El nuevo espacio de la Galería Ruth Benzacar y la obra de Liliana Porter lograron convocar a más de doscientas personas sólo para la inauguración. Llegué y había muchísima gente en la vereda sobre la calle Ramírez de Velazco, decidí entrar y acercarme a una de las paredes para poder recorrer. Gracias al espacio encontré el silencio y logré conectar con la obra de Lilliana, artista que admiro por su inteligente sencillez.
Recorrí toda la muestra con muchísima atención. Hay un espíritu que envuelve la obra y habita las escenas de Liliana que logra atravesarme, algo que pareciera lejano por la escala de sus personajes pero que al contrario, consigue acercar y exaltar aquello que está contando.
«La renovada galería diseñada por el Arq. Nicolás Fernández Sanz es la piel ideal para contener al arte contemporáneo. Nada que envidiar a galerías de Nueva York o Brasil. Este espacio integra una apuesta fuerte por el arte local y un desafío para artistas y coleccionistas.»
Un hombrecito no más grande en altura que un alfiler pinta con mucho esfuerzo una silla donde nosotros, dueños de una escala que a veces creemos absoluta, nos podríamos sentar. Ese es el mundo que yo identifico en Porter, el del trabajo y despierta en mi una profunda admiración por todos los que tienen un oficio: pintores, tejedoras, albañiles, cocineras, carpinteros, herreros, costureras.
Sin ir lejos, mi papá es abogado pero admiro más sus trabajos de carpintería y su obsesión por arreglar todo lo que encuentra roto. Siempre compartió conmigo una frase que creo tiene mucho en común con el espíritu de esta exposición “Uno no sabe como hacer algo hasta que lo termina”. Pensé cuando volvía de la muestra… Somos un punto en la medida en que estamos quietos, una línea cuando estamos en movimiento y un plano cuando recorremos nuestros propios limites mientras hacemos/trabajamos.
Parte del texto que acompaña la muestra dice:
“¿Cuáles son esos otros compromisos que señala el título? Encontrar el camino, reparar lo roto, embellecer lo cotidiano, tener la paciencia de sostener el hilo hasta entender el sentido de estar parado sobre la esfera; dibujar otra vez el círculo, el triángulo, el infinito, para de alguna manera acercarnos lo mas posible al arquetipo.»
Existe un humor esperanzado detrás del tema de las correcciones, en esa insistencia de encontrar la fórmula para que la cosa “esté bien”, y en el intento importante de reparar el piano, el mismo que alguna vez fuera víctima del hombre con el hacha”.
«Ese es el mundo que yo identifico en Liliana Porter, el del trabajo y despierta en mi una profunda admiración por todos los que tienen un oficio: pintores, tejedoras, albañiles, cocineras, carpinteros, herreros, costureras.»
Liliana nos cuenta sobre los hechos, lo que hacemos, nuestro trabajo. Eso que define nuestro sentir-ser. Muchas veces en ese hacer sin saber la palabra, la propia, encuentra un espacio donde se tranquiliza y de la conjunción surge tal vez el entendimiento, una revelación y una posible reparación.
La renovada galería diseñada por el Arq. Nicolás Fernández Sanz es la piel ideal para contener al arte contemporáneo. Nada que envidiar a galerías de Nueva York o Brasil. Este espacio integra una apuesta fuerte por el arte local y un desafío para artistas y coleccionistas. Nicolás y Carlos Huffmann, artista de la galería, escribieron en el texto inaugural del espacio lo siguiente: “La justa ambición del proyecto es la de poseer un espíritu contemporáneo al de las obras de arte que albergará”. Benzacar de esta manera actualiza sus posibilidades espaciales en sintonía con la actualidad del arte.
El jueves 26 de marzo a las 18 hs podremos disfrutar de SITUACIONES BREVES, una charla abierta y gratuita entre Liliana Porter y Orly Benzacar, directora de la galería.
www.lilianaporter.com
www.ruthbenzacar.com
