Un café de barrio que nace dentro de una cervecería punk. Un restaurante especializado en cenas a base de hongos que ahora sirve café con adaptógenos de día. Una lonchería que despacha desayunos, mocca mole, cold brew picosito y iced huacatay latte…cuando baja el sol se transforma en una cantina de autor con buñuelazos de boniato con salsas de jalapeño, piña y habanero.
¡Es tendencia! Restaurantes transformistas: como Dr. Jekyll y Mr. Hyde, estos lugares cambian de piel con el correr de las horas. / Cuatro propuestas (¡ocho en realidad!) que combinan identidades con características únicas. Por Caro Cerimedo para MALEVA.

Restaurantes con múltiples identidades. Porque la creatividad no tiene fin. Porque hay que aprovechar el espacio. Potenciar la comunidad conquistada. Amortizar la inversión y el equipo. La nueva tendencia en la ciudad son los restaurantes que combinan dos lugares en uno. La novela corta de Stevenson que fue un éxito inmediato en 1886 -con adaptaciones teatrales que comenzaron en Boston y Londres un año después de su publicación- aún continúa inspirando películas e interpretaciones de lo más variadas, incluso este recorrido de lugares gastro con doble personalidad. Aquí, cuatro propuestas transformistas, que en realidad son ocho. Amamos estos lugares con doble vida.
1. Funga de noche, Verdín de día: del shawarma de gírgolas al flatwhite con melena de león / Zapiola 1375

Un patio que grita primavera y que fue la razón por la cual Justine Devroe decidió alquilar esta propiedad con patio alucinante, si bien era mucho más grande de lo que buscaba: “En realidad queríamos abrir un take out de shawarma de gírgolas, que fue el producto insignia con el que empezamos, el que nos dio origen. Queríamos dar con algo más pequeño pero un día nos apareció este local y cuando entramos nos enamoramos porque era verano y tenía toda la Santa Rita florecida”. Entonces, decidieron adaptar su proyecto a lo que les trajo el destino y abrieron un restaurante, hace dos años, donde otro de los hits es la milanesa de melena de león con spaghetti cacio e pepe o ensalada de papa y huevo agroecológico.
En cambio, de 8:30 a 19 hs allí mismo funciona un café de especialidad: Verdín. Claro esta que semejante terraza y ese patio interno al aire libre también hay que aprovecharlos al solcito, con una taza de bienestar en mano. Es decir: un café con adaptógenos. En su versión diurna, este templo de los hongos sirve bebidas que regalan las tremendas propiedades de este universo fungui. Vitalidad, inmunidad, tranquilidad. Vos elegís reishi o melena de león. “La idea de asociarnos con Verdín nace después de enterarnos de que nuestra cafetería preferida del barrio cerraba porque no le renovaban el contrato. ¡Se nos prendió la lamparita! Pensamos porqué no aprovechar el espacio en los horarios en que estamos cerrados al público haciendo producción, así fue que le propusimos a Ale (dueño de Verdín) de sumarse a nuestro espacio”, narra Justina. Fueron varios meses pensando la idea y viendo cuál era la mejor forma de hacer sinergía y multiplicar fuerzas, hasta que se les ocurrió el concepto. “La expresión más clara de esta colaboración es la posibilidad de agregarle hongos adaptógenos al café, algo que no es posible en otras cafeterías. Además los findes nos fusionamos de verdad ya que durante el almuerzo hay servicio de Funga y sigue abierto el mostrador de Verdín con cosas dulces para acompañar con el café”, describe. Usan los extractos de Naked Lunch: de reishi, melena y cordyceps, que fraccionan con gotero en unas cápsulas para poder tener 3 ml que es la dosis que podés agregarle a tu café de especialidad. “Casi no aporta sabor pero sí los beneficios de cada hongo. Aconsejamos que la ingesta sea lo más habitual posible para poder sentir los efectos positivos para la salud”. Así, Funga, el restaurante de Colegiales que convirtió a los hongos en su identidad culinaria, da un paso más en su misión.
«La expresión más clara de esta colaboración es la posibilidad de agregarle hongos adaptógenos al café, algo que no es posible en otras cafeterías»

2. Barragán Café & Cantina: la primera lonchería del país estrena cenas mexicanas y tremendas margaritas/ Roseti 177

Su sede de Chacarita es la única que abre por la noche, para convertirse en cantina mexicana con una carta especial. Durante el día, afirma su carácter de lonchería: de 8:30 a 19:30 hs sirven desayunos y almuerzos rápidos típicos de la cocina callejera mexicana como tortillas de maíz, burritos bien rellenos, quesadillas de gran tamaño y huevos divorciados con salsas artesanales. También hay laminados, alfajores, cookies y tortas clásicas con vueltas de rosca, como la tres leches con crema de pistachos y la vasca con almíbar especiado de lima y ananá. La misma magia sucede en el café: hay infusiones tradicionales y otras creaciones de la casa como el mocca mole (dos shots de espresso, leche emulsionada y chocolate especiado), el cold brew picosito (café macerado en frío con moras y almíbar de jalapeños) y el iced huacatay latte (dos shots de espresso, almíbar de huacatay y leche emulsionada).
«A partir de las 20 hs las luces bajan, se prenden las velas y la música se suaviza para disfrutar de una carta de base mexicana que también admite influencias de otros países latinoamericanos»

3. Ruda Bar y Café Colegiales: cervecería con mucho rock y filtrados colombianos frente a la estación / Crámer 824

Los hermanos María Paula y Julián Martínez también concibieron dos hermanos. Café Colegiales nació en pandemia dentro de Ruda Bar y nunca más se fue. “Mi hermano y yo teníamos el sueño de montar un cafecito rico de Colombia acá, nosotros somos de Bogotá y ya llevábamos unos años trabajando y viviendo en Buenos Aires. El ya tenía su cervecería Ruda, que abría solo en la tarde y la noche. Cuando llegó el confinamiento nosotros ya habíamos iniciado con la compra de lo más importante: la máquina y como que el proyecto se trunca; hasta que a mi hermano se le ocurre abrir una persiana, improvisar un mostrador y empezar a vender café”, relata Mapi.
«Café Colegiales nació en pandemia dentro de Ruda Bar y nunca más se fue»
A la ventanita de café colombiano le sumaron cositas de pastelería, con la certeza de que cuando se acabara la pandemia buscarían un local para salir del bar y montar un cafecito independiente. “Pero resulta que empezó a venir más y más y más y más gente. ¡Así que nunca nos fuimos!”, sintetiza Mapi. Entonces, empezaron a trabajar en conjunto: ahora son café de día y barcito de noche. “Somos como dos en uno”. Frente a la estación de Colegiales, la fachada de una casona clásica grafiteada -que ha sumado deck en la vereda- esconde un interior rockero protagonizado por la cabina. Acá la noche explota con música y cerveza.

4. F5 Confitería por Atelier Fuerza y Suma Buenos Aires por las noches / Julián Álvarez 890

De lunes a sábados, de 9 a 18 hs, esta esquina recuperada de Villa Crespo funciona by Atelier Fuerza, que ofrece desayunos y meriendas con panadería, laminados y pastelería en un salón de confitería clásica. En el almuerzo, un menú de bodegón argentino y sándwiches enormes, claro está en sus panes artesanales. “F5 cantina lo manejamos nosotros desde la apertura, hace más de cinco años. Lo que se comparte es el local con otra marca de noche, alquilamos el espacio a medias, ellos están por la noche y los domingos”, explican desde Atelier Fuerza.
Desde las 20hs y hasta las 02 el espacio muta en el bar-resto de Suma Buenos Aires, con el espíritu animado que los caracteriza: todas las noches suenan distintas propuestas de vinilos, música en vivo -generalmente jazz y blues- o musicalización por amigos/as de la casa. “Una esquina donde lo fundamental es la música, el compartir en la vereda y el uso de la mejor materia prima para la coctelería, la comida y la selección de vinos”, cuenta Camilo Bustamante. Un servicio relajado y la calidez del ambiente fortalecen a Suma como un club social que ya lleva cuatro años de vida y uno en esta locación, donde los empleados ya conocen a los clientes, que suelen sentarse durante horas. Explica Camilo: “Este es un gran lugar tanto para citas como para comer y tomar algo con un par de amigos/as. Con el paso del tiempo, estamos haciendo distintas cosas por fuera de nuestro servicio de cada noche. Surge de sentir que Suma no es solo un bar, sino, una marca con estilo propio. Ya hemos hecho tres fiestas en Buenos Aires y ahora se suma una de Navidad y otra en Uruguay en enero. Siempre sin perder de vista el bar, que es el motor que mantiene todas las demás cosas vivas, y donde siempre nos volveremos a encontrar”.
«Desde las 20hs y hasta las 02 el espacio muta en el bar-resto de Suma Buenos Aires, con el espíritu animado que los caracteriza: todas las noches suenan distintas propuestas de vinilos, música en vivo -generalmente jazz y blues- o musicalización por amigos/as de la casa»