encontrar desde bebidas típicas como el “sikhye”, servida habitualmente como postre, hasta “gim”, el alga usada para envolver comida típica coreana como el Kimbap.
El condimento final y fundamental de la noche coreana es el Noraebang, sinónimo de karaoke coreano, donde hay canciones principalmente en coreano e inglés, y suele estar abierto hasta las 4 AM, lo que en horario coreano se traduce como altas horas de la madrugada. Algunos eligen agregar el famoso “bajón”, que suele incluir sopa, y puede tomarse en el mismo karaoke donde también venden otros platos y bebidas de todo tipo, desde el clásico Fernet; hasta el Soju Fresh- el básico-, o saborizados.
1) Kyung Mi Jong y Kimchi Garden: porque una buena noche coreana empieza en un KBBQ (parrilla coreana) o con platos tradicionales (pero renovados).
Kyung mi Jong es una parrilla tradicional coreana ubicada en Pumahuaca 730. Los KBBQ no son espacios ambientados de manera glamorosa que inviten a primera vista a entrar. Desde afuera, los sitios más clásicos de comida coreana incluso parecen casas o departamentos que pasan totalmente desapercibidos. Una vez dentro, la decoración es sencilla, puede no haber música, y si hay, los géneros se turnan azarosamente desde K-pop hasta Reggaeton o Trap Latino. El foco está 100 por ciento en la comida. Y es riquísima. Es conveniente llamar para reservar previamente, y la dinámica en las parrillas coreanas es algo así: llegás y automáticamente te sirven el “banchan”, que son los platitos que acompañan la carne, el arroz, y a veces, el pescado. Además, la mayoría son tenedor libre, por lo que pagás un precio elevado por persona, pero podés repetir las veces que quieras. En algunos casos como Kogijib, un nuevo KBBQ en Morón 2982 (quinto piso), podés vivir la experiencia de cocinar la carne vos mismo ya que las mesas cuentan con una pequeña parrilla. La carne, ojo de bife, matambre y entraña, es muy tierna, y la sopa de verduras y tofu, súper sabrosa. Tené en cuenta que el medio de pago en los locales más tradicionales como estos, es solamente en efectivo.
La especialización de Kyung Mi Jong es el Galbi, asado marinado en una salsa a base de soja con distintos condimentos como cebolla y ajo, que se corta en tiras y se cocina a las brasas. La sopa también es obligatoria, y el kimchi es el banchan más típico de la gastronomía coreana, incluso fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO. La fermentación es la base de la comida coreana. Natalia Lee es hija de padres coreanos y una de las creadoras de Kimchi Garden, un nuevo restaurante en San Martín al 687. Ella explica que el kimchi va adquiriendo sabor y texturas variadas a medida que pasa el tiempo. “Corea en un principio tenía una cocina pobre, por lo que tuvo que idear técnicas para sobrellevar inviernos duros. Fermentar, secar y rehidratar alimentos era fundamental. La comida requería un largo proceso para poder pasar las temporadas de guerras”.
«La especialización de Kyung Mi Jong es el Galbi, asado marinado en una salsa a base de soja con distintos condimentos como cebolla y ajo, que se corta en tiras y se cocina a las brasas. La sopa también es obligatoria, y el kimchi es el banchan más típico de la gastronomía coreana…»
Mónica Daniela Hong está detrás de Kyung Mi Jong junto a su madre, quien es la verdadera “reina” como dice su hija, y la chef del restaurante. “Mi mamá se levanta a las cinco de la mañana para preparar la comida y lo hace como si fuese para su familia…» También, explica que la cultura de la sobremesa no existe, y el horario de cenar arranca a las 18 horas. “La mayoría termina de trabajar en la zona de Avellaneda, cierra, vienen a comer, y se van a sus casas a dormir”.
Byung- Chul- Han escribe en Ausencia que en la cultura oriental no hay sujeto, el hablante está de alguna forma ausente porque no interviene como individuo en el acontecimiento, sino que es parte del todo. Así como en el lenguaje, en la comida coreana tampoco hay centralidad: “Todos cuchareamos de la misma sopa”, dice Natalia Lee, abreviando de forma literal y simbólica lo que es la filosofía coreana detrás de la gastronomía, donde la idea de comunidad y del compartir es la base de todo. El ritual social del “kimjang”, que es el modo de preparar kimchi en familia para compartirlo con vecinos y parientes, da muestra de esto.
Kimchi Garden abrió sus puertas el 20 de diciembre del 2023, y el concepto del local es ofrecer comida tradicional sin el despliegue de la gran mesa coreana. Tanto Mónica como Natalia destacan que “los argentinos se animan más a probar la comida coreana, lo picante” y que cuando eran chicas no era lo mismo.
Natalia Lee viene de una familia de cocineras. Su abuela era la chef del restaurante de la Iglesia Coreana en Argentina, y hoy en día usan sus recetas para preparar los platos del local. A diferencia de la parrilla coreana, el espacio es estéticamente moderno y busca aligerar el momento del almuerzo o la cena. “Si bien nuestras recetas son tradicionales, la idea es estar más al alcance de las personas, no se necesita el despliegue, queremos esa ligereza y cotidianeidad, que la milanesa con kimchi sea un plato más en el día a día de los argentinos”. En cuanto a los recomendados, lo que más se suele pedir es el Bibimbap, que es el “plato insignia coreano en sí”, y tiene arroz, verduras, huevo, y salsa de Gochujang que le da el sabor picante agridulce. Otro plato por el que vuelve la gente es el Haemul Pajeon, una tortilla de cebolla y verdeo con calamares y mejillones. El local suele abrir hasta las 15 horas, pero una vez por mes abren a la noche con un menú temático. El próximo es el sábado 23 de marzo y van a haber platos de comida coreana con influencia china, como los famosos dumplings.
2) MP3 y W: «porque para el coreano, ir al karaoke es como para el argentino el boliche…» / Lo que llama la atención: la idea de privacidad en la noche coreana.
A siete cuadras de Kyung Mi Jong está el reconocido Karaoke MP3, ubicado entre el viejo barrio coreano y el relativamente nuevo pasaje, en la calle Rivadavia 6362. “Nosotros antes simplemente teníamos clientela coreana, a lo mucho china. El boom latino fue un poco después del 2012, cuando se hizo viral el Gangnam Style”, comenta Leonardo Lee, quien está a cargo del karaoke. Igualmente, el público más frecuente de MP3 sigue siendo coreano, a diferencia de W ubicado en el pasaje sobre Ruperto Godoy.
“Para el coreano el karaoke es como para el argentino ir al boliche”, sintetiza Leo. Con la estética original de los karaokes del viejo barrio coreano, este norebang destaca por ser el primer karaoke coreano en Argentina, por su comida, y por sus precios accesibles para el karaoke. Lo que llama la atención es la idea de privacidad en la noche coreana. Los argentinos estamos acostumbrados a las salidas en espacios multitudinarios oscuros donde, un poco a los empujones, encontramos un metro cuadrado de espacio para bailar pegaditos y gritar en ronda. La vida nocturna coreana ocurre en salas de karaoke categorizadas por tamaño donde se admiten de seis a 25 personas aproximadamente, según la sala. Incluso en Corea es común que “salgan de su trabajo y para liberar estrés vayan directo a cantar solos en espacios que son similares a cabinas telefónicas”, explica Matías, el encargado de W, el karaoke que distingue por la calidad de la ambientación y el sonido.
“Para el coreano el karaoke es como para el argentino ir al boliche”, sintetiza Leo. Con la estética original de los karaokes del viejo barrio coreano, este norebang destaca por ser el primer karaoke coreano en Argentina, por su comida, y por sus precios accesibles para el karaoke. Lo que llama la atención es la idea de privacidad en la noche coreana. Los argentinos estamos acostumbrados a las salidas en espacios multitudinarios oscuros…»
Para los norebangs es recomendable tomar la reserva con tiempo porque suelen llenarse rápidamente. El famoso “bajón” es en W porque la cocina cierra a la misma hora que el local, alrededor de las 4 am. Con este fin lo más común es pedir ramen porque “el picante te saca la resaca”, dice Matías. Los platos insignia de MP3 son el pollo frito, y el Budae- Jjigae, una sopa espesa similar al estofado. En el caso de W, el plato estrella es el Tteokbokki, que son masitas de arroz en pasta de pimiento rojo y cebollín. Mati también recomienda probar el “Sommet”, ya un clásico del lugar, que consiste en un shot de soju y dos de cerveza Quilmes.
3) Kyopo y Norte Pulpería: ¿alguien dijo hamburguesas con kimchi o empanadas de tofu?
Kyopo está ubicado en Felipe Aranguren 3053 en la zona de los comercios textiles, cerca del pasaje coreano. Su particularidad reside en que además de ser un restaurante, tiene un centro de fermentación propio donde producen kimchi, pickles, varios tipos de lacto fermentados, chucrut, salsas coreanas, entre otros. Este se llama Kimchuski y hasta hace poco permanecía en la planta de arriba del local Kyopo, pero ahora se está mudando a la provincia de Mendoza donde están recién comenzando a cultivar en campos orgánicos las semillas importadas de Corea, como el hakusai o repollo asiático, el nabo, el verdeo, etc.
Pablo Park nació en Argentina, pero luego de recibirse como arquitecto decidió volver a Corea por unos años, el país natal de su familia, para reconectar con sus raíces coreanas y trabajar en gastronomía. Luego, decidió asentarse de nuevo en Buenos Aires y abrir Kyopo en 2017 cuando los lugares de comida coreana no eran comunes, y menos sitios como este, amigables al paladar latino y que fusionan la cultura coreana con la argentina, la thailandesa, caribeña, y básicamente cualquier comida que los inspire a probar hacer un nuevo plato. “Hay muy poco que es tradicional, con el resto vamos jugando y probando según los ingredientes que hayan, y la estación”. Por ejemplo, los sábados a la noche ahora están cocinando una provoleta con salsa de kimchi. De entre los platos más tradicionales están el cheyu, que es el cerdo marinado picante, y el bulgogi, que es carne vacuna marinada a base de salsa de soja, fruta y ajo. El bibimbap es recomendable para clientes que quieran probar algo coreano pero con una fusión frutal que lo hace más ameno al paladar, además de que el picante no pica tanto.
“Hay muy poco que es tradicional, con el resto vamos jugando y probando según los ingredientes que hayan, y la estación”. Por ejemplo, los sábados a la noche ahora están cocinando una provoleta con salsa de kimchi…»
La hamburguesa con kimchi es la más fiel del local ya que está en la carta desde el origen.
El proyecto más cercano que tiene Park junto a su socio en el centro de fermentación, es “hacer todos los productos coreanos, pero nacionales, al alcance de todos. Que sea un producto nacional más de góndola”. Serían los primeros en hacer esto y conllevaría una revolución para los consumidores de la noche coreana porque los costos se abaratarían considerablemente.
Norte Pulpería es otra opción cerca del pasaje para probar comida coreana en fusión con sabores típicos coreanos, argentinos, asiáticos, mexicanos y europeos. Por ejemplo, las empanadas clásicas norteñas en combinación con el pimentón coreano, o las de tofu y hongo shiitake. Las Papas Norte también son un must, condimentadas con provenzal y una mezcla “secreta” de diferentes pimentones coreanos y españoles. También destaca su pizza de carne marinada, y los tacos de cheio. “¿Qué se puede esperar de una pizzería hecha por coreanos? Nos gusta eso de sorprender a la gente y hasta ahora siempre fue grato”, exclama Inés Nam, quien junto con Miguel Han y Darío Jeon, los tres de raíces coreanas, están llevando adelante este proyecto. Si bien la impronta del local mutó de lo que era en un principio, los dueños originales, Iván y Enzo, aportaron la presencia de la comida norteña y el nombre del restaurante. De nacionalidad coreana, eligieron vivir gran parte de su vida en La Rioja y Tucumán, y por eso surgió Norte Pulpería “casi como una reflexión de lo que somos nosotros”, explica Inés.
En cuanto a los clientes, hay tanto de nacionalidad coreana, ya que está ubicado cerca del pasaje coreano y muchos también trabajan en la zona de comercios textiles, como también de la colectividad judía, y de países limítrofes como Bolivia y Paraguay. La variedad cultural del consumidor demuestra la intención de Norte de mantener una identidad híbrida. “A veces acá uno se siente menos argentino, pero cuando está en Corea se siente un extranjero, entonces estamos navegando ese límite para reflejarlo de la mejor manera en lo que hacemos”, explica Nam. Por esto, también realizan encuentros como talleres de kimbap, degustaciones de vinos, o charlas culturales.
Otro diferencial es su selección de vinos de bodegas boutique, como el Comahue, de la Patagonia, Finca Ambrosía, de Mendoza, Nido del Tigre, de San Juan, entre otros. En su carta además incluyen la Sidra Pulku de producción orgánica proveniente de Río Negro.
Hasta hace 15 años los restaurantes y karaokes coreanos eran “exclusivamente coreanos”: los menús estaban en ese idioma, desconocíamos sus ubicaciones y sus dueños no hablaban el español. Gracias a que “el coreano es un ser emprendedor”, como reflexiona Inés, hoy tenemos un pequeño Corea en Buenos Aires.
Si querés conocer más acerca de la cultura coreana, te recomendamos las visitas guiadas del Centro Cultural Coreano en Maipú 972.
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Fotos: gentileza locales mencionados y gentileza Unsplash (PH Daniel Lee y PH Tsuyuri Hara). Foto destacada: gentileza Unsplash (PH Aleksandr Popov).