Si bien ya pasó una gran parte del año, y con ella, las vacaciones de verano, las de invierno y hasta el frío espasmódico de antaño, todavía nos queda un trecho y hay un par de fines de semana largos que se pueden aprovechar para una escapada rauda, así que les sigo contando cuáles – y por qué – son los pueblos más cancheros que tenemos (no se pierdan la primera entrega en este link http://bit.ly/1NbheSg)
En MALEVA les proponemos cuatro opciones más para conocer o re-conocer lugares que se las traen, sin necesidad de ir tan lejos, tomarse un vuelo cancelado o gastar esos pocos dólares que quedan (que cada día valen más) y viendo y considerando que el tiempo NO es oro, como reza el dicho popular, pero sí, como diría un viejo amigo: ”El tiempo es lo más valioso que tenemos, no se compra ni se vende, se disfruta y se regala”, tratemos de sacarle el jugo lo que se pueda en el más amplio sentido.
En la primera entrega nos remitimos a pueblos / ciudades con alma de pueblo de la provincia de Buenos Aires, esta vez vamos a ser un poco más federales porque nos vamos expandiendo geográficamente hacia otras provincias.
“De lo mejor del oeste”, dijo un lugareño. A 440 kilómetros de Buenos Aires esta ciudad cuyo nombre en mapuche significa “laguna redonda” llama mucho la atención por sus grandes avenidas con palmeras y coníferas. En el Trenque Lauquen Polo & Golf Club se realiza la Copa 25 de Mayo y muchos otros torneos de dos de los deportes más cancheros.
En la entrada a la ciudad, en el cruce de las rutas 5 y 33, hay un Hotel cinco estrellas Howard Johnson que para la zona es “Disney”. También está la fábrica de chocolates Cauca que no se puede dejar de visitar y aprovechar para llevarse algunos chocolates de souvenir.
Para comer lo mejor es darse una vuelta por el restaurante Vernácula (Dorrego 238)», que tiene una impronta gourmet (recomendamos el osobuco braseado y el paté de campaña y todas sus pastas) y una muy completa carta de vinos (trabajan con su propia sommelier). Para tomar algo Los caminos del vino (Villegas 605) que es una cafetería y bar de vinos está muy bueno o “Buin Bar”, donde generalmente tocan bandas de rock en un ambiente muy distendido sobre la calle Villegas.
Este pueblo del sur de la provincia de Buenos Aires debe su nombre al Coronel Manuel Isidoro Suárez, bisabuelo de Jorge Luis Borges, quien escribió varios poemas en su honor, entre ellos Coronel Suárez:
«Alta en el alba se alza la severa
faz de metal y melancolía.
Un perro se desliza por la acera.
Ya no es de noche y no es aún de día.
Suárez mira su pueblo y la llanura
ulterior, las estancias, los potreros,
los rumbos que fatigan los reseros,
el paciente planeta que perdura.
Detrás del simulacro te adivino,
oh joven capitán que fuiste el dueño
de esa batalla que torció el destino:
Junín, resplandeciente como un sueño.
En un confín del vasto Sur persiste
esa alta cosa, vagamente triste.»
En el Coronel Suárez Polo Club se realizan diferentes actividades sociales y deportivas: polo (por supuesto), siete canchas con tablas, cancha de Golf de 18 hoyos, cinco canchas de Tenis, una de squash, pileta de natación. «Y también un genial club house donde se celebran reuniones y fiestas de socios y familiares”, le cuenta a MALEVA el jugador de polo Julián de Lusarreta desde Sotogrande en España, donde está haciendo temporada por estos días y agrega: “Coronel Suárez, además, fue un equipo emblemático en la historia del polo, al convertirse en el primer equipo en lograr el hándicap ideal, es decir, 40 goles, honor que sólo han ostentado seis formaciones en la historia”.
Para comer recomendamos dos restos bien típicos: Artemio Gramajo- Wine Bar, Coffee and Gourmet (Brandsen 82) en el que hay comida sencilla y muy argentina, buenas pizzas, empanadas y carnes por caso, y también algunos platos más artesanales como varenikes, y La Bodeguita del Mercado (Lamadrid 1280), que se define también como restaurante argentino lo cual es sinónimo – comprobado por esta cronista – de buenas milanesas napolitanas y pastas. Y en invierno, omelettes más que aceptables. Y para tirar unos pasos, nada mejor que un clásico en serio, con más de 40 años “YAMO” sigue siendo la mejor opción, con bandas en vivo y fiestas temáticas.
Dentro del partido de Coronel Suárez y a tan solo 78 kilómetros al norte está Huanguelén, un pueblo tripartito, dado que comparte tres partidos: Coronel Suárez, Guaminí y Daireaux y pide su autonomía hace años. Allí podemos encontrar “Lo del turco”, un restaurante muy famoso donde se come comida internacional de primer nivel, es famoso por sus pescados y también por las personalidades que asisten, entre las que se destacan, entre otros una leyenda: el foclorista José Larralde, que es oriundo de allí.
«En Coronel Suárez lo mejor es darse una vuelta por el restaurante Vernácula (Dorrego 238)», que tiene una impronta gourmet (recomendamos el osobuco braseado y el paté de campaña y todas sus pastas) y una muy completa carta de vinos (trabajan con su propia sommelier). Para tomar algo Los caminos del vino (Villegas 605) que es una cafetería y bar de vinos está muy bueno…»
En el departamento de Chapaleufú, ni bien se sale de la provincia de Buenos Aires está Intendente Alvear, el primer paso en esta provincia que tiene muchos lugares para ahondar (ya ampliaré). Intendente Alvear es un pueblo con todas las letras, el centro consta de unas pocas cuadras que rodean al boulevard principal dónde la gente, sobre todo la juventud, se reúne a sociabilizar los fines de semana.
El club de Polo Chapaleufú es un emblema del pueblo y de este deporte en sí. Famoso por su historia directamente ligada a la familia Heguy, es un lugar increíble con enormes arboledas que rodean las canchas y dan una sensación de tranquilidad única. En el mes de febrero se organiza el Abierto de Polo Indios Chapaleufú, en el que participan gran cantidad de jugadores del más alto hándicap.
Para comer y pasar un buen rato no hay mejor opción que “Chapa Bar”, propiedad de Bautista Heguy a quien se puede ver atendiendo alguna mesa, haciendo tragos, cocinando – ¡siempre platos muy abundantes! – o en alguna charla picante con alguno de sus hermanos (en especial algún tête à tête con Horacito, su cara de pocos amigos y a criterio de esta cronista una de las personas que más saben de caballos de polo), primos, colaboradores e invitados en la mesa reservada para la tertulia diaria o hasta cantando karaoke en alguna de sus largas estadías en su ciudad natal. Siempre y cuando no esté jugando el “Argentino Abierto” o algún otro torneo de los más importantes.
Salir a bailar es uno de los programas más divertidos, los viernes se pone Ramona y los sábados el clásico Carmelo Disco Pub es imperdible, adelante se puede tomar algo como para entrar en calor y atrás pista rabiosa. No distraerse y a la salida comerse un pebete al paso en la puerta para cerrar la noche.
«En Intendente Alvear, La Pampa, Para comer y pasar un buen rato no hay mejor opción que “Chapa Bar”, propiedad de Bautista Heguy a quien se puede ver atendiendo alguna mesa, haciendo tragos, cocinando – ¡siempre platos muy abundantes! – o en alguna charla picante con alguno de sus hermanos…»
«Un fresco abrazo de agua la nombra para siempre;
sus costas están solas y engendran el verano.
Quien mira es influido por un destino suave
cuando el aire anda en flores y el cielo es delicado.
La conozco agraciada, tendida en sueño lúcido.
Da gusto ir contemplando sus abiertas distancias,
sus ofrecidas lomas que alegran este verso,
su ocaso, imperio triste, sus remolonas aguas.»
Así empieza Carlos Mastronardi (escritor gualeyo) a describir a Entre Ríos en su poema “Luz de provincia”. Y por ahora nos quedamos con eso, como para arrancar con esta provincia que tiene mucho de todo: paisajes, arquitectura, próceres, anécdotas y que además (nada más y nada menos) es parte fundamental de nuestra historia como nación. Vamos a guardar a Concepción del Uruguay (cuna de Justo José de Urquiza) para nuestra próxima entrega y nos vamos a remitir a esta pequeña (no por eso menos interesante) ciudad de Gualeguay.
Gualeguay está a 2 horas y media de Buenos Aires, al margen del río que lleva su mismo nombre y a setenta kilómetros al oeste de Gualeguaychú (no se equivoquen, son dos ciudades distintas), y si se equivocan no la van a pasar nada mal, no es mito que hay pica pero es una ganzada total!
En fin, si llegaste después de toda esta parafernalia, no te queda más que exprimir los programas gualeyos que no son tantos ni tan pocos: Gualeguay es una típica ciudad entrerriana, con su plaza principal (“Constitución”, si, como la estación de trenes), estatua de la libertad incluida y la mayoría de sus instituciones alrededor, vuelta al perro con mate o birra según…
Recomendamos arrancar el día tomando el desayuno en “Las Margaritas”, justo en frente del Jockey Club, después una caminata por la costanera (donde se acaba de inaugurar un nuevo casino con vista al río). Para almorzar la mejor opción es “El faro del lago” (que también es un hotel boutique y cuenta con 14 cabañas sobre un lago artificial), al norte de la ciudad. Están en Entre Ríos: pidan de una pescados asados. Además todas las verduras en este restó son de su propia huerta.
Al caer el sol tomarse un buen Fernet con coca en la terraza del Club Social es un placer, y si pedís el diario local y das una vuelta por el patio primero y por adentro despúes podes ver varios cuadros de Cesáreo Bernaldo de Quiróz que son un placer. A la noche la posta es tomar algo en Sirah (San Antonio Norte 772) que tiene siempre banditas y una atmósfera rocker e ir a Xango o a Queens. En verano abre “La vieja estación” que es lo más, con su terraza desde donde se puede ver el carnaval.
También hay una gran oferta de turismo rural, donde se destacan las estancias “San Ambrosio” y “Las Colas”, que ofrecen diversas actividades para sus visitantes, entre las cuales se destaca la caza de patos.
Al fin y al cabo, volvemos siempre al mismo lugar común: tenemos un país tan rico en todos los aspectos que es imposible abarcarlo, pero también tenemos una corta o larga vida (según el criterio de cada uno) para descubrirlo, disfrutarlo y sobre todo, entenderlo. Entendernos como sociedad, como cultura, etc. Es tan diverso, tan seco, tan húmedo, tan llano y tan montañoso, tan rico y tan pobre al mismo tiempo que no se puede desperdiciar. Y está lleno de pueblos con propuestas que valen la pena.