Arte como descargo, como medio para entender el mundo y cambiar la realidad. El Malba inauguró dos exposiciones: Travesía de Liliana Porter y El desentierro del diablo de Carrie Bencardino. Muestras de mujeres de distintas trayectorias, edades y con obras en variadas técnicas y materialidades. Desde MALEVA te acercamos las claves para recorrer las salas y descubrir cómo dialogan entre sí esos universos aparentemente disímiles.
Ambas muestras simultáneas se pueden visitar hasta el mes de octubre.
¿Qué mundos se esconden detrás de la realidad? Claves para recorrer (y comprender) las muestras de Liliana Porter y Carrie Bencardino en el Malba. Por Candelaria Penido para MALEVA.
Arte como descargo, como medio para entender el mundo y cambiar la realidad. Territorio escénico, relatos y eso que se encuentra en los márgenes. El Malba inauguró dos exposiciones: Travesía de Liliana Porter y El desentierro del diablo de Carrie Bencardino. Muestras de mujeres de distintas trayectorias, edades y con obras en variadas técnicas y materialidades. Desde MALEVA te acercamos las claves para recorrer las salas y descubrir cómo dialogan entre sí esos universos aparentemente disímiles.
Travesía, curada por Agustín Pérez Rubio – ex director del museo -, es una retrospectiva no historiográfica de la artista argentina radicada en Nueva York. En ella se exponen trabajos que van desde sus inicios en los 60 hasta la actualidad. Organizada en núcleos temáticos, da cuenta no solo de su amplia carrera sino de sus diversas etapas, motivaciones creativas y pensamiento estético.
Con El desentierro del diablo curada por Carlos Gutiérrez, Carrie se inserta en el ámbito institucional. Presenta once cuadros inéditos —creados especialmente para la ocasión—; pinturas en gran formato. Su inconfundible trazo viene a rescatar a la imaginación y la belleza de la oscuridad poniendo el foco en el subconsciente y la distorsión. Por más de que en un principio parecerían proponer experiencias estéticas, recorridos y búsquedas diferentes, sus creaciones y objetivos en su quehacer artístico atraviesan puntos en común.
Universos en miniatura y actos de magia.
Porter da vida a universos en miniatura. Estos se lucen en fotos, instalaciones, videos y performances mientras dan vida a temáticas que van desde la memoria y la política a las ficciones que construyen lo real. Sus protagonistas son personajes insólitos, realizando acciones desproporcionadas a su tamaño o entablando diálogos desconcertantes. “Sus obras cuestionan estructuras de pensamientos que quedaron a lo largo del tiempo convertidos en simple merchandising”, comentó su curador mientras observábamos Memorabilia. Fotografía del 2016 en donde conviven sobre un fondo blanco un mate con la figura del Che Guevara, unos fósforos con la cara de Evita, una pequeña estatuilla de Mao Tse-tung y una efigie de Napoleón, entre otros.
Para Bencardino el arte funciona como herramienta para engendrar nuevas posibilidades. No solo lo concibe como un ejercicio aplicable a la realidad concreta, sino que “en el fondo son pequeños simulacros que una hace a través de la imagen, a través de un símbolo, es casi un acto de magia” afirmó. Desde el comienzo de su carrera sus trabajos proyectan una construcción narrativa que se escapa de lo lineal. Pone su atención en lo híbrido. Es así que dentro de sus obras imagina otros varios universos; como por ejemplo en la del coche fúnebre. Por un lado, el auto es el protagonista, mas la artista lo estira y estira llevándolo a un terreno casi abstracto. “Me gusta imaginar que en una misma tela existen muchos mundos distintos” contó su creadora en la recorrida de prensa de la que participó MALEVA.
«Porter da vida a universos en miniatura. Estos se lucen en fotos, instalaciones, videos y performances mientras dan vida a temáticas que van desde la memoria y la política a las ficciones que construyen lo real. Sus protagonistas son personajes insólitos, realizando acciones desproporcionadas a su tamaño o entablando diálogos desconcertantes…»
El espectador se ve transportado a un surtido de escenas. Algunas son desopilantes, otras oscuras, otras irónicas. Hay obras dentro de obras, o “arte, sobre arte, sobre arte” como describió Liliana a partir de sus cuadros en donde aparecen referencias culturales como puede ser un libro de poemas de Borges, piezas de Roy Lichtenstein o Lewis Carroll. A su vez, hay soldados que apuntan con armas y disparan contra una de las paredes del museo o una pequeña jardinera regando las flores que aparecen en un retazo de un plato de porcelana roto. A lo largo de todo su trabajo ha explorado lo performativo enriqueciendo su mirada a partir de lo escénico.
La sala de abajo, dedicada al arte contemporáneo, fluctúa entre ser casi un bar, casi un cine, casi un club, casi una casa. “Son lugares que pueden aparecer en sueños. Donde son una cosa y a la vez son otra”, explicó su creadora. Esto mismo se ve muy claro en Conversación, la primera pintura que realizó para la ocasión. En ella se ven dos figuras —cada una en un lugar diferente— involucradas en un posible, aunque no del todo claro, diálogo compartiendo un supuesto entorno.
«Bencardino pone su atención en lo híbrido. Es así que dentro de sus obras imagina otros varios universos; como por ejemplo en la del coche fúnebre. Por un lado, el auto es el protagonista, mas la artista lo estira y estira llevándolo a un terreno casi abstracto. “Me gusta imaginar que en una misma tela existen muchos mundos distintos”, contó su creadora en la recorrida de prensa de la que participó MALEVA…»
Al diseñar escenarios se esbozan límites. En muchas de las piezas expuestas lo interesante también es eso que sucede fuera de los márgenes. “En esta muestra las imágenes no trazan una historia en común sino que Carrie propone imaginar qué historias pueden existir detrás de la realidad” contó Gutiérrez. Colapso y reconstrucción es una de las secciones de la mega retrospectiva que ocupa el segundo piso del museo. En este espacio las creaciones exceden las experiencias conflictivas que se plantean dejando la puerta abierta al cambio y la esperanza: “dentro de la destrucción, siempre coloco elementos que demuestren que eso destrozado se puede arreglar”, confió Liliana.
Tanto en Travesía como en El desentierro del diablo los objetos funcionan como portales hacia lo desconocido. En esta última, un sillón en sinónimo del mal o una lámpara esconde secretos impensados debajo de su envoltura verde. “Me adentro en la vida espectral de las cosas”, dijo Bencardino habilitando así el extrañamiento. En las piezas de Liliana por su parte, diversos elementos se comprometen con realidades sociopolíticas y la reflexión.
Todo adquiere acción.
En los cuadros de Bencardino el movimiento emana de la pincelada. Trazos gestuales que exponen una forma de pintar que, la artista confía, es a gran velocidad. En el caso de Porter, el movimiento se escurre entre la diversidad de técnicas con las que crea. “Parece que hace grabado, pintura, pero si se fijan, hasta el final la idea del movimiento, de la performatividad, de la narratividad, está presente. Todo adquiere acción”, explicó Pérez Rubio. A su vez, el accionar se convierte en una invitación para el público al que se le propone participar en Wrinkle Environment Installation.
¿Quién se anima a jugar con el tiempo? Territorios de libertad.
Ya sea que los intereses ronden las temáticas del tiempo, la memoria y el vacío, o lo híbrido, lo onírico, la imaginación y la distorsión, en ambas exposiciones aparece una mirada crítica versus una contemporaneidad designada. Existen espacios donde aún reina la libertad. Para Porter este se ancla en la memoria, ese tema que le permite jugar con el tiempo; sea a través de un reloj de madera que dejó de funcionar o de esas obras en las que entremezcla distintos tiempos de creación: su mano comenzó un círculo en 1973 y lo terminó en 2025 en una de las paredes del Malba. Para Carrie ese terreno es el inconsciente, por lo que se dedica a reivindicar la pesadilla. “Hoy es un territorio liberador porque es uno de los pocos lugares no gobernados por el capitalismo” aclaró en la inauguración.
Proyectos en video entre el surrealismo y la melancolía.
Hacia el final del recorrido se proyectan —en las dos exhibiciones—, proyectos de video guionados y dirigidos por las artistas. Estos se ven atravesados por un lado, por el surrealismo y el pensamiento mágico y por el otro por la melancolía y el absurdo.
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Fotos: son todas gentileza para prensa de Malba (Fotógrafos: Santiago Ortiz, Felipe Bozzani y Alejandro Guyot).