El domingo fui al sur a ver varias muestras que no había visitado. Pasé un largo rato en la muestra retrospectiva de la artista Ana Gallardo en el museo de arte moderno de Buenos Aires, el MAMBA (Av. San Juan 350).
Ana Gallardo es una gran artista con una gran trayectoria de vida y obra, y no estoy seguro de que en ella vida y obra sean divisibles, mas bien su vida esta atravesada por su obra y viceversa.
La exhibición ocupa dos salas, las más importantes del museo. Empecé a recorrer su obra por la planta baja, y en la primer parte del recorrido conocí a Ana. Todas las obras exhibidas cuentan sobre su vida, sus múltiples mudanzas, sus parientes y amigos, todos los trabajos que realizó para subsistir. En un audio cuenta con su voz su curriculum «no artístico» aclarando en un texto que nunca vivió de sus obras de arte.
«La exhibición ocupa dos salas, las más importantes del museo. Empecé a recorrer su obra por la planta baja, y en la primer parte del recorrido conocí a Ana. Todas las obras exhibidas cuentan sobre su vida, sus múltiples mudanzas, sus parientes y amigos, todos los trabajos que realizó para subsistir. En un audio cuenta con su voz su curriculum «no artístico» aclarando en un texto que nunca vivió de sus obras de arte.»
La muestra continua con objetos de momentos muy particulares de su vida, de anhelos y sueños compartidos y cierra el espacio contando sobre otras personas y su intento heroico de acompañar, transformar y develar realidades de gente olvidada y marginada. Me senté en un sillón a escuchar a un travesti cantando por que es travesti. Lei el texto tallado directamente en la pared donde Ana contaba su experiencia en un asilo de ex prostitutas. Hay muchas realidades, muchas muy crueles y Ana trabaja con simpleza y paciencia y con el aliento de transformarlas y mejorarlas.
«En los actos cotidianos y las relaciones afectivas percibo hechos artísticos. En los momentos de intimidad y confianza siento que se produce lo que llamo obra», escribe la propia Gallardo, quien reflexiona sobre su obra poniendo sus pensamientos por escrito de manera permanente.
«En la ultima sala del subsuelo hay un lugar protegido y mas intimo donde Ana retrata en una infinidad de dibujos en carbonilla el lugar donde esparció las cenizas de su madre, hablando de este modo del fin, donde iremos, y es tal vez una laguna frondosa y llena de vida la que nos lleve de vuelta a otra fluidez, la de todas las cosas.»
La muestra continúa en el subsuelo y es ahí donde se manifiesta el titulo de su restospectiva: «Un lugar para cuando seamos viejos». Ana explora la tercera edad, entendiendo nuestro devenir, sin miedo a enfrentar el hecho de que algún día todos seremos viejos. Participa en encuentros donde ancianos con muchas pilas, con la vida ya transitada dedican su tiempo a hacer lo que siempre quisieron como cantar karaoke, bailar danzas orientales con kimonos o simplemente escuchar música y bailar! En la ultima sala del subsuelo hay un lugar protegido y mas intimo donde Ana retrata en una infinidad de dibujos en carbonilla el lugar donde esparció las cenizas de su madre, hablando de este modo del fin, donde iremos, y es tal vez una laguna frondosa y llena de vida la que nos lleve de vuelta a otra fluidez, la de todas las cosas.
Les recomiendo vayan a la muestra, y que se contagien del espíritu de Ana que a mi entender encarna la realidad y la abraza sin miedo a transitarla.
La muestra se puede visitar hasta el 16 de febrero y en la planta alta del museo se puede visitar La Menesunda, según Marta Minujin, un túnel de tiempo (leer esta crónica de MALEVA sobre La Menesunda:
http://www.boladenieve.org.ar/artista/273/gallardo-anahttp://
www.buenosaires.gob.ar/museoartemoderno
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