La clave para recorrer el evento es la interacción: entre obra y espectador, entre obra y artista, entre artista y artista/Por qué los curadores le dan tanta importancia «al valor del reencuentro»/Un certamen delirante de Elvis, un «viaje» hacia la selva entrerriana, una sublime sección de danza contemporánea/Además: mucha fiesta, tragos por Mona Gallosi y burbujas.
Además de un festival de arte, Chandon Artground en el ex Tiro Federal es una verdadera fiesta.
Porque el arte sin cuerpo no existe: las seis obras interactivas de Chandon Art Ground (2021) que no te podés perder. Por Candelaria Penido. Fotos: Sol di Vito y gentileza Chandon Artground (fotógrafo Kala Moreno Parra).
El viernes pasado inauguró la segunda edición del festival artístico Chandon Artground. Un evento que reúne todos los elementos necesarios para pasarla bien: arte, tragos, la cocina de la parrilla asiática Niño Gordo, microteatro, djs, muralistas, chill áreas, un gran escenario con música en vivo y miles de spots para la selfie ideal.
Luces led, copas, colores, plantas, burbujas y espejos serán los ingredientes en los espacios preparados para encontrar la selfie perfecta. La clave para recorrer el evento es la interacción: entre obra y espectador, entre obra y artista, entre artista y artista. Bajo la consigna propuesta por la marca «cambiá la mirada», se nos invita a 6 días, divididos en dos fin de semanas, de una fiesta para nuestros sentidos en el Ex Tiro Federal Argentino, del barrio de Núñez.
Sin una narrativa determinada, los curadores Maricel Álvarez y Emilio García Wehbi, se propusieron generar una relación entre las obras y los visitantes. “En este contexto casi post pandémico, nos interesaba la relación del arte con la gente. Lo que nos propusimos fue pensar el valor del reencuentro. Que el cuerpo vuelva a estar presente”, decía Wehbi en la inauguración. “Las artes vivas sin el artista o sin el público presente no existen, pero por otro lado, las artes visuales sin la activación del espectador tampoco atraviesan la experiencia y la emoción que la pandemia quitó durante un periodo”, completa Maricel Álvarez.
Los curadores Maricel Álvarez y Emilio García Wehbi.
«Sin una narrativa determinada, los curadores Maricel Álvarez y Emilio García Wehbi, se propusieron generar una relación entre las obras y los visitantes. “En este contexto casi post pandémico, nos interesaba la relación del arte con la gente. Lo que nos propusimos fue pensar el valor del reencuentro. Que el cuerpo vuelva a estar presente…»
Esta dupla creativa tiene 20 años de experiencia trabajando juntos en una variedad de campos artísticos. Sus creaciones giran en torno a la danza, el teatro, la ópera, la performance, instalaciones e intervenciones urbanas. Este bagaje creativo dice presente en el festival donde han convocado a una veintena de artistas de distintas disciplinas artísticas para la creación de 10 espacios experimentales desde donde se encuentran instalaciones site specific, improvisaciones, creaciones colectivas, obras colaborativas y mucho más, “produciendo así provocadores formatos híbridos contaminados por procedimientos que no se ajustan a los cánones”, decían desde la organización del festival.
Descubrí las 6 obras donde tu cuerpo es llave que activa la experiencia.
1) Crisálidas de Celina Saubidet: una invitación a despertar nuestro lado infantil y dejarnos explorar.
Grandes figuras agujereadas conquistan la entrada del mega edificio del Ex Tiro Federal Argentino. La invitación es a jugar con ellas, traspasarlas, rodearlas, tocarlas, hasta ingresar dentro de ellas y así ser parte de su metamorfosis. Estas efímeras estructuras en blanco contrastan con la monumentalidad del espacio. Además, no pasa desapercibido que sus pequeños orificios remiten a las burbujas de champagne.
2) Atlas de Leandro Ibarra: una propuesta interesante/perturbadora de ser creadores de memoria.
Un cuarto oscuro, dos pantallas gigantes y más de 5.000 imágenes en loop crean la obra de Ibarra. Con voluntad totalizadora y un ritmo hipnótico, el video de 13 minutos recupera imágenes de la memoria visual del mundo en un intento de crear un archivo general. Esta experiencia inmersiva genera un recorte iconográfico, a partir de la presentación de íconos culturales, terrores de la historia, elementos de la naturaleza, personajes famosos; imágenes que la mayoría de los espectadores ha visto alguna vez. ¿Lo interesante? No todos los visitantes que presencien la obra, veremos y/o recordaremos lo mismo. La pieza clave es el espectador ya que “se proyectan 6 imágenes por segundo en cada pantalla, eso hace imposible que las veamos todas, explicaba el artista. Cada uno hará, a partir de su propio interés y conocimiento, un registro de lo que ve.” Lo que vemos no es igual. Cada uno tiene el poder, de forma inconsciente, de generar su propio relato.
3) Palmar de Manuel Ameztoy: un viaje hacía la selva entrerriana.
Con una copa de Chandon rosé en mano, se atraviesa la instalación a gran escala de Ameztoy. Un pasillo de 40 metros del inmenso edificio de línea racionalista ha sido convertido, gracias al uso de tela calada, el sonido de pájaros y un atento diseño lumínico en una escenografía mágica que teletransporta al visitante al Palmar de Entre Ríos. Con voluntad inmersiva, la obra va mutando, rozando e invitando al espectador a perderse dentro de su geografía. La realidad se ve afectada por reminiscencias de paisajes oníricos.
4) Poema sin título de Victoria Boulay: una obra colaborativa a la mejor usanza dadaísta.
Una vez que subimos las escaleras nos encontramos con una inmensa pared blanca – de 9 metros de largo y 3,5 de ancho -, que presenta un supuesto caos de palabras. Distintas tipografías conquistan el espacio vacío. Son palabras sueltas elegidas por el público que la artista va pegando, creando a la mejor usanza dadaísta, un cadáver exquisito. El visitante elige el concepto, dónde pegarlo y en qué dirección. La idea es que los espectadores se conviertan en escritores y las palabras funcionen como contenido y como forma. La curiosidad se despierta ya que no se puede saber cómo lucirá la obra final. Esta no estará completa hasta el último día del festival.
«Chandon Artground despierta emociones, sensaciones y divierte. Los tragos en base al champagne creados por la bartender Mona Gallosi, junto con las opciones – carnívoras y veggies -, de la cocina de Niño Gordo, acompañan el sunset ideal…»
5) El pelo al huevo de Belén Parra: una pieza performática para jugar un rato y sacarse una original selfie con un nuevo amigo peludo.
Mutando hacía las artes vivas, también en el primer piso, se encuentra la propuesta interactiva de esta artista textil. Una performance en la que participan seis personas enmascaradas en lanas de colores llamativos e interactúan con el público. Lo saludan, imitan e invitan a sentarse con ellos en dos universos ex profeso que no son parte de la obra, pero que la completan. Un living y un comedor monocromo, en rosa y amarillo respectivamente, son el escenario de las conexiones que se dan entre artistas y espectadores. Se abre un juego nuevo cada vez que alguien ingresa al espacio. La presencia in situ es la clave que dirigirá experiencia.
6) Elvis en loop de Aymará Abramovich: risas, rock y brillos en un bowling vintage.
Atravesando el mega patio del histórico edificio, al fondo a la derecha se encuentra un desconcertante bowling vintage. Con estética de los 80, la obra de 15 minutos, presenta un concurso de dobles de Elvis Presley. Las risas son las protagonistas de esta presentación teatral donde lo ridículo no deja de estar presente. Cinco imitadores, uno más burlesco que otro, lo dan todo para ganar la atención del público y ser elegido como el ganador de la copa Graceland. Son los espectadores los que elegirán entre el Elvis burócrata, el clown, dos chicas y un Elvis mayor para dar por finalizada la función.
“La obra de arte se experimenta. Hay una cuestión, en esa experimentación, que es intransferible. Nosotros entendemos la relación del espectador con la obra como una intelectual, sensorial y afectiva “, confiesan los curadores llegando al final del recorrido.
6 bis) Poner el cuerpo con danza contemporánea performática.
Además de las obras mencionadas donde el visitante pondrá el cuerpo para activarlas, hay piezas en que distintas artistas interactúan entre sí. Como la sección de danza, donde 5 bailarinas contemporáneas presentan solos de 15 minutos al son de la música que propone Dj Maus. O en donde la relación se da entre obra y obra, como sucede entre la pieza de Agnese Lozupone, Variaciones lumínicas mutantes, y la intervención lumínica del mural de Quinquela Martin presente, más allá del festival, en el edificio.
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La barra con la «curaduría» de tragos con espumante de Mona Gallosi
Chandon Artground despierta emociones, sensaciones y divierte. Los tragos en base al champagne creados por la bartender Mona Gallosi, junto con las opciones – carnívoras y veggies -, de la cocina de Niño Gordo, acompañan el sunset ideal mientras suenan en el gran escenario del patio, las bandas consagradas y emergentes convocadas.
El festival se lo podrá disfrutar los días 26, 27 y 28 de noviembre y 2, 3 y 4 de diciembre, de 18 a 24 hs. Las entradas están a la venta a través de Passline.