El verano no estalla para todos por igual. Para algunos, ahora mismo el verano es sinónimo de océanos de olas suaves o tumultuosas, hamacas paraguayas meciéndose al arrullo de la brisa marina, atardeceres para la foto y con una copa de vino rosado en la mano, pueblitos de pescadores, hoteles all inclusive, piletas, tablas de surf, afterbeachs, amores de un día o furtivos. Para otros que se quedan en Buenos Aires, el verano es postales menos emocionantes, la rutina de todo el año, solo que a 35 grados de temperatura. Pero a través de la comida y la bebida siempre se puede viajar.
«Salimos a buscar restaurantes que puedan transportarnos por un par de horas a otras coordenadas del mundo. Que nos permitan – a través de un sabor, de una especia, de la frescura de una fruta exótica o de un ambiente relajado y veraniego- darnos la ilusión de estar de vacaciones.»
No es lo mismo, pero es algo. Por eso salimos a buscar restaurantes que puedan transportarnos por un par de horas a otras coordenadas del mundo. Que nos permitan – a través de un sabor, de una especia, de la frescura de una fruta exótica o de un ambiente relajado y veraniego- darnos la ilusión de estar de vacaciones. Una fuga con el paladar para los que no se fueron de vacaciones y para los que sí, la posibilidad de saciar con un buen plato esa nostalgia que siempre queda cuando volvés de un lugar increíble.
ESTOS SON LOS OCHO RESTAURANTES DE BUENOS AIRES EN LOS QUE TE VAS A SENTIR DE VACACIONES:
5321 kilómetros, una costa al mar Caribe y una edificación colonial y bien conservada que le valió que la declararan Patrimonio Histórico de la Humanidad. Eso es –más más, más menos- lo que separa a Villa Crespo de Cartagena de Indias. Pero el barrio porteño tiene algo a su favor: alberga a Ilatina, el mejor restaurante colombiano de Buenos Aires y un lugar para volar por un rato a la tierra del bacán, el vallenato y la arepa con huevo. Destacado por The New York Times, el restaurante de los hermanos Macías –Santiago, Camilo y Laura- sólo funciona con reservas y ofrece un menú degustación de siete pasos que cambia por temporada ($700). En el actual, por ejemplo, hay langostinos caramelizados con piña picante e hinojo y un plato típico de la zona caribeña como es el ceviche de Barú con pesca de temporada, mango biche, coco y lychee.
Murillo 725, Villa Crespo. 4857-9095
Desde su apertura, en diciembre de 2012, Crêpas se convirtió en uno de los spots más calientes de la temporada esteña, sobre todo entre el público sub-25. Antes o después de la playa, antes o después del boliche, sus puertas siempre están abiertas (funciona las 24 horas) para quienes se antojan con un crepe, dulce o salado. En un local más grande pero con la misma onda estival y playera, sus dueñas desembarcaron en septiembre de 2014 en Palermo. ¿Se podrá viajar a Punta del Este a través de un crepe? Vuelta y vuelta y estamos en La Barra. Con intentarlo…Los sirven calientes y crocantes en un cono de cartón: todos cuestan $80 y hay de distintos rellenos: desde Nutella o chocotorta, entre los dulces, hasta cordero con cebollas caramelizadas, brie o salmón curado, mango, queso crema y rúcula, entre los salados.
Gurruchaga 1791, Palermo. 4833-3435
El viaje que inspira Blanch, el restaurante de Diego “Tatu” Rizzi, un apasionado de la cocina asiática, requiere algunas millas más. En su cocina están presentes los sabores de Tailandia, Vietnam, la India; el picante, lo agridulce, lo cítrico, la comida para compartir y para ser feliz. Las raciones de verano que hoy están en carta son un pasaporte a cualquiera de estos países y universos culinarios: desde unos nems de pollo con fideos de arroz, akusay, hongos shitake y salsa de tamarindo hasta un omelette thai con verduras chinas y salsa de ostras o una pesca del día estilo asiático con ensalada de pepinos y rabanitos encurtidos. Para rozar aún más la sensación de viaje conviene acomodarse en la flamante terraza, amplia y con una barra de la cual salen tragos en jarra como el Roncito Mint (ron, limón, menta y soda).
Carranza 2181, Palermo. 4771-4440.
Se necesita un poco de imaginación y un trago de raíz Tiki para que la casona de 1920 sobre la calle Maipú (alguna vez un hotel) donde ahora funciona Shout -una de las aperturas más celebradas de 2014- se convierta, como en un pase de magia, en una playa dorada y salvaje de Hawái. Pedile a Sebastián Maggi que te prepare un Canillita, una combinación de ron Bacardi Superior, Cherry Brandy, lima, bitter Angostura y Tropical Spicy Red #1 (un syrup a base de hibisco, esencia de almendras, pimienta de Jamaica y pimienta negra) coronada con una fragante piña ahumada y tal vez termines con una guirnalda de flores alrededor del cuello y bailando el hula alrededor de la barra. ¿Para acompañar? Unos playeros patacones fritos con tomate fresco o un tiradito con ají Mirasol, lima y cilantro.
Maipú 981, Microcentro. 4313-2850.
Si nos detenemos en su nombre, el nuevo restaurante del hotel Fierro remite a Mendoza. Pero algo de su ambientación, con mucha madera al descubierto, y de su propuesta –el chef, Ed Holloway es irlandés, pero comandó durante cinco años la cocina de Butterfly en Bariloche- también linkean con la Patagonia. Sea a cualquiera de estos destinos, lo importante es que UCO nos lleva a un lugar muy lejos de Buenos Aires y su asfalto en ebullición. El jardín con deck es un buen lugar para el brunch, el almuerzo o la cena durante la temporada de verano. Muy recomendables: la entrada de mollejas, hongos portobello y acelgas rellenas (una reversión de los capuns suizos), la paleta de cordero patagónica cocida 16 horas en su jugo y la impecable tarta de manzana estilo francés con helado de canela y crocante. Al mediodía tienen un menú para compartir (Sharing is caring) muy conveniente (seis platos más agua y copa de vino por $400).
Soler 5862, Palermo. 3220-6800.
En los últimos años las playas de Máncora, un pequeño pueblo de pescadores al norte de Perú, se convirtieron en el paraíso de los surfistas latinoamericanos. Olas gigantes, arena blanca, mar cálido y sol eterno. Como en toda la zona costeña de Perú (y de Ecuador), el ceviche, preparado con róbalo o mero fresquísimos y servido con yuca, camote y cancha, está a la orden del día. Para sentir que estás aunque sea mentalmente en el Pacífico, acercate hasta Olaya y pedí algunos de los ceviches en carta: puede ser el clásico o el hijo de Olaya, que es más picantón (viene con rocoto), y además está acompañado con aros de calamar crocante. Al mediodía hay menú súper gasolero por $129 (entrada, principal y bebida sin alcohol).
Humboldt 1550, Palermo. 4843-1751
Colores festivos en sillas y paredes, caipirinhas y cerveza para el happy hour, bossa nova, empadinhas de camarão, coxinhas, feijoada. Boteco do Brasil puede ser un buen remedio anti-saudade si te quedaste veraneando en Buenos Aires. Y si querés bailar, también: todos los domingos, a partir de las 17, hay clases de samba (solo tenés que pagar $50 de consumición) y de forró, un baile típico del Nordeste que se baila en pareja (una especie de tango, pero subido de tono).
Honduras 5774, Palermo. 3979-2970
Bonus track:
“Es un lugar para venir en pareja, sin chicos, comer platos de distintas partes del mundo y saber de antemano lo que vas a pagar, como en un All inclusive”, dice Andrea Guglielmini, una de las dueñas de Le Point, un pequeño (25 cubiertos) y simpático restaurante sobre el pasaje Soria que abrió hace poco más de un año. En el menú puede haber tequeños venezolanos (bastones de queso de cabra y queso azul envueltos en una masa hojaldrada), causas limeñas, shots de zanahoria con jengibre y coco y la torta 3 leches –muy recomendable- un postre cuya autoría se disputan varios países latinoamericanos y que se prepara con leche condensada, crema de leche y leche. El precio del menú 7 pasos es $350 (en febrero hay 30% de descuento).
Soria 5172, Palermo. 6119-8522.
TODAS LAS FOTOS SALVO SHOUT (CRÉDITOS PAULA ELEOD) SON GENTILEZA DE LOS LOCALES MENCIONADOS.