Es cierto que para muchos argentinos, Santiago se ha convertido en un nuevo destino de compras. Pero ahora que llega el verano, las costas del Océano Pacífico también pueden ser un excelente lugar para descansar, comer los mejores mariscos y tomarse unos cuantos pisco sour. Si cruzás la cordillera, en MALEVA te proponemos cinco lugares (cuatro de ellos bastante desconocidos para los argentinos) con mucha onda y además cerca de la capital chilena, ideales para pasar el día o un fin de semana.
Como se dice en Chile, está playa es taquilla. Esto quiere decir, que se fue poniendo de moda entre la gente joven. Por sus olas, es la playa de los surfistas, incluso aquí se realizó el último mundial de surf femenino. Además, es muy conocida por sus atardeceres. Está al sur de Pichilemu, en la región de O’Higgins, a aproximadamente tres horas de Santiago. La zona cuenta con un centro donde hay artesanías, restaurantes y cafés. Si la idea es comer algo rico, mirando el mar, vayan a Trip Coffee y pidan una kuchen de manzana o la imbatible torta tres leches, con leche evaporada, crema de leche y leche condensada. La oferta de alojamiento es muy diversa y hay hostales, cabañas y hoteles a buen precio.
A 183 kilómetros al noroeste de Santiago, está Cachagua. Y al norte de su playa Grande, está Las Cujas. Hasta hace unos años, solo se podía llegar por unas gradas deterioradas, pero tiempo atrás se construyó un camino de piedra que mejoró el acceso. La playa es chica, el agua color turquesa y la arena blanca. En la semana y en enero, por lo general, no hay mucha gente, porque los chilenos, a diferencia nuestra, suelen irse de vacaciones en febrero. La zona cuenta con bosques nativos por donde muchos turistas van a caminar, andar en bicicleta o hacer una cabalgata. También, para los que les gustan las olas, hay una escuela de surf. A la hora de comer, Caballito de Palo es una muy buena opción. Se trata de típica comida chilena de campo. Si nunca la probaron, les recomiendo no perderse el pastel de choclo aunque haga calor y el pebre, algo así como la salsa criolla argentina pero con cilantro y ají. En este lugar, es también conocido el conejo en escabeche, las sopaipillas, las chuletas con puré picante y el famoso postre mote con huesillo.
Quintay está muy cerca de Valparaíso y a una hora y media de Santiago. Si les gusta la mística pesquera, Quintay es el lugar. Bordeada por cerros, rocas y mucha vegetación, la zona cuenta con dos playas, una chica, sobre la caleta de pescadores, y otra grande, de un kilómetro de extensión. El paseo obligado es una caminata por la ballenera, un ex centro de caza de ballenas que dejó de funcionar en 1967 y que hoy está en manos de la fundación Quintay para promover la pesca sustentable. Funciona como un museo que expone fotografías y videos con la historia del lugar y la vida acuática de la bahía. A Quintay se puede ir todo el año ya que hay varias cabañas, posadas, hoteles y picadas, como los chilenos llaman a los lugares para comer con tres B: buenos, bonitos y baratos. Quienes van seguido, recomiendan ir al restaurante Pezcadores, un lugar que combina el estilo vasco con los productos frescos de la región. Allí, podrán pedir platos como ceviches, ostiones, risottos, los famosos locos o merluza austral.
4) MATANZAS: FOGATAS EN LA ARENA Y ONDA MUY CHILL
Al principio sólo iban surfistas y amantes de los deportes acuáticos, pero con los años, esta playa en la comuna de Navidad, fue atrayendo a jóvenes y familias que buscaban un lugar tranquilo donde descansar. Pero, ojo, también hay bares donde sirven buenos pisco sour o las populares y adoradas piscolas. Y durante las noches, se hacen fogatas en la arena. Sobre la playa, está el restaurante y el hotel Surazo, una construcción que llama mucho la atención por haber incorporado árboles en su interior. Ceviche de pulpo, congrio, lentejas atomatadas, plateada al horno y ricas ensaladas, son algunas de las opciones que se pueden encontrar en la carta gourmet de este lugar, a menos de dos horas de Santiago.
A dos horas de Santiago, Zapallar es uno de los lugares más exclusivos de Chile. Y al llegar, uno se da cuenta por qué. Ubicada entre los balnearios de Papudo y Cachagua, y a 80 kilómetros de Valparaíso, a esta playa y pueblito chileno la rodean majestuosas casas, bosques de pino y flores de todos los colores. Como es un lugar al que van muchas familias, se trata de un ambiente tranquilo. Tanto es así que en verano, la municipalidad no permite que las marcas hagan campañas publicitarias o inunden la playa con promotoras y avisos. Como en toda la costa pacifica, el agua es muy fría. Pero de verdad. No son muchos los que se animan a entrar. Pero igual: mojar los pies en el mar o recorrer la orilla vale la pena. También es un lindo paseo caminar por el pueblito, por sus calles empinadas y ver las casas de piedra con las plantas que las envuelven. Se pueden encontrar varios lugares para comer, tanto en el centro como en la playa, pero sin duda, el Chiringuito es uno de los favoritos por sus especialidades y ubicación. Está sobre una caleta de pescadores y desde ahí se ve el impresionante paisaje de Zapallar. Si les apasionan los pescados y mariscos, no dejen de pedir machas a la parmesana, los cholitos (mejillones), los camarones al pil pil, el pastel de jaiba, el congrio frito o una corvina a la plancha acompañada de un buen vino blanco. Si bien no es barato, la vista lo vale. Y un dato más: estén preparados para los pelícanos, andan por ahí saludando a la gente y viendo qué se pueden robar.
fotos: gentileza lugares mencionados y FlickR Creative Commons