PALERMO ZONA VERDE: BARES CON JARDINES GENIALES EN MEDIO DE LA CIUDAD / POR MARÍA PAZ MOLTEDO

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El mágico universo verde de Club Lucero (que se re pone)
 
 

PALERMO ZONA VERDE: BARES CON JARDINES GENIALES EN MEDIO DE LA CIUDAD / POR MARÍA PAZ MOLTEDO.

El verano pide naturaleza. Y afortunadamente en medio de la gran propuesta gastronómica de Palermo, existen algunos oasis ajenos al maravilloso pero a veces intenso caos citadino en los que el verde es casi el protagonista. En estos bares y restaurantes vas a poder encontrarte con plantas adorables, árboles añejos frondosos, enredaderas colgantes y un ecosistema natural que va a hacer que tus noches veraniegas tengan un poco de ese relajo y desconexión que se siente cuando uno está de vacaciones.  
 

1) AVANT GARTEN Y SU JARDÍN CON ESPÍRITU DE CELEBRACIÓN Y SONIDOS DE VANGUARDIA / AV.DEL LIBERTADOR 3883 

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Es el primer biergarten original de Buenos Aires, la arquitectura estuvo a cargo de Ale Delisio del estudio +3 y todas las piezas de comunicación las trabajan desde el departamento de cultura de Avant Garten en conjunto con el diseñador argentino con base en Berlin, Germán Bardo. Se puede ver una clara inspiración en la Escuela de la Bauhaus y se lo puede relacionar como la versión local del mítico Club Der Visionaere de Berlín. Avant Garten se apoya fuertemente en sus dos terrazas para que estas sean las protagonistas de las tardes/noches durante todo el año en los arcos del Rosedal. Un deck de madera con espacios comunitarios de los que podés apropiarte como quieras (tiene distintos niveles y gradas para sentarse, bailar o lo que tengas ganas), plantas por doquier, y sonidos de vanguardia, que son curados por diferentes residentes, haciendo que haya música en vivo de miercoles a domingo. “Es un lugar con espíritu de celebración. Del jardín emergen sonidos de vanguardia internacional y local: pasan más de cien artistas por año” – nos cuenta Agustín Schlesinger, director y co-fundador del proyecto, y además curador de los ciclos musicales de los días Miércoles. Los jueves los sonidos están a cargo de Villa Diamante y su Tropischen Garten, y el resto de los días las residencias van variando con nombres cómo Andrés Zacco, Dfunklub, Agustín Adba y demás artistas de la escena underground local.  Cuentan con doce canillas de cerveza que van rotando, y la carta es espectacular; El hit, la hamburguesa de bife de chorizo de 180 gramos, los fiambres y embutidos alemanes y los quesos Wapi, trabajando siempre con los mejores proveedores del mercado para alcanzar la mayor calidad en todos platos.

2) CLUB LUCERO Y SU JARDÍN SALVAJE / NICARAGUA 6048

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Como buenas cineastas que son Agustina Trincavelli y Luz Orlando Brennan, cuando se encontraron con este viejo club de bochas del que solo quedaba su patio inmenso y el piso de damero, comenzaron a imaginar cómo trabajar lo que el espacio proponía; una amiga les dijo «me siento adentro del Hotel Nacional de La Habana«. Y ese fue el norte que mantuvieron para lograr la estética única de este «gigante» que abrió hace meses y explota todas las noches. «Pensamos el patio como un gran paisaje, algo que contuviera el vacío y pudiera alojarlo, sin ansiedad. Como mirar el mar». Esa quietud de contemplar se siente al tomarte una cerveza artesanal o un trago en el jardín del Lucero. Un espacio gigantesco empapelado de enamoradas del muro, ampelopsis y árboles frondosos, que te regalan aire por donde los mires. El patio estuvo abandonado por quince años, y creció salvaje. Fue Alejandro Cañabate, un amigo paisajista quien ayudó a emprolijarlo sin quitarle la esencia y a sumarle otras especies tropicales: aralias, helechos, monsteras, raphis, arecáceas. Todo este universo está iluminado con tubos de luz tenue verticales parecidas a «cañitas voladoras» que cuelgan de las enredaderas. Sillas de caña, tragos de autor con Diego Luka a la cabeza -no dejes de probar el Maleva (gin Gordon’s, mora, limón y soda)-, tablas de fiambres y quesos de los mejores productores argentinos, sandwiches, hamburguesas, ensaladas, diez canillas de cerveza artesanal (Jarva, 7 Colores y La Zervecería) y una selección de música (con distintos DJ’s cada noche) que remite a vacaciones, son factores que te hacen sentir como si estuvieras de viaje y al mismo tiempo generan esa sensación de pertenencia digna de un club. Abre a las seis de la tarde, justo para ver el atardecer que se cuela entre las enredaderas durante el Happy Hour. A partir de las nueve de la noche, el patio se enciende de gente y es ideal para las almas más festivas.

3) HOME HOTEL Y SU BELLÍSIMO JARDÍN SECRETO (GENIAL PARA BRUNCHEAR O PARA EL HAPPY HOUR A LA TARDE) / HONDURAS 5860

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Un jardín secreto, oculto al fondo del primer hotel boutique de Palermo (premiado en 2017 como el mejor de Latinoamérica), ese que Patricia O’Shea y su marido Tom Rixton pusieron con tanto amor en 2005, cuando no existía el concepto de los hoteles con bares abiertos al público. Pensar que ese parque gigante era una vieja fábrica de muebles es casi inconcebible al ver la cantidad de vegetación que tiene hoy. Entrás como por un «pasaje» mágico, que es el pasillo del hotel, con una mini catarata de agua que te hechiza con su sonido y te invita a conectarte con la naturaleza, sí o sí. Al llegar al bar, el verde invade todos los rincones; sus puertas y paredes vidriadas dan a un jardín arbolado que hasta tiene una parrilla (decorada con un pájaro de acrílico gigante, obra de Luna Paiva). Te sentís en el jardín de tu propia casa; podés apropiarte del espacio que quieras: del deck de madera o de los sillones perdidos en distintos rincones del jardín, desde los que tenés vista directa a una pileta en la que nadan literalmente unos flamencos gigantes diseñados por Moshi. Cuenta la dueña del lugar que hasta trasplantaron un palo borracho de nueve años, que hoy da unas flores rosas de ensueño. «El jardín está diseñado por Chunchuna Villafañe; es un oasis en medio de una ciudad tan loca». Podés ir a la hora del brunch y probar sus huevos benedict o rancheros, su omelette francés, y su desayuno inglés (con salchichas elaboradas por los chefs del lugar, ¡aprobadas por la Asociación de Salchichas de Inglaterra!). Al mediodía podés comer sandwiches, hamburguesas o ensaladas, a la tarde té inglés, y a partir de las 19, cuando el jardín se enciende con los destellos de las lucecitas, es un must sentarse a vivir el happy hour: Caipichofa, Aperol Spritz, Pin Island, Negronis, Pisco Sour, Martinis, vinos por copa de Condeminal (tienen muchísimas etiquetas más) y para comer, platitos deliciosos como los alcauciles asados con huevo poché, la burrata con prosciutto, los langostinos panko con mayonesa de rocoto y lima, el hummus o el paté de campo. 

4) LA MAR Y SU CODICIADO JARDÍN QUE ES TODO UN HIT (GENIAL LA BARRA PARA TOMARSE UNOS BUENOS SOURS) / ARÉVALO 2024

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La cebichería de Gastón Acurio es una fiesta para todos los sentidos: los colores, las texturas y los sabores de sus piqueos limeños, cebiches, tiraditos, makis y niguiris se potencian cuando te sentás a disfrutarlos en su patio majestuoso, donde una barra pintoresca y árboles de más de cien años te envuelven para transportarte a un jardín limeño. En el centro del lugar descansa un árbol tan potente que pareciera ser una réplica del «Árbol de la vida», todo cubierto por enredaderas, altísimo, y condecorado con un espiral de madera. Nada como fusionar esta frescura visual con música latin jazz de fondo y tragos clásicos peruanos diseñados por Julián Díaz: no dejes de probar el Chilcano (a base de pisco y Ginger Ale), el Pisco Sour, el Playa Blanca (sour de maracuyá, cardamomo y ron) o el Chaman Sour (pisco macerado en hojas de coca, jugo de limón, clara, jarabe de goma, Jager y gotas de Amargo Angostura).

5) EL NUEVO ALDO’S Y SU PATIO PERFECTO PARA TOMARSE UN SUPER VINO  (ENTRE OTRAS COSAS) / ARÉVALO 2032

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Justo al lado de La Mar, podés pasarte del Pácifico a la zona tropical que se respira en Aldo’s, con su jardín exhuberante, sus luces de neón, sus macetones con plantas de hojas verdes gigantes y sus detalles rojos que resaltan junto a una palmera de veinte metros de altura, que te lleva al Caribe al instante. La antológica vinoteca de 700 etiquetas creada con esmero y pasión por Aldo Graziani tiene en este lugar su versión más caribeña, con un toque de sofisticación dado por la troupe de metres y mozos que van a atenderte y aconsejarte con elegancia a cada minuto. La barra está a cargo de Pablo Piñata, que prepara unas versiones de gin tonic súper originales como el Merlo Gin Tonic (Gordon’s Gin, mostaza de rábano, pepino y agua tónica) o el Hibiscus Gin Tonic (Gordon’s, syrup de hibiscus, jugo de lima, pepino y soda); y tragos de autor como el Libertador Sour (Pisco, Fond de Cave Malbec, jugo de lima y Aquafaba). Obviamente después de un trago hay que elegir entre una de las tantas etiquetas de vinos secretamente guardados en la cava del fondo, que próximamente se abrirá al público para tener un momento más íntimo, con vistas al jardín con estilo toscano del imponente hotel que parece ser un misterio, porque se construyó junto con los restaurantes de esa manzana pero aún no abrió sus puertas. Ideal acompañar lo que tomes con las entradas del «picoteo»: mollejas con puré de hongos y chips de papines, caracú asado, gazpacho de tomates verdes, provoleta de halloumi, hummus de arvejas y otras deliciosas excentricidades a cargo del gran Maximiliano Matsumoto.

6) LA MALBEQUERÍA Y SU JARDÍN SECRETO (¡QUÉ BIEN MARIDA EL AROMA A JAZMÍN CON UNA BUENA ETIQUETA!) / GURRUCHACHA 1418

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En esta antigua y restaurada casona de Palermo hoy conviven las carnes de «Lo de Jesús» con los vinos de la vinoteca de «La Malbequería». La clásica parrilla tipo bodegón, desde hace un año y medio incorporó un patio con pisos dameros y un jardín casi laberíntico, en el que podés perderte para tomar vinos por copa expendidos por una máquina que parece casi una «rockola» de etiquetas. La vinoteca organiza degustaciones y catas todos los jueves en el jardín de la casona y en muy pocos días (a mediados de febrero) abrirá un wine bar permanente, curado por Juan Argerich. Mientras tanto podés sentir el aroma del jazmín -que de noche se aprecia más todavía-, sentarte en las divinas mesitas rodeadas de álamos, limoneros e higueras, ¡y hasta un estanque! o en el mesón comunitario del jardín, y disfrutar de las entradas del restaurante -desde hongos rellenos y empanaditas de lomo hasta tablas de fiambres- acompañadas de alguna de las 400 etiquetas con las que cuenta la vinoteca. En cuanto abra el wine bar, la carta va a basarse en comida elaborada pero en formato pequeño como cazuelas, tapas y diferentes tablas.
7) BONUS TRACK: HELL’S PIZZA Y SU SEXY GARDEN / HUMBOLDT 1654
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Matías Cabrera tuvo una gran idea: traer la pizza neoyorquina a Palermo y fusionarla con el street art, la música urbana y el hip hop. Es la primera pizzería estilo New York donde podés comer pizza por slide avalada y elaborada por Danilo Ferraz, y acompañarla con vino por copa, cerveza o sidra tirada 1888. Abrió hace menos de dos meses y es todo un fenómeno; Lincoln, Obama y Jackie Kennedy estarían orgullosos si supieran que algunas de las pizzas más pedidas de Hell’s llevan sus nombres. Hay de portobello, cebolla morada y bacon, de búffala y albahaca, de Pepperoni (el de Nueva York posta) y mozzarella, de jalapeños, salsa chipotle y bacon y más. La frutilla del postre es su «Sexy Garden»: un neón rosa te invita a seguir hasta el fondo del lugar para descubrir su jardín vertical de plantas suculentas y su patio con mesones de madera y macetones con plantas de más de dos metros de altura, que le dan ese toque salvaje de naturaleza: «Es el Central Park de Palermo», esboza Matías con una sonrisa.
 
Fotos: gentileza bares mencionados.