Jua Jua: el lugar para los fanáticos de que el ramen pique.
Se picó: quince formas y lugares para enchilarse en Buenos Aires (y sacarse el miedo por la comida picante). Por María Paz Moltedo para MALEVA.
“El picante no es solo un sabor: es una sensación que te despierta”, le cuenta a MALEVA Martín Estol, creador de Locos X el Picante, un templo para los fieles de esta especie de religión. Si bien aún están quienes lo repelen, lo esquivan y rechazan, hay unos cuantos que gozamos del cambio de estado, de ese no se qué que generan los sabores picantes. En una ardua investigación, ardua por la cantidad de platos fogosamente atractivos que se han degustado, se llegó a la conclusión de que si bien la mayoría de los restaurantes de la ciudad, amenizan y suavizan el picante para no asustar a nadie, hay unos cuantos lugares que se animan a entrar en este juego. “Lo bueno es que mientras más lo consumís, más lo entendés, y ahí se vuelve un viaje sin retorno” reafirma Martín, que recomienda, si te enchilás, no tomar agua: tomar leche, o comer pan blanco o una pizca de sal. “A veces el picante te enseña humildad. Pero siempre deja huella”. Para quienes se atreven a ingresar en este mágico mundo, una selección de lugares que sí buscan que la comida pique, y que eso, también fascine:
1) Jua Jua Ramen: tan picante que te hace reír. / Agüero 436 – Abasto.
“¿De verdad lo querés así como sale al ramen?” Pregunta Jenny Liu, la cocinera y dueña del lugar, y se ríe cómplice, porque sabe que lo que viene va a ser realmente picante. Afortunadamente lo es. Este restaurante abierto por una familia origunda de Jiangxi, al este de China, está siempre lleno: recibe a mucha gente de la comunidad china, y también a otros osados y fanáticos de que el ramen realmente pique. Los más poderosos son el agripicante con carne de res y fideos de batata, el de cordero y el de carne con porotos picantes.
2) Cang tin: explosión de colores y sabores vietnamitas, «tenemos algunos platos que pican de verdad…» / Dorrego 2415 – Palermo Viejo.
La cantina que transporta a las calles de Vietnam, abierta en 2021 por José Delgado y Thomas Nguyen, tiene propuestas picantes como el khao soi, un curry amarillo de pollo pastoril y leche de coco, proveniente de Chiang Mai, el norte de Tailanda. Cuenta José que “se cree que el plato evolucionó por los comerciantes chinos musulmanes que transitaban la ruta de las especias en la época”. El picor se logra gracias a la pasta que usan para elaborar el curry, y al chili oil casero con el que lo sirven. Otro que pica de verdad es el pad kee mao, conocido en Tailandia como los drunken noodles, porque son los más picantes, y según Delgado, “¡te quitan absolutamente todo!”. Son fideos de arroz anchos salteados con mucho ají y ajo, pollo o langostinos.
3) Locos X el Picante: esta locura, no la traten de entender (los más extremos: el Carolina Reaper, la Capsaicina ¡Y la salsa Quema Culos! / Fleming 2888 – Martínez.
Martín siempre tuvo su balcón estallado de ajíes, incluso de Carolina Reapers, una especie muy difícil de conseguir. Al tiempo creó un Instagram y tuvo su propia huerta. En la pandemia perdió su trabajo y apostó a todo, hasta armar un showroom en el garage de su casa, con salsas importadas y nacionales. Lanzó su propia marca, Toro, y se decidió a abrir su local en Martínez, el único lugar del país dedicado exclusivamente a esto. “Todos me decían que estaba loco, que el picante no tenía futuro en Argentina, y acá estamos”. Además de educar sobre esta cultura y fomentarla, vende productos a todo el país, da degustaciones y asesora a aficionados para que hagan sus propias huertas y salsas. ¿Lo más extremo que ofrecen? El Carolina Reaper en polvo, la Capsaicina (un extracto puro de picante) y su salsa Quema Culos, la más picante del mercado local.
4) Antro: una cueva omakase con pasos ardientes y para comer con las manos. / Gurruchaga 1145 – Villa Crespo.
Para llegar a la barra, hay que perderse en una verdadera cueva. Una vez adentro, un ambiente con rocas, fósiles, luces bien bajas, te lleva a sentirte de viaje en otro estadío. Su omakase de catorce pasos estilo fusión Nikkei, diseñado para comer con las manos, siguiendo la antigua tradición, inesperadamente sorprende con tres creaciones picantes: el niguiri de pesca blanca con kimchi, coronado con furikake de frutos secos y albahaca; el temaki de langostinos crocantes con salsa de ajo picante, coronado con sal de lima, quinoa crocante y sésamo; y el aguachile de pesca blanca, a base de jalapeño y ananá, cebolla morada y tostones de plátano.
5) Picante Fest: la verdadera y única fiesta argentina a la que vas para enchilarte (la próxima fecha, cerca de septiembre). «No queremos que la gente vaya a torturarse, sino a sacarse el miedo…»
Max es uno de los creadores de este festival que se celebra dos veces por año, donde se reúnen productores de salsas artesanales picantes de distintos lugares del país: Salta, Buenos Aires; gente que empezó haciendo salsa en su departamento, emprendimientos familiares con cultivos de chile propios. “No queremos que la gente vaya a torturarse comiendo picante, sino que vayan a sacarse el miedo también. En este festival la gente se anima”. Hay degustaciones, cursos, charlas, tatuajes, bandas en vivo y hasta una competencia de comer alitas picantes.
6) Sudestada: un invicto asiático y su poderoso curry tailandés con ajíes amarillos, verdes y rojos. / Guatemala 5602 – Palermo Viejo.
Leo Liberman abrió su restaurante en el ‘99 junto a Stanislavo Carenzo y Pablo Giudice, “como una aventura extraña”, sin saber qué iba a pasar, y enseguida creció, anticipando el boom de la comida asiática que desembarcó años después. Con una estética renovada, sus recetas originales del sudeste asiático tienen todos los ingredientes originales y realmente picantes. Lo más poderoso es el curry tailandés, a base de leche de coco y pastas elaboradas con ajíes amarillos, verdes o rojos.
7) Barra Chalaca: pura algarabía y una pregunta – quién se anima al Cebiche Chalaco o al Tacu Picante – / Arévalo 1392 – Palermo Viejo y Montañeses 2599 – Belgrano.
La barra cebichera creada por Gastón Acurio, inspirada en las cantinas del Puerto del Callao en Perú, te recibe con ritmos de salsa peruana, paredes pintadas con frases típicas, un ambiente descontracturado y feliz. Lo más picante que ofrecen es el cebiche Chalaco; el arroz tumbes, con langostinos y crema de ají; el chaufa nikkei, un arroz al wok con salsa de ostras, fideos fritos, langostinos y boniatos en tempura bañados en salsa de caracol, morrón y criollita; y el tacu picante de langostinos, con una salsa de ají amarillo y ají asado. Los makis arrieta y los Wantacos se suman a este club.
8) Tandoor: el hindú de Buenos Aires y ya un asiático legendario en un edificio histórico. / Laprida 1293 – Recoleta.
Ubicado en un edificio histórico italiano-francés de Recoleta, este restaurante es otro que desde hace muchos años se mantiene entre los asiáticos legendarios de la ciudad. Kumar y Swamy, sus chefs oriundos de la India elaboran platos picantes como el Aatu Kari Kolambu de Cordero, un plato de la provincia de Tamil Nadu, al sur, cocido en su jugo con 19 diferentes especias e ingredientes; y el pollo tikka masala, un plato clásico del Tandoor, con salsa de tomate, cebollas y especias.
9) Taquería Díaz: un lugar bien chingón y que pica «chido» / Monroe 3915 – Villa Urquiza.
Jochi Roller es el alma mater de esta taquería de Villa Urquiza, que al entrar, enseguida te hace sentir en alguna colonia bohemia y relajada de Ciudad de México. Sus opciones más picantes son: los chilaquiles rojos, con su base de frijoles refritos, totopos, queso, salsa de tomate, jalapeños, crema de leche y cilantro; el taco de tinga de pollo, con un estofado de pollo y chipotle (jalapeños secos y ahumados); y la birria de res, un guiso de tomate que hacen cada tanto, con especias y variedad de chiles secos de Argentina y la patria tricolor. Para que el comensal “se enchile a su gusto”, tienen salsa verde, que pica poco, jalapeño, que pica moderado, y habanero, que pica “chido”.
10) El «viaje subacuático» de Siete Mares y su ceviche de wasabi. / Av. del Libertador 13017 – Martínez y otros locales.
Un viaje subacuático por luces azules, murales del fondo del mar, cascadas, peceras, esculturas marinas, y sabores de todo el mundo. El proyecto que fusiona gastronomía, arte y mar creado por Emiliano Simonini, además de ofrecer una experiencia AUDAS (amargo, umami, dulce, ácido y salado) a través de sus sushis y platos, invita a masterclasses de sushi, catas y menúes temáticos como el Micelio, inspirado en el universo de los hongos medicinales. Su propuesta picante y más singular es el ceviche de wasabi, con pesca blanca del día y una base de leche de tigre elaborada con wasabi, lima, pichi, tzu y aceite de sésamo. Genera ese picor en la nariz, clásico de esta mágica raíz verde.
11) Punchy Curry Bar: el poder del curry. / Costa Rica 4818 – Palermo Viejo.
Marcelo, fanático de la cultura hindú, abrió este bar hace siete años, con la intención de generar una propuesta dinámica, popular y más simple que sus anteriores restaurantes (Lotus Neotai, Lotus Downtown y Lulus Bar Thai Food). Hoy es el elegido hasta por clientes provenientes de la India. “Pedís en barra, yo te llamo de cocina cuando tu comida está lista y la venís a retirar, te la doy en tus manos y te explico cómo comerla si no conocés”. Todo está elaborado en el lugar, con los mejores productos: la leche de coco, la pasta de curry, las salsas, el garam masala. Tanto el curry rojo como el verde son los más picantes, y si el comensal quiere aún más, se le agrega chile al cocinarlos. El más poderoso es el del norte de Tailandia, que no lleva leche de coco, solo se saltea la proteína con la pasta de curry, hongos shiitake, zanahoria, maní y chaucha.
12) Mostrador Santa Inés: la magia picante de Jazmín Marturet. / Avalos 360 – La Paternal.
Esta ex panadería industrial de la Isla de la Paternal que abunda en personalidad, creatividad, sabiduría y generosidad lleva años conmoviendo con su carta temporal, donde el sabor picante siempre está despierto. Jazmín Marturet, su alma mater, este año recibió la distinción de la Guía Michelin en la categoría Bib Gourmand, como uno de los mejores en su relación precio-calidad. “Usamos el picante en forma de sensación, de condimento y de protagonista” cuenta Jazmín. Usan picantes secos, ahumados, en polvo, frescos, y todos los que logren conseguir o hacer crecer para jugar. Desde platos de diferentes orígenes, con sus respectivos picantes como el togarashi o el chile mirasol, hasta platos inventados, con el producto disponible en el mercado local, como el Carolina Reaper. “El picante te suma a lo que estás comiendo, en invierno da un poquito más de calor, en verano transpirás un poquito, entonces te nivela el calor corporal. Te hace más feliz”.
13) Hong Kong style: desde China con amor. / Montañeses 2574 – Barrio Chino de Belgrano.
Walter Lui siguió el legado familiar, tras veinte años de este restaurante chino de Buenos Aires que fue un faro de la gastronomía asiática y cautivó a distintas generaciones. Este puente cultural a los sabores orientales cerró en 2020 y reabrió en febrero de 2022, en un nuevo lugar, con una nueva estética y concepto, pero con la esencia intacta. Sus platos más poderosamente picantes son el Tuqlito Sakayama, inspirado en platos icónicos picantes de la región de Sichuan, un plato de cerdo rebozado, con chiles secos y pimienta de Sichuan, aceite infusionado con especias y chiles; los hongos Kung Pao; la sopa agripicante, un clásico con cerdo, bambú, zha tsai, zanahoria, ají picante, hongos, y huevo.
14) Orno: la pizza también puede picar, como la seductora Dolce Inferno. / Corrientes 402 – Olivos y otros locales.
Una pizzería con versiones napolitanas y de Detroit, una cantina ítalo-porteña, un karaoke, y un bar con el espíritu y cimientos de La Esquina del Sol, el mítico de rock nacional de los ’80. Orno siempre se reinventa y juega a distintas propuestas que conviven con diversión y originalidad. Por eso, dos de sus pizzas también buscan acercarse al universo picante: La Dolce Inferno, que “seduce y pica a la vez”, con base de crema de ajo asado, mozzarella fior di late, queso filante, nduja, queso sbrinz y miel; y la Pepperoni llevada al límite, con un toque de jalapeños verdes encurtidos.
15) El helado de alfajor picante de Flamingo (varios locales).
Con su marquesina de neón iluminando una esquina de Vicente López desde hace 70 años, esta heladería con estética inspirada en una película filmada en Las Vegas, es el sueño hecho realidad de dos amigos, Rodolfo Marinetto y Domingo Bonino. Crearon el sabor Chocolate Alfajor Picante, un gusto con helado de chocolate, salsa de chocolate y trozos de una reversión artesanal del nuevo alfajor de chocolate picante de Havanna.
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Fotos: son todas gentileza para prensa de los restaurantes, eventos y locales mencionados.