Bodega de Cachi, inmersa en un paisaje maravilloso
 
 

En este recorrido por los Andes profundos me siento en “El país que no miramos”. El ciclo ochentoso de la TV abierta que sorprendía con todas las cosas que no sabemos de la Argentina sigue vivo. Hoja de ruta para descubrir el NOA y sus récords insospechados. #fugavisual en un jacuzzi a los Valles Calchaquíes, sabores del terruño, cactus gigantes y vicuñas en un tour de altura.
 
Primera parada: Salta es alta

En una lomada de Tres Cerritos, el rincón más apacible y pintoresco de la capital (entre calles que se llaman Los Paraísos, Los Membrillos y Las Papayas), una casa en puntas de pie parece tocar el cielo con sus techos escalonados. La estética folk-chic combina texturas tradicionales, como aguayos antiguos, con detalles rústicos (nos encantó la veta tan particular de la madera del cardón) y servicios de categoría (tienen menú de almohadas y honesty bar) para hacer de Kkala un hotel con encanto. Las antigüedades y artesanías de la región que decoran hasta el detalle cada ambiente (increíble el telar que cuelga en el hueco de la escalera externa) se aprecian todavía más tras una visita al Museo Arqueología de Alta Montaña, donde reconoceremos muchos de los objetos andinos que fueron reinterpretados por artistas locales para decorar Kkala (su gift shop es lo más).
Por cierto, el mejor plan es ese, despertarse temprano para desayunar con tiempo y una vista espectacular a la ciudad en la terraza del hotel, meter un par de brazadas en la piscina climatizada con deck a los cerros y caminar al centro para comprender el universo Inca. El MAAM nos muestra el pasado histórico del noroeste argentino y nos hace valorar su geografía sagrada. Para las culturas precolombinas, las montañas eran dioses que protegían a las comunidades, por eso en las cimas construían pequeños ceremoniales, hoy conocidos como adoratorios. La provincia de Salta tiene cerca de 40, y es uno de los distritos andinos con mayor cantidad de santuarios de altura; el del volcán Llullaillaco es el más alto de toda la cordillera: una ofrenda a 6.700 mts que guardó durante cinco siglos los secretos de un importante ritual.
A la noche, no hace falta salir del hotel, se puede elegir el salón que más te guste de esta impresionante guest house y ordenar empanadas, tamales y un tinto de bodegas Piattelli.
 
-Kkala hotel boutique: Las Higueras 104, 4.400, Salta. www.hotelkkala.com.ar
-MAAM: Mitre 77, 4.400, Salta.
 
Segunda parada: San Lorenzo.

A menos de media hora del centro, se afianza una de las áreas más codiciadas de la capital salteña, una reserva natural que es la puerta de entrada a las yungas o selva de montaña: San Lorenzo. A pocos kilómetros de este pueblo de calles tranquilas con vegetación exuberante de helechos, orquídeas, ceibos, lapachos y nogales (vale un stop en el mercado de productores para conseguir quesos caseros), La Quebrada de San Lorenzo ofrece un ámbito ideal para hacer ecoturismo, avistar aves (debido a la gran diversidad de sus ecosistemas, Salta es la provincia que cuenta con la mayor cantidad de especies de aves de Argentina, 657), recorrer sus senderos y el río. Para alojarse en plena naturaleza, con caballos galopando frente a la ventana, que también es esquivada continuamente por bandadas de pájaros, Amalinas, uno de los estrenos hoteleros del lugar. Sólo 10 habitaciones de diseño enclavadas en un ambiente campestre, con vistas supremas de los valles y los bosques de montaña (con picos que llegan hasta los 2.500 metros), una galería de lavandas donde es soñado sentarse a leer, más restaurante de comida típica gourmet. Milanesa de quesillo y ensalada alineada con arope de uva; sartén de pollo con pastel de choclo; trucha de altura a la chapa con verduras al rescoldo. De postre, cayote y nuez con miel de caña.
 
-Amalinas: Ruta Provincial 28 Km 11, San Lorenzo, Salta. www.amalinashotel.com
-Reserva ecológica de San Lorenzo: Calle Mariano Moreno S/N, San Lorenzo, Salta.
 

Una experiencia única en el planeta.
Un ferrocarril que dobla a 4.200 metros de altura en el Viaducto La Polvorilla, aquella foto impresionante es la que todos llevamos en la memoria como argentinos, hayamos o no estado ahí. Se trata de uno de los ferrocarriles más altos del mundo, que además de ser un ícono turístico (en 2016 recibió 16 mil pasajeros, de los cuales el 10% fueron salteños, el 65% del resto del país y el 25% extranjeros), es una obra de ingeniería impresionante y un factor fundamental en el desarrollo productivo de las comunidades que atraviesa en su recorrido. Por ello, para conocer a fondo la puna salteña, lo mejor es contratar la excursión BUS + TREN + BUS, una propuesta que acaba de ganarse el sello de Marca País, el programa para difundir la calidad turística nacional, destacando los valores positivos y propios de la Argentina.
El circuito parte en vehículo desde la ciudad de Salta (todo sumamente bien organizado, con coches ambulancia, médicos y tubos de oxígeno por si alguien se apuna), atraviesa el valle de Lerma para introducirse en la Quebrada del Toro y llegar hasta la mágica Puna. En el paraje El Alfarcito se desayuna al aire libre con productos elaborados por locales (todas delicias de dulce de leche). Es el lugar para comprar artesanías: ahí funciona un centro operativo que expone el trabajo de 25 comunidades. El viaje continúa por la Quebrada de las Cuevas y después la llanura de Muñano para llegar a San Antonio de los Cobres, donde se aborda el mítico tren. Para almorzar en este pueblito perdido en el tiempo y en la altura, Quinoa Real hace maravillas con este cultivo milenario que se volvió gourmet. Hay que probar la cerveza de algarrobo; el crêpe de quinoa y queso de cabra; y el lomo de llama a las hierbas nativas con papines andinos aplastados.
El último stop es Santa Rosa de Tastil, por donde pasaba el Qhapaq ñan o sistema vial andino.
-Tren a las nubes: www.trenalasnubes.com.ar
-Quinoa Real: San Antonio de los Cobres, Salta. Tel: 0387 490-9270

Se dice que quienes trajeron la vid hasta aquí (los jesuitas que elaboraban vino de misa) destinaron las zonas más altas para el cultivo de las mejores cepas. Más de 1700 metros sobre el nivel del mar y una gran amplitud térmica aseguran vinos únicos que hoy ya conocés porque las bodegas salteñas están logrando muy buena llegada al super, al chino y a las vinerías de Buenos Aires (Etchart, Amalaya, Nanni, Quara, El Esteco, Domingo Hermanos). Colores profundos, aromas intensos, sabores distintivos. El Museo del vino lo dice bien claro: los Valles Calchaquíes tienen los viñedos más alto del mundo. Son más de 1800 hectáreas que se extienden entre Cafayate, Tolombón, Yacochuya, Colomé (2400 msnm), San Carlos, Angastaco y Molinos.
El Torrontés de Cafayate se ha convertido en uno de los varietales más premiados de la Argentina. Una cepa originaria de La Rioja, España, que allá se extinguió y acá supo crecer como en ninguna otra geografía, encontrando su lugar en el mundo.
La eno-experiencia más original la ofrece la bodega El Porvenir en exclusiva para los huéspedes de Grace Cafayate, un wine hotel (con cancha de golf) que es una eminencia del turismo de lujo en la zona. El juego consiste en preparar tu propio blend, eligiendo los cortes que más te gusten a partir de diferentes cosechas premium que podés combinar en distintos porcentajes. Con la guía de una nariz experta, tenés 3 oportunidades para lograr tu mezcla, te lo llevas embotellado y etiquetado.
 
-Grace Cafayate: Ruta Nacional 40 Km 4340, 4427, Cafayate, Salta. www.gracehotels.com/cafayate
 

El camino a este pueblo que era habitado por Diaguitas es una sucesión de paisajes inverosímiles (y curvas imposibles). Después de subir y bajar por la Cuesta del obispo y de atravesar el Parque Nacional Los Cardones, cuando creíamos que ya nada podía sorprendernos, una manada de llamas se nos cruza por la famosa ruta 40. Vamos en el único transporte de línea que llega a esta localidad, un colectivo más destartalado que el viejo modelo de la línea 60. Esta poca conexión con el exterior te da la pauta de que Cachi lleva su propia vida, con la pulpería, la Plaza Central con su mercado (ideal para comprar especias y cerámicas) y la iglesia (Monumento Histórico Nacional del siglo XVI), gauchos, cactus y una estética de lejano oeste por la que los extranjeros la llaman Cachifornia.
Al pie del Nevado de Cachi, La Merced del Alto, imprime una construcción blanca y colonial sobre el valle verde, rodeado de cerros y arroyos que entran por los amplios ventanales del hotel. Sus paredes de adobe y baldosones, los techos altos, un styling de materiales nobles y tejidos tradicionales dan al ambiente el charme de otra época. El spa es una casa de piedra que emula las viviendas originales de la zona, tiene terraza con hidromasaje al aire libre, ducha escocesa,sala de lectura y la posibilidad de hacerse una exfoliación corporal con quinoa y miel para renovar la piel.
Antes de sentarse a la mesa de su restaurante gourmet junto a la chimenea, hay que bajar a la cava a elegir un vino local con las propias manos. Un tannat es ideal para acompañar los ravioles de cabrito en salsa de azafrán, o los de quinoa y calabaza en crema de cúrcuma con masa de pimientos. De postre, mousse de malbec con manzanas asadas.
 
Fuerte Alto Banda Norte, 4417, Cachi, Salta. www.lamerceddelalto.com
Fotos: Caro Cerimedo y gentileza lugares mencionados.