En doscientos metros, esta avenida se convirtió en uno de los circuitos con más onda para salir a comer y beber en Buenos Aires/Cultura, tapas, cocina mexicana, vermú y hasta un bar de whiskies/Su particular ambiente bohemio, con estilo y muy relajado/¿Qué ofrece cada coordenada, cuándo ir y cuáles son sus platos estrella?
Sifón en Jorge Newbery explota: buen vermú, soda y un menú corto pero osado (acá te sentís de vacaciones en plena Capital)
Pasarela gourmet en Chacarita: siete propuestas de bares y restaurantes imprescindibles para gozar sobre la calle Jorge Newbery.
Quien se atrevía a pensar que la cuadra de su casa no se podía convertir en el próximo ojo de la movida, que tire la primera piedra. ¡A no subestimar las calles de Buenos Aires! Ya estamos en condiciones de declarar que, en esta ciudad, hasta la más remota calzada puede transformarse en un abrir y cerrar de ojos en el centro de la cultura y gastronomía porteñas. Engalanate que MALEVA te lleva a dar una vuelta por Jorge Newbery, la estrella de Chacarita que nuclea lo más legendario y moderno del barrio a lo largo de 200 metros.
1) Lutero Bar: la trinchera de la cultura y de las tapas / Av. Jorge Newbery 3801
Te acercás a Lutero, ves las lucecitas en la vereda y ya empezás a respirar un aire que es bohemio, fresco y cool al mismo tiempo. Esa misma atmósfera enamoró a Juan y Vanda, sus dueños, quienes afirman “no haber dado vueltas al momento de decidirse” por una ubicación para su emprendimiento culinario. En esta esquina le hacen el aguante al barrio de Chacarita desde el día uno y se presta como hogar de lindos eventos artísticos ya sean musicales o visuales. Ojo: acá no sólo se reivindica una y otra vez el espíritu insumiso del vecindario, también se le rinde un justo tributo a esa forma típica española de comer y compartir que heredamos en suelo argentino llamada “tapeo”.
Los primogénitos de este simpático punto de encuentro, tienen algunos “caballitos de batalla” para recomendarte: la provoleta, la fainá al verdeo, el sándwich de bondiola braseada y sus infalibles pizzas. Sin embargo, Lutero cuenta con una propuesta gastronómica tan copada que además ofrece opciones más “étnicas” para tu paso por esta esquina. ¡Aquí podés también deleitarte con boios, knishes y “sambuzak”, las famosas empanaditas judías! Esta intersección del barrio te espera con su carta de vinos y sus brazos bien abiertos para disfrutar de una gran velada.
2) Sifón sodería & plancha: el búnker de la retromanía (¡y de los grandes encuentros!) / Av. Jorge Newbery 3881
En este sitio no hay lugar para la nostalgia, sino para un excelente momento culinario cargado de buena onda. Si tenés dudas, mirá el ambiente que ya lo dice todo: el patio con sillas playeras seguramente es lo más parecido a esa casa de la Costa Atlántica que alquilás con tu manada verano tras verano. Acá, el único tiempo que importa es el que se disfruta en compañía con un aperitivo en la mano. ¿El componente infaltable? ¡La soda, obvio! Y si sos una persona genuinamente fan del “agua con gas”, hay inmejorables noticias: su envase es el mítico “vidrio”. Si te apetece un tinto o un vermú, ya sabés con qué sale.
Además, los refrescantes tragos y las entretenidas charlas vienen con un tercer complemento clave para el atardecer perfecto: appetizers y platitos para gozar entre burbujas. Hacé lugar en la mesa para las más variopintas preparaciones recién salidas de las calientes planchas de Sifón. Si tenés antojo de gastronomía «yankee», acá podés pedirte un buen sándwich de bondiola braseada con coleslaw, pepinillos y mostaza. Si, por el contrario, se te hace agua (con gas) la boca por un clásico argento, probá las empanadas fritas de osobuco. En Sifón, la carta es corta pero osada. ¡Nada que una soda no pueda afrontar!
3) Sede, central de whisky: donde lo “old fashioned” jamás pasa de moda / Guevara 421
Cae el sol y lo único de tonalidades ambarinas y cobrizas que prevalece en la tardecita porteña es el whisky de SEDE. Un lugar sobre Guevara casi llegando a su cruce con J. Newbery que está preparado para recibir personas predispuestas a pasarla espectacular con un vaso en mano colmado de la típica bebida escocesa y, por qué no, con un acompañamiento salado bien a tono con el aroma y finura del tradicional cocktail. Morcilla hojaldrada, coliflores crocantes, fainá canchera… la elección está compleja, pero deliciosa. Y si tenés paladar dulce, marche ese flan de batata y dulce de leche con crema de canela. Todo parecería ser un viaje de ida cuyo motor es el whisky.
Lo más lindo, es que SEDE no le teme a compartir su espíritu con otros sitios de la zona y alrededores: por lo general, siempre “está en una” junto a SIFÓN (su hermano y vecino de la manzana). En otra oportunidad, también hizo lo suyo con Anafe (el proyecto que comenzó a puertas cerradas y la terminó rompiendo en Colegiales). El desenlace de estas historias es magnífico; uno que te habilita a hacer un sensacional maridaje con lo mejor del whisky y audaces propuestas gastronómicas.
4) Ulúa ¡Y que viva México, cabrones! Para sentirse en una vereda trendy de Polanco / Av. Jorge Newbery 3791
¿Antojo de comida centroamericana casera y canchera a la vez? ¡Estacioná por acá! ULÚA parece una propuesta importada directamente del trendy barrio de Polanco, en el corazón del D.F., con un estilo moderno y sobrio pero con la calidez – ¡y el ardor! – de la típica cocina mexicana. Los chiles, las tortillas de maíz y los ingredientes del mar son ingeniosamente montados para acercar a los comensales a la cultura de su madre patria. Obvio que su magia atraviesa límites geográficos: las hojas de shiso o “albahaca japonesa”, el kimchi y preparaciones como “mayonesa nikkei” en sus platos, revelan el deje oriental que subyace en toda su gastronomía Mex y bien cool.
Además, si hay algo atractivo de sobra que envuelve a este sitio, es que logra difundir su metié y el amor por sus orígenes de un modo ameno y humilde ya sea a través de sus posteos de redes sociales o de sus eventos culinarios especiales perfectamente pensados. Así es como uno se entera antes de llegar a ULÚA que, en lo que respecta a sus modos de cocción, “se aprovecha la totalidad del ingrediente”. Aquí, se ponen al desnudo las raíces de una gastronomía que enciende paladares y buenos momentos, con margaritas y mezcal en mano.
5) Roll’in Luí Alimentos: la cocina amiga del planeta / Av. Jorge Newbery 3674
Físicamente, este rinconcito es pequeño y abre únicamente los mediodías de la semana (a excepción de domingos). Aún así, cuando se levanta la persiana, su buena onda se vislumbra hasta en el cartel de menú: si los afters fueran a las 12 pm, probablemente estaríamos todos gozando acá. Ingredientes simples, combinaciones alucinantes envueltas en wraps o al plato (¡atenti si lo tuyo es la ensalada!) y todo servido bien completo. Los falafel (que se llevan las palmas) y los abundantes rolls colmados de frescura, coronan a Roll’in Luí como el campeón de la cocina natural de la calle J. Newbery y probablemente de todo Buenos Aires.
Lo bueno no termina ahí: este modesto sitio es una estrella del barrio tanto por su relación precio-calidad como por su oferta consciente no solo en el plano culinario, sino además en la forma de acercarla a sus comensales. ¿A qué nos referimos? A que Roll’in Luí promueve un “consumo responsable de plástico”. Por eso, propone que lleves tu contenedor de comida para evitar que tu plato fresco sea servido en un envase descartable de corta vida útil. Una gran filosofía que acompaña una gran cocina.
6) Bar Guevar Deli Gourmet: la revancha de lo casero / Av. Jorge Newbery 3902
Todos tenemos un lugarcito al que vamos una y otra vez porque nos sentimos “como en casa”. Y Bar Guevar está ahí, al pie del cañón en pleno Chaca, para dar cobijo y rienda suelta a tu anhelo de cocina hogareña. Si tu alimentación es vegana, vegetariana o carnívora, para vos los anafes de esta luminosa esquina se encienden y te ofrecen ese “menú de siempre” con una linda vuelta de tuerca. Así es que podés pedirte risotto de queso azul, queso parmesano y nueces, pizza casera integral con semillas tostadas, o incluso una milanesa a la fugazzeta con unas buenas papas. BarGuevar elabora a diario opciones muy sanas y otras tantas un poco más jugadas para llenar panzas y dejar corazones contentos.
Agendate también este rincón para esos días de invierno gélidos, pues BarGuevar no deja de ser un bodegón que recibe con mucho amor a la hirviente tradición argenta de lentejas con carne y chorizo colorado. ¡Esta esquina salva las papas en cualquier estación del año!
7) Almacén Comunal: la redefinición del deli gourmet / Guevara 405
Un corazón de neón irradia buena energía desde la pared de Almacén Comunal, la canchera esquina que no para de crecer desde 2017 y que ya es marca registrada de Chaca. Probablemente, esa imagen decorativa es el reflejo perfecto de lo que le sucederá al tuyo cuando pruebes las fascinantes combinaciones de ingredientes en sus platos. Vas a flipar con su fainá con palta, hinojos en conserva y kale. Y no nos hacemos cargo si perdés la cabeza con esta otra junta del bien: pollo de campo frito en pan de molde + jalea de jalapeños + mayonesa de cilantro. Ahora imaginate esa mise-en-scène con birra y de la mano de tu mejor compañía. ¡Un paisaje inmejorable!
¿Lo mejor? Almacén Comunal tiene un espíritu comunitario y jovial. Desde su cocina, apuestan a grandes alianzas con clásicos como Salvaje Bakery (quien aporta su expertise en pizzas y panes de masa madre) y La Fuerza Vermú (que acerca a esta esquina la frescura de sus bebidas) .Todo aquello que se elabora y ofrece en esta intersección de Guevara y Jorge Newbery, tiene un carácter provocador y desafiante para el paladar. ¡Hasta sus blends cafeteros, que se pueden acompañar con alfajor de maní y dulce de leche! Sin lugar a dudas, tiene un alma rebelde que va de la mano con Chacarita.