La icónica artista argentina conversó con este medio en el marco del lanzamiento de su línea de overoles junto a Sudestada/¿Cuándo se enamoró del mundo fashion? Del existencialismo oscuro a la felicidad pop/Además: el vínculo familiar con la industria textil y por qué está obsesionada con este tipo de prenda.
Marta confesó que tiene en su armario medio centenar de overoles.
“Quiero que todos vivan la felicidad de mi mundo pop multicolor…»: entrevista a Marta Minujín en el lanzamiento de su primera cápsula de moda, unos overoles zarpados basados en sus obras. Por María Paz Moltedo para MALEVA. Fotos: Ana Aizer, gentileza para prensa de Sudestada.
El año pasado festejó sus 80 años con una performance en el Malba, en la que todos los invitados tenían como única condición, vestirse de negro con anteojos oscuros, casi como en un juego de contrastes con los mil colores que siempre tuvo su obra. Hoy con 81 años, 61 años después de La Destrucción, su primer happening en París, ciudad a la que llegó por una beca, con un documento falso a sus 18 años, Marta no para de crear y recrear su obra ante nuevos públicos, para bañar a todos con su energía inagotable e inigualable.
Su arte siempre está activo, desde sus redes sociales al mundo. “Acá me quieren antes que nada, mi persona muchas veces está por delante de mi obra. Internacionalmente es completamente opuesto, se antepone mi obra”, dice. Nueva York, Sao Paulo, Bruselas, Liverpool, y más ciudades del mundo, entre 2019 y 2024 volvieron a ser escenarios y contar con el honor de ser intervenidos por la mirada única de la reina del arte pop.
«Marta le contó a MALEVA: “el overol como prenda o estilo es lo que carga el mayor significado personal de esta colección porque está ligado a mi historia familiar y personal, a mi estilo de vida. Hoy están de moda por elegancia, funcionalidad y no distinción de género…»
Desde la Menesunda reloaded, hasta el Big Ben y el Obelisco acostados, ella desmitifica los mitos y los invierte, para que la gente pueda jugar de otra forma con lo establecido y divertirse al ver cómo reaccionan las personas a sus obras en diferentes latitudes. Así fue como también, este año quiso interconectar dos de sus mundos, la moda y el arte, para dar vida a su primera colección cápsula de edición limitada en torno a su prenda ícono: el overol.
“Vivo con arte desde los 10 años. Soy un artista en el aire, con el overol puesto vuelo”, Marta se enfunda en su prenda, y ya en sí misma, se vuelve una obra de arte: un overol de raso dorado que vistió en Simultaneidad en Simultaneidad en los ‘60, también en 2011 en Trepando al infinito; uno blanco en Interpenning en el Moma en el año 72, y en 2009 en Rayuelarte en la 9 de Julio; y el de jean en Minucodes en 2021 en el Moma.
“Mi armario se ha convertido todo en overoles: de noche, de día, de mañana, de tarde. Te movés de otra manera, te sentís más libre”. Los vistió en todas las ciudades y happenings que vivió: en Buenos Aires, París, Nueva York y Washington. En su guardarropas tiene más de 50 diseños de overoles de distintos colores y texturas, a los que se suman hoy los de la nueva colección, que abre a la gente para que cualquiera pueda experimentar la libertad, diversión y comodidad que ella siente al vestirse.
“Siempre me gustó y me interpeló la moda. En los 60 en tiempos de Mary Quant, una minifalda turquesa me volvió loca y me acercó más al Pop Art y a los colores. Después vinieron las prendas hippies, los trajes y por supuesto los overoles que visto casi todos los días. La moda es creación y libertad, eso es lo único que importa…»
Hoy un día en la vida de Marta, en sus propias palabras, es más o menos así: “me levanto, trabajo por teléfono, hago gimnasia y cosas en mi casa, me voy al taller a eso de las 2 de la tarde y estoy allá hasta las 7 u 8. Después, siempre tengo alguna cena con amigos o una presentación”.
Su taller y galería en San Cristóbal, donde va todos los días, originalmente fue Casa Minujín, la fábrica de uniformes de trabajo de su abuelo Salvador, con los que abastecía entre otros al Teatro Colón. La nueva cápsula de overoles, creada en colaboración con el estudio multidisciplinario Sudestada de Gimena Garmendia, recrea tres de sus obras: Soliloquio de emociones encontradas, Volcán metafísico en recorrido de la percepción, y Pandemia. Están realizados en América Latina en 100% seda, y basados en los diseños originales de los uniformes de trabajo que producía su abuelo en el siglo XIX. Son solo 50 unidades por modelo, en venta para todo el mundo desde el design lab de Sudestada.
El día que presentó su colección, los portones de madera de la casona se abrieron para mostrar un poco de su universo: Martas de los 80 corpóreas sonrientes, bustos de estatuas doradas, una gigantografía de ella en los 60 en su cabina de “Minu-Phone”, cuadros y fotos de todas sus dantescas performances, planos de moldería de sus overoles, y esta nueva colección colgada en el centro del lugar. Da la sensación de que sus overoles tienen ciertos poderes: que te los ponés y algo transformador sucede.
“Mi armario se ha convertido todo en overoles: de noche, de día, de mañana, de tarde. Te movés de otra manera, te sentís más libre”. Los vistió en todas las ciudades y happenings que vivió: en Buenos Aires, París, Nueva York y Washington. En su guardarropas tiene más de 50 diseños de overoles de distintos colores y texturas…»
Marta (la de carne y hueso) merodea entre las prendas, con sus anteojos negros, su sonrisa blanca y su pelo rubio brillante, mientras performers y modelos visten sus overoles y posan entre la gente. No tiene ganas de hablar mucho, porque su obra habla por sí misma, pero algunas palabras pudo conversar con MALEVA: “el overol como prenda o estilo es lo que carga el mayor significado personal de esta colección porque está ligado a mi historia familiar y personal, a mi estilo de vida. Hoy están de moda por elegancia, funcionalidad y no distinción de género”. Hace casi 60 años, en ese mismo lugar, le pidió al sastre de su abuelo que le confeccionara el mono con raso dorado para lucirlo en Simultaneidad en Simultaneidad. Ella buscaba que sus prendas estén en consonancia con su propio estado del arte.
Le preguntamos qué discursos actuales en el mundo de la moda argentina la interpelan, le gustan o le interesan, y esta fue su respuesta: “siempre me gustó y me interpeló la moda. En los 60 en tiempos de Mary Quant, una minifalda turquesa me volvió loca y me acercó más al Pop Art y a los colores. Después vinieron las prendas hippies, los trajes y por supuesto los overoles que visto casi todos los días. La moda es creación y libertad, eso es lo único que importa. Al principio yo era como un existencialista, todo era negro y horrible. Luego me hice pop y creé un mundo multicolor en el que soy feliz y quiero que todos lo experimenten”.
Ante la pregunta sobre, qué le gustaría que le pase a quien se ponga uno de tus overoles al usarlo, respondió: «¡qué se libere!. Es vestir con arte. La única forma de vivir en arte, es, vivir con libertad.»